No hay nada de que temer

La mala noticia: Has brincado de un avión sin paracaídas.

La buena noticia: No hay suelo abajo con el que vas a chocar.

Así es la experiencia de vivir. Pasa esto, pasa aquello. Surgen problemas y luego se resuelven. Se pierden cosas y también se pierden personas. Ganamos algunos juegos y perdemos otros. A veces reímos al igual que a veces lloramos. Sin duda alguna, estar vivo a veces se siente como brincar de un avión sin paracaídas.

Lo bueno es que todos esos miedos y ansiedades que vienen de estar en caída libre no están fundamentados. ¿Por qué? Porque no hay un piso abajo con el cual chocar. Las cosas nunca terminan tan mal como creemos. En realidad, no hay nada de que temer.

El camino del emprendedor

Son muchos los senderos por los que un emprendedor debe caminar. Cada uno de ellos es peligroso y está repleto de un sinfín de obstáculos y trampas que no se pueden pronosticar. No queda más que hacer que aprender a corregir el rumbo sombre la marcha.

Cada vuelta y cada trampa es una prueba de carácter para el emprendedor. Están ahí por una razón, principalmente para separar a los emprendedores que realmente quieren llegar de aquellos que no. Los que realmente quieren llegar no bajaran la cabeza, no perderán el ánimo y encontrarán cómo resolver. Los que no, acá es en dónde salen del juego.

No hay camino sin aprendizajes. En cada dificultad hay un regalo que el emprendedor debe aprender a desempaquetar. Cuando el emprendedor logra descifrar cómo resolver la dificultad, el regalo aparece frente a él. Ha aprendido a resolver esta situación en particular.

Para llegar al fin del camino es necesario encontrar cada uno de los regalos que están escondidos por el tortuoso camino. Y para abrir cada regalo es necesario poder resolver el problema que esconde el regalo en su interior. Y para poder resolver el problema es necesario primero, creer que el problema se puede resolver y segundo, que uno es la persona indicada par resolverlo.

El camino del emprendedor es un juego nefasto que pone a prueba a cualquiera. También, la recompensa al final del camino es el más dulce néctar que un ser humano jamás ha probado. En los momentos difíciles el emprendedor debe recordar porque empezó a caminar en primer lugar y enfocarse en resolver el problema que tiene enfrente. Si repite este ciclo una y otra vez, el néctar eventualmente será suyo.

Aprender a soltar el pasado

Cuenta una historia ancestral de dos monjes Budistas que caminaban por el campo en un largo viaje. Ambos monjes compartían una firme creencia, aprendida directo de el seno de su milenaria cultura, que no les permitía, bajo ninguna circunstancia, tocar a una mujer.

Y así, el viaje se desarrollaba sin novedad alguna hasta que nuestros monjes llegaron a la orilla de un río en donde una desesperada mujer buscaba como hacer para cruzar hasta el otro lado sin mojarse.

Después de un largo momento de reflexión, un monje decidió tomar a la mujer en sus brazos y colocarla sobre su hombro. En cuestión de lo que no pudo haber sido más de cinco minutos los tres habían cruzado el río, ella sin mojarse. El monje bajó a la mujer, quien le agradeció efusivamente, y luego los dos monjes siguieron con su camino.

Al final de la tarde, unos veinte kilómetros más allá del río, finalmente uno de los monjes rompió el silencio de horas y le dijo a su compañero,

— “Aun no puedo creer que hayas cargado a esa mujer.”

— “Y yo no puedo creer que tú la sigas cargando tantos kilómetros después”, respondió el otro.

Y así es. Muchas veces el no poder dejar ir el pasado es mucho peor que lo que en realidad ocurrió. Aprender a dejar ir es una de las habilidades más importantes que se pueden aprender.

Si quieren aprender más sobre este tema los invito a escuchar este episodio de mi podcast Conceptos en dónde profundizamos sobre cómo dejar ir cosas materiales, relaciones y emociones con mi gran amigo Manuel “Flow” Cordón.

El momento es ahora

No el año que viene. Tampoco mañana. Mucho menos “algún día”. Ahora.

Es en este preciso momento que tienes el poder de decidir, el poder del compromiso. Tal vez no vas a lograr lo que quieres ahora pero si puedes cambiar la dirección de tu vida en este instante. Todo lo que tienes que hacer es decidir, comprometerte.

¿Decidir qué? Cómo quieres que sean las cosas. Si quieres cambiar, primero tienes que definir hacia dónde quieres marchar. Si no tienes esto claro, no hay camino en esta tierra que te pueda llevar hacia allá. Ya sabes en dónde estás hoy (a menos que no tengas la honestidad interior de reconocerlo) pero aún no tienes claro a dónde quieres ir. Y esa es parte del problema. La parte del problema que puedes resolver ya.

Tómate un tiempo ahora para hacer un compromiso contigo mismo. Un compromiso de cambiar. Un compromiso inquebrantable. Toma la decisión de no tolerar mas las cosas como son. Decide nunca más volverte a dar por vencido ante el miedo que por siempre te ha logrado paralizar.

Siéntate a pensar en que tipo de futuro quieres para tu vida. Visualiza, de la manera más clara que puedas, como quieres que sea todo a tu alrededor. Cuando tengas una visión clara, que te mueva desde lo más profundo de tu ser, ha llegado el momento de hacer tu plan y construir. Pero por ahora, en este preciso momento, todo lo que tienes que hacer es decidir y comprometerte a cambiar. Nada más.

La satisfacción de perder bien

Cuando se participa en un juego finito, un juego en donde al final alguien gana y alguien pierde, obviamente se corre el riesgo de perder. Pero no todas las derrotas son creadas igual y hay algunas que son mejores que otras.

Hay veces que se pierde porque uno se da por vencido antes de que el juego termine. Hay otras veces que se pierde por que simplemente no se jugó con corazón y se dejó ir la oportunidad. También se puede perder por descuido o cometer errores no forzados. Nada de eso pasó hoy. Hoy perdimos porque el otro equipo ejecutó mejor que nosotros en un momento crucial. Y eso está bien.

Enfrentarse a una rival que en papel es más fuerte que uno es motivante. Si uno tiene la actitud correcta este tipo de enfrentamientos sacan lo mejor que uno tiene para dar. Al final del día, independientemente del resultado, uno crece, mejora e identifica los limites de su habilidad.

Hoy aprendimos mucho y podemos estar muy satisfechos con lo que hicimos. Sí, el resultado final que buscamos no se dio pero peleamos y dimos todo lo que teníamos hasta el final. Aunque la pizarra al final mostraba 1–0 en nuestra contra podemos estar satisfechos de cómo fue que perdimos hoy.

Motivación y aprendizaje

Van de la mano. Aprendizaje es lo que sucede cuando la persona tratando de adquirir nuevos conocimientos logra comprender. Para que una persona logré aprender debe estar motivada. El aprendizaje es un proceso interno que no se puede lograr por medio de la obligación. El aprendiz debe querer aprender.

Aprender no es lo mismo que tener éxito dentro del sistema educativo. Aprender va más allá de simplemente recitar, sin un entendimiento claro, el contenido de un libro, video o lección. Lograr cumplir con un estándar de acreditación (ganar un examen u obtener un título) se puede lograr sin aprender. Para lograr esto no se necesita motivación.

Esto no es cierto para el verdadero aprendizaje. El verdadero aprendizaje requiere de pasión y curiosidad. Necesita que haya motivación y un fuerte deseo de comprender lo que se está estudiando. El aprendizaje es incómodo y exige cambiar la forma en que se piensa y en que se ve el mundo. Esto es muy difícil y si la motivación no compensa la dificultad, el aprendizaje no será muy efectivo.

Esto no quiere decir que aprender no sea divertido. De hecho, al hacerse de la manera correcta, aprender es una de las actividades que más disfrutan los seres humanos. Ojo, que algo pueda ser divertido y que se pueda disfrutar no quiere decir que por momentos no sea difícil y frustrante. Al contrario, es justamente la dificultad y la frustración lo que lo hace divertido. Y donde hay dificultad y frustración se requiere de un poco de motivación para perseverar.

Aprender no puede ser impuesto. Deba nacer desde adentro y todo lo que nace desde adentro necesita motivación para crecer. La motivación y el aprendizaje van de la mano.

La chispa en los ojos

Hay ciertos momentos en la vida de cada persona cuando sus ojos brillan un poco más brillante de lo normal. Estos momentos son diferentes para cada quién y están vinculados a la pasión que se encuentra dentro de cada uno.

Hay algunas personas que dicen que es posible experimentar este tipo de conexión universal (esos momentos cuando los ojos brillan un poco más fuerte) en cualquier momento rutinario de la vida. No soy nadie para decir que eso no sea cierto pero sí sé que hay ciertas cosas que despiertan el corazón de cada quien en una manera muy especial.

Y es a hacer este tipo de cosas a lo que se debe dedicar la vida. Es ahí en donde se debe invertir el tiempo y la energía de una persona que quiere vivir apasionadamente su propósito de existir. Lo irónico de la situación es que aunque vivir así es tan especial es muy raro encontrar a una persona que encuentra y sigue su pasión.

Algunas personas nunca encuentran su pasión por seguir el camino de la comodidad y ni siquiera empezar a buscar. Otras, luego de encontrarla no la siguen por miedo a perder la vida que ya tenían antes de encontrar su verdadera pasión. Sea cual sea el caso, el resultado siempre es igual: una vida vacía que resulta difícil diferenciar de una vida que ya se extinguió.

No desperdicies la vida. Encuentra y atrapa la chispa en tus ojos. Deja que tus ojos brillen un poco más fuerte y que tu corazón palpite un poco más rápido. Tu alma te lo agradecerá.

El sueño que no te deja dormir

Muy de vez en cuando, una vez cada nunca, te topas con un sueño. Un sueño que no te deja dormir.

Después de años de aparente inactividad, tu corazón despierta. Y la piedra se convierte en tizón.

Un fuego despierta en lo más profundo de tu ser, y el gris cambia por el color. Ya no tienes ganas de dormir.

No importa a donde voltees a ver, ahí estará, persiguiéndote sin piedad. No tiene sentido tratar de uir.

Sin haberte dado cuenta te has convertido en la presa, la presa de un sueño que no te deja dormir.

Deja ya de resistirte, es imposible escapar. No hay marcha hacia atrás. No volverás a dormir hasta que tu sueño sea realidad.

Puede ser que todo esto suene cansado y que no te quieras entregar. Pero este es un momento como pocos otros que podrás vivir. No es el momento de poner resistencia.

Si tu sueño no te deja dormir, es importante para ti. Si tu sueño no te deja dormir, no lo dejes escapar.

Si tu sueño no te deja dormir, entrégate, y hazlo de rodillas. Si tu sueño no te deja dormir, quiere decir que has encontrado algo especial.

Si quieres que tu vida sea algo fenomenal, no dejes escapar ese sueño que no te deja dormir.

Inventario de experiencias

Al final de nuestras vidas, en ese momento en donde no hay marcha atrás, lo único que nos podrá reconfortar será la calidad de vida que hayamos tenido. No haya nada más.

Hay algo que yo le llamo inventario de experiencias. Es el conjunto de memorias y recuerdos que voy recopilando a lo largo de mi vida. ¿Qué determina la calidad de mi inventario? Pues las acciones que tomo en cada momento, claro.

Para mí es importante frecuentemente recordar que algún día voy a morir. Realmente espero que no vaya a ser pronto pero eso no significa que no lo tenga presente. ¿Por qué? Porque recordar esto y saber que cuando ese momento llegue lo único que tendré será mi inventario de experiencias me hace una mejor persona hoy.

Sé que de alguna manera la experiencia que tenga en esa despedida, ese momento final, será importante. No sé que pase después —y tampoco me importa mucho— pero poder experimentar ese momento sin remordimiento alguno es vital para mi.

“El verdadero infierno”, me dijo una vez un buen amigo, “es cuando el yo que pude haber sido se encuentra al yo que soy en el lecho de muerte”. La verdad que esa idea del infierno no me llama mucho la atención. Prefiero seguir trabajando en un buen inventario de experiencias.

La fortaleza está en las relaciones

Conozco personas fenomenalmente capaces, seres humanos realmente excepcionales. Todos han logrado grandes cosas en sus vidas. Ninguno lo ha hecho sólo.

De todas las cualidades que se podrían listar como elementales para poder alcanzar el éxito, la capacidad de identificar, desarrollar y mantener relaciones debiera ser siempre la número 1. Es la interacción entre las personas lo que logra hacer la mayor diferencia.

Creo que todas las personas buscamos pertenecer a algo más grande que nosotros mismos. Y este es el motor que nos lleva a buscar a otros con sueños y anhelos similares a los nuestros. Tener la oportunidad de trabajar con personas que comparten nuestra visión es de lo más gratificante que podemos tener y al mismo tiempo crea ambientes de alta productividad y energía que son tierra fértil para grandes resultados.

La fortaleza de una persona inevitablemente viene de las relaciones que cultiva. Ninguno de nosotros puede hacerlo todo solo. Siempre habrán momentos en los que necesitaremos de alguien más. Siempre habrá alguna habilidad que no se nos dé. Siempre habrá alguien que nos complemente a la perfección. Siempre habrá alguien que nos dé ánimo cuando no podamos más. La fortaleza está en las relaciones.