Un buen panel de control

Todos usamos distintos paneles de control todos los días. Créanme, sin ellos no llegaríamos muy lejos. El microondas nos dice cuánto tiempo falta para que nuestra comida esté lista. El carro nos dice a qué velocidad vamos, cuánta gasolina nos queda y cuál es la temperatura del aceite. Operar cualquiera de estas simples máquinas sería prácticamente imposible sin tener la retroalimentación adecuada en un panel de control visible.

Ahora, parece ser que en algunos casos mientras más compleja sea la situación que se quiere administrar, menos datos se tienen a la mano. Es cierto que crear un panel de control útil, limpio, intuitivo y simple es difícil. Pero esto no es razón para no hacerlo. “Lo que no se mide se puede gestionar”, decía el gran Peter Drucker. Conforme más compleja sea la situación que se quiere gestionar, mejores paneles de control se deberán tener.

Conforme la complejidad de algo crece la necesidad de tener información simple y en tiempo real para administrarlo también crece. Tal ves un microondas se pudiera llegar a manejar sin un buen panel de control pero este no es el caso para un avión. Mucho menos para gestionar una empresa o para un emprendedor que está buscando obtener los mejores resultados de su equipo. Lograr los ambiciosos objetivos que tenemos en nuestras vidas no es fácil. Para alcanzarlos, primero necesitamos un buen panel de control.

Similitudes entre los deportes y los negocios

Los deportes y los negocios son dos de las cosas que mas me gustan. Siempre he sabido que los deportes son un “negocio”. Esto no es un secreto para nadie pero hasta hace muy poco empecé a ver la gran cantidad de similitudes que hay entre los dos:

  • Tanto en los deportes como en los negocios no hay campeón que dure para siempre
  • El talento fluye de un equipo a otro y es difícil retener a los mejores jugadores
  • Todo el tiempo hay que estar balanceando el ganar ahora con construir un equipo que sea sostenible a largo plazo
  • Los líderes o entrenadores son fundamentales para el éxito del equipo
  • La competencia es feroz
  • Nadie sabe que equipo o empresa va a estar de pie cuando suene la campana final
  • El descanso y la recuperación son importantes
  • El que no puede identificar talento joven que aún no se ha desarrollado está muerto
  • La cultura le gana al talento todos los días de la semana
  • A veces un jugador clave es suficiente para atraer al resto de piezas que ganaran los campeonatos
  • No siempre gana el que tiene más presupuesto
  • El momentum es importante, ganar ese primer partido cuenta
  • Las temporadas son largas y siempre hay lesiones, tener una buena banca es indispensable
  • No todas las contrataciones funcionan
  • Un jugador que tiene éxito “acá” no necesariamente lo tendrá “allá”
  • Entrenar, entrenar, entrenar

Amigos deportistas y empresarios, ¿Qué estoy dejando de incluir?

Miedo y claridad: El secreto para lograr mejores resultados en la empresa

Muchas personas tienen miedo de comprometerse al cumplimiento de metas y objetivos. Sin duda alguna este fenómeno es una epidemia muy esparcida en el mundo empresarial. El resultado: metas muy ambiguas y una falta de seguimiento que rinden resultados sub óptimos.

La buena noticia es que este es solo un caso más de confusión. El secreto para resolver el problema es entender por qué el compromiso a cumplir un objetivo le pudiera causar miedo a una persona. Para poder desenvolver eso es necesario antes entender que las personas sentimos miedo cuando nos falta información o hay algo que no sabemos. Entonces, ¿Por qué tantas personas sienten miedo de comprometerse a cumplir un objetivo? Simple, porque no tienen claridad y les falta información respecto a cualquier de las siguientes especificaciones del objetivo o el proceso de evaluación:

  • El objetivo no está claramente definido, por ende no saben que es lo que deben lograr.
  • No tienen claro cómo se ve el éxito una vez que cumplan el objetivo. Es decir, no tienen una visión clara que alcanzar.
  • No saben cómo serán evaluados.
  • No saben qué pasará si fallan.
  • No saben que pasará si tienen éxito.
  • No saben claramente cómo serán evaluados.
  • No entienden el proceso para presentar sus resultados.
  • No entienden la importancia relativa del objetivo contra el resto de sus responsabilidades.

