Todos estamos en el mismo barco

Es infinita la soledad y desesperación que podemos llegar a sentir. Cuando nos ensimismamos con alguna situación que no sabemos manejar nos aislamos de los demás y entramos en un abismo en donde creemos que somos los únicos en toda la historia de la humanidad que se ha sentido así.

Las emociones que experimentamos en estas situaciones son varias. Algunas de las más comunes que sentimos son el miedo, la ansiedad, el enojo y la tristeza. Estas emociones llegan a ser tan intensas que olvidamos que somos nosotros los que las generamos y llegamos a creer que nosotros somos la emoción. Se nos hace imposible distinguir entre nuestra identidad y lo que estamos sintiendo. He de ahí que nacen expresiones como “estoy triste” o “me muero del miedo”.

Esta confusión da origen a a la narrativa de que nunca nadie se puede haber sentido cómo nos estamos sintiendo nosotros en ese momento. Después de todo, si cada uno de nosotros es único y al mismo tiempo creemos que somos nuestras emociones, entonces nadie más puede haberse sentido como me siento yo ahora. Mi emoción tiene que ser única.

Afortunadamente esto no es cierto. La verdad es que todos estamos en el mismo barco y es muy bueno tenerlo presente en los momentos difíciles que nos toca vivir. Si estamos en una discusión difícil que nos da miedo hay que recordar que la otra persona también está asustada. Si estamos nerviosos en una entrevista de trabajo por qué negar que el entrevistador también ha de estar nervioso al entrevistarnos. Si estamos bateando en una situación crítica de un juego muy importante y los nervios llegan, qué mejor que recordar que el pitcher esta en las mismas que nosotros.

Nunca estamos solos y nunca estamos viviendo algo que alguien antes de nosotros no haya vivido. En este sentido experiencial no somos únicos. Recordar que pertenecemos a la raza humana y que nuestro dolor es compartido con millones de otras almas en los lugares más recónditos del planeta es reconfortante. Nos hace sentir que pertenecemos a algo más grande que nosotros y que no estamos solos. Cuando vuelva ha llegar el abismo de la soledad, recuerda que todos estamos en el mismo barco.

Una guía para compartir experiencias en redes sociales

Aunque he visto muchas personas hacer preguntas en redes sociales creo que yo nunca he hecho una. Usualmente utilizo las redes sociales para compartir mis ideas y contenido como este a las personas que han decidido seguirme. Hace unos minutos hice mi primer pregunta y estoy impresionado.

Quiero saber si es factible realizar un viaje de Guatemala a Estados Unidos con un pasaporte vigente pero que tiene menos de 6 meses de vigencia. Escribí la pregunta y en menos de 4 minutos ya tenía una buena cantidad de respuestas, todas basadas en experiencias vivenciales de personas que conozco. ¿Qué aprendí?

  1. Las personas aún están dispuestas a tomarse el tiempo de leer una pregunta y responderla compartiendo sus experiencias. Todavía queremos ayudar.
  2. En cuestión de minutos se puede averiguar algo que no se sabe tan solo pidiéndole a la muchedumbre de las redes sociales que nos ayude.
  3. Hay que tener cuidado con todo lo que se lee en Internet y hay que validarlo con otras fuentes, siempre. Recibí algunas respuestas totalmente equivocadas sin fundamento alguno. ¡Cuidado de ir a ciegas!
  4. Compartir experiencias con otras personas se siente muy bien. Aunque sea por Internet, saber que alguien se tomó el tiempo de compartir su experiencia con nosotros para ayudarnos nos acerca de una manera especial a personas que no hemos visto en años.
  5. Recibir respuestas, consejos o sugerencias —como le quieran llamar— solo nos da más información. La responsabilidad de la decisión final le toca a cada uno de nosotros. Nunca abdiques tus decisiones a lo que dicen las personas en las redes sociales.

Una noche de Netflix, estadísticas y baseball

Recién acabamos de ver Moneyball con mi hijo Christian. Ambos compartimos una pasión muy profunda por el baseball y esta era la película ideal para hoy. A pesar de la hora a la que la empezamos a ver y el hecho de que mañana vamos a salir muy temprano, estoy muy contento que decidimos quedarnos despiertos hasta que terminó.

A parte de volver a vivir los momentos que recuerdo de esa temporada tan especial del 2,002, poder ver cómo Christian ya entiende las sutilezas tan complejas del juego me llenó de mucho orgullo y satisfacción. No está de más decir que sus capacidades analíticas y matemáticas se están desarrollando a pasos muy acelerados.

Espero con todo mi corazón poder compartir muchos momentos más así con él. En esta ocasión fue el baseball que nos unió pero nadie sabe lo que nos depara el futuro. Realmente no me importa que sea lo que estemos compartiendo dentro de algunos años mientras podamos seguir pasando momentos tan agradables como el de hoy.