Leer para escribir, aprender para enseñar

Hoy que me senté enfrente de mi computadora a escribir sentí un pequeño vació que pronto se convirtió en pánico. Una desorientación muy extraña se apoderó de todo mi cuerpo. Me sentí perdido y no sabía qué hacer. Con un profundo respiro y un rápido abrir y cerrar de ojos pronto regresé a enfocarme en lo que vine a hacer: escribir.

Después de unos minutos de silencio y una reflexión profunda entendí qué me estaba pasando. Hoy por la mañana cambié mi rutina habitual. Salí muy temprano a la oficina y no tuve tiempo de leer. Usualmente después de despertarme y haber preparado mi café leo entre 45 minutos y una hora. Este simplemente no fue el caso el día de hoy.

Sé que no todos los días escribo sobre lo que leí en la mañana. Es más, pensándolo bien creo que la mayoría de los días no escribo sobre lo qué leí en la mañana. Lo que sí aprendí hoy es qué leer algo es muy importante para poder escribir. Alimentar la mente con nuevas ideas e información nos permite sintetizar material, generar nuevas ideas y despertar la creatividad. Esto es lo que me hizo falta hoy. No haber leído por la mañana estaba afectando mi capacidad de escribir.

Ya después de haber entendido que me estaba pasando no me parece nada extraño lo que ocurrió. Tratar de escribir sin materia prima y un estado creativo adecuado es como tratar de enseñar algo que aún no hemos aprendido. Para poder crear antes nos tenemos que alimentar.

Un mundo que cambia

Vivimos en un mundo que cambia. La velocidad a la que el mundo está cambiando hoy es mayor que nunca. Incluso, la velocidad de cambio de hoy es más rápida que la que había ayer. Así de grande es la aceleración que estamos experimentando.

Cada hora que pasa la tecnología se convierte un poco más en nuestra manera favorita de interactuar con el mundo. Un Whatsapp en lugar de una confirmación, un Zoom en lugar de un café y un “Pedidos ya” en lugar de salir a comer. Realmente estamos encontrando muchas eficiencias. Es maravilloso.

Creo que en el siguiente año se estarán materializando los cambios más fuertes que hemos visto a la fecha. Entre las crypto-monedas, NFTs, Blockchains, DAOs y el Web 3.0 el mundo como lo conocemos será irreconocinle en tres años. Par mí esto es bueno, muy bueno.

Vivimos en un mundo que cambia y el cambio requiere de adaptación. Si el mundo cambia y una persona no cambia con él esta persona se quedará atrás. Quiero hoy hacer un llamado a todos a que abramos los ojos a todo lo que se viene. La inteligencia artificial nos dará nuestros resultados médicos y manejará la mayoría de carros. El internet será más descentralizado que nunca, todos seremos participes en él y dejaremos de ser espectadores. Las organizaciones también serán distribuidas. Todo será diferente, muy diferente.

En unos meses no sabremos qué fue lo que pasó. Prepárense desde ya.

Un lugar de encuentro

Bajo una cortina de niebla, en una montaña fría por donde el viento helado corre hay un lugar caluroso y muy acogedor. Por estos lejanos pueblos a este místico lugar se le conoce como “la pérgola”. Es un lugar que nunca se puede olvidar.

Para los forasteros de este recóndito pero mágico lugar la pérgola, a través de los años, se ha convertido en un santuario de amistad. Es una lugar en donde los amigos se reúnen a reír y llorar. A veces se cuentan chistes y otros días son las historias de dolor y los llantos los que se apoderan de la conversación.

Realmente no importa si el día fue bueno o malo, finalmente llegar a la pérgola es un alivio que todos sus visitantes pueden apreciar. No hay ninguna otra manera de poderlo describir pero cruzar las puertas de la pérgola es como entrar a un paraíso terrenal. Todas las preocupaciones desaparecen y solo prevalece la amistad. Pareciera ser magia, aunque todos sabemos que no lo es. Por fantástico que parezca ser este místico lugar en el fondo todos sabemos que solo es la pérgola en donde todos nos juntamos a disfrutar.

