Riesgo y consecuencia

Puede haber algo que sea de muy poco riesgo pero que tenga graves consecuencias. Por ejemplo, viajar en avión.

También hay cosas de mucho riesgo que tienen consecuencias leves. Como jugar un partido de futbol.

Qué tan arriesgado es algo no tiene nada que ver con la gravedad de las consecuencias que se darán si el riesgo se cumple. Para tener el panorama completo se deben considerar tanto las probabilidades como la severidad de las consecuencias y recordar que no están relacionadas.

Bajo presión

Hacer lo debido en situaciones cómodas es fácil. El carácter y el liderazgo tan solo se forjan bajo presión. Estar bajo presión significa que hay algo que está en juego. Probablemente quiere decir que haya resistencia y que se requiere de fuerza poder para salir del otro lado —y eso está bien.

Los verdaderos héroes, aquellas personas que realmente han destacado y cuyos logros son reconocidos por las grandes mayorías, han cambiado el mundo con las decisiones y acciones que han tomado bajo presión. Ninguno de ellos reescribió la historia con lo que hizo desde una hamaca durante sus vacaciones.

Por definición la presión no se siente bien. Sino dejaría de ser presión. Pero que algo no se sienta bien no quiere decir que se deba evitar. ¿Acaso el enfermo evita el doloroso tratamiento o la horrenda medicina que le ayudará a mejorar? Al contrario, lo busca con todo porque sabe que del otro lado del trago amargo está la dulce recompensa de la recuperación.

Bajo presión el carbón se convierte en diamante y las personas promedio se convierten en excepcionales seres humanos. Bajo presión, lo más formidable del ser humano se hace presente. La creatividad, nobleza y determinación de querer seguir adelante salen a relucir en esos momentos de obscuridad que parecieran ser el fin. Es en estos momentos en donde se crece y se supera, se llega al siguiente nivel.

Al igual que no todos pueden levantar 400 libras en un “bench press”, nadie puede vivir bajo presión todo el tiempo y tampoco nadie puede soportar ciertos niveles intolerables de presión. Lo que sí todos pueden hacer es fortalecer sus músculos de carácter, liderazgo y perseverancia buscando situaciones que les exijan un poco más. Buscando diariamente estar bajo un grado manejable de presión, poco a poco se podrán convertir en las personas que siempre han querido ser.

De mutuo acuerdo

Cuando dos o más personas deciden colaborar para lograr algo más grande que lo que podrían hacer solas —”construir de mutuo acuerdo”—, se logran grandes cosas.

Es por esto que me desmoraliza tanto encontrar el famoso “de mutuo acuerdo” en contrato tras contrato con el único afán de tratar de limitar el abuso de una de las partes sobre la otra. Muy rara vez se utiliza para potenciar la colaboración que podría nacer de una estrecha relación en donde las partes involucradas acuerdan mutuamente apoyarse.

No sé si sea muy optimista, o incluso utópico, pero me gustaría vivir en un mundo así. En donde los que queremos trabajar juntos acordamos dar lo mejor que tenemos y tratar de cumplir las expectativas que mutuamente se definen desde el principio. En donde si algo surge en el camino o alguna expectativa no se cumple, el malentendido (es es todo lo que sería) se resolvería con el mejor resultado para el proyecto en mente.

De mutuo acuerdo no debiera significar “no me puedes hacer eso a menos que yo te deje”. De mutuo acuerdo debiera significar “acordamos colaborar para lograr lo que los involucrados queremos y si por cualquier razón no resulta, lo resolveremos de la manera más productiva posible”.

Ponte en tu lugar

“Lo voy a poner en su lugar” y “alguien lo debería poner en su lugar” son dos expresiones muy comunes. Parecieran indicar que una persona puede tener absoluto control sobre otra. A menos de que haya uso de fuerza física extrema no veo cómo.

La ambigüedad que hay en estas expresiones es amplia. ¿Cuál es el lugar en donde hay que ponerlos? ¿En dónde están que no es el lugar correcto? ¿Se refiere a un lugar físico o a un estado mental? ¿Le debo pedir permiso antes de ponerlo en su lugar? ¿Cómo sé yo precisamente en qué lugar debiera estar otra persona? Y si la otra persona no se quiere mover de dónde está, ¿Qué voy a hacer? Etc.

Una mejor pregunta es ¿Estoy en el lugar en el que yo debiera estar? Después de todo, si de algo tienes control es sobre dónde estás tú en tu vida. Esta sí es una pregunta constructiva y transformadora que vale la pena hacer una y otra vez.

Explorando un poco más profundo:

¿Estoy viviendo mi vida cerca de dónde están mis valores? ¿Estoy cumpliendo las funciones a las que me he comprometido en las distintas áreas de mi vida? ¿Estoy cerca o lejos de las metas que me he propuesto? ¿Estoy feliz en donde estoy? ¿Quisiera estar en otro lugar (metafórico o físico)? ¿Estoy rodeado de personas que me llenan? ¿Soy la persona que necesitan aquellos que están a mi alrededor? ¿Hago lo que quiero en donde estoy o quisiera estar en otro lugar haciendo otra cosa? ¿Son tus pensamientos positivos?

¿Que más te puedo decir? Ve y ponte en tu lugar.

El sueño que no te deja dormir

Muy de vez en cuando, una vez cada nunca, te topas con un sueño. Un sueño que no te deja dormir.

Después de años de aparente inactividad, tu corazón despierta. Y la piedra se convierte en tizón.

Un fuego despierta en lo más profundo de tu ser, y el gris cambia por el color. Ya no tienes ganas de dormir.

No importa a donde voltees a ver, ahí estará, persiguiéndote sin piedad. No tiene sentido tratar de uir.

Sin haberte dado cuenta te has convertido en la presa, la presa de un sueño que no te deja dormir.

Deja ya de resistirte, es imposible escapar. No hay marcha hacia atrás. No volverás a dormir hasta que tu sueño sea realidad.

Puede ser que todo esto suene cansado y que no te quieras entregar. Pero este es un momento como pocos otros que podrás vivir. No es el momento de poner resistencia.

Si tu sueño no te deja dormir, es importante para ti. Si tu sueño no te deja dormir, no lo dejes escapar.

Si tu sueño no te deja dormir, entrégate, y hazlo de rodillas. Si tu sueño no te deja dormir, quiere decir que has encontrado algo especial.

Si quieres que tu vida sea algo fenomenal, no dejes escapar ese sueño que no te deja dormir.

El miedo siempre es fantasía

La sensación de miedo siempre nace ante un evento imaginado que aún no ha ocurrido. No podemos sentir miedo de algo que ya pasó. Usualmente lo que ocurre es que hay un evento detonador que acontece, se asimila, se interpreta y se arman conjeturas e historias sobre qué podría pasar después. Son estas historias las que despiertan el miedo. Todo este proceso es subjetivo.

Nunca en la historia de la humanidad ha habido una persona que haya tenido miedo de algo que iba a pasar con 100% de probabilidad. El mundo no funciona así. No importa la circunstancia y cuántas veces se haya desenvuelto de la misma manera anteriormente, nadie puede predecir con total certeza lo que ocurrirá después.

Reconocer que a lo que se le tiene miedo es una historia creada por nosotros mismos es muy poderoso. Primero, podemos en todo momento escoger si queremos creer o no la historia. Lo hacemos todo el tiempo con todas las demás historias que escuchamos. Y segundo, también podemos reescribir la historia cuantas veces queramos. Después de todo, nosotros somos los únicos autores.

El miedo siempre es una fantasía.

El dolor cómo información faltante

El dolor es una de las sensaciones más viscerales y primarias que experimenta el ser humano. Pensándolo bien, el dolor es algo que todos los animales comparten pero para los efectos prácticos de hoy, nos estaremos centrando en la experiencia humana.

A nivel biológico el dolor no es nada más que el disparo de nervios especializados. Es algo que se siente en el cuerpo y existe para avisar que algo no está bien. En el siguiente nivel, el nivel psicológico, está el significado que cada quien le asigna al dolor que siente. El significado personal que se le asigna al dolor es el sufrimiento. El dolor es mandatorio, el sufrimiento es opcional.

Ahora bien, está claro que el dolor es una herramienta evolutiva invaluable. Sin él, ninguno de nosotros estaría acá. El dolor es necesario para sobrevivir, es el encargado de avisar que el cuerpo está dañado. Pero hay algo aún más importante que el dolor puede hacer. Avisa que se está recibiendo información que antes hacía falta.

La manera más fácil de entenderlo es con un ejemplo. Imaginemos que estás caminando hacia el baño de tu dormitorio a media noche y las luces están apagadas. Estás medio sonámbulo y pateas la pata de la cama. El dolor es inmediato y muy intenso. Hay información que te hacía falta. Sino no hubieras pateado la pata de la cama. No sabías que estaba ahí. El dolor te da la información que hacía falta: la pata de la cama está ahí.

Siempre que hay dolor se recibe información que hacia falta. No importa si el dolor es físico o emocional. Cuando se experimenta dolor es por qué hay información desconocida que se está haciendo presente de manera inmediata. El dolor es nueva información. En otras palabras, el dolor es aprendizaje experiencial.

Lo correcto como estrategia de negocios

Los negocios han existido desde tiempos inmemorables. Los negocios seguirán existido en el futuro de manera indefinida. Y los negocios siempre han buscado y buscarán darle un buen retorno al emprendedor.

En la época moderna (de hace unos 35 a 40 años para acá) ha existido un sobre énfasis en maximizar las utilidades —a cualquier precio. Sin duda alguna esto ha colaborado al nacimiento y crecimiento de muy buenas empresas que han aportado productos y servicios de gran beneficio para la sociedad.

Y sin duda alguno el énfasis en maximizar utilidades a costa de todo también ha alejado a miles de empresas y emprendedores del “camino del bien”. Por “camino del bien” me refiero a hacer lo correcto. A cobrar solo por el valor que realmente se genera. A pensar un poco más a largo plazo y dejar de ganar ahora con el fin de crear mejores y más sostenibles relaciones con las personas a las que se está sirviendo.

No cobrar por valor que no se está generando deja una única opción para crecer una empresa: Generar cada vez más valor. Pensar a largo plazo crea empresas más sostenibles que necesariamente deben tener un propósito claro y bien definido. Trabajar en construir relaciones profundas con las personas que se sirve permite construir productos y servicios que resuelven los problemas que tiene el mercado de maneras novedosas y eficientes.

El éxito, la abundancia y las grandes utilidades no se pelean con hacer lo correcto. Es más, hacer lo correcto es lo único que lleva a una empresa a ser verdaderamente grandiosa. Hacer lo correcto como estrategia de negocios no es fácil pero vale a pena.

Descubrir Windows 10

Hasta este fin de semana tenía más de 15 años de no usar Windows formalmente en una computadora. Desde que compré mi primer Mac he estado trabajando todo lo que hago en MacOS. De vez en cuando instalé una máquina virtual para correr unos archivos de Excel que solo corrían en Windows pero nada mas.

Si mal no recuerdo la última versión de Windows que utilicé fue Windows Vista. Mis memorias de ese sistema operativos no son buenas.

El domingo pasado, por solicitud de mi hijo, que está mostrando indicios de Gamer, instalé Windows 10 en mi iMac sobre su propia partición de Boot Camp. Déjenme decirles qué después de una hora de uso ligero Windows 10 parece no estar tan mal como Windows Vista.

Aparte de instalar Steam y un par de juegos que ya me habían comentado que “no corren en la Mac”, dediqué una hora a explorar el sistema operativo. Sigue habiendo algo fundamental que no me gusta de Windows. No puedo poner en palabras que es pero es algo relacionado al paradigma de diseño de cómo funciona el sistema que no me gusta.

Pero esto no importa. Durante esa hora estuve descubriendo una versión de Windows totalmente diferente a las que conocí años atrás. Pude ver muchos avances y mejoras. Encontré maneras nuevas de hacer operaciones comunes en la computadora y decisiones de diseño totalmente distintas a las que estoy ya acostumbrado a usar. Y esto es bueno.

Es bueno porque hay algo mucho más importante que el hecho de que el sistema operativo me haya gustado o no. Pude cuestionar mi manera de pensar sobre cómo se “debe” usar una computadora. Tuve la oportunidad de descubrir otra manera de trabajar en la computadora bajo un set de decisiones de diseño fundamentalmente diferentes. Embarqué en el proceso de descubrir y cuestionar la manera en que he venido haciendo las cosas desde ya hace mucho tiempo. Esto siempre es útil.

El proceso de descubrir es incómodo. A nadie le gusta cambiar la manera en que hace las cosas con las que se siente cómodo —y esto es lo que precisamente es descubrir. Se requiere de un incentivo fuerte para empezar este proceso. De lo contrario seguimos haciendo lo mismo y no descubrimos mayor cosa. En este caso el incentivo fue ayudar a mi hijo a jugar estos juegos que simplemente no corren en MacOS.

Así que este fin de semana volví a descubrir Windows, aprendí a usar Boot Camp, instalé Steam e instalé a mano los Drivers para Windows de la tarjeta de red Broadcom de la iMac. Tuve un incentivo, me embarqué a descubrir algo nuevo y aprendí bastante sobre algo que es importante para mí. Voy a empezar a hacer un poco más de eso.

Hay más enfermedades

Este último año ha sido dominado por la narrativa del COVID. La cobertura mediática, las restricciones de movilidad y la muerte de tantas personas ha hecho que este virus sea el líder de “top of mind” de las enfermedades.

No importa que anomalía pueda uno experimentar en el cuerpo, el primer pensamiento que salta casi que de reflejo es “tengo COVID”. Por ahí escuché a un amigo decir “ya todos tuvimos COVID, al menos en la mente”. Es muy cierto.

Pero hay otras enfermedades que el cuerpo y nuestros sistemas inmunes deben combatir. La comida nos cae mal y nos podemos intoxicar, nos puede dar una gripe común o podemos experimentar un dolor de cabeza. Estadísticamente no se cual sea la probabilidad de que la siguiente enfermedad que una persona contraiga sea COVID pero me imagino que es relativamente baja.

No quiero decir con esto que las medidas de precaución y el nivel de alerta con que nos debemos comportar deben disminuir. Para nada. El COVID es real y nos tenemos que cuidar. Lo único que estoy diciendo es que hay otras enfermedades y eso que estás sintiendo en tu cuerpo puede ser algo que no sea COVID. Hay más enfermedades.