Nueva información, somos nosotros los del problema

Todo el tiempo estamos recibiendo nueva información. Con cada instante que pasa aprendemos algo nuevo. Nada se queda igual y todo cambio que percibimos enriquece nuestra percepción de la realidad. Con cada segundo tenemos más elementos para armar el rompecabezas.

Ahora, con eso dicho viene una pregunta muy importante, ¿Qué estamos cuándo tenemos nueva información? ¿La ignoramos? ¿Pretendemos que no está ahí? ¿Tratamos de aprender de ella? ¿Nos enberrinchamos? ¿La tratamos de entender? ¿La desvalidamos? ¿Tratamos de aprender?

Muy a menudo escucho a muchas personas decir que están “estancadas”. Creo que estar “estancado” es una decisión más que una situación de vida. Si todo en este mundo constantemente está cambiando y todo el tiempo tenemos nueva información, es obvio que si estamos estancados somos nosotros los que no queremos mejorar.

Es más divertido ganar (una advertencia sobre la glorificación del fracaso)

No es ningún secreto que en el mundo del emprendimiento se glorifica el fracaso. Intentar algo y no lograrlo es una medalla de honor. Saber superar los descalabros con una sonrisa es reconocido como una habilidad superior. Todo esto está muy bien pero no debemos olvidar que es más divertido ganar.

No importa cuanto una persona pueda trabajar en cambiar su percepción del fracaso —algo que creo que todos debemos hacer— el éxito siempre se siente mejor. Después de todo, la mejor manera de interpretar el fracaso es como la serie de pasos inevitables que debemos tomar para que luego podamos triunfar. Es decir, el objetivo principal de fracasar es posteriormente llegar a ganar, no fracasar por qué fracasar es algo bueno en sí.

Siento que a veces se llega a glorificar el fracaso. Pareciera ser que en algunas ocasiones muchos ejecutivos llegarán a plantear que el objetivo final de la empresa o proyecto fuera fracasar. Hay que tener mucho cuidado. Hay una distinción muy importante ante tener una actitud positiva ante el fracaso viéndolo como un mecanismo indispensable para el éxito y ver el fracaso como algo intrínsecamente positivo.

No van a encontrar alguien más a favor del fracaso que yo. Es indispensable para llegar a donde sea que queremos llegar. Pero eso sí, siempre y cuando lo veamos como un medio y nunca como el fin porque al fin y al cabo, es más divertido ganar.

No siempre se puede ganar

Mientras más intensa es la competencia, más hay en juego. Conforme se va jugando contra oponentes de mayor nivel, más importante se vuelve jugar un juego perfecto. Cuando el tiempo que se ha dedicado a entrenar se deja de medir en días, y se empieza a medir en años, quedarse corto puede ser devastador. En el momento que se juega al más alto nivel, el más mínimo error puede ser mortal.

Hay atletas que realmente son los mejores del mundo en lo que hacen. Hay entrenadores que obtienen lo mejor que estos atletas “elite” tienen que dar. Hay cientos de millones de dólares respaldando sus refuerzos. Y aún así estos equipos pierden.

El margen de error es tan pequeño cuando se compite contra los mejores del mundo. Un pequeño desliz y estás fuera. En este mundo no existen las segundas oportunidades. De verdad les digo, ver a estos atletas competir sentados en nuestras salas no le hace justicia a el nivel de batallas que libran.

Sí, se puede ser el mejor del mundo. Sí, se puede tener al mejor entrenador del mundo. Sí, se pueden tener todos los recursos que se necesitan. Sí, se puede tener al público de tu lado. Pero no, no siempre se puede ganar. Lo único que podemos hacer es siempre jugar con el corazón.

Ánimo Chris.

La frustración es grande (la chapa y yo)

Hay un punto en el que todo el aprendizaje adquirido se desvanece y lo único que queda es poder aplicarlo en la vida real. Por ejemplo, podemos aprender que el fracaso tan solo es retroalimentación y que es un muy buen indicador de qué es lo que podemos hacer y que no. Ahora bien, cuando estamos parados de frente ante un fracaso que nos está diciendo, “esto es más grande que tú y no lo puedes hacer”, tomarlo como retroalimentación y no sentirnos frustrados es totalmente otra cosa.

Y es precisamente este tipo de frustración la que estoy sintiendo en este momento. Hoy por la tarde empecé a cambiar la chapa de una puerta de mi casa. La anterior se arruinó y quiero aprovechar a sustituirla por una inteligente. Decidí comprar una ULTRALOQ U-Bolt Pro WiFi Smart Lock with Door Sensor e instalarla yo mismo. Después de todo se supone que la instalación tan solo lleva 15 minutos.