Termina el trabajo

Hoy recuerdo el mensaje que le dieron al grupo de niños que entrenó con Christian en Elmhurst, Illinois hace tres años. Recuerdo que aunque era una campamento de baseball mucho del trabajo que se hizo fue psicológico. Recuerdo que Chris tenía solo 9 años y sé que al día de hoy todo lo que vivió le sigue dando forma al hombre en que se está empezando a transformar.

Cada entreno tuvo un tema que se reforzaba durante todo el día. Uno de los temas que más me gustó fue el del segundo día: termina el trabajo. ¿Qué es esa idea de terminar el trabajo?

Es no dar nada por sentado hasta que lo que sea que se esté haciendo se haya completado. Es mantener la intensidad y concentración hasta lograr la victoria. Es no divagar y saber mantenerse enfocado hasta que suene la campana final. Es tener siempre presente que las cosas pueden cambiar en cualquier momento y que no se puede bajar la guardia hasta cruzar la meta. Es aprender a luchar por los sueños y nunca dejar de creer en ellos. Es comprometerse con un plan sabiendo que se hará hasta lo imposible por lograrlo.

Tres palabras sobre las cuales se puede construir una vida llena de logros. Simples. Poderosas. Directas. Termina el trabajo.

La experticia es arte

No sé cuantos de ustedes han tenido la oportunidad de ver a alguien hacer algo a un nivel que pareciera estar fuera de este mundo. Me imagino que la gran mayoría de ustedes ha tenido esa oportunidad. Es algo realmente inspirador.

Cuando alguien hace algo con gran experticia, sin importar lo que sea, lo percibimos como arte. Un gol de Pelé, una empresa de Elon Musk, un libro de Hemingway o la retórica de Platón. Todo expertos. Todos artistas. Todos maravillosos.

A todos nos gustan las personas que operan con profesionalismo y son expertos en lo que hacen. Ya sea que estemos trabajando en el mismo equipo que ellos o que tengamos el privilegio de disfrutar los frutos de su trabajo, la experiencia siempre es la misma: es un deleite ver a un artista trabajar.

Todas estas personas que dedican día tras día y hora tras hora a constantemente pulir sus habilidades hasta llegar a ser los mejores del mundo en lo que sea que hacen son los artistas que cambian el mundo. Son los héroes que nos muestran a los demás hasta dónde se puede llegar. Son los líderes que definen los nuevos estándares e inspiran a los demás a alcanzarlos también.

La experticia es arte y creo que todos tenemos algo de artista en nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es encontrar algo que realmente nos apasiones y dedicarle el tiempo y energía necesarios para dominarlo. Después de un tiempo nos convertiremos en expertos y en ese momento podremos empezarle a regalar al mundo el arte que tanto necesita para convertirse en un mucho mejor lugar.

El futuro se crea, no se predice

Hoy, parados acá, con la mirada fija en el horizonte del futuro que está por llegar, tenemos la opción de creer que el futuro se predice o que el futuro se crea.

A mí me atrae más la idea de crear el futuro. La idea de predecirlo, lo que por definición implica qué ya está escrito por alguien más, simplemente no me llama la atención. Lo siento demasiado aleatorio y fuera de mi rango de acción.

Por el otro lado, pensar en que lo qué decida o no decida hacer hoy es el cimiento de mi futuro me gusta mucho. Las acciones que tome hoy son las semillas del futuro que cosecharé mañana. ¡Sí! Esto me hace mucho más sentido. Nadie más que yo es responsable de mi futuro.

Sin duda alguna creer que el futuro se puede crear es una perspectiva mucho más poderosa. Al final del día ninguno de nosotros puede saber con total certeza qué va a pasar o si el futuro está en nuestras mano o no. Lo qué sí podemos saber es que los paradigmas con que decidamos afrontar los retos que hoy tenemos nos pueden empoderar o victimizar. También sabemos que una persona empedrada puede influenciar su entorno mucho más que una persona que se siente víctima de las circunstancias.

