Perderlo por no querer pagar el precio

Hay muchas veces que me siento en soledad a quejarme de algo que pasa a mi alrededor. La gran mayoría de veces me quejo de cosas que yo mismo podría cambiar —si tan solo quisiera pagar el precio.

Mi lógica de pensamiento va a algo así. Hay algo que sucede que no me gusta. Lo evalúo y decido que esto no debiera ser así y que el mundo de alguna manera está siendo injusto conmigo. Una voz dentro de mi insistentemente repite que “este problema no me debiera pasar a mí.” Me siento indefenso y empiezo a buscar una salida, un escape. Si esto va a ser así de difícil, pues mejor lo dejo. No quiero nada que ver con esto.

Ahora que lo escribo me doy cuenta de lo ridículo que suena. No tiene ningún sentido y si le hubiera hecho caso a este dialogo interno no hubiera logrado ni un cuarto de las cosas que he logrado en mi vida. Lo que sí es cierto es que ese dialogo es real y me genera muchísima incomodidad y ansiedad. Me resta motivación y hace que las cosas sean mucho más difíciles de lo que en realidad son.

Creo que el antídoto perfecto para contrarrestar esta manera tan precaria de pensar empieza con recordar que nadie me debe nada. Que si quiero que un problema que está enfrente de mi desaparezca soy yo el que debe hacer el trabajo de desvanecerlo. Nadie lo tiene que hacer por mí. Si quiero la recompensa y poderla disfrutar plenamente tengo que estar dispuesto a pagar el precio que vale. Me tengo que adueñar de mi vida.

¡Claro! Ahora lo veo con tanta claridad. Cada vez que me empiezo a quejar y me dan ganas de dejar de luchar por algo es porque no estoy dispuesto a pagar el precio de lo que cuesta. No es que el mundo esté siendo injusto conmigo. Nadie me deba nada.

Viéndolo así tengo dos opciones, pagar el precio necesario y obtener lo que quiero o ser sincero conmigo mismo y reconocer que me perderé de lo que quiero por no querer pagar el precio.

Manejo de personal: tres tipos de estrellas en la empresa

En el mundo empresarial muchas personas buscan el protagonismo para así avanzar sus carreras. Tener toda la atención y llevarse los aplausos es la recompensa más codiciada. El aporte de estas personas es muy significativo ya que la determinación por obtener reconocimiento sin duda alguna ha producido grandes logros en empresas de todo tipo.

Al mismo tiempo hay otras personas cuyo motor interno utiliza otro tipo de combustible. Estas son personas que huyen del escenario y prefieren pasar desapercibidas. Su deseo de servir desde la obscuridad y su capacidad de construir valor es imprescindible. Sin estos héroes anónimos las empresas más reconocidas no serían lo que son.

Finalmente tenemos a aquellos cuyo llamado es ayudar a los demás a ser protagonistas o héroes anónimos. Estas son las personas cuyo corazón despierta al ver a los demás lograr todo aquello que se proponen. Son los faros guardianes que guían a sus compañeros de trabajo y son elementales para poder crecer las capacidades internas de una empresa.

Honestamente creo que ninguno de los tipos de estrella que he mencionado sea mejor que el otro. Sin duda alguna me identifico más con un tipo que con los otros dos pero eso solo es una preferencia personal. Al final del día, la fortaleza de un equipo está en su diversidad y la diversidad empieza con él motivador único que nos mueve a cada uno de nosotros.

Porque yo lo digo

Porque yo lo digo

No se preocupen. No me refiero a la expresión favorita que usan muchos padres de familia cuando la paciencia es corta y la comodidad es mucha. Me refiero a la expresión interna de convicción que cada uno de nosotros puede utilizar para hacer que las cosas sucedan.

Conforme nos vamos dando cuenta que nuestra voluntad es mucho más fuerte de lo que creemos vamos descubriendo que nuestra capacidad de influenciar el mundo a nuestro alrededor es mayor. Con el tiempo desarrollamos la fortaleza de nuestro carácter y muestra capacidad de actuar ante cualquier adversidad.

“Porque yo lo digo” es algo que con la práctica se puede convertir en un mantra personal que prácticamente nos garantiza que lo que nos estamos proponiendo lograr va a suceder. No hay sensación más gratificante que saber que algo que nos estamos proponiendo, gracias a nuestra constancia y dedicación, eventualmente se hará realidad.

A quien más le mentimos es a nosotros mismos. Es hora de romper con ese destructivo hábito y de que volvamos creer en nosotros mismos. Tenemos que recuperar la honorabilidad de sostener nuestra palabra interna.

Empecemos con pequeños compromisos que cumpliremos llueva, truene o relampaguee. Poco a poco recuperaremos la confianza en nosotros mismos y muy pronto sabremos que cuando nos preguntemos ¿por qué sucederá esto? la respuesta siempre será “porque yo lo digo.”

