Lo más dificil es…

… Ver las cosas tal y como son. Muchas veces, ver el mundo tal y como es, es demasiado doloroso. Es entonces que decidimos maquillarlo para no sentir dolor.

Todos experimentamos el mundo a través de nuestros conceptos y de acuerdo a la naturaleza de cada situación, buscamos un significado que encaje con nuestra programación. Así es como maquillamos la realidad y aspiramos a sentir algo que se asemeje a una sensación de seguridad.

Y de todas las cosas que maquillamos, la más difícil de ver directamente es, nuestra auto imagen. No hay nada más doloroso en todo el universo que vivir ese momento en que pasa algo que no encaja con esa imagen que hemos creado de nosotros mismos. El dolor es tan grande que decidimos pelear hasta la muerte por defender nuestra auto imagen.

Alguien nos dice que no les gusta nuestro nuevo peinado. Nos exponemos a una nueva idea que nos hace mucho sentido pero no comulga con quienes creemos que somos. Fallamos en el trabajo y nuestro jefe se entera. Manchamos nuestra camisa antes de una reunión. Alguno de nuestros hijos hace un berrinche en público. Nos toca ponernos traje de baño y no nos vemos como creemos que nos “debiéramos” ver. Etc.

Es tortura. Todo el tiempo estamos tratando de modificar todo lo que sucede a nuestro alrededor (y lo que piensan las demás personas) para que encaje con la maquillada imagen que hemos construido de nosotros mismos. Esto no es vida. No es sano.

Lo más difícil es vernos tal y como somos. Aceptarnos primero, y luego aprender a querernos. Somos como somos, con nuestras fallas y cualidades. En ese sentido, somos perfectos.

Pero en el momento que creemos que tenemos que acomodar el resto del mundo para que nosotros podamos encajar, nos hemos metido en una batalla que nunca podremos ganar.

Eso no es vida.

Nada saldrá como lo esperas (3 consejos para estar preparado)

Un emprendedor solo puede contar con una cosa: Que nada saldrá como lo espera. Todo lo demás es un juego de ruleta en donde cualquier cosa puede pasar. Hay que estar preparados.

Acá tres consejos que aunque suenan simples, llevan el proceso de emprender al siguiente nivel.

  1. Identificar tendencias: Lo primero que hay que hacer es hablar con clientes potenciales y actuales para poder ver patrones escondidos. Estos patrones son los cimientos que sostienen las tendencias futuras que generarán los cambios en tu industria.
  2. Tomar en cuenta márgenes de error generosos para todos los proyectos: Ya sea cuanto dinero levantar, el tiempo para salir al mercado, la taza de respuesta de los clientes o cualquier otra cosa, hay que asumir un margen de error de hasta 3 veces el estimado inicial. Es la única manera de tener suficiente holgura para poder responder a los imprevistos que inevitablemente saldrán.
  3. Alinear expectativas: Si uno entra a este proceso esperando una camino recto hacia el éxito, está perdido. Se deben esperar cientos de iteraciones antes de poder llegar al éxito. El fracaso será parte del camino. Habrá que cambiar procesos, personal e incluso propuestas de valor. Tener esto claro desde el principio es vital. Permite manejar la montaña rusa que es emprender.

Empezar un emprendimiento es algo maravilloso. También es algo incierto y emocionalmente desgastante. Tener muy claro cómo es la naturaleza del proceso desde el principio ayuda, y ayuda mucho.

Con tan solo tener en cuenta estas tres acciones que son vitales para lidiar con lo que estás por enfrentar te ayudará a estar preparado para cuando nada salga como lo esperas.

¡Suerte!

El santuario silencioso de una buena hoja de papel

Prácticamente no hay nada que una computadora no pueda hacer. Como herramientas de creación, organización y procesamiento de información, las computadoras no tienen rival. Sin embargo, a veces estas maravillas de la tecnología moderna son víctimas de su propio éxito.

Las computadoras son herramientas totalmente genéricas. Es decir, se pueden utilizar para casi cualquier cosa. Esta flexibilidad es parte fundamental de su éxito. Y al mismo tiempo, también es su talón de Aquiles.

La habilidad de poder hacer cualquier cosa en la computadora crea distracciones. “Cualquier cosa” incluye Twitter, Facebook, Whatsapp y cuántas distracciones más se les puedan ocurrir. Se requiere de mucha disciplina para sentarse enfrente de una caja de Pandora así de poderosa y usarla de una manera apropiada.

Ah, pero el papel. El papel es más limpio, sobrio. El papel invita al enfoque y la concentración. En el papel no hay nada más que lo que nosotros queremos que esté ahí. El papel es pasivo y nos obedece. El papel no nos puede gritar (notificaciones), el papel tan solo sabe escuchar.

