Nuevas habilidades

Conforme una persona avanza en su carrera profesional, los proyectos en los que participa exigen cada vez más habilidades.

Por ejemplo, un contribuidor individual avanza a un puesto gerencial. En ese momento los proyectos y funciones requieren el desarrolle de nuevas habilidades. En este caso hablamos principalmente de habilidades gerenciales y de manejo de personal.

Es inevitable, con el crecimiento profesional viene la necesidad de desarrollar nuevas habilidades y el desarrollo de nuevas habilidades abre las puertas del crecimiento profesional.

Hay momentos en la carrera de toda persona en los que se presenta una oportunidad o un cambio abrupto que requiere de un cambio dramático de dirección —crecimiento profesional. Muchas personas se paralizan en estos momentos y no hacen más que ver la oportunidad o la crisis pasar. Estos son momentos decisivos que tan solo se pueden aprovechar si se adquieren nuevas habilidades.

Cada situación es diferente y que habilidades se deben adquirir para salir adelante son específicas a cada oportunidad o crisis. Es de vital importancia tener la capacidad de autoanálisis para que cada quién pueda identificar de una manera honesta que puede hacer ahora y que habilidades nuevas necesita aprender. Sin este conocimiento personal es imposible identificar qué habilidades nuevas se deben desarrollar.

Es importante mencionar que este es el paso crucial en el proceso de adquisición de nuevas habilidades. Es muy fácil que una persona se engañe a sí misma y que crea que no necesita desarrollar nuevas habilidades para seguir adelante. Una vez que una persona acepta que debe cambiar para lograr más, el proceso de aprendizaje es posible.

Bien de noche, bien de día

Conozco poco los detalles científicos pero por pura experiencia puedo asegurarles que si uno duerme bien, el día siguiente será mejor que si uno duerme mal.

¿A qué me refiero con dormir bien? Quiero empezar por decir que por dormir bien no me refiero a dormir mucho tiempo. Creo que uno puede pasar “durmiendo” mucho tiempo y aún así amanecer cansado. En este departamento la calidad es más importante que la cantidad.

En mi experiencia dormir bien empieza por no despertarme a media noche y poder dormir de corrido hasta el amanecer. Me cuesta mucho quedarme dormido y si me llego a despertar me tardo más de una hora volverme a dormir. También, sé que duermo mejor si la temperatura está fresca, entre unos 14 y 16 grados C. El silencio y la obscuridad son otros dos factores que considero importantes. Si el lugar en donde estoy durmiendo está iluminado, aunque sea un poco, o hay ruidos aunque sean bajos, tampoco descanso bien.

Ahora, para el gran final. Durante los últimos meses he estado despertándome durante la noche con fuertes dolores de espalda. La semana pasada cambié el colchón viejo de mi cama (ya tenía 18 años) por un Simmons BackCare nuevo. ¡Qué diferencia!

Obviamente si estaba durmiendo en un colchón que tenia 18 años no consideraba que esto fuera un factor importante en la calidad del sueño. Qué equivocado estaba. Qué diferencia hace un buen colchón en buen estado. El dolor en mi espalda está disminuyendo dramáticamente pero lo mejor de todo es que no me estoy despertando durante la noche y estoy descansando mucho mejor.

La meditación es el ayuno intermitente para la mente

Es fácil visualizar que cuando comemos demasiado, especialmente si comemos azucares, el cuerpo se siente y pone muy pesado. Cuando espaciamos las comidas, no comemos más de lo necesario y eliminamos comidas “pesadas” nos sentimos mucho mejor.

El ayuno intermitente le da al cuerpo un respiro, un descanso. Le permite desintoxicarse y deshacerse de todo el exceso de químicos que tiene acumulados. El cuerpo se empieza a reponer. Al practicar este tipo de dieta nos sentimos más livianos, más saludables. La salud en general del cuerpo empieza a mejorar. Algo muy similar ocurre con nuestros pensamientos. Ahora comparemos el mundo físico con el mental.

La meditación es el ayuno intermitente de la mente. Cuando estamos pensando todo el tiempo, especialmente cuando tenemos pensamientos negativos, también nos sentimos “pesados”. En el momento que el incesante torrente de pensamiento en nuestra mente se detiene, nos sentimos más livianos, más saludables.