Deja fluir tu energía emocional

El cuerpo humano es una máquina orgánica. Necesitamos energía en forma de comida para subsistir. Si no comemos no tenemos ni fuerzas ni energía. Pero somos más complejos que un simple “robot” orgánico. Somos seres emocionales.

Ya sea que le queramos llamar alma, espíritu o estado de ánimo, hay un componente adicional al cuerpo que determina la cantidad de energía que tenemos en cualquier momento. Voy a tomar prestado un ejemplo de Michael A. Singer, autor de “The Untethered Soul”, para ilustrar el punto.

Imagina que tienes 23 años y que tu novia te acaba de dejar. Te ha dicho que la relación ha terminado y que ha encontrado a alguien más. Empiezan a pasar los días y encuentras muy difícil salir de tu casa. De hecho, con el paso de los días no tienes energía ni para salir de la cama. Las cortinas siempre están abajo y la luz escasamente entra a tu habitación. Por momentos, al ver cajas de pizza vacías a tu alrededor, recuerdas que tienes hambre pero no tienes fuerzas para comer. Así pasan un par de semanas. Tus amigos se empiezan a preocupar por ti y te invitan a salir. Tampoco tienes la energía necesaria para acompañarlos. No tienes fuerzas para hacer nada.

Pero de repente recibes una llamada de tu exnovia que te dice “Me he dado cuenta que he cometido un grave error. Nunca debí haber terminado contigo. ¡Soy una tonta! Espero que me puedas perdonar. Me gustaría verte en una hora”.

¿Cuánto tiempo te lleva saltar de la cama, darte una ducha y ordenar tu apartamento? Sientes el corazón latir a mil por hora y tienes toda la energía del mundo concentrada en tu ser. Llega tu novia y todo se arregla. Deciden salir de fiesta hasta el amanecer. Son las 7:00 de la mañana del día siguiente y sientes que podrías seguir sin dormir otros 3 días seguidos.

¿Qué fue lo que pasó? Simplemente decidiste dejar de obstruir el flujo de la energía emocional que todos tenemos adentro. La energía emocional es constante e infinita y no necesitamos crearla. Siempre está a nuestra disposición. Todo lo que debemos hacer es no bloquearle y dejarla fluir.

El arte de pasarla bien a la Mark Rober

Todavía no he conocido a alguien que no la quiera pasar bien en lo que sea que está haciendo. Ya sea en el trabajo, con la familia, con los amigos, estudiando o de descanso, todos la queremos pasar bien.

Un claro ejemplo de esto es el YouTuber Mark Rober. Ex ingeniero y científico de la NASA, Mark ahora se dedica a pasársela muy, muy bien enseñándole ciencia e ingeniería a millones de personas haciendo vídeos en los cuales muchas veces involucra a sus pequeños sobrinos.

Los dos vídeos de Mark que acabo de ver con mi hijo definen el estándar de lo que es el arte de pasarla bien. Definitivamente Mark hizo bien en dejar la NASA y dedicarse a producir estos vídeos. Es obvio que su personalidad y carisma van más con los vídeos que con estar sentado en un cubículo en la NASA. Simplemente no me lo puedo imaginar trabajando allá.

Una imagen habla más fuerte que mil palabras, dicen por ahí. Mejor les comparto los dos vídeos abajo para que se inspiren a practicar el arte de pasarla bien en lo que sea que están haciendo. ¡A disfrutar haciendo lo que hacemos se ha dicho!

La mejor manera de motivarse

No hay nada como sentir que nos quedamos sin tiempo para motivarnos. Cuando el reloj está constantemente descontando preciados segundos y se acerca el final del tiempo disponible para hacer algo, entonces nos moveremos.

Hay dos tipos de motivación, la motivación hacia algo y la motivación para alejarnos de algo. La primera se construye sobre el deseo de querer completar algo que es importante para nosotros mientras que la segunda lo único que quiere es evitar que algo malo pase, no importa cómo.

La motivación hacia algo sin duda alguna se siente mucho mejor que la motivación lejos de. Es mucho más agradable querer materializar una visión del futuro que tenemos que estar todo el tiempo tratando de controlar todo para que algo malo no vaya a pasar.

Sea como sea, ambos tipos de motivación se hiper-activan una vez entramos en una carrera contra reloj. Si estamos motivados hacia construir algo que queremos, sin duda alguna querremos terminarlo lo antes posible. Sí estamos motivados porque tenemos miedo de que el tiempo se nos acabe y habrán consecuencias cuando el reloj marque cero, también nos moveremos más rápido.

Si tenemos la opción de escoger recomiendo que siempre tratemos de motivarnos a construir algo, es más saludable. Pero no debemos olvidar que el miedo, aunque no se siente tan bien, es un gran motivador y siempre está a nuestra disposición cuando lo necesitamos.

No importa que tipo de motivación decidamos utilizar en cualquier momento, el secreto para subirle el volumen a 10 está en prender el cronómetro e iniciar la cuenta regresiva.