Esta lista podría seguir y seguir. Pero por hoy la podemos dejar ahí y hacer énfasis en que si como líderes queremos inspirar a nuestros equipos a lograr los objetivos que la organización quiere alcanzar es muy importante ayudar a que nuestros equipos no tengan miedo de comprometerse a trabajar muy duro en ellos. ¿Y cómo hacemos esto? Siendo lo más claros y específicos que podamos para comunicar qué son los objetivos que queremos que logren y como estaremos evaluando el avance y los resultados de su trabajo.

La magia de recordar

Hoy por la mañana yo y mi equipo estuvimos toda la mañana en una reunión con nuestra agencia de publicidad. Ellas nos están ayudando con desarrollar una nueva estrategia de mercadeo e identidad de marca. Hicimos diversos ejercicios y varios de ellos consistían en recordar algunos momentos clave en la historia de la empresa.

Recordar realmente es mágico. Volver a vivir a través de nuestra memoria momentos que ya pasaron es algo de lo más preciado que tenemos los seres humanos. Es increíble cómo por medio de responder unas cuantas preguntas y desempolvar recuerdos especiales nuestro estado de ánimo puede cambiar en un instante.

Como emprendedores las constantes batallas del día a día nos pueden desgastar mucho. Si no tenemos cuidado nos podemos empezar a desconectar de todo lo que nuestros proyectos significan para nosotros. Es importante estar al tanto cuando esto sucede para que la desconexión no llegue a ser tan extrema que decidamos abandonar nuestros emprendimientos por completo.

La magia de recordar es que nos conecta, nos une. Nos permite revivir momentos especiales y nos despierta emociones que nos energizan. Sin importar que tanto tiempo haya pasado desde que empezamos a luchar por nuestro emprendimiento, recordar por qué lo hicimos nunca es una mala idea.

Iterar es más rápido que ganar la lotería

Si hay algo que he podido identificar que me paraliza es la tendencia que tengo de querer que todo salga perfecto desde la primera vez. Mis expectativas son excesivamente altas para lo que realmente es factible hacer en un primer intento. Está de más decir lo mucho que esto me detiene al empezar cualquier proyecto.

Desde luego que después de semanas de estar luchando subconscientemente conmigo, finalmente me lanzo a empezar. Para ese entonces obviamente ya perdí mucho tiempo y estoy muy desgastado por la lucha interna que se da debido a las ganas que tengo de de que la primer iteración sea muy, muy buena (en realidad me refiero a que sea perfecta).

Este es un patrón que tengo muy arraigado y aunque a nivel intelectual comprendo que esto no debiera ser así, proyecto tras proyecto me encuentro siempre haciendo lo mismo. Mi subconsciente simplemente rechaza la idea de que el primer intento no sea perfecto.

Hay veces que cuando uno está sumergido en un proceso de esta naturaleza y su vida está siendo afectada en una manera importante la ayuda pareciera caer del cielo. Hoy el salvavidas llego a mi en la forma de la siguiente cita:

“Hacer algo malo y luego iterar en ello hasta que sea bueno es mucho más rápido que hacer algo bueno la primera vez”

Julian Shapiro

No tengo mucho que agregar a esta cita. Es directa, elegante, clara y muy bien pensada. Describe de una manera muy simple lo que intuitivamente siempre he sabido, que el proceso de empezar por donde se pueda y luego iterar llegará a una solución satisfactoria antes de que logremos encontrar la solución perfecta que queremos en el primer intento.

No se diga más. A empezar rápido sin buscar la perfección para poder empezar a iterar lo antes posible.