Pues cómo les decía al principio, en teoría todo es más fácil que en la práctica. En la última etapa de desarmar la chapa vieja me topé con que uno de los tornillos que debo quitar está extremadamente duro de quitar. En mi gran falta de experticia sobé el tornillo y ya no pude seguir adelante. Necesito otro tipo de herramienta que no tengo para poderlo quitar.

Es momento de poner en práctica lo que he aprendido, dejar la frustración por un lado y descansar para mañana ir a conseguir un extractor de tornillos y un barreno para terminar el trabajo. Después de todo no pasó nada. Solo aprendí que no tengo todas las herramientas necesarias para cambiar esta chapa particular que está instalada en mi casa y que tiene un tornillo sobado.

Algunas cosas que puedes aprender vendiendo

Vender es mucho más que obtener dinero a cambio de un bien o servicio. Vender es ayudar a alguien a adquirir algo que le ayudará a mejorar su vida. Vender es acompañar a alguien para que esa persona pueda ganar su día. Pero lo más importante de todo es qué vender es aprender.

Vender (el acto de este parado frente a alguien para ofrecerle algo) es una acción muy vulnerable. Prácticamente estamos ahí parados diciendo: “ten, tengo esto que hice y que creo que te puede servir. ¿Estás dispuesto a pagar por ello?” Claro que la cantidad de distintas respuestas que recibimos a esta pregunta son infinitas y muchas de ellas son negativas. Pero eso no importa porque sin importar si la venta se cierra o no, siempre aprendemos algo nuevo.

Cuando cerramos una venta aprendemos que es lo que valora el mercado. Cuando no cerramos una venta aprendemos que o nuestro producto no genera suficiente valor. Estos dos aprendizajes tan solo son dos de las cosas más genéricas que aprendemos al vender.

Acá listo algunas de las cosas qué, si prestamos atención, podemos aprender cada vez que vendemos algo sin importar si la venta ser cerró no:

  • La relación entre el precio que estamos cobrando y el valor que percibe el cliente en nuestro producto
  • La calidad con que estamos comunicando la resolución a algún problema que nuestro producto ofrece
  • La claridad de nuestro mensaje de ventas
  • Que tanto resuena nuestro mensaje con el perfil general de la persona a la que le estamos vendiendo
  • La intensidad con que las personas necesitan nuestro producto
  • La apertura de las personas a pagar en la manera que nosotros queremos cobrar
  • Como reaccionamos al rechazo cuando se trata de algo que es importante para nosotros
  • Cuanto tiempo se tarda un potencial cliente en decidirse a adquirir lo que estamos ofreciendo
  • El % de personas que compran nuestro producto
  • etc.
  • etc.
  • etc.

Las cosas fallan, es mejor acostumbrarse

La entropía es real. Conforme el tiempo pasa las cosas se deterioran. Como le gusta decir a un mi buen amigo, “hasta los bits se pudren”. Dado suficiente tiempo de desuso, todo va a fallar. Es mejor acostumbrarse.

Ese es un tipo de fallo que se da, el fallo por deterioro o desuso. El otro tipo de fallo que existe es el fallo por innovación o crecimiento. Siempre que se prueba crear algo nuevo la probabilidad de fallo es muy grande. Es muy rara la cosa que se hace por primera vez y que no falla. De igual manera, cuando algo que ya que ya funcionaba se lleva al siguiente nivel un eventual fallo es inevitable. Es mejor acostumbrarse.

Así que ya sea que algo se deje estar por mucho tiempo o que se esté inventando algo nuevo o que se esté trabajando en algo para mejorarlo o llevarlo al siguiente nivel, siempre podemos tener algo por seguro: que tarde o temprano va a fallar. Es mejor acostumbrarse.

Repetición

El niño cae una vez más y luego se vuelve a parar. El emprendedor quiebra otra empresa y de nuevo busca inversionistas para poder darle vida a su siguiente aventura. La persona con dislexia no entiende lo que lee pero se sigue sentando por horas frente a ese libro del que tanto quiere aprender. El atleta comete un error a la hora de la final y vuelve al campo de entreno a hacer otras 10,000 repeticiones antes de su siguiente torneo.

La repetición es uno de los factores más importantes del éxito. La repetición puede parecer aburrida y no lo más “sexy” del mundo pero vaya que es efectiva. La única manera de dominar cualquier habilidad es dedicarle mucho tiempo para intentar, fracasar y luego volverlo a intentar una vez más —hacer repeticiones.

Ahora volvamos al niño que mencioné al principio del post. Si nos fijamos en el comportamiento de los niños pequeños se hace obvio que la naturaleza humana abraza la repetición. Todavía no he visto a un niño pequeño que se aburra de estar aprendiendo a caminar. Todos se pasan hora tras hora y día tras día perfeccionando sus movimientos hasta que logran su objetivo de aprender a caminar.

