No sé

No sé

La mente de principiante —aquel estado de cuestionar y querer entender a fondo— es una herramienta muy poderosa. Es un estado de humildad que permite constante a aprendizaje y crecimiento. La mente de principiante nace con la frase “no sé”.

Aunque un experto tiene muchas ventajas sobre un principiante, hay algo que el principiante siempre tiene de ventaja sobre el experto: el desconocimiento de cómo “debieran” ser las cosas. El experto, gracias a años de práctica y estudio, ha solidificado en su mente estructuras mentales, experiencias previas y conceptos que le serán muy difíciles de cuestionar. El principiante, gracias a su desconocimiento, tiene poco sobre que construir y su mente estará más abierta a probar posibilidades que otros probablemente no verían. Está dispuesto a cuestionar y experimentar.

Esto no significa que convertirse en experto sea algo malo. Lo único que quiere decir es que a menos que se haga un esfuerzo consciente de mantener una mente de principiante, un experto fácilmente puede caer en un estancamiento de ideas, innovación y progreso debido a la aceptación automática de principios ya aprendidos. Puede caer preso a la falta de cuestionamiento.

El antídoto ideal para este fenómeno es la pequeña frase de dos palabras que está al final del primer párrafo “no sé”. Poder pensar y decir esta frase de corazón requiere mucha convicción, humildad y deseo de mejorar.

Decir no sé es difícil por qué es emocionalmente incómodo. Especialmente cuando se tiene una fuerte asociación con una identidad de experto. Los expertos se supone que deben saber. ¿Cómo es posible que un experto no sepa?

Pero la verdad es que la historia nos ha enseñado que las verdades que se han descubierto tienen un tiempo limitado de vida. Por ejemplo, la idea de que el sistema solar tiene 9 planetas par mi era —y si soy sincero aún es— verdad. Es lo que aprendí en el colegio durante mis años formativos y cambiar mi postura al respecto me resulta extremadamente difícil.

¿Cuantas cosas más se han creído verdaderas que ahora —por lo menos momentáneamente— se han probado falsas? La tierra es plana. Desangrar pacientes les puede curar y salvar la vida. El humano sufrirá daños irreparables si viaja a más de 15km/hr, la esclavitud es buena, etc.

Es cierto que resulta difícil creer en un mundo en el que nuestras creencias más enraizadas sean destrozadas. Es difícil abrirnos a creer que lo que consideramos más sagrado y más seguridad nos da pudiera ser falso. Pero tan solo imaginemos a una persona que vivió en 1850 y proyectemos su reacción al decirle que puede cruzar el atlántico en avión en tan solo 6 a 7 horas y que el ser humano ya puso los pies en la luna. No lo podría creer. Lo seres humanos no vuelan y mucho menos viajan a la luna.

¿Podrán los seres humanos colonizar Marte? No sé. ¿Podremos llegar a vivir 200 años? No sé. ¿Se podrá curar el cáncer? No sé. ¿Hay alguna manera mejor de hacer el trabajo para el que me considero experto? Aunque ahora no sé cual sea, estoy seguro que si.

El poder de una racha

El miedo a perder algo es usualmente más fuerte que el deseo de ganar. Hoy llevo 45 minutos tratando de decidir sobre qué escribir. Nada de nada. Estoy cansado y con ganas de cerrar la computadora. Hoy no quiero escribir. Pero también tengo miedo.

Tengo miedo a perder la racha que he venido construyendo durante los últimos 29 días. No escribir significa que para volver llegar a donde estoy hoy tendré que trabajar un mes más. No se siente bien.

Hay algo especial en hacer algo todos los días y ver una racha crecer un día a la vez. Se va construyendo un tipo de inercia y un compromiso que no se quiere romper. Se desarrolla un respeto hacia lo que se ha logrado construir. No se quiere perder.

Hay ocasiones en que no se busca darlo todo e ir ganar. Hay ocasiones cuando lo único que se quiere es no perder. Hoy es uno de esos días para mí. Pero no querer perder también se vale. Al final del día no importa por qué se hace algo. Lo importante es hacerlo.

Y después de hacerlo una sensación de logro y bienestar sin duda llegará. Por qué lo hiciste y cumpliste con lo que dijiste que ibas a hacer. Aunque no querías. Aunque lo hiciste por miedo a perder algo.

Este es el poder de las rachas. Te ayudan a no caer en los días difíciles. No te dejan darte por vencido cuando quieres parar. Hacen que detenerte no sea una opción y que continuar sea el camino más fácil.

