Un experimento como ningún otro

Los científicos muchas veces quieren probar teorías que requieren experimentos de escalas muy grandes o que no son viables financieramente para poderse probar.

Hay experimentos que son tan osados que ni siquiera se le ocurrirían a los científicos más desquiciados. Hay ciertos elementos del mundo en que vivimos que simplemente no queremos cuestionar y jamás quisiéramos correr un experimento para encontrar otras maneras de operar.

¿Qué pasaría si nos diéramos permiso para hacer un experimento tan atrevido que seguramente fuera ilegal? 1) Probablemente nos arrestarían y 2) Obtendríamos resultados tan maravillosos que cambiarían nuestras vidas para siempre.

Y justamente es acá donde estamos hoy. Tenemos ese permiso. ¿Cuándo imaginaste qué tendrías permiso de trabajar desde tu casa durante 3 meses seguidos? ¿Algún día imaginaste que sabrías lo que es pasar tanto tiempo seguido comiendo saludable en casa? ¿Permiso para bajar el ritmo? Concedido. ¿Permiso para participar activamente en la educación de tus hijos todos los días? Hecho. Y así otro millón de cambios que tan solo unos meses atrás era inconcebible poder considerar.

Definitivamente que lo que estamos haciendo es viviendo un experimento como ningún otro en la historia. Aprovechemos.

Libertad para planear

Hoy para muchas empresas está terminando el segundo trimestre del año. Esto significa que el plan del tercer trimestre ya debe estar listo para empezarse a ejecutar. En las últimas semanas estuve hablando con varios amigos emprendedores y después de varias horas de plática encontré un patrón muy interesante.

Para ser honesto, no sabía que iba a resultar de las pláticas pero lo que encontré no me sorprendió para nada. Encontré que muchos de los procesos de planeación están resultando bastante más difíciles de lo normal. Incluso, pareciese ser que algunos están un poco retrasados —nosotros no somos la excepción.

Considero que esto hasta cierto punto es normal. La situación global de la pandemia ha introducido bastante incertidumbre al sistema y, ya después de más de 3 meses de restricciones, el panorama económico es desalentador.

A más incertidumbre, más difícil planear, ¿correcto? Este es el postulado que ha estado ocupando mi mente durante la mayor parte de los últimos 3 días. ¿Por qué se siente tanto riesgo planear cuando la incertidumbre es grande?

La respuesta es bastante obvia. Planear en un ambiente incierto incrementa las probabilidades de que el plan no se cumpla. No cumplir nuestros planes se siente muy mal. Se interpreta muchas veces como fracaso. Pero no se debe olvidar que el hecho de que un plan no se cumpla NO es lo mismo que fracasar.

¿Qué pasa si vemos nuestros planes como una propuesta que le hacemos al mundo de que es lo que creemos que es el mejor curso de acción a tomar dadas las condiciones actuales? Nada más que eso. ¿Qué pasa si quedamos abiertos a cambiar los planes si las condiciones más importantes cambian lo suficiente? ¿Qué pasa si en lugar de sentirnos encadenados a un plan, liberamos nuestra creatividad para afrontar retos futuros? Realmente creo que incrementamos las probabilidades de lograr nuestros objetivos.

El enfoque debe centrarse en estar constantemente haciendo experimentos. Un plan fácilmente puede verse como un experimento. Si resulta, genial! Si no pues más de algo se aprendió del experimento y se debe tomar en cuenta para la siguiente iteración.

Finalmente, es importante hacer la aclaración de que estoy definiendo plan como la secuencia de pasos a seguir para cumplir un objetivo previamente definido. Muchas veces se confunden los objetivos a lograr en el trimestre con el plan de cómo se van a lograr. Mucho del tiempo de planeación se usa para definir las metas u objetivos.

Claro, en condiciones muy drásticas los objetivos van a cambiar —pensemos en ferreterías que ahora están funcionando como supermercados. Pero realmente las metas del trimestre, aún en condiciones de alta incertidumbre debieran cambiar poco. Más cuando ya se ha pasado cierto tiempo en condiciones similares.

Así que la moraleja de la historia es fijar metas lo más cercanas posible a lo que se quiere lograr. Inmediatamente después empezar a correr experimentos (planes) para encontrar el camino correcto para lograr esa metas. Iterar y corregir rumbo de acuerdo a condiciones cambiantes.

Siéntanse libres para planear.

Emprender después de los dinosaurios

Hace 65 millones de años un asteroide le pegó a la tierra y con su impacto extinguió los dinosaurios. Era el período cretáceo y el emprendimiento aún no existía. Pero sabemos que la naturaleza es sabia y que no volvió a evolucionar dinosaurios una vez más. En su lugar evolucionó otro tipo de criaturas más resilientes que eran muy parecidas a los mamíferos y reptiles que conocemos hoy en día.

Aunque aúno tengo total claridad de cómo se va a ver el mundo del emprendimiento en uno año, si sé que va a ser muy diferente —imagino algo mucho más eficiente, flexible y próspero. No creo que después de un “evento de extinción masiva” económico como el que estamos viviendo, el ecosistema de emprendedores vaya a regresar a construir algo parecido a lo que existía antes. Al igual que la naturaleza, los emprendedores encontraremos algo mucho mejor que crear.