El trabajo importante está adentro, no afuera

He estado pensando mucho en cuál es el factor decisivo que determina que tanto podemos lograr en la vida. Para buscar una respuesta honesta he estado reflexionando sobre mi propio trayecto de vida y esto es lo que he encontrado hasta el momento.

Por alguna razón el mundo físico (externo) nos parece bastante más real que el mundo mental (interno). Por ejemplo, creemos que una reja puede hacer un mejor trabajo de limitarnos que el miedo. Nada podría estar más lejos de la verdad. Solo imaginate estar parado en un avión con la puerta totalmente abierta frente a ti. ¿Qué tan fácil te resulta saltar?

Ahora, a la parte personal del asunto. Como algunos de ustedes sabrán, nací sin el antebrazo derecho (mundo externo). Afortunadamente todas mis facultades mentales y emocionales (mundo interno) parecieran estar más o menos dentro de los parámetros de lo que se puede considerar normal —al menos eso me gusta creer :-).

Lo interesante es que a pesar que mi “limitante” principal pareciera ser física (externa) todavía no me he topado con algo que no haya podido hacer por no tener el antebrazo. He jugado baseball a nivel de selección nacional, toqué guitarra en un grupo de rock con el que grabamos 3 discos, estuve en los equipos de basket ball, volleyball y baseball del colegio, puedo manejar carros mecánicos y hasta cambio los garrafones de agua en la casa.

Aún así, no todo es color de rosa ya hay muchas cosas que aún no he podido hacer. Y cada una de ellas se debe a algún miedo o creencia limitante dentro de mí (mundo interno). Hay conversaciones difíciles que no puedo tener o decisiones que postergo porque no quiero enfrentar las consecuencias si algo llegará a salir mal. Veo pasar oportunidades que podría aprovechar pero no tengo el valor de perseguir. En fin, todas las cosas que quiero lograr y aún no he podido alcanzar es porque algo dentro de mí me está limitando. Es evidente que lo que puedo o no lograr tiene más que ver con mi capacidad de manejar mi mundo interno que mi mundo externo. Mi experiencia y recomendación es que el trabajo que hay que hacer está adentro de nosotros, no afuera.

Espero que esta reflexión le ayude a más de alguien y quiero que sea una invitación para pensar un poco más en qué es lo que realmente está limitando la vida de cada uno de ustedes.

La metodología MAC para obtener todo lo que quieres

Motivación

Aprendizaje

Crecimiento

Todo empieza con motivación, esa liberación de energía interna que nos permite hacer cualquier cosa que nos propongamos.

Una vez motivados, el siguiente paso es dirigir nuestra energía hacia aprender lo que mas necesitamos aprender. Con suficiente energía y dedicación podemos aprender cualquier cosa.

La suma de motivación y aprendizaje nos permite crecer y escalar la montaña que nos lleva a convertirnos en las personas que debemos ser para obtener todo aquello que queremos en nuestras vidas.

Motivación

Aprendizaje

Crecimiento

Rendirse no es una opción

Es el medio tiempo del Super Bowl LV y todo parece apuntar a que Tampa Bay va a ganar el juego. Kansas City se ve vulnerable por las lesiones en su línea ofensiva y su estado anímico está mal. Han cometido muchos errores mentales que han terminando en penalidades que han beneficiado a Tampa Bay.

Mientras escribo esto los Chiefs tienen 15 minutos para reagruparse y recordar que rendirse no es una opción. Si aún quieren ganar no se pueden sabotear, a nivel subconsciente, a ellos mismos. No pueden creer en la narrativa que dice que no pueden ganar sin sus jugadores lesionados. No pueden dejar que su frustración los siga llevando a tomar decisiones que perjudican a su equipo. No pueden creer que no le pueden ganar a un equipo con la leyenda de Tom Brady al frente.

Si logran hacer esto aún existe una pequeña posibilidad de que puedan ganar. Lo que no pueden hacer es rendirse porque si deciden hacer eso este juego ya se acabó.

A veces gana y a veces se pierde pero cuando se pierde siempre se puede perder con dignidad y esto significa no tomar el camino más fácil. Para siempre tener la cabeza en alto, independientemente del resultado final, hay que decidir que rendirse no es una opción.

Nunca a la primera vez

Nunca a la primera vez

Ni el bebé que intenta caminar por primera vez ni el emprendedor que está soñando con su producto inicial van lograr su objetivo en el primer intento pero, al igual que el bebé sin duda alguna algún día caminará, el emprendedor también un día tendrá la experiencia necesaria para construir una empresa exitosa.

Desafortunadamente la mayoría de personas olvidan sus primeras experiencia en la vida y cuando llegan a ser adultas aprender algo nuevo es lo último que quieren hacer. Aprender no es más que un proceso iterativo de fallar y corregir así que por definición, la primera ves que se hace algo nuevo, lo más probable es que no se podrá hacer bien. Y esto no es nada malo. Después de todo, casi nada sale bien la primera vez. Solo es cuestión de volverlo intentar.