Este proceso repetido una y otra vez desarrolla fuerza de voluntad y ayuda a construir habilidades y destrezas que requieren constancia, practica y dedicación. Los beneficios son grandes a nivel práctico y personal.

Así que la racha sigue viva y espero que mañana sea un poco más fácil escribir. Por hoy puedo decir misión cumplida. Ya son 29.

No esperes naranjas si estás sembrando manzanas

El pasado viernes, muy temprano por la mañana, grabé un episodio de mi Podcast Conceptos. Lo que más me gusta de el Podcast son los pedacitos de oro que dejan las conversaciones que se graban. El episodio de esta semana excedió las expectativas.

La conversación fue acerca del entrenamiento mental y la importancia de nuestros pensamientos. “Manolo, una persona no puede esperar tener resultados positivos si está teniendo pensamientos negativos.”, me dijo Stephanie. “Es cómo estar sembrando semillas de manzana y luego esperar tener arboles de naranja”.

Hace tanto sentido cuando uno lo ve así. Pero la mayor parte del tiempo simplemente no estamos conscientes de nuestros pensamientos. “Una persona tiene aproximadamente 90,000 pensamientos al día.”, afirmó Stephanie. Me resulta impresionante lo poco conscientes que estamos de la mayoría de esos pensamientos –al menos sé que en mi caso es así–.

El primer paso es poder estar conscientes de qué tipo de pensamientos estamos teniendo. El segundo paso es tener claramente definido el objetivo que queremos lograr. El tercer paso es asegurarnos que los pensamientos que estamos teniendo nos conduzcan a los objetivos que queremos lograr. De lo contrario, estaremos sembrando manzanas y esperando tener naranjas.

Hoy descubrí que tengo un muy mal hábito que debo romper

Hace dos semanas que se pidió que se use mascarilla para salir decidí -sin nunca haber corrido con mascarilla- que NO iba a correr hasta que esto cambiara por qué “es imposible correr con mascarilla”. Entré en un estado de negación tremendo, un tipo de berrinche que ni siquiera me di cuenta que estaba haciendo hasta hoy.

Hoy por la mañana, por pura desesperación, salí a correr. “Esto no está tan mal”, me escuché decir, “que bien que salí hoy”. Y fue en ese momento durante el tercer kilómetro de mi ruta que me di cuenta que tengo un muy mal hábito que debo romper. No podía entender cómo era posible que estaba disfrutando correr con mascarilla.

Ahora les cuento otra historia muy parecida para terminar de ilustrar el punto. Hace 3 semanas se acabaron los suplementos que toma mi hijo. Los compro normalmente en Amazon. “Bueno, el courier no está funcionando, voy a ver si los consigo acá en Guatemala”, me dije, “y si no los pido cuando termine la cuarentena”. Otro estado de negación, otro berrinche.

Hace una semana, por alguna razón que no puedo identificar, llamé al courier para preguntar si estaban trabajando. “Por supuesto que si señor”, escuché del otro lado de la línea, “tenemos uno o dos días de retraso pero si estamos operando”. Vaya sorpresa la que me llevé! Los suplementos vinieron ayer.

Y así he estado identificando muchas otras situaciones en donde reacciono de la misma manera: asumo que algo es de cierta manera que no me va a permitir lograr lo que quiero sin ni siquiera tomarme la molestia de validar si es cierto o no.

¿Cual es el mal hábito que tengo que debo romper? A veces darme por vencido antes de tiempo sin por lo menos evaluar si la batalla se puede ganar.

Moraleja de la historia, no te des por vencido antes de tiempo. Primero entiende ante que estás luchando y nunca asumas que algo no se puede hacer, especialmente cuando ya has logrado tantas cosas imposibles en tu vida.

3 preguntas mágicas para mejorar cualquier situación

El mundo en el que vivimos es my complejo. No resulta difícil pensar en qué todas las personas del mundo en algún momento u otro afrontan situaciones difíciles. Es muy probable que la mayoría de estas situaciones difíciles involucren otras personas, así que poder tener conversaciones profundas puede resultar muy útil.

Jerry Collona (@jerrycolonna) es un coach ejecutivo y de liderazgo quien fundó reboot.io, la empresa con que ofrece estos servicios al mundo. Jerry propone hacerse las siguientes 3 preguntas al momento de estar en una situación difícil con otra persona.

