Este pasado lunes 28 de Junio se presentó Dave Morin acá en Guatemala. Desde que vi las entradas me entusiasme mucho y con un compañero de trabajo compramos las entradas. Una valor de alrededor U.S.$ 50.00 cada una.
Debido al giro de negocios en que estamos vimos esto mas como una oportunidad y una inversión que nos ayudaría a crecer nuestros proyectos y la empresa. Este no fue el caso.
Toda la publicidad giraba en torno a la idea de “Conferencia de alto nivel, Dave Morin”. La idea era que se presentarían temas relacionados con el máximo aprovechamiento de la plataforma de Facebook tanto por desarrolladores como aquellos interesados en mercadeo en redes sociales. Lo poco que se presentó giró en torno a lo básico que un usuario personal de Facebook debe hacer para crear su perfil y buscar a sus amigos.
Cito la página del productor en donde se disculpan por el “malentendido”:
“Show Business al igual que ustedes, fue víctima de mala información. Ya que, la agencia a la que se contrato la conferencia del Sr. Morin fue clara en indicar que estos serian los temas a tratar, es por eso que nosotros lo anunciamos de esta forma.”
En fin, ni siquiera alcanzó el enlace de Internet para mostrar un video que estaba online. Aún más frustración.
Hoy por hoy tengo sentimientos encontrados ya que me acabo de enterar que se estará devolviendo el dinero. Estoy feliz por eso. Pero también estoy triste al analizar el conformismo de nosotros, me incluyo, los guatemaltecos.
Todos estábamos murmurando que mal iba todo. Los susurros de “nos estafaron” estaban a la orden del día. Hasta que en el momento de preguntas y respuestas una persona proveniente de España tomo el microfono y dijo abiertamente a los organizadores y al conferencista lo que todos nosotros nos habíamos guardado para nosotros mismos.
Debemos cambiar nuestra cultura y para lograr esto cada uno de nosotros debe cambiarse a si mismo. El conformismo está mal. Nos mata las ilusiones y nos trunca los sueños. Debemos aprender a ser más exigentes, con nosotros mismos y con los demás. Tal vez de esta manera la próxima vez piensen dos veces antes de darnos “gato por liebre”.