Algunas cosas que puedes aprender vendiendo

Vender es mucho más que obtener dinero a cambio de un bien o servicio. Vender es ayudar a alguien a adquirir algo que le ayudará a mejorar su vida. Vender es acompañar a alguien para que esa persona pueda ganar su día. Pero lo más importante de todo es qué vender es aprender.

Vender (el acto de este parado frente a alguien para ofrecerle algo) es una acción muy vulnerable. Prácticamente estamos ahí parados diciendo: “ten, tengo esto que hice y que creo que te puede servir. ¿Estás dispuesto a pagar por ello?” Claro que la cantidad de distintas respuestas que recibimos a esta pregunta son infinitas y muchas de ellas son negativas. Pero eso no importa porque sin importar si la venta se cierra o no, siempre aprendemos algo nuevo.

Cuando cerramos una venta aprendemos que es lo que valora el mercado. Cuando no cerramos una venta aprendemos que o nuestro producto no genera suficiente valor. Estos dos aprendizajes tan solo son dos de las cosas más genéricas que aprendemos al vender.

Acá listo algunas de las cosas qué, si prestamos atención, podemos aprender cada vez que vendemos algo sin importar si la venta ser cerró no:

  • La relación entre el precio que estamos cobrando y el valor que percibe el cliente en nuestro producto
  • La calidad con que estamos comunicando la resolución a algún problema que nuestro producto ofrece
  • La claridad de nuestro mensaje de ventas
  • Que tanto resuena nuestro mensaje con el perfil general de la persona a la que le estamos vendiendo
  • La intensidad con que las personas necesitan nuestro producto
  • La apertura de las personas a pagar en la manera que nosotros queremos cobrar
  • Como reaccionamos al rechazo cuando se trata de algo que es importante para nosotros
  • Cuanto tiempo se tarda un potencial cliente en decidirse a adquirir lo que estamos ofreciendo
  • El % de personas que compran nuestro producto
  • etc.
  • etc.
  • etc.

Una nueva manera de trabajar

Conforme una empresa avanza, evoluciona. Los procesos que antes funcionaban dejan de funcionar y los requerimientos de cada nuevo nivel al que se llega son cada vez más complejos. En estos puntos de inflexión, toda empresa necesita encontrar una nueva manera de trabajar para seguir creciendo.

El instinto de muchos emprendedores es buscar los cambios mínimos necesarios para seguir adelante. Buscan una salida relativamente segura al problema y la juegan conservadores. Pero a veces ser muy conservador es la gota que derrama el vaso del fracaso. Esto es cada día más cierto. El mundo actual premia a los valientes. Hoy se requiere de grandes cambios para tan solo poder mantenerse relevante.

La invitación de hoy es a buscar nuevas maneras de trabajar. A realmente pensar fuera de la caja y encontrar soluciones novedosas que pueden parecer arriesgadas pero que en realidad son mucho más seguras que seguir haciendo lo mismo una y otra vez.

Una nueva manera de trabajar es una aventura que todo emprendedor debe de buscar. El mundo está cambiando muy rápido y los emprendimientos que están creciendo aceleradamente van aún a una mayor velocidad. Seguir haciendo lo mismo no es más que una receta para el desastre. La falta de innovación interna eventualmente pasa su factura. La única manera de salir de acá vivos es encontrando una nueva manera de trabajar.

Crecer duele, una nota para mis amigos emprendedores

El crecimiento es doloroso. Crecer no solo le duele a los adolescentes cuando se están “estirando”. Crecer también le duele a las empresas cuando empiezan a hacer algo nuevo que no estaban haciendo anteriormente. Crecer también le duele a cualquier persona que decida embarcar en la noble trayectoria de ser un poco mejor cada día. Crecer duele.

Llegar a entender que no puede haber crecimiento sin dolor es fundamental para el emprendedor. Mientras esta verdad universal no se acepte, el emprendedor constantemente estará evitando las actividades necesarias para acelerar la trayectoria de su empresa y misión. Bajo estas condiciones nunca podrá dar lo mejor que tiene.