  1. ¿Qué no estoy diciendo que debe ser dicho? Esta pregunta inicial nos lleva a reflexionar sobre cuál es el miedo que está evitando solucionar la situación. Al poder identificar aquello que sabemos que debemos decir pero no lo estamos haciendo, inmediatamente ya estamos en una mucho mejor posición de poder resolver el problema.
  2. ¿Qué se está diciendo que no estoy escuchando? Para mí, esta pregunta no se debe tomar literal. Creo que se refiere a que está pasando en el mundo o que me están tratando de comunicar que no estoy pudiendo ver. Es cuestionarnos que no estamos viendo / escuchando. Nos invita a prestar más atención y “leer entre líneas” para realmente comprender que es lo que está sucediendo y cual es la causa de raíz del problema que aún no hemos podido identificar.
  3. ¿Qué estoy diciendo que no está siendo escuchado? Similar pero muy diferente a la pregunta anterior. El propósito de esta pregunta es cuestionarnos como estamos transmitiendo información importante y llamarnos a evaluar si la otra personas está recibiendo el mensaje correcto. Nos lleva a evaluar cómo estamos diciendo las cosas y evaluar si las podemos ordenar un poco mejor con el fin de que se entienda todo tal y como pretendemos que se entiendan. Tan complejo que se vuelve el mundo cuando no nos damos a entender o se entiende algo diferente a lo que queríamos!

Jerry hizo una gran entrevista con Tim Ferriss en su podcast. Si les interesa el coaching y aprender más tips similares a estas preguntas pueden escuchar la entrevista completa siguiendo este link: Jerry Colonna — The Coach With the Spider Tattoo (#373)

Obligación o Compromiso

Todos nos hemos sentido “obligados” a hacer algo. Al mismo tiempo, todos nos hemos sentido “comprometidos” a hacer algo. Incluso pudiésemos estar hablando de la misma cosa. Por ejemplo, un día me puedo sentir “obligado” de ir al trabajo y otro día me puedo sentir “comprometido” con ir al trabajo.
He estado pensando mucho en cuál es la diferencia entre compromiso y obligación y que enfoque nos puede ayudar generar mejores resultados en nuestras vidas.

La voluntad humana, alimentada por un compromiso real hacia un objetivo es lo que ha movido a la especie humana hacia sus más grandes logros a lo largo de la historia.

La obligación siempre es hacia afuera

Esta idea de que la obligación viene de afuera es un punto que pareciese ser obvio pero rara vez lo vemos así.
Si tomamos como cierta la idea de que la obligación siempre es hacia algo externo, entonces la preguntas obvia que nos debemos hacer respecto al sentido de obligación es:
Sí me estoy sintiendo obligado, ¿es esto algo que realmente yo quiero hacer por mi propia convicción?
Naturalmente esta pregunta desencadena una serie de reflexiones que son muy importantes de tener al momento de experimentar un sentido de obligación.
El primer paso siempre va a estar en poder estar consientes de que nos estamos sintiendo obligados a hacer algo. Si ni siquiera nos podemos dar cuenta de que nos estamos sintiendo obligados, no hay mucho acerca de lo que podamos reflexionar.
Así que una vez que estamos conscientes de esta sensación de obligación, podemos empezar a reflexionar sobre las siguientes preguntas:

  • Esto que estoy por hacer, ¿está alineado con mis valores?

Este pregunta es extremadamente importante ya que el sentido de obligación nos puede llevar, en muchos casos, a hacer cosas que normalmente no haríamos en otras circunstancias. En algunos casos incluso podemos llegar a bailar con la ilegalidad con tal de satisfacer nuestro sentido de obligación.

  • ¿Hacia quién o que me estoy sintiendo obligado?

Como ya lo mencionamos, la obligación siempre es hacia afuera. Es muy importante poder identificar hacia qué estamos generando el sentido de obligación. Esto usualmente es hacia una persona u organización que identificamos como teniendo autoridad sobre nosotros. Otras veces puede ser una regla impuesta con la que no estamos de acuerdo o simplemente seguimos por conformar con alguien más.

