Bajo presión

Hacer lo debido en situaciones cómodas es fácil. El carácter y el liderazgo tan solo se forjan bajo presión. Estar bajo presión significa que hay algo que está en juego. Probablemente quiere decir que haya resistencia y que se requiere de fuerza poder para salir del otro lado —y eso está bien.

Los verdaderos héroes, aquellas personas que realmente han destacado y cuyos logros son reconocidos por las grandes mayorías, han cambiado el mundo con las decisiones y acciones que han tomado bajo presión. Ninguno de ellos reescribió la historia con lo que hizo desde una hamaca durante sus vacaciones.

Por definición la presión no se siente bien. Sino dejaría de ser presión. Pero que algo no se sienta bien no quiere decir que se deba evitar. ¿Acaso el enfermo evita el doloroso tratamiento o la horrenda medicina que le ayudará a mejorar? Al contrario, lo busca con todo porque sabe que del otro lado del trago amargo está la dulce recompensa de la recuperación.

Bajo presión el carbón se convierte en diamante y las personas promedio se convierten en excepcionales seres humanos. Bajo presión, lo más formidable del ser humano se hace presente. La creatividad, nobleza y determinación de querer seguir adelante salen a relucir en esos momentos de obscuridad que parecieran ser el fin. Es en estos momentos en donde se crece y se supera, se llega al siguiente nivel.

Al igual que no todos pueden levantar 400 libras en un “bench press”, nadie puede vivir bajo presión todo el tiempo y tampoco nadie puede soportar ciertos niveles intolerables de presión. Lo que sí todos pueden hacer es fortalecer sus músculos de carácter, liderazgo y perseverancia buscando situaciones que les exijan un poco más. Buscando diariamente estar bajo un grado manejable de presión, poco a poco se podrán convertir en las personas que siempre han querido ser.

El sueño que no te deja dormir

Muy de vez en cuando, una vez cada nunca, te topas con un sueño. Un sueño que no te deja dormir.

Después de años de aparente inactividad, tu corazón despierta. Y la piedra se convierte en tizón.

Un fuego despierta en lo más profundo de tu ser, y el gris cambia por el color. Ya no tienes ganas de dormir.

No importa a donde voltees a ver, ahí estará, persiguiéndote sin piedad. No tiene sentido tratar de uir.

Sin haberte dado cuenta te has convertido en la presa, la presa de un sueño que no te deja dormir.

Deja ya de resistirte, es imposible escapar. No hay marcha hacia atrás. No volverás a dormir hasta que tu sueño sea realidad.

Puede ser que todo esto suene cansado y que no te quieras entregar. Pero este es un momento como pocos otros que podrás vivir. No es el momento de poner resistencia.

Si tu sueño no te deja dormir, es importante para ti. Si tu sueño no te deja dormir, no lo dejes escapar.

Si tu sueño no te deja dormir, entrégate, y hazlo de rodillas. Si tu sueño no te deja dormir, quiere decir que has encontrado algo especial.

Si quieres que tu vida sea algo fenomenal, no dejes escapar ese sueño que no te deja dormir.

Actuar sin ansiedad

Por mucho, la ansiedad es el motivador principal que la mayoría de personas utilizan para llevarse a actuar. Si voy a estudiar para el examen lo voy a hacer para evitar la ansiedad que genero al pensar que voy a perder la clase y no por la ilusión que siento por aprender algo nuevo. Ya saben cómo es.

El precio que se paga por actuar con ansiedad en los momentos más importantes de la vida es demasiado caro. El desgaste psicológico y emocional es desproporcionado a lo que se gana. Aparte de esto, tampoco es sostenible. Cualquier persona que esté operando en base a miedo y ansiedad está sujeta a colapsar tarde o temprano.

Utilizar la ansiedad como motivador principal es algo que se aprende desde pequeños y todo lo que se aprende se puede desaprender. La ansiedad se puede sustituir, con mucho trabajo y reflexión, por visión y entusiasmo. Es posible, al enfrentar cualquier situación, visualizar un resultado alineado a los valores más profundos que tenemos y motivarnos por sostenerlos en lugar de generar ansiedad y miedo por tratar de evitar un desenlace que no queremos. Es posible actuar sin ansiedad.

Cuando no necesitas del premio

Cuando verdaderamente amas lo que haces no necesitas del premio. Cuando lo que te importa es sentarte a trabajar sin pensar en que dirán los demás, entonces no necesitas del premio. Cuando lo que quieres es saciar tu propia curiosidad de saber hasta dónde puedes llegar, entonces no necesitas del premio.

Dejar ir el premio es muy difícil por qué desde que tenemos uso de razón nos enseñan a que hacer algo “bien” amerita un premio. Ya sea que lo que obtengamos venga en la forma de un gesto amoroso de nuestros padres, el reconocimiento de un profesor o la aprobación de nuestro hermano mayor, el premio siempre está esperando cautivar nuestro corazón.

Y es precisamente este tipo de premio que prende nuestras más profundas emociones el que es más difícil de soltar. Es tan poderoso que nos vuelve adictos y nos lleva a confundir la majestuosidad de lo que hacemos con la vacía aprobación del mundo exterior.

Cuando no necesitas del premio eres feliz. Cuando ya no necesitas del premio has encontrado verdaderamente quién eres y de que estás hecho. Cuando no necesitas del premio empiezas a vivir para ti y esto te permite poder vivir para los demás. Hasta que dejas de necesitar el premio, empiezas a despertar.

Lo difícil es bueno

La verdad es que si fuera fácil cualquiera lo podría hacer. ¿Con cuánta gente tendrías que competir si todos pudieran hacer eso que estás soñando construir? Cuando algo es difícil se vuelve escaso y por ende valioso. Que eso que quieres sea difícil es bueno.

Es bueno por qué solo las personas tan dedicadas como tú pueden aspirar a lograrlo. Son muy pocos los que lo pueden lograr. Es bueno por qué usualmente cuando algo es difícil es por qué el resultado vale la pena. La recompensa al final de un camino difícil no solo puede cambiar el mundo, también te puede cambiar a ti para siempre.

Que algo sea difícil es una buena noticia. Quiere decir que estás trabajando en algo te te está poniendo a prueba. Que vas a crecer durante el proceso independientemente del resultado que llegues a tener. Quiere decir que no estás haciendo algo a medias y que estás buscando hacerlo con excelencia. También quiere decir que lo que has decidido hacer es algo importante. Y trabajar en algo importante es lo que le da significado a tu vida. Trabajar en algo difícil te da propósito a ti y a los que trabajan contigo.

El mundo necesita, hoy más que nunca, que haya personas trabajando en los problemas más difíciles que tenemos que resolver. ¿Quién va a coordinar a los vecinos del condominio para que se pueda construir el parque en donde los niños pueden jugar afuera? ¿Quién va a fundar esa empresa que le va a dar empleo a 6 personas muy capaces que hoy están buscando ingresos? ¿Quién va a abrir ese restaurante que incentiva a sus visitantes a comer saludable? ¿Quién va a encontrar la cura definitiva al cáncer? ¿Quién va a componer esa canción que motivará a toda una generación a cambiar el curso de la historia?

Hay muchas cosas difíciles por hacer y por definición hay pocas personas para hacerlas. Mi intención hoy es hacer la difícil tarea de lograr que alguien que lea esto empiece a ver las dificultades que tiene enfrente como buenas noticias y resuelva un problema para que el mundo sea un poco mejor.

El momento perfecto

El momento perfecto no tiene nada que ver con el momento. Todo lo que puede estar pasando o no a nuestro alrededor pasará o no pasará independiente de nuestros deseos. No tiene nada que ver con nosotros. La experiencia de este momento es nuestra y solo nuestra. No es de nadie más. Ni siquiera de lo que está pasando.

Todo momento es perfecto, si lo dejamos ser. A este preciso instante que estamos viviendo no le hace falta nada para ser perfecto. Puede ser que nosotros queramos que sea diferente pero eso dice más acerca de nuestras expectativas que de la perfección del momento.

Cada segundo de nuestras vidas es perfecto. No importa que tan difícil o doloroso sea, cada momento es perfecto. La historia del tiempo se desenvolverá en la manera que está destinada a desenvolverse. No podemos hacer nada para cambiarla. Si estamos experimentando resistencia a lo que está ocurriendo en este preciso instante nos debemos responsabilizar de ser nosotros los que ponemos resistencia a lo que debe ser y no juzgar lo que está ocurriendo como imperfecto. ¿Quienes somos nosotros para decidir qué debe y que no debe ser?

Este momento es perfecto al igual que lo fue el momento anterior. No hay momento imperfecto que pueda llegar a nuestro corazón si nos logramos convencer que así debe ser. Aprendamos a ver nuestras vidas con los ojos de agradecimiento que solo la aceptación nos puede llegar a dar y entonces, y solo entonces, cada momento será perfecto.

El proceso creativo

El proceso creativo, si así lo deseamos, puede estar presente en todo lo que hacemos. Una actividad nunca debe ser catalogada como creativa o no creativa. Lo que realmente determina si una actividad es creativa o no es nuestra actitud hacia ella.

Muchas veces incorrectamente asociamos el proceso creativo exclusivamente con el arte (pinturas, escritura, películas, fotografía, etc). Esto es un error. ¿Por qué? Porque, al menos para mí, la definición de creatividad es “el uso de la imaginación y/o ideas originales para producir un resultado o lograr un cambio”.

No hay nada en este mundo a lo que no le podamos aplicar la creatividad. Podemos ser creativos en cómo preparamos nuestro desayuno y podemos ser creativos para resolver el problema del hambre a nivel mundial. Los emprendedores pueden ser creativos y los deportistas también. Hay creatividad en el Louvre de Paris y hay creatividad en los Slums de Calcutta.

Si así lo deseamos el proceso creativo puede regir nuestras vidas. Podemos utilizar nuestra imaginación y nuestras ideas para nunca más hacer algo dos veces de la misma manera. Podemos experimentar todos los días e imaginar un nuevo mundo en donde probamos algo diferente en cada momento. Nos podemos sorprender a nosotros mismos si tan solo le damos rienda suelta a nuestra creatividad.

Claro, ser creativos nos puede llevar a fracasar o tener contratiempos por qué ser creativo por naturaleza es riesgoso. Probar algo nuevo e imaginarnos una nueva manera de hacer las cosas por definición puede fallar. Nunca nadie antes lo ha hecho y por eso no podemos saber si funcionará. La pregunta importante a estarnos haciendo todo el tiempo es ¿y que si sí funciona?

Las dos maravillas de recordar

Cuando nuestros pensamientos viajan hacia el pasado, muchas veces algunos experimentamos remordimiento. Pareciera ser que nuestro pasatiempo favorito es analizar nuestras vidas con el único propósito de querer que fueran diferentes. También pasamos demasiado tiempo queriendo que nuestras vidas actuales fueran como fueron antes o queremos haber tomado decisiones diferentes para que nuestras vidas hoy fueran mejores. Si jugamos a este juego, no hay cómo ganar.

Pero hay otra manera de experimentar nuestro pasado. Hay formas de poder utilizar nuestro paso por la vida constructivamente. Aunque no nos resulte fácil, podemos utilizar nuestro pasado para mejorar tanto nuestro presente como nuestro futuro. Podemos visitar los rincones de nuestro pasado con la intención de aprender y agradecer.

Es totalmente válido querer cambiar cualquier aspecto de nuestras vidas en cualquier momento. Para realizar cambios necesitamos más información, necesitamos aprender. Si viajamos hacia el pasado no con remordimiento pero con la intención de aprender y entender que podemos hacer mejor podremos ver nuestro pasado como un eterno maestro que está siempre disponible para enseñarnos algo.

Para poder recordar nuestro pasado primero tenemos que estar vivos y luego debemos tener tiempo disponible para voltear a ver hacia atrás. Aunque no lo parezca, hay tanto que agradecer en cada momento. En especial hay mucho que agradecer respecto a las vidas que hemos tenido. Después de todo, es este camino lo que nos ha hecho las personas que somos hoy. Y si por alguna razón no nos gusta la persona que somos hoy, siempre podemos cambiar aprendiendo de la persona que fuimos ayer (nuestro pasado).

Nuestro pasado es un regalo que siempre podemos escoger aceptar o no. Tenemos la opción de tomar este regalo, abrirlo y utilizarlo para construir el resto de nuestras vidas. No lo sigamos desperdiciando.

Es más fácil después de decidir

Tomar una decisión significa descartar todas las demás opciones y comprometerse con la elegida. Es también alinear todas las acciones subsiguientes con la opción elegida. Es decir, decisión = seleccionar una opción + actuar de acuerdo a esa elección.

Una vez se ha pasado por el proceso de tomar una decisión, todo se vuelve más fácil. Por ejemplo, he decidido que voy a escribir un post todos los días. Ya está decidido. Ya no me tengo que preguntar si voy a escribir hoy o no. ¿Escribo aunque sea tarde? ¿Escribo aunque me cueste pensar sobre que escribir? ¿Escribo aunque no tenga ganas? ¿Escribo a pesar del cansancio? Todas estás preguntas son absurdas. Las respondí todas hace más de 200 días cuando decidí escribir todos los días.

Una nueva etapa

Una nueva etapa, ya sea en el mundo profesional o personal, es usualmente detonada por un cambio en la manera de pensar. Algo hace “click” y no hay marcha atrás. Las excusas se desvanecen y con una convicción inquebrantable nos lanzamos hacia el gran vacío de lo desconocido.

La siguiente etapa de tu vida te está esperando. Bueno, está más bien esperando que cambies tu manera de pensar. Mientras sigas viendo el mundo con los mismo ojos, seguirás defendiendo que las cosas sigan como están. No podrás hacer los cambios fundamentales que son necesarios para arrancar la nueva etapa de tu vida.

En términos prácticos, arrancar una nueva etapa tan solo requiere de una decisión. La decisión tan solo se puede tomar después de haber cambiado tu manera de pensar. Muchas veces basta con decir “suficiente” o “ya no más”. Otras veces se necesita un “quiero más de mi vida” o “sé que hay algo más para mi”. Sea la situación que sea, la nueva etapa que te está esperando está justo al otro lado de ese miedo que no te está dejando cambiar.