En los momentos cruciales de un proyecto creativo a veces el mar silencioso de una hoja en blanco es justo lo que necesitamos. De vez en cuando es bueno apagar la computadora y refugiarnos en el santuario silencioso de una buena hoja de papel.

Crédito de imagen y de la idea a Hannah Wilson. Para leer más al respecto, ver su thread:

Las razones porque jugamos (el camino a empresas más productivas)

Las personas jugamos juegos para ganar. Nos gusta jugar cuando conocemos las reglas del juego y sabemos cómo va el marcador. Cuando una de estas dos cosas hace falta, el juego pierde su razón de ser. Cuando no sabemos cómo va el marcador o no entendemos qué es lo que podemos hacer o no para ganar, perdemos el interés.

Este entendimiento de por qué nos gusta jugar es una herramienta muy útil en el ámbito empresarial. Después de todo, los trabajos son muy parecidos a los juegos. En algunos aspectos son prácticamente idénticos pero esa es una discusión para otro día.

Así que, si los juegos y el trabajo son tan similares, ¿Cómo podemos utilizar lo que nos gusta de jugar para mejorar el desempeño laboral de las personas en el trabajo?

Analicemos una por una.

1. Conocer las reglas.

Cuando alguien conoce claramente todas las reglas, pierde el miedo de infringirlas y por ignorancia ser penalizado. En el mundo laboral esta penalización puede significar la pena máxima, un despido.

Cuando las personas sienten este tipo de miedo se limitan y dejan de tomar riesgos calculados. Se cierran y se rehusan a empujar los límites de su capacidad. No lo pueden dar todo porque tienen temor de romper una regla que pudieran desconocer. La productividad y creatividad de todos se ve mermada.

2. Saber cómo va el marcador.

Para que un marcador sea efectivo se debe tener muy claro cómo se calculan los puntos del juego que se está jugando. De nuevo, en el mundo laboral, esto se traduce a saber exactamente qué se espera de cada individuo y su puesto de trabajo. Si una persona no sabe cómo se le está midiendo y que se espera de ella, no sabe cómo anotar. Le resulta imposible ganar.

Todos queremos saber qué tan bien los estamos haciendo y qué tenemos que hacer para mejorar. Estos son los elementos esenciales que eventualmente nos llevan a querer seguir jugando y eventualmente ganar.

Si no tenemos un marcador visible, preciso y claro de cómo va el juego, el juego se convierte en una simple chamusca y todos los que están participando se dejan de esforzar.

Así nadie puede ganar.

Nadie se quiere perder una muy buena ensalada de pollo (el secreto para empezar a recibir más)

La habilidad de pedirle a los demás lo que queremos es un tipo de músculo. Mientras más lo utilizamos, más fuerte se pone. Las cosas que podemos o no obtener están muy correlacionadas con nuestra capacidad de pedir.

Por alguna extraña razón muchas personas crecen con una connotación negativa alrededor del verbo “pedir”. Dependiendo de la situación en que se encuentren, las sensaciones que experimentan al momento de pedir algo pueden ir desde no existentes hasta llegar a una fuerte ansiedad.

Experimentar emociones negativas al momento de querer pedir algo puede limitar severamente nuestra experiencia de vida. Aún así, asumimos que estas emociones están justificadas y llegamos a la conclusión de que es mejor quedarnos callados y ni siquiera preguntamos si lo que queremos pudiera ser posible. Perdemos sin siquiera haber jugado.

Por ejemplo, hace unos días estaba compartiendo con el equipo de Ubiquo y llegó la hora de almuerzo. Todos nos pusimos de acuerdo en a donde ir a comer. Yo lo único que quería era ir a un lugareño donde hubieran ensaladas. Pues resulta ser que en donde paramos NO habían ensaladas en el menú 😠.

Bueno, pues después de revisar el menú varias veces me convencí, “acá no hay ensaladas”. Mientras tanto, el mesero diligentemente iba tomando las ordenes de todos y rápidamente se acercaba a mí. Y yo, sin saber qué jodidos pedir.

Bueno, finalmente llegó mi turno. Todavía no sé porque las siguientes palabras salieron de mi boca pero eso es lo que salió. “Disculpe, ¿Sé que en el menú no hay pero quisiera saber si tendrán algún tipo de ensalada?”

“Sí tenemos, el chef prepara una muy buena ensalada de pollo.”, llegó la inesperada respuesta. —“¿Quisiera ordenar una?”. ¿Que si quería ordenar una? ¡Por supuesto que sí!

En fin, la ensalada que llegó estuvo muy, muy buena. De hecho, he regresado 3 veces a ese restaurante a pedir una ensalada que ni siquiera está en el menú. ¿Quién lo diría?