El Compromiso siempre es Interno

Personalmente yo experimento el compromiso como algo mucho más potente e inspirador que la obligación. Creo que esto se debe a que el compromiso nace de una convicción interna de que lo que se está haciendo está alineado con nuestras más profundas creencias de lo que consideramos que es bueno. Esto genera un sentido de propósito muy poderoso.
El compromiso también es algo más poderoso ya que necesariamente está acompañado de un sentido muy fuerte de autonomía. ¿A qué me refiero con esto? Simplemente a que al momento de comprometernos cada uno de nosotros toma la decisión íntimamente personal sostener algo que es importante para nosotros.
Para que un compromiso sea real, el motivador principal que nos lleva a querer hacer todo lo que haga falta para cumplir el cometido no puede ser miedo u obligación.
Este tipo de compromiso es inquebrantable y la fuerza más poderosa en este mundo. La voluntad humana, alimentada por un compromiso real hacia un objetivo es lo que ha movido a la especie humana hacia sus más grandes logros a lo largo de la historia.
Así que, ¿cuales son algunas preguntas clave que nos podemos hacer para evaluar si realmente estamos comprometidos con algo?

  • ¿Pasa mi comodidad personal a segundo plano respecto a el compromiso?
  • ¿Estoy dispuesto a hacer esto independientemente de que piensan otros de mí?
  • ¿Puedo dormir tranquilo en las noches si esto que quiero lograr nunca sucede?
  • ¿Me siento obligado hacia alguien o algo?

Todo lo que aprendí en 24 horas sin teléfono celular

El mundo no terminó y yo no soy tan importante. Y estoy ok con eso.

Ayer entregué mi teléfono para cambiarle la batería. Hoy ya me prestaron un teléfono. Creo que fue la primera vez que pasé tanto tiempo sin teléfono. Estuve muy ansioso todo el tiempo. La verdad que si me preocupo el estado en que pase todo el tiempo. Fue tanta la reacción que tuve que hoy dediqué una buena parte del día a pensar que estaba pasando conmigo.

Compilé que es todo lo que aprendí por que tengo la leve sospecha que no soy el único y creo que esto le puede ayudar a muchas personas.

Esto es lo que aprendí:

  1. El mundo no terminó. Durante as 24 horas tenía la constante sensación que que algo mal iba a pasar. Ya fuera con mi familia o en el trabajo. Y yo no me iba a enterar! No iba a poder reaccionar y ayudar. Esto me llevó a la siguiente conclusión.
  2. No soy tan importante. Al momento de recibir el teléfono prestado lo primero que hice fue instalar Whatsapp, Slack ,etc. Al tenerlos listos vi 3 o 4 chats de los típicos de amigos con fotos y puras tonterías. Estaba realmente esperando cosas “importantes” que hacer. Y ahí fue donde me di cuenta de que estuvo pasando. Estaba ansioso, esperando que hubieran problemas para poder ayudar a solventarlo y sentirme util. Me sentí bastante triste de que no se “necesitar” de mi. Después de todo, mis compañeros de trabajo saben donde contactarme incluso sin teléfono.
  3. Dado esto llegué a la conclusión de que para mi la única función del celular es atender cosas “importantes”. De acá que aparte de Pokemon Go que juego con mi hijo, no instalo juegos en mi teléfono. Simplemente no.
  4. Entonces, si el teléfono es solo para cosas importantes, entendí por que cuando llamo a mi esposa y no me contesta me enojo. El teléfono es para cosas importantes. Yo estoy llamando. Ella no contesta el celular (algo importante). Entonces yo no soy tan importante.
  5. El tráfico no es tan malo! Estar en silencio y poder conectar con uno mismo sin ir viendo el celular y escuchando podcasts todo el tiempo es muy valioso.

En resumen, si, tenemos un hábito de estar con un teléfono y conectados todo el tiempo. Puede ser que dejar este hábito cueste un poco. Pero si escarbamos un poco mas siempre hay algo mas profundo. Siempre que hay una incomodidad hay algo que tenemos dentro que hay que trabajar. Esto usualmente se hace evidente cuando estamos incómodos.

Así que que aprendí:

El mundo no depende de mi, no soy tan importante y exponerme a situaciones incómodos como estar desconectado y sin celular 24 horas siempre me va a ayudar a descubrir algo importante de como estoy haciendo el mundo.

La mejor manera de afrontar un momento difícil

Creo que todos hemos pasado por un “momento difícil”. Al menos puedo garantizar que yo lo he hecho. Y también he escuchado a muchas otras personas decir que han o están actualmente pasando por uno. Lo que he estado pensando es que, pr lo menos yo, nunca me he definido que es un momento difícil.

Es extraño por qué lo que para mi puede ser difícil, puede ser pan comido para alguien mas. De igual manera, he escuchado a personas comentarme que están pasando por un momento difícil y al analizar la situación a mi no me parece gran cosa.