Sí, sin duda alguna las personas que construirán ese mejor futuro con el que todos soñamos necesariamente somos las personas que creemos que el futuro se crea, no que se predice.

¿Cómo sería vivir sin aquello de lo que te quejas?

Hay tantas cosas de las que nos quejamos. Personas, situaciones, eventos, resultados. En un buen día casi que nos podríamos quejar de todas estas cosas.

En esos momentos de frustración, negatividad y francamente, de berrinche, estamos dispuestos a hacer casi cualquier cosa para eliminar aquello de lo que tanto nos estamos quejando.

Detesto a mi jefe. Ya no aguanto a mi esposa. Mi trabajo es una porquería. Me vuelven loco mis hijos. Mi carro es una basura. Ya saben cómo es.

Pues hoy los quiero invitar a reflexionar brevemente en lo siguiente.

Si nos detenemos por un momento a contemplar cómo serían nuestras vidas sin tener aquello de lo que nos quejamos podemos empezar a apreciarlas y a cambiar todas esas quejas por un profundo sentido de gratitud. Algunos ejemplos:

¿Cómo sería su vida si no tuvieras ese trabajo de porquería? Tal vez no podrías pagar tus cuentas y estarías endeudado. A lo mejor no hubieras construido tu curriculum y no tendrías la experiencia necesaria para saltar a tu siguiente trabajo.

¿Cómo sería tu vida si nunca hubieras conocido a tu esposa? Esos niños que tanto quieres nunca hubieran nacido. Todos esos maravillosos recuerdos que tal vez no quieres revivir por despecho desaparecerían para siempre.

¿Cómo sería tu vida sin esa basura de carro? Seguro te mojarías de vez en cuando cuando llueve y tienes que caminar desde el bus hasta a tu casa. También tendrías que salir una hora antes para llegar al trabajo y regresarías una hora después todos los días.

Sí, vivir sin aquello de todo aquello de lo que te quejas sería peor. Mucho peor. Una de las decisiones fundamentales que todos tenemos que tomar es cómo vemos cada situación. Podemos escoger ver lo que le hace falta a lo que ya tenemos o podemos escoger ver cómo lo que tenemos es mucho más que nada.

Cómo una vez dijo un caballero templario en Indiana Jones: “Escoge sabiamente o morirás una muerte terrible”.

La felicidad depende sólo de ti

Desde muy pequeños, tanto la sociedad como el sistema escolar, no dejan muy claro con quién nos debemos comparar para ser felices —los demás. Para el pequeño niño o niña en primaria lo más importante no es si se la pasó bien en el colegio y aprendió algo nuevo. Lo más importante es si le va a poder dar a sus papás una foto del cuadro de honor para subir a redes sociales.

Siempre que nuestra felicidad dependa de algo externo (como qué es lo que piensan los demás) estaremos en problemas pues las reacciones de los demás son algo que no podemos controlar. Pero así es como hemos sido programados. Constantemente estamos buscando cumplir con las expectativas e ideales de otras personas para entonces nosotros podernos sentir bien, adentro. Con razón sentimos que tenemos el peso del mundo entero encima todo el tiempo.

La felicidad debe ser algo intrínseco, debe venir de adentro. Es algo que necesariamente debe nacer adentro de cada persona, con plena libertad. La felicidad nunca debe depender de tener que cumplir con las expectativas de alguien más. Tampoco puede depender de los resultados o situaciones que se desarrollen a nuestro alrededor.

Todo lo que realmente necesitamos para ser felices es pasar nuestro tiempo haciendo lo que nos hace felices, a nosotros. No a los demás. No necesitamos de nada más. Por ejemplo, si alguien sabe que al pasar su día leyendo, escribiendo y pasando tiempo con su familia puede ser feliz y así pasa la mayoría de sus días, entonces esta persona ha encontrado el cielo en la tierra. Puede ser que esto no sea lo que “los demás” consideren necesario para ser felices o esperen que esta persona haga por ellos pero para él o ella esto es suficiente.Y eso es lo único que realmente importa.