La moraleja es que si los demás no saben qué es lo que realmente queremos, no nos lo pueden dar. Muchas veces decidimos callar y conformarnos con cosas que no queremos o nos acomodamos con algo que no es lo que consideramos ideal.

Esto nos sucede en el trabajo, en la casa y con nuestras familias y amigos. Al final del día estamos limitando nuestra experiencia de vida por permanecer callados. Creo que esto es vendernos barato.

Los invito a hacer un inventario de todo lo que han dejado de recibir por simplemente no pedirlo. Es cierto, no todo lo que se pide se obtiene pero también es cierto que nada de lo que se deja de pedir se recibe.

¿Se animan a hacer un listado de todo lo que se han perdido por no pedir? Seguro que tan solo leer este listado les fortalecerá el músculo de “pedir”.

Al fin, a nadie le gusta perderse las mejoras cosas en la vida, como las muy buenas ensaladas de pollo que no están en el menú.

El secreto para lograr tu metas más incómodas

Recientemente he estado pensando mucho en cómo mejorar el proceso que utilizo para lograr mis metas. He leído bastante al respecto y he tenido varias pláticas al respecto con mi Coach. Estoy descubriendo estrategias muy interesantes, acá les comparto una que me parece fenomenal.

Al momento de definir una meta, se deben buscar metas que nos hagan sentir incómodos. Las metas que nos incomodan por definición son grandes y ambiciosas. Nos hacen crecer y nos convierten en mejores personas. Una meta que no nos reta no nos mueve hacia adelante de manera significativa.

Una vez que la meta incómoda ha sido definida, es momento de encontrar confianza y comodidad para poder empezar a ejecutar con precisión y diligencia. Es momento de listar los siguientes pasos inmediatos que moverán la meta hacia adelante. Estos siguientes pasos deben ser lo suficientemente alcanzables para hacernos sentir cómodos de que los podemos ejecutar.

Una meta ambiciosa está compuesta por una serie de siguientes pasos que se deben cumplir. Disectar una meta que nos incómoda en pequeños siguientes pasos alcanzables que nos hacen sentir cómodos es una estrategia infalible.

Recuerda:

  1. Establece metas incómodas
  2. Siempre ten un siguiente paso cómodo disponible
  3. Alcanza todo lo que quieres en tu vida

La píldora amarga (ánimo Fluffy)

Muchas de las medicinas y tratamientos médicos son desagradables. Las medicinas saben mal y a veces tienen fuertes efectos secundarios. Los tratamientos a menudo son dolorosos y muy incómodos. Aún así, tomamos las medicinas y nos sometemos a los tratamientos porque sabemos que son el precio a pagar para luego disfrutar de la cura.

Pareciera ser que en una broma de muy mal gusto que el universo nos está jugando, este patrón de molestia -> mejora está presente en todos lados. Como que no hay cura sin molestia previa.

Para tener un cuerpo fuerte, antes debemos pagar con la incomodidad e incluso, el dolor del ejercicio. Poder tener las cosas que queremos requiere de arduo trabajo. Todo en este mundo tiene un precio, incluyendo la salud.

La píldora amarga no es agradable, de hecho, es espantosa. Pero a veces es necesario tomarla. Es muy sabio aceptar que todo lo bueno en la vida tiene un precio que hay que pagar.

No es lo mismo ver una situación difícil como un derecho de piso a pagar que como una injusticia del universo. Anda, tómate la píldora amarga, es el único camino para llegar a donde sea que quieres ir.

Pd. Cómo me gustaría que el Fluffy se pudiera sentar a leer este post. Así entendería que su rasurada y medicina de hoy (píldora amarga) fue necesaria para que su piel pueda estar mejor de hoy en adelante.

¡Ánimo gatito!

El ingrediente principal para alcanzar tus metas

Ninguna meta se alcanza por casualidad. Lograr una meta requiere seguir un proceso metódico y de mucha intencionalidad. Cada meta que se cumple tiene mucho trabajó tras bambalinas. Sí, alcanzar metas es un proceso que necesita de mucha disciplina.

“Disciplina” es un término confuso ya que su uso ha sido bastante trillado. Para efectos prácticos, “disciplina” en este artículo se definirá de acuerdo a lo que Wikipedia define como Auto-Disciplina 1:

La autodisciplina se refiere a la capacidad de la persona para llevar a cabo una determinada tarea o para adoptar un determinado comportamiento, incluso si esa persona preferiría estar haciendo otra cosa. Por ejemplo, esforzarse por (y lograr) sustituir un hábito perjudicial (para esa persona o para los demás) por cualquier actividad (placentera o no) que contribuya a la mejora de su calidad de vida (o la de los demás) es una muestra de autodisciplina.