Esto me lleva a considerar que los momentos difíciles tienen que ver mas con nosotros mismos y nuestras expectativas de como debiera ser la situación que con la situación como tal. La manera de verlo va a lago así:

Algo está sucediendo. Puede o no que en su naturaleza sea destructivo o no. Puede que sea difícil resolverlo o no. Pero el juicio de como nos sentimos al respecto y de como lo queremos afrontar está totalmente bajo nuestro control.

Como dijo Victor Frankl: ” Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio, siempre podemos decidir”.

Esta realización, que suena simple pero es lo más poderoso que tiene el ser humano hace toda la diferencia en como afrontamos los momentos “difíciles”

Minecraft y una lección de vida muy importante

Me imagino que al igual que muchos otros papás, recientemente he pasado mucho tiempo jugando Minecraft con mi hijo. El actualmente tiene 6 años y tendrá un año y medio de jugar. Empezó en el iPad y ahora ya juega en PlayStation y computadora…

Adicionalmente a lo mucho que el juego fomenta la creatividad, el fin de semana recibí una lección de clase mundial. Como aquellos de ustedes que jueguen saben, el juego básicamente se puede jugar en uno de dos modos:

  • Modo creativo: en el cual el objetivo principal del juego es construir estructuras ya que desde el principio ya se cuenta con todos lo materiales posibles y nunca mueres
  • Modo de supervivencia: en el cual el objetivo es lograr conseguir todos los materiales, sobrevivir y ganarte todo lo que tienes

Hasta ese día habíamos estado alternando entre ambos modos de juego. Teníamos unos mundos “creativos” y otros mundos de supervivencia. A mi hijo se le ocurrió que empezáramos un mundo en modo creativo y luego de tener todo lo que queríamos nos pasaramos a modo de supervivencia. Luego de estar en modo de supervivencia unos 30 minutos sucedió. El se volvió a mi y me dijo algo así:

“Que aburrido es el modo creativo. Ya tienes todo y no tenes que conseguir y ganarte nada. No hay peligro y no podes perder lo que ya conseguiste. Empecemos otra vez en la era de la madera para que sea mas emocionante.”

Wow. Un reflejo muy exacto de como siento que debiera ser la vida. Una manera muy precisa de entender por qué se siente vienen lograr las cosas por los propio medios y no depender del esfuerzo de los demás para ganarte lo que quieres. Al mismo tiempo el comentario tiene un tinte que muestra como los seres humanos valoramos mas aquello que sabemos que podemos perder y que nos ha costado conseguir.

Gracias por recordarme lo importante que es esto Christian….

Que te está deteniendo: la falta de habilidad o el miedo?

Veo a mi alrededor y cada vez veo mas cursos especializados enfocados en cómo aprender a hacer esto y como mejorar las habilidades que se tienen para hacer aquello. Todos centrados en mejorar la capacidad técnica de las personas.

Mi experiencia ha sido que, aunque las habilidades técnicas (skills) son muy importantes, incluso necesarias, rara vez son lo que están deteniendo el desarrollo / avance de una persona. Esto aplica para cualquier área de su vida. Lo que yo mismo he experimentado, y lo he visto ya en cientos de personas, es que las limitaciones casi siempre son emocionales y muy relacionadas al miedo.

Ejemplifico con una historia de una persona que conozco.

Ella es una persona que la gusta mucho nadar. De hecho, tiene mas de 4 años de entrenar formalmente varias veces por semana en una piscina que está por acá cerca. Un entreno promedio puede estar entre 1,600 – 2,000 metros. Es bastante.

Esta persona decidió inscribirse en un mini-triatlón como parte de un equipo y hacer el tramo de la natación. Tan solo 400 metros. Pan comido, ¿no? Pues la realidad es que no. Aunque ella tenía toda la habilidad técnica para nadar esta corta distancia se retiró a los 25 metros. ¿Por qué? La competencia era en un lago, agua abierta. No había corriente ni olas. Simplemente era agua abierta y el agua estaba tan transparente que se podía ver el fondo. Sintió miedo e incapacidad de seguir adelante.

¿Que tal si no necesitamos como aprender a hacer MAS cosas? ¿Que tal si todo lo que necesitamos para potenciarnos es entender nuestras emociones y miedos para hacer lo que ya sabemos que debemos hacer?

Si quieres saber mas de como lograrlo, deja un comentario con tu correo.