Pequeñas mejoras

En algunos deportes una pulgada hace la diferencia entre ganar el campeonato o hundirse en la derrota. En otros es el segundo el que determina si se alcanza la gloria o si se aprende de la derrota. Las diferencias son mínimas, el impacto es infinito.

Lo mismo ocurre en los negocios. Y en las relaciones. Y en nuestras vidas privadas. Siempre hay pequeñas variaciones que hacen toda la diferencia. Sin embargo nos empeñamos en creer que son las grandes ocurrencias lo que cambia la historia de nuestras vidas y empresas. No, no, no.

Lo que cambia la trayectoria de empresas y vidas son las pequeñas pero constantes mejoras. Una persona que mejora 1% a la semana será 52% mejor al cabo de un año. ¡Esta persona podrá duplicar su rendimiento cada dos años! Todo lo que tiene que hacer es mejorar 1% cada semana. De nuevo, lo mismo aplica para las empresas: mejorar 1% a la semana equivale a duplicar el rendimiento cada dos años. Ojo, no me refiero a duplicar la facturación cada dos años. Esto puede ocurrir mucho más rápido conforme el rendimiento operativo mejora.

Sí, yo sé. Para muchos de ustedes duplicar el rendimiento cada dos años no es suficiente. Es más, sé que para algunos de ustedes esto puede ser una broma. Lo comprendo ¿Pero entonces por qué conformarse con un 1% a la semana? Esto es lo mínimo que se puede esperar. ¿Qué tal 2% a la semana para duplicar el rendimiento en un año? ¿O 4% para duplicar cada 6 meses?

A menos que se saquen la lotería el cambio no vendrá repentinamente. El cambio vendrá de la constante repetición y mejoras increméntales. Es acá en donde hay que enfocarse: en cuanto hemos mejorado en los últimos días. Todo lo demás es simplemente una distracción.

Prolonga considerablemente la vida útil de la batería de tu MacBook con esta aplicación

Las baterías de las computadoras tienen dos tipos de vida que se deben monitorear. El primero es cuánto dura la carga de la batería con cada ciclo. Este es usualmente lo que más monitoreamos. El segundo parámetro a monitorear es la vida útil de la batería, es decir cuánto tiempo dura hasta que pierde su capacidad de poder mantener la carga.

Todos hemos tenido la experiencia en donde después de unos cuantos años la batería de nuestra computadora simplemente no dura lo mismo que duraba cuando la computadora era nueva. Esta es la naturaleza del funcionamiento de las baterías de litio, con el uso se deterioran.

Ahora, hay algo más que afecta bastante el tiempo de vida útil de las baterías de litio: tener la computadora completamente cargada todo el tiempo porque está constantemente conectada la corriente externa. Hacer esto reduce dramáticamente la vida útil de las baterías.

Sé que la gran mayoría de MacBooks pasan una buena cantidad de tiempo conectadas a fuentes de corriente externas. ¿Qué hacer? Usar Al Dente.

Al Dente es una aplicación que te deja controlar cuando carga y cuando no carga la batería de tu Mac. También te permite configurar un porcentaje de carga máximo para tu laptop. De esta manera la puedes tener conectada todo el tiempo sin que la batería se mantenga al 100%. Es una aplicación genial que funciona muy bien. Ya tengo unos 2 meses de usarla y no he tenido ningún solo problema. Hace un par de días ya liberaron la actualización para Monterey.

Al Dente tiene una versión gratuita y una pagada que agrega un par de beneficios adicionales. La aplicación me parece tan buen que compré la versión Pro. Les recomiendo hacer lo mismo y así extender considerablemente la vida útil de la batería de su Macbook.

Acá les comparto el consumo de la batería de mi MacBook Air M1 tomado desde Istats Menu: