Creer en algo y no vivirlo es deshonesto

“Creer en algo y no vivirlo es deshonesto.” Esta cita de una de mis personas favoritas en toda la historia, Mohandas Gandhi, hoy resuena conmigo más que nunca. Tomo un profundo respiro, veo a mí al rededor y también veo adentro de mi mismo. Se hace obvio que hay mucho trabajo que hacer en el área de honestidad en cuanto a nuestras creencias se refiere.

¿Cómo sería el mundo en que vivimos si todos viviéramos un poco más lo que creemos? Sin duda alguna estaríamos bastante mejor. Mi percepción es que la mayoría de los problemas que hoy tenemos como sociedad no vienen de las creencias que tenemos. Creo que el problema viene de que las personas no hemos desarrollado la integridad necesaria para vivir aquello en lo que creemos.

Claro, nunca antes en la historia han habido debates tan intensos entre las distintas ideologías y creencias que distintas personas empujan, especialmente en redes sociales. Pero esta diversidad de creencias usualmente no es el problema. Creo que muchos de estos problemas que se dan por diversidad de ideología se podrían eliminar con un poco más de tolerancia.

El verdadero problema está en que son muy pocas las personas que toman sus creencias y las viven a flor de piel en el mundo real. No estoy hablando de publicar fotos, posts o tweets en línea. Eso cualquiera lo puede hacer y para mí no cuenta como “mundo real”. El verdadero reto es salir y luchar contra la incomodidad de sostener nuestras creencias ante la adversidad. En defender aquello en lo que creemos incluso cuando sabemos que vamos a perder algo por hacerlo. En estar dispuestos a afrontar valientemente cualquier consecuencia que defender nuestras creencias pudiera traer. En creer en algo y vivirlo en cada momento para no ser deshonestos.

“What if..” y el poder de las decisiones

Ha llegado el momento de admitirlo. Ya veo series de televisión de manera regular. La verdad lo estoy disfrutando bastante y creo que al menos las series de Disney/Marvel que estoy viendo están bien escritas y dejan algo en que pensar. Tanto así que ya antes me he visto motivado a escribir sobre algo de lo que me han enseñado.

Bueno, pues ayer en la noche vimos con mi familia el primer episodio de “What if…” y los tres quedamos muy contentos con lo que vimos. Y claro, yo me quedé pensando toda la noche en toda esta idea de los multiversos que está tomando protagonismo central en esta nueva era de producciones de Marvel.

Es increíble ver como TODA la historia de este primer episodio cobra vida debido a que alguien toma una decisión diferente a la que todos sabemos que tomó en la historia (universo) original. Osea, hay una única decisión, una elección diferente, que ocasiona una nueva serie de eventos y prácticamente genera un nuevo universo en donde cualquier cosa es posible —tal cual ocurre en la vida real.

Imagina un padre de familia que decide no tomar de más en la fiesta en que está con sus amigos y en lugar de morir esa noche en su camino a casa puede regresar con vida a desearle buenas noches a su hija de tres años. 22 años después aún está a su lado para acompañarla en el día de su boda. Eventualmente llega a ser un gran abuelo.

O imagina este joven con una vida muy difícil en casa (ambos padres son drogadictos), un futuro muy obscuro por delante y un vecindario muy peligroso como el único lugar en el cual se puede refugiar. Y aún así, con mucho valor, decide decir “no” cuando sus únicos amigos y la necesidad de dinero lo presionan a vender drogas. Gracias a esta única decisión no es arrestado esa noche y poco a poco empieza a ganar confianza en sí mismo. Con esfuerzo logra terminar la secundaria y con un poco de ayuda logra llegar a la universidad. 15 años después es un exitoso emprendedor y un cariñoso padre de 3 maravillosos hijos.

La verdad que si uno se detiene a pensar un poco, esta idea del multiverso de Marvel no es tan de ciencia ficción. Es como realmente funciona el mundo. Hoy, cada uno de nosotros, en este preciso instante tiene millones de posibles futuros (o universos) a su disposición. Las decisiones que tomemos en este momento son las llaves de las distintas puertas que abrirán los universos en que viviremos más adelante. Es vital que hoy tomemos las decisiones adecuadas para mañana poder vivir en el universo en el que realmente queremos pasar el resto de nuestros días. “What if…”

¿La inercia de seguir igual o cambiar el mundo?