Tomar 20 minutos cada día para detener el incansable diálogo interno de nuestra mente nos ayuda de una manera muy similar a la que nos ayuda espaciar el consumo de los alimentos. Nos ayuda a sentirnos más livianos, más saludables. La salud en general de la mente empieza a mejorar.

Dilemas

Durante nuestro tiempo en esta tierra habrán momentos en los que enfrentaremos dilemas serios. Habrán decisiones con implicaciones fuertes que tomar. Es importante prepararnos para estar listos y saber afrontar esos momentos.

Muchas veces estos dilemas consistirán en saber escoger entre lo fácil y lo correcto. Sin que nadie nos lo diga, sabremos cuál es cual. Lo difícil siempre será escoger lo correcto. Desde pequeños nos han enseñado a valorar lo que es fácil. El mundo necesita que más de nosotros escojamos lo correcto.

Todos los días tenemos oportunidades de entrenarnos para hacer lo correcto y vencer nuestra comodidad. Podemos empezar con despertarnos en el instante que suena el despertador y seguir al escoger la manzana sobre el brownie. Nos podemos entrenar para tomar siempre el camino correcto sin importar lo difícil que sea. Quién sabe, con suficiente práctica puede ser que cuando llegue el momento de vida o muerte que requiera que hagamos lo correcto, estemos listos para afrontarlo.

En donde se pone la atención (prueba de enfoque)

La capacidad de enfocar la atención en un objeto específico es uno de los más grandes dones del ser humano. Nos permite apagar todo tipo de distracción y centrar toda nuestra energía mental en la tarea a realizar.

Esta habilidad de enfocarnos también puede ser una limitante ya que puede causar una ceguera temporal a elementos periféricos que son importantes.

Por hoy, suficientes palabras. Les dejo este test de atención en video para que hagan la prueba. Si quieren compartan sus resultados en los comentarios abajo.

Un día a la vez

Al momento de empezar un proceso de cambio muchas personas caen en la trampa de querer hacer demasiado en poco tiempo. No darle suficiente tiempo al proceso es la razón principal por la que muchas personas dejan sus sueños tirados.

Al igual que el maratonista que dosifica su carrera para llegar en buen estado al final, cualquier persona buscando hacer un cambio positivo en su vida debe saber llevar un ritmo sostenible que vaya de acuerdo a sus capacidades.

El entusiasmo de empezar algo nuevo o la ilusión de tener una nueva vida son emociones poderosas que pueden traicionar. Es imprescindible saber mantener el ritmo y no tratar de hacer demasiado desde la salida. Caer presa de las emociones y la energía del arranque usualmente tiene consecuencias negativas —como no poder terminar la carrera.

Po eso es recomendable ajustar las expectativas de acuerdo a un proceso gradual que gane momentum un día a la vez. Hay que estar atento a que habrán días buenos y habrán días malos. Se debe reconocer que las habilidades necesarias para llegar a obtener los sueños que queremos alcanzar no se desarrollan de la noche a la mañana. El camino de la grandeza se debe recorrer un día a la vez.

Triangulo de condición humana

Mente, cuerpo y alma. El triangulo de la condición humana. Un triangulo deja de ser triangulo en la ausencia de cualquiera de sus lados. Algo similar ocurre con la condición humana. Cuando uno de sus tres componentes se encuentra débil, los otros dos lo pueden cargar —durante un tiempo. Si dos de los tres componentes están flaqueando la situación es difícil pero, al igual que todo lo que tiene que ver con la naturaleza humana, mientras haya vida, hay esperanza.

Se puede entrar en tecnicismos, buscar definiciones e incluso calcular fórmulas para definir lo que es el triangulo de la condición humana. Tal vez esto pueda funcionar hasta cierto punto con el cuerpo, el componente físico. Con los otros dos componentes, la experiencia de cada persona es el único punto de referencia que se puede utilizar.

Todos los días, en todo segundo, cada persona está teniendo una experiencia de vida única que es construida sobre la base de su triangulo de condición humana. Si el triangulo es fuerte, la experiencia de vida es buena. Si el triangulo tiene alguna debilidad, la experiencia no será plena. Si el triangulo es disfuncional, la experiencia de vida será mala.

Reconocer los tres componentes del triangulo de condición humana y poder hacer un auto-análisis de cada uno de ellos es un ejercicio muy poderoso. Al momento que se reconoce que la vida que se tiene es producto directo de la fortaleza de cada uno de los lados de el triangulo, entonces se puede empezar a fortalecer uno a la vez.

Los tres componentes son diferentes y se deben trabajar por aparte. Cada uno de ellos necesita un cuidado especial. Al mismo tiempo, el triangulo no se puede separar. Tampoco, como ya lo dijimos, los componentes del triangulo se pueden circunscribir a definiciones o métricas numéricas. Lo único que nos queda es trabajar todos los días en nuestra mente, cuerpo y alma.

Dicho versus hecho

Solo nosotros sabemos lo que realmente ocurre tras vestidores —que es lo que estamos haciendo en realidad. Esto nos da una gran herramienta que podemos utilizar a nuestro favor. Nos permite comparar todo lo que decimos que hemos hecho y lo que prometemos que vamos a hacer versus lo que en efecto hacemos. Nuestro porcentaje de efectividad.

Imaginemos, solo por unos momentos, la vida que tendríamos si tan solo cumpliéramos con el 50% de lo que decimos que vamos hacer. ¿Y con el 30% de lo que le decimos a los demás que ya hemos logrado hacer?

El secreto para tener una vida mejor no está en hablar más o hacer más promesas que el viento se llevará. El secreto está en cumplir con un porcentaje más alto de lo que ofrecemos hacer y reducir la brecha entre lo que decimos que hemos hecho y lo que realmente estamos pudiendo hacer.

Hablemos ⬇️ y hagamos ⬆️.

La inercia de nuestra programación

Desaprender es más difícil que aprender. ¿Cuántos comportamientos tratamos de cambiar pero una y otra vez volvemos a nuestro patrón habitual? El poder de nuestro condicionamiento y programación es más fuerte de lo que quisiéramos creer.

Si siempre te pones el zapato derecho primero, trata ponértelo después de haberte puesto el izquierdo. Si siempre que vez ese número en la pantalla de tu celular te pones ansioso y corres a responder, ahora trata de ignorar la llamada y responder hasta después. Si siempre que hablas con esa persona te pones histérico al escucharle alardear sobre sus logros, ahora trata de genuinamente sentirte orgulloso por lo que en su vida está logrando alcanzar. Presta mucha atención y pronto verás lo fuerte que es tu programación. De hecho, al inicio la mayoría de veces ni siquiera estarás al tanto de que estás reaccionando a lo que está sucediendo a tu alrededor.

Es importante reconocer que nuestras reacciones a todos estos eventos no tienen nada que ver con qué zapato está más cerca, con quién nos está llamando o que la persona con que estamos hablando sea extremadamente arrogante. Cada una de nuestras reacciones a estás situaciones está fuertemente codificada en nuestro condicionamiento y programación. De no ser así, todas las personas se pondrían el zapato derecho primero, todos se pondrían ansiosos cuando los llama esa persona que nosotros no podemos ignorar y nadie hablaría con esa persona que no podemos soportar. Es fácil ver que esto simplemente no es así. Cada quién reacciona de manera diferente porque cada uno de nosotros tiene su propia programación.

Qué es lo que creemos que es cierto, nuestros miedos, cuales son nuestros valores y quién creemos que somos son los cuatro componentes más fuertes de nuestra programación.

Para poder cambiar nuestro comportamiento primero tenemos que llegar a aceptar que estamos programados. Luego tenemos que contemplarnos muy de cerca hasta que podamos ver y comprender nuestra programación. Finalmente, una vez que hayamos comprendido como estamos programados, podremos empezar a cambiar uno a uno los comportamientos que están enraizados en lo más profundo de nuestro ser —nuestra programación.

Ahora, no después

El momento de actuar es ahora, no después.

Si hay algo importante que hacer, no tiene sentido esperar.

Si algo es difícil hoy, no dejará de serlo solo por qué se coló en la lista de pendientes para después.

Cada intento fallido de iniciar suma a la dificultad de lo que se quiere hacer, mejor dejar de sufrir y empezar de una vez.

Se debe hacer o se puede ignorar. No hay matices de gris. Sí se debe hacer, ahora es el momento. Si no, mejor descartar y olvidar.

En el fondo la decisión de hacer o no hacer ya se tomó. Si la decisión es hacer, a empezar ahora, no después.