De una manera u otra, todos estamos relacionados

Hay eventos que ocurren en la distancia. La distancia puede ser geográfica o temporal. Es decir, estos eventos ocurren ya sea fisicamente lejos de donde estamos o en tiempos lejanos al que ahora estamos viviendo.

Es tan, pero tan difícil relacionarse con todos estos eventos que ocurren lejos. La experiencia de ver que están asaltando a alguien a nuestro lado es muy distinta a la que tenemos cuando vemos la historia de un robo en otro país en algún noticiero internacional.

Esa diferencia en cómo nos relacionamos con los eventos “distantes” nos lleva a caer en una horrible trampa. Porque la afectación emocional que tenemos ante ellos es menor, por alguna razón creemos que estos eventos no nos afectan. Que no tenemos nada que ver con ellos. Que no nos debemos involucrar. Nada está más lejos de la verdad.

De una manera u otra todo lo que pasa en el mundo nos afecta. Y al menos por esto nos debiera importar. Ninguno de nosotros es un ser independiente. Todos estamos conectados.

Conozco a muy pocas personas que hoy se despertaron y desayunaron comida que ellos mismos produjeron. No conozco a nadie que haya hecho su propio carro o computadora. Necesitamos a los demás.

Creo que si la tragedia que nos tocó vivir en estos dos últimos años no nos enseño esta lección de interdependencia nada nos la podrá enseñar.

De una manera u otra, todos estamos relacionados. Comportemonos como tal.

Algo más grande que tu y yo

Las personas experimentamos muchas emociones. El abanico emocional a nuestra disposición es muy amplio. La intensidad con que podemos experimentar cada emoción también es muy extensa. Mi percepción es que las emociones más hermosas e intensas que podemos experimentar despiertan cuando logramos una conexión con algo más grande que nosotros mismos.

En este punto los invito a recordar y pensar en aquellos momentos en que ustedes mismos han vivido estas intensas emociones. ¿Hay algún atardecer espectacular que recuerden por ahí? ¿La sonrisa de alguna persona? ¿Un acto de generosidad? ¿Gratitud por algo? ¿La inocencia de un niño? ¿Un instante de conexión con un desconocido?

¿Qué tienen todos estos momentos en común? Que todos se sostienen sobre algo que va más allá de nuestro propio ser. Trascienden nuestra identidad. Nos invitan a sentir que somos parte de algo más grande. Nos recuerdan que aunque siempre somos nosotros los que generamos nuestras emociones, es la grandeza de la naturaleza y la maravilla de la conexión con otras personas lo que usualmente detona las sensaciones más satisfactorias de nuestras vidas.

La muerte nos une

Hoy tuve la oportunidad de donar sangre. Siempre que uno está en esas vueltas es porque hay algún problema de salud serio. Los problemas serios de salud siempre deambulan en la vecindad de la muerte. Y eso me puso a pensar.

Durante el tiempo que estuve hoy en el banco de sangre vi todo tipo de personas donando algo mu preciado, su misma sangre. Sin importar condición social, género o creencias religiosas todos estábamos ahí por una misma razón: prolongar la vida de alguien más.

Un alto porcentaje de las donaciones que pude identificar venían de personas conocidas del “paciente”. Pero esto no necesariamente tiene que ser así. Todo lo que se necesita es que la sangre sea compatible. Todas las diferencias a las que tanta atención le prestamos todos los días desaparecen cuando la muerte está a la vuelta de la esquina esperando asechar.

Creo que esto es así porque todos sabemos que tarde o temprano el momento de morir nos llegará y no hay nada que podamos hacer al respecto. Es algo que todos compartimos y cuando por una situación como donar sangre lo recordamos nos sentimos más cerca los unos de los otros. Sin duda alguna, la muerte nos une.

Todos queremos lo mismo

Algunos de nosotros queremos ser emprendedores, otros quieren ser médicos. Algunos prefieren la academia y otros los gimnasios. Hay quienes están cómodos bajo la presión empresarial y otros buscan refugio en el santuario de los monasterios. Todo esto es irrelevante, tan solo son sutilezas superficiales. En el fondo, todos queremos lo mismo.

El mundo moderno ofrece opciones casi infinitas de realización. Lo que nuestro corazón anhele, lo podemos obtener. El secreto está en conocernos lo suficientemente bien para identificar cuales son nuestras prioridades y conectar con lo que queremos en realidad.

Las apariencias engañan y todo lo que podemos ver son los comportamientos de los demás. Es imposible conocer sus verdaderos anhelos y aspiraciones. Todo lo que podemos hacer es aproximar cuales son sus deseos en base a sus acciones y palabras. Pero todo esto solo son palabras al viento que al final del día no tienen peso alguno porqué todos queremos lo mismo. Nuestras acciones solo son distractores de la verdad.

Resulta muy difícil creer que todos queremos lo mismo porque cada persona en el mundo con la que interactuamos se comporta de manera distinta. Lo que sucede en realidad es que cada quien se comporta de la mejor manera que puede para al final obtener lo mismo que todos queremos: ser felices.

Sombra y luz

¿Qué es una sombra? No es nada más que la ausencia de luz. ¿Cómo puede ser que algo sea la ausencia de algo más? Es imposible para la sombra existir sin que primero nazca una luz. Y aún así, es la sombra la que le permite a la luz relucir sobre el contraste de colores que solo ella puede generar.

Es una danza hermosa, esta entre la sombra y la luz. Por momentos pareciera ser que son uno mismo. Por momentos son tan distantes que no resulta difícil pensar que uno de ellos viene de un mundo lejano y remoto. Sin importar cómo se perciba en un momento dado, lo que es innegable, es que uno no puede existir sin el otro.

Este tema de la sombra y la luz es algo así como el resto del mundo natural que nos rodea. Estamos inmersos en un mundo lleno dude fenómenos totalmente distintos que juegan entre sí para crear experiencias verdaderamente únicas. Nos movemos entre un océano de personas totalmente diferentes que con sus distintos puntos de vista y contrastantes convenciones culturales nos enseñan lo que es ser un ser humano. La montaña no puede existir sin el valle al igual que la luz no puede existir sin la sombra al igual que yo no puedo definirme sin tenerte a ti.