No hay peor enemigo que la comodidad. Esa fuerza invisible que que a veces nos encadena y nos inmoviliza frente al televisor. Bueno, no siempre es frente al televisor. A veces nos inmoviliza frente a un cliente que nos pide un descuento o frente a un jefe que nos da miedo. Sí, no actuar por miedo también es paralizarse en nombre de la comodidad. Después de todo, evitar el miedo es más cómodo que enfrentarlo.

Hacer un cambio siempre requiere de energía. Y gastar energía es incómodo. Por eso es que a las personas y a las cosas les gusta permanecer igual. Y por seguir igual también me refiero a seguir el placentero camino de la entropía y descomponerse con el tiempo. Hay que reconocerlo, seguir igual es el camino de menor resistencia, siempre.

Pero el espíritu humano es fuerte y la inercia de querer seguir igual nunca lo podrá doblegar. Aunque el camino de la comodidad sea tentador hacer un cambio positivo en el mundo es mucho más atractivo. Aunque el miedo sea intenso todos pueden encontrar el valor y el coraje necesarios para cambiar aquello que más les importa.

La historia del mundo es irrefutable. El cambio es más fuerte que la inercia de seguir igual. Hoy ya no drenamos la sangre de los pacientes para curarlos y la mayoría de nosotros ya no se transporta en caballo. En la mayoría de lugares la esclavitud es ilegal y la calidad de vida promedio ha incrementado exponencialmente desde que tenemos historia registrada. Ya no usamos el truque y muchas de las transacciones financieras son electrónicas. Sin duda alguna el mundo ha cambiado, para bien.

Todas estas mejoras no fueron gratuitas. Las maravillas que hoy tenemos en el mundo moderno existen porque alguien escogió el camino del cambio en lugar de la inercia de seguir igual. Al mismo tiempo, nuestro mundo actual no es perfecto y hay muchos cambios aún por hacer. Que vamos a escoger, ¿la inercia de seguir igual o seguir cambiando el mundo?

Mañana, la excusa perfecta

Mañana es el cementerio a donde los sueños de tantas personas van a morir. Mañana es la excusa perfecta para no hacer lo que sé debiera hacer hoy. Mañana es la mentira favorita de todos aquellos que se engañan diciendo una y otra vez, “hoy sí voy a cambiar”.

Sí, mañana es la excusa perfecta. Es muy fácil racionalizar no actuar y “esperar” a que llegue el momento correcto. Los efectos siempre parecen no ser graves. “No pasa nada, mañana lo puedo hacer”, son las palabras más reconfortantes tras las que se escudan las personas que tarde o temprano tendrán que aceptar que el tiempo se les acabó cuando la muerte repentinamente llegue a tocar a su puerta.

Tener una buena excusa no es razón para no hacer lo correcto. Que sea posible racionalizar intercambiar un sueño por un poco de comodidad temporal no hace que el intercambio deje de ser un muy mal negocio. Que sea posible hacer algo mañana en lugar de hacerlo hoy y sentirse bien al respecto no quiere decir que se esté actuando noblemente. Es un acto de cobardía.

Mañana puede ser la excusa perfecta pero el momento perfecto para actuar siempre es hoy. El momento prefecto siempre es ahora.

La alegría de competir

Es difícil encontrar competencia más feroz que la que se ve en las olimpiadas. Los atletas que ahí compiten son los seres humanos más competitivos en la faz de la tierra. Cada persona que está ahí ha intercambiado años de su vida por entrenos de alto rendimiento, dietas altamente exigentes y un estilo de vida completamente dedicado a lograr una sola meta: ganar una medalla olímpica.

Y aún así, en la gran mayoría de casos, se puede ver una gran alegría en las caras de los atletas que no ganan al ver cómo otro atleta que ha pasado por lo mismo que ellos disfruta de la victoria. Pareciera ser que el placer que estos atletas de alto rendimiento obtienen viene de una sana competencia y no del resultado final.