Para mí está claro que algo pasa entre esos maravillosos momentos de infinitas repeticiones en la infancia y las lamentables quejas de los adultos para quienes todo es aburrido y detestan la oportunidad de aprender algo nuevo. Repetir es aprender y aprender es crecer. Para ser los mejores en lo que hacemos hay que volver a ser como los niños pequeños —tenemos que volver a enamorarnos de la repetición.

Con cada experiencia

Lo que hoy somos, en gran parte, es producto de las experiencias que hemos vivido en tiempos anteriores. Son estas experiencias que vivimos, fusionadas con las reacciones e interpretaciones que les vamos dando lo que poco a poco nos moldea en las personas que somos.

Cada experiencia que tenemos nos enseña algo —si así lo deseamos. Con el tiempo y las vivencias vamos haciendo nuevas conjeturas y nuestra comprensión de cómo funciona el mundo a nuestro alrededor crece. A veces los aprendizajes son certeros y otras veces las conclusiones a las que llegamos son falsas. Sin embargo, en ambos casos lo que vivimos se va volviendo parte de quienes somos.

Es por esto que creo que es tan importante poder vivir la mayor cantidad de experiencias posible. Al final del día no importa tanto si una experiencia en particular salió a nuestro favor o no. Lo que realmente importa es poder vivir y aprender, descubrir realmente quienes somos. Todas las experiencias que vivimos nos ayudan en este proceso de descubrimiento.

Muchas veces sentimos un fuerte empuje a sentirnos cómodos y seguir haciendo lo mismo. Aunque esto se siente bien limita nuestro crecimiento porque una misma experiencia vivida 100 veces nos da un solo aprendizaje. En cambio, 100 distintas nuevas experiencias nos dan 100 nuevos descubrimientos o aprendizajes. Las personas que más crecen son aquellas personas que a más experiencias desconocidas se exponen.

Para poder experimentar todo lo que la vida tiene por ofrecer tenemos que estar abiertos a vivir nuevas experiencias todos los días de nuestras vidas.

Y ahora, ¿Qué vas a hacer?

Las cosas no salieron como querías. Te quedaste corto y el objetivo final por el qué tanto trabajaste no se cumplió. Bien, pues ya hoy eres un poco más fuerte, más sabio. No alcanzar la meta después de tanto correr puede ser un gran aprendizaje —si así lo quieres de verdad.

Las cosas son como son y el pasado no se puede cambiar. Recuerda, ver hacia atrás tan solo sirve para aprender de los errores que no quieres volver a cometer.

Hoy tienes una muy importante decisión que tomar. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a bajar la cabeza y lamentarte? ¿Te vas a sentar a llorar? ¿O vas a aprovechar esta lección para volver más fuerte y regresar siendo mejor en el siguiente round?

Tu futuro será lo que tu hagas de el y fracasar siempre será parte de tu crecimiento —es parte del crecimiento de todas las personas que logran grandes cosas en sus vidas. Estoy muy orgulloso de ver como poco a poco estás convirtiendo al fracaso en uno de tus mejores amigos. Lo estás empezando a entender y con cada tropiezo aprendes más de alguna enseñanza que te convierte en una mejor persona. Y de eso se trata esto: de darlo todo, sonreír ante la adversidad y seguir aprendiendo.

La primera es la que cuesta

Hoy pasé una buena parte del día tratando de actualizar la versión de Mattermost que utilizamos en la oficina. Para ser más preciso, estuve trabajando en actualizar la versión de Mattermost que corre en nuestros servidores.

En mi rol como CEO de la empresa esta no es una actividad que usualmente haga. De hecho, ya habían pasado más de 5 años en que yo no entraba a un servidor per al ser hoy feriado y yo siendo una persona a la que le gusta todo lo que tiene que ver con servidores me di a la tarea.

Cómo era de esperarse el camino no fue fácil. Para empezar tuve que hacer muchas cosas por primera vez:

  1. Conectarme por VPN al Wiki de la empresa para encontrar la documentación de cómo actualizar el servidor.
  2. Identificar en qué servidor está corriendo el servicio.
  3. Conseguir una llave privada para conectarme al servidor por SSH.
  4. Identificar el directorio activo de la instalación.
  5. Hacer backups y actualizar el servicio.

El mayor aprendizaje que tuve hoy es a no tener miedo de hacer algo por primera vez. Sí, la primera vez es la que más cuesta. Hoy me habré tardado unos 20 minutos en lograr mi primer conexión por SSH al servidor. Ahora que lo acabo de hacer lo hice en 15 segundos. Algo similar me ocurrió con todos los demás procesos. La primera vez, cuando no sabemos que estamos haciendo, es la que más cuesta.

Cuando no sabemos hacer algo el proceso nos cuesta y nos lleva tiempo. Es en estos momentos que debemos recordar que la única manera en que podremos llegar algún día a dominar algo nuevo es invirtiendo el tiempo para aprender a hacerlo bien hoy.