La autodisciplina es, en cierta medida, un sustituto de la motivación, cuando utiliza la razón para determinar el mejor curso de acción que se opone a los deseos de uno. Sin embargo, la autodisciplina puede originar dos tipos de comportamientos:

  • Comportamiento virtuoso: las motivaciones están alineadas con los objetivos, hacer lo que uno sabe que es mejor y hacerlo con mucho gusto.
  • Comportamiento contingente, por el contrario, es cuando uno hace lo que sabe que es lo mejor, pero debe hacerlo oponiéndose a las motivaciones propias.

Trasladarse de un comportamiento contingente a un comportamiento virtuoso requiere de entrenamiento y de autodisciplina.

Así es que si alcanzar metas fuera una receta, la disciplina sería el ingrediente principal. Alcanzar una meta es algo complejo y muchas cosas se deben cumplir para lograrlo. Pero todo empieza con la disciplina.

Recuerda, sin disciplina, no hay manera consistente de alcanzar tus metas.

Desarrolla tu disciplina y alcanza todo lo que quieres en tu vida.

Aprender de los mejores, algunas recomendaciones y links

Realmente es increíble. El acceso que tenemos a los expertos más reconocidos de todo el mundo es ilimitado. No importa que disciplina nos interese, con un par de clicks nos podemos sentar a estudiar las sutilezas de cómo lo hacen los mejores.

Digamos que alguien quisiera aprender a comunicar sus ideas por medio de threads en Twitter. Esta persona se podría sentar a estudiar cómo lo hace Sahil Bloom. Él es el maestro de los threads en Twitter.

¿O qué tal si alguien está interesado en mejorar la educación para niños? ¿Qué mejor que darle un vistazo al canal de YouTube de Ana Lorena Fabrega?

¿Y para aquellos que quieren aprender de ciencia e ingeniería? El canal de Mark Rober en Youtube es la solución.

¿Aprender a escribir pequeños posts concisos y llenos sabiduría? Seth Godin los tiene cubiertos con su blog.

Análisis de música contemporánea y Rock n Roll. Una vuelta por el canal de YouTube de Rick Beato hará el trabajo.

¿Cómo pensara acerca de una filosofía de vida, negocios, salud y bienestar? La cuenta de Naval Ravikant en Twitter nos tiene cubiertos.

Estos solo son unos cuantos ejemplos de las personas que me inspiran y enseñan algo nuevo todos los días. Obviamente, este listado está sesgado a los temas que me interesan a mí. Pero el mensaje que quiero enviar con este post es un poco más grande que un simple listado de recomendaciones.

Lo que quiero trasmitir es que no importa qué estés haciendo, alguien ya lo está haciendo a un muy alto nivel y lo más probable es que ya esté compartiendo su trabajo en el internet. Todo lo que tienes que hacer es buscar en Google o tu buscador favorito y una vez que encuentres a los expertos que te interesan, sentarte a aprender de ellos.

En este instante puedes empezar a aprender de los mejores. Si quieres mejorar tus destrezas quiero que sepas que las barreras para hacerlo hoy ya no existen. Si no mejoras, es porque no quieres.

Los mejores maestros ya están trabajando en línea y todos nos podemos sentar a ver cómo trabajan todos los días.

La capacidad de violencia

Anoche, después de la respectiva maratón de baseball, vimos Finch en Apple TV . Qué buena película. Bueno, eso es algo que era de esperarse con Tom Hanks haciendo el papel principal al lado de un perro y un robot.

Me interesa bastante que entiendan el contexto general de la película para que entiendan a lo que me refiero con “capacidad de violencia”. Acá les dejo el trailer para que lo puedan ver antes de continuar leyendo.

Ahora, a lo que venimos. No sé en que campo caigan ustedes pero yo creo que dadas las condiciones correctas, todos los seres humanos somos capaces de ser violentos. Ya sea por defensa personal, presión, miedo, o algo similar, el recurso de la violencia es algo que todos estamos dispuestos a utilizar en algún momento.

Si me imagino viviendo en un mundo post-apocalíptico como en el que se desarrolla Finch, uno en el cual tuviera que luchar por comida para mi familia, si tuviera que usar violencia para conseguirla, probablemente lo haría.

Claro, todo esto son solo ejercicios mentales. Realmente no puedo saber cómo me comportaría en una situación en la que nunca he estado. Tan solo puedo especular.

Quisiera poder sentarme aquí a decir que bajo ninguna situación recurriría a la violencia pero para ser completamente honesto, creo que todos, en un momento de desesperación, podríamos jalar la palanca de la violencia. Incluso yo.