Esto hace toda la diferencia. Es increíble la cantidad de atletas que logran romper sus récords personales en las olimpiadas gracias a que tienen la oportunidad de competir con los mejores del mundo. El que un atleta pueda encontrar la inspiración en un rival para así poder dar lo mejor que tiene es algo fenomenal. Esa es la alegría de competir con alguien.

Las dos maneras en que el dinero motiva a las personas (aumentos salariales)

Es imposible negar que el dinero motiva a las personas. En la gran mayoría de sociedades modernas el dinero es sinónimo de supervivencia. Sin dinero es prácticamente imposible sobrevivir. Llegar a cubrir nuestras necesidades básicas es un gran motivador.

Al mismo tiempo, conforme los ingresos de una persona crecen, el dinero se empieza a convertir en un indicador de cuánto éxito una persona ha alcanzado en su vida. Mostrarnos a nosotros mismos y a los demás lo mucho que hemos logrado también un gran motivador.

Así que ahí lo tenemos. Dependiendo de la situación económica de cada persona el dinero puede servir para cubrir las necesidades básicas y mitigar el miedo e inseguridad que vienen con la escasez de dinero o también puede servir como un indicador interno y externo de auto realización.

En otras palabras, dependiendo de en dónde se encuentra una persona en un momento dado dentro de la pirámide de necesidades de Maslow, la motivación para obtener dinero puede ser totalmente distinta.

Fig 1. La pirámide de necesidades de Maslow.

Es importante entender este fenómeno, especialmente al momento de presentar aumentos salariales en una empresa. Las personas que están buscando cubrir las necesidades de la parte de abajo de la pirámide medirán una oferta en términos absolutos del aumento a recibir. i.e. Voy a pasar de ganar 1,000 a 1,500. Es importante para las personas en esta situación saber en términos absolutos cuanto más podrán comprar con el aumento.

Por el otro lado, las personas que ya tienen cubiertas las necesidades básicas de la pirámide y para quienes el dinero se empieza a convertir en un indicador de éxito medirán el aumento en términos porcentuales. i.e. Voy a crecer mis ingresos en un 15%. Esto se traduce en que este año seré 15% más exitoso que el año pasado.

El significado que cada persona le da al dinero no es predecible y los seres humanos somos muy complejos. Nadie puede predecir con exactitud qué es lo que exactamente motivará a quién pero lo acá presentado creo que es una aproximación bastante cercana a la realidad en la mayoría de casos. Vale la pena tomarlo en cuenta a la hora de calcular planes de compensación y aumentos.

Una visión más grande

Las visiones que cada uno de nosotros puede construir en su mente dependen grandemente del entorno al que estamos expuestos. Hasta cierto punto, las visiones que tenemos del futuro y de lo que es posible están limitadas por la cultura en que crecemos.

Esto no quiere decir que tener una visión de un futuro mejor y mucho más grande de lo que las personas que nos rodean tienen sea imposible. Soñar es gratis y con tan solo exponernos por breves instantes a como otras culturas y personas hacen las cosas nos puede abrir las puertas a mundos muchos más grandes de los que jamás antes habíamos podido imaginar.

Me parece muy interesante como tantas personas se “venden barato” no por su falta de habilidades sino que por su falta de visión. Los proyectos, empresas y vidas que construyen no se acercan a alcanzar su verdadero potencial simplemente por no poder pensar en grande.

Nuestras habilidades son mucho más grandes de lo que creemos. Tenemos más capacidad de la que creemos. Podemos tener un impacto mucho mayor en el mundo de lo que creemos. Podemos tener vidas mucho más plenas de lo que creemos. Podemos construir empresas mucho más exitosas de lo que creemos. Podemos ser mucho más generosos de lo que creemos. Y todo esto empieza con una cosa, con una visión más grande.

Siempre hay tiempo

Hay una gran confusión entre lo que es no tener tiempo y saber manejar nuestras prioridades. La expresión “no tengo tiempo” realmente no tiene sentido. El tiempo en ningún momento deja de existir. Lo que en realidad está sucediendo en estos casos es que decidimos hacer otras cosas con el tiempo que tenemos disponible. Siempre hay tiempo.