Lo tenemos que hacer para poder seguir ayudando al mundo a moverse hacia adelante. El mercado ya no es el mismo. Las personas ya no somos las mismas y nuestro comportamiento como consumidores ha cambiado para siempre. Al igual que la naturaleza hace 65 millones de años, tenemos que desarrollar la siguiente especie de empresas que dominará el mundo.

El reto no es fácil y claro que da miedo aceptarlo. Pero si no nosotros, ¿quién? La vida sigue y queramos o no seguiremos participando de ella. La única decisión que tenemos que tomar es cómo queremos participar: como espectadores o como protagonistas.

¿Qué vamos a emprender después de los dinosaurios?

El camino de regreso

Hoy es domingo 31 de mayo, 2020. Nadie sabe que disposiciones presidenciales se le van a comunicar hoy a las 8:00pm al pueblo de Guatemala. Los números reportados durante esta semana respecto a los contagios de COVID–19 parecieran ser alentadores y a lo mejor nos lleven a un relajamiento de medidas.

Realmente espero que así sea. Con esto no me refiero a olvidar el cuidado y presionar el acelerador al fondo. Pero sí espero los cambios lleven a el inicio de la reactivación del país. ¿Cómo se va a ser este camino de regreso? No tengo idea.

Lo que si sé es que el camino de regreso no va a ser hacia el lugar de donde partimos. La severidad de la situación, las medidas bajo las que se ha regido el país y los cambios de vida que todos hemos experimentado han cambiado el curso de la humanidad para siempre. Vamos a regresar a un lugar en el que nunca hemos estado.

Esto está bien. Yo no quisiera y estoy dispuesto a no regresar al lugar de dónde salimos. Hay muchas cosas que me he dado cuenta que no quiero para mi vida. También he descubierto muchas otras que son extremadamente importantes y las voy a defender conforme emprenda el camino de regreso.

Cada uno de nosotros va a tener un camino diferente. No va a ser fácil. De hecho, va a ser igual de difícil que haber embarcado el camino que nos trajo hasta dónde estamos hoy. El cambio no es fácil; incluso cuando es para regresar a lo familiar.

Hoy no podemos saber qué nos depara el futuro. Bueno, si algo nos ha enseñado la pandemia, es que NUNCA sabemos qué nos depara el futuro. Pero es momento de estar listos para regresar aunque no sepamos hacia dónde vamos y como vamos a llegar hasta allá.

Estamos hoy parados ante una gran oportunidad. De cierta manera la pandemia nos ha dado permiso —o más bien debo decir, la obligación— de construir algo mucho mejor que lo que teníamos antes de abandonar el status quo.

El camino de regreso está cerca. Es momento de prepararnos para trazar el curso que seguiremos hacia un destino mucho mejor. No nos extrañemos si experimentamos sentimientos encontrados cuando el rumbo empiece a cambiar. La resistencia al cambio es natural.

El camino no va a ser fácil. Pero si escogemos sabiamente, tenemos la oportunidad llegar al lugar de nuestros más grandes sueños.

Como nos veíamos unos meses atrás

Tan solo hace unos cuantos meses atrás todo era diferente. Yo era diferente. Tú eras diferente. El mundo ha cambiado tanto que cuesta reconocerlo; a estas alturas probablemente nosotros también ya somos irreconocibles.

El ser humano tiene una capacidad casi infinita de adaptarse a su entorno. Los seres humanos se han adaptado a vivir en todo tipo de ambientes como: cárceles, desiertos sin agua, planchas de hielo con solo 6 meses de sol al año, lujosos apartamentos, trincheras en la guerra, junglas en el amazonas y zonas rojas que no debieran existir.

Por supuesto que no debe ser una sorpresa que después de 2 a 4 meses de cuarentena ya estamos adaptados a las nuevas condiciones de vida que el Covid–19 vino a imponer.

Estoy convencido que estás nuevas condiciones de vida en pandemia traen los regalos de grandes lecciones y aprendizajes escondidos en su interior. Recordemos que:

  • Hace unos meses atrás nos poníamos histéricos por qué un paquete de Amazon estaba 1 día atrasado. Hoy nos damos cuenta que aparte de estar un poco incómodos, podemos ir al supermercado en un horario restringido.
  • ¿Recuerdan lo enojados que podíamos ponernos con el retraso de 30 minutos de un vuelo internacional? Hoy podemos aceptar pasar meses sin ver a algunos de nuestros seres más queridos.
  • A principios del 2020 podíamos escupir bilis por que nuestro equipo favorito había perdido y no iba a jugar en la final. Hoy nos damos cuenta que podemos pasar más tiempo conversando con la familia en el fin de semana y que la cancelación de los eventos deportivos no fue el fin del mundo.

En fin, no quiero menospreciar todas las cosas importantes que cada uno de nosotros aprecia y que ha perdido. Pero tampoco puedo ignorar lo “mal acostumbrados” que estábamos a que todo estuviera a nuestra disposición en todo momento.

Estoy aprendiendo que puedo vivir muy bien y muy feliz con mucho menos. Especialmente cuando me detengo a pensar en todos aquellos mucho menos afortunados que yo.

No puedo hablar por los demás, pero si yo me veo como estaba unos meses atrás, debo confesar que me veía como un niño “berrinchudo”.

¿Me quisieran dejar un comentario con cómo se veían ustedes unos meses atrás?