La idea de llevar dos vidas al mismo tiempo usualmente tiene una connotación negativa. Muchas veces, cuando se habla de una persona que tiene dos vidas, se hace referencia a alguien que está escondiendo algo en su segunda vida que no quiere que sea conocido. Puede ser una infidelidad, un negocio ilegal o incluso algún tipo de actividad criminal aún más seria. Pero, ¿Y qué pasa si todos llevamos dos vidas y saberlo manejar es algo bueno?
En realidad, todos llevamos dos vidas. Una no tiene nada que ver con la otra aunque es la misma persona la que las está viviendo. Todos llevamos una vida externa y una vida interna. La vida externa se define por nuestras interacciones con el mundo externo. Esta vida esta compuesta por nuestras relaciones con otras personas, nuestros éxitos y fracasos, las cosas que nos suceden, nuestras posesiones materiales, etc. Realmente tenemos muy poco control sobre lo que ocurre en nuestra vida externa.
Por el otro lado, y aún más importante, está nuestra vida interna. Esta vida está definida por la experiencia interna que generamos respecto todo lo que está pasando “allá afuera”. Está vida está definida por el significado que le decidimos dar a todo lo que pasa en nuestra vida externa. Es como que sí nuestra vida interna es la vida de alguien más que está viviendo todo lo que ocurre en nuestra vida externa. Este “observador” puede realmente, si se desidentifica de la vida externa, tener una experiencia de vida interna magnifica todo el tiempo, independientemente de que esté ocurriendo “allá afuera”. Es esta vida interna la que está totalmente bajo nuestro control y al final del día la que determina el tipo de experiencia que tenemos en este planeta.