Mientras una persona sigue viva en este planeta tiene tiempo. Es imposible que no lo tenga. Es parte de las leyes físicas que rigen nuestra existencia. “No tengo tiempo” es simplemente la excusa que utilizamos para no tener que decir “ahora prefiero hacer otra cosa.”

El tiempo siempre sigue su curso y es indiferente a lo que nosotros decidamos o no decidamos hacer con él. Está en cada uno de nosotros utilizarlo responsablemente para lograr lo que queremos hacer. Cuando algo es suficientemente importante, encontramos el tiempo para hacerlo.

Claro, no se puede hacer todo lo que queremos en este mundo. Es por esto que es tan importante llegar a dominar la habilidad de priorizar. Dado que el tiempo es limitado (y esto no es lo mismo que decir que no hay tiempo) es de vital importancia que aprendamos a identificar que es lo más importante qué queremos hacer con el tiempo que tenemos disponible en una determinada situación.

Entender esto es muy liberador. Eliminar para siempre la sensación de “no tener tiempo” y asumir la responsabilidad que viene con saber que sí tenemos tiempo y lo estamos usando justo como queremos nos empodera. Nos recuerda que nadie, ni siquiera el paso del tiempo nos puede privar de la más grande libertad que cada uno de nosotros tiene —la de decidir.

Un ritmo lento sin parar

Hay días en que el cuerpo no está en condiciones óptimas para trabajar. Tal vez se está enfermo, desvelado o la presión que se siente está diluyendo el enfoque mental. Las reservas de energía están bajas, el cansancio apremia y la velocidad con qué se pueden hacer las cosas es lenta. Aunque esto no es ideal, es mucho mejor que detenerse por completo. En estas condiciones, bajar el ritmo de trabajo sin llegar a detenerse, lejos de ser una forma de mediocridad, es una señal de fortaleza, perseverancia y compromiso.

Como lo he dicho ya en otras ocasiones, hacer lo que se tiene que hacer cuando se tienen ganas es fácil. Las personas que pueden hacer lo que deben hacer cuando ni las condiciones ni los resultados son los óptimos son las que se llegan a destacar. Las personas promedio simplemente se detienen cuando el viento no sopla a su favor.

La excelencia es una virtud que fuertemente recomiendo desarrollar. También reconozco que ser perfecto y hacer todo lo que se hace con excelencia todo el tiempo es una utopía que ninguna persona puede cumplir. Lo que sí se puede hacer es mantener un alto grado de excelencia cuando es posible y durante los momentos adversos y difíciles lo mejor que se puede hacer es llevar un ritmo lento pero sin nunca llegar a detenerse por completo.

La suerte se crea

Los eventos se desenvuelven a nuestro alrededor con tal complejidad que es imposible predecir qué es lo que va a suceder en el futuro. Aunque tenemos algunos patrones identificados, nada tiene un 100% de probabilidad de ocurrir. Incluso, la salida del sol está destinada a fallar algún día.

Entonces, ¿Qué es la suerte? La suerte es la ocurrencia de un evento futuro que no no se predijo antes de suceder y que beneficia a alguien. Eso es todo. La ocurrencia de estos eventos no es personal y tan solo depende de un juego de probabilidades.

Si analizamos la suerte bajo la luz de este microscopio podemos afirmar que la suerte es algo que se puede crear. ¿Cómo? Maximizando nuestra preparación y así tener una mayor probabilidad de que cualquier evento no predecible que ocurra nos pueda beneficiar. Por ahí he escuchado un dicho que dice que la suerte es el punto en donde la oportunidad se junta con la preparación.

Creo que él dicho casi acierta. Solo hay que cambiar la palabra oportunidad por la palabra probabilidad. La oportunidad se crean por medio de la misma preparación. Lo que la suerte necesita realmente para existir es que estemos preparados para aprovechar cualquier evento que no esperamos que suceda.

Sí, nosotros controlamos que tanta suerte tenemos y lo hacemos por medio de la preparación. Mientras más habilidades desarrollamos y más experiencia tenemos, mas suerte podemos crear. Ya no nos dejemos engañar, la suerte no es algo que está totalmente fuera de nuestro control.