Al mismo tiempo también es de vital importancia poder ver el dolor como algo bueno, como una seña de crecimiento. No como algo que se debe evitar. Es fácil demostrarlo. ¿Cómo se sabe que se tuvo una buena sesión de ejercicio para fortalecer los músculos? Hay dolor después. Crecer duele. El dolor es prueba de que hay crecimiento.

No importa qué proceso de transformación busquemos en el amplio mundo de la naturaleza, ninguno de ellos ocurre sin dolor. El crecimiento requiere del cambio y cambiar duele. Donde hay crecimiento es inevitable que haya dolor y donde hay un emprendedor determinado el dolor se percibe como una brújula que indica el rumbo más directo hacia el destino final.

¡Avanti!

Precio: Cómo se cobra es más importante que cuánto cuesta

Nos guste o no, el modelo de monetización que se define para un servicio es más importante que el precio que se le asigne. Es decir, cómo se cobra es más importante que cuánto cuesta.

Para resaltar el punto les quiero contar una historia de la empresa de llantas francesa Michelin. A principios de los 2,000 Michelin se encontró con un problema. La competencia de los fabricantes de llantas japoneses y coreanos les estaban poniendo mucha presión. Estaban perdiendo mercado debido a los bajos precios que estaban dándose en el mercado.

Tanta era la presión que el presidente de la empresa le asignó a su equipo de innovación la creación de un nuevo producto que superará por mucho a la competencia. Esta era la consigna más importante de la empresa. Y así fue, el equipo se puso a trabajar durante varios años hasta que lograron producir unas nuevas llantas que duraban 20% más que cualquier otra llanta antes fabricada.

Y la empresa festejó este gran logro tecnológico. Pero solo por unos cuantos días. Muy pronto se dieron cuenta que estas llantas que duraban tanto lo único que iban a hacer era hacer que los clientes compraran llantas con una frecuencia aproximadamente 20% menor. Al ofrecer llantas de mayor duración los clientes iban a tener que cambiar de llantas menos seguido. Aunque las lograran vender un poco más caro, la baja en cantidad de ventas siempre superaría el incremente de ganancia por llanta. ¿Qué hacer?

Ya lo dije al principio. Como se cobra es más importante que cuánto se cobra. La cosa es que alguien adentro de Michelin tuvo la brillante idea de cobrar por kilómetro recorrido con las llantas en lugar de cobrar por el derecho de adquirir un pedazo de hule de Michelin. ¡Genial! Mientras más camina el cliente con la llanta, más paga. Y con una llanta que dura 20% más que la de la competencia hay un 20% más de kilómetros a monetizar antes de que Michelin tenga que poner una llanta nueva.

Digámoslo todos juntos una vez más: Como cobras es más importante que cuánto cuesta.

Las cosas fallan, es mejor acostumbrarse

La entropía es real. Conforme el tiempo pasa las cosas se deterioran. Como le gusta decir a un mi buen amigo, “hasta los bits se pudren”. Dado suficiente tiempo de desuso, todo va a fallar. Es mejor acostumbrarse.

Ese es un tipo de fallo que se da, el fallo por deterioro o desuso. El otro tipo de fallo que existe es el fallo por innovación o crecimiento. Siempre que se prueba crear algo nuevo la probabilidad de fallo es muy grande. Es muy rara la cosa que se hace por primera vez y que no falla. De igual manera, cuando algo que ya que ya funcionaba se lleva al siguiente nivel un eventual fallo es inevitable. Es mejor acostumbrarse.

Así que ya sea que algo se deje estar por mucho tiempo o que se esté inventando algo nuevo o que se esté trabajando en algo para mejorarlo o llevarlo al siguiente nivel, siempre podemos tener algo por seguro: que tarde o temprano va a fallar. Es mejor acostumbrarse.