El más alto nivel, inspirado por los mejores del mundo

Hoy es el Super Bowl LVI. Millones de personas alrededor del mundo se reunirán a pasar el día juntos, culminando la jornada viendo el juego. Aparte de los fenomenales anuncios que se pueden ver durante el partido, la oportunidad de ver a los mejores atletas del mundo batallar entre sí para saber quién ganará uno de los campeonatos más importantes del mundo es una experiencia sin igual.

Realmente no importa si se es fan de los deportes o de el futbol americano, ver a los mejores del mundo competir al más alto nivel es algo fuera de este mundo. Todavía no conozco a alguien que no aprecie y se llene de inspiración cuando ve a otra persona competir al más alto nivel.

Esta admiración, claro está, no es exclusiva a los deportes. Ocurre en otras facetas de la vida. ¿Cómo no sentirse inspirado al ver a un papá que es de los mejores del mundo para guiar a sus hijos? ¿O cuándo se ve a un emprendedor cambiar el mundo con su empresa? ¿O cuándo se tiene la oportunidad de aprender de un profesor que nos despierta pasión por una materia en particular?

Ver a los mejores del mundo es inspirador. Estar rodeado por ellos es aún mejor. Pero intentar a jugar a ese nivel es algo que todos podemos hacer para inspirar a alguien que sin que lo sepamos está siguiendo cada movimiento que hacemos.

Hay un lugar lejano que está muy cerca

Los segundos de vida que a cada persona le quedan se desvanecen con cada bocanada de aire que toman. Esta cuenta regresiva es inevitable y nadie sabe cuándo finalmente el reloj va a llegar a cero. El tiempo no pasa, se acaba.

La vida no es más que una sucesión de decisiones —y sus respectivas consecuencias. Las elecciones que una persona toma la transportan a un lugar que con el paso de el tiempo cada quien asimila como “su vida”.

Hay un lugar lejano en donde todo está en su lugar. En donde vivir cada día es fácil. En donde aunque existen las dificultades, estas no pueden derrotar a la felicidad. En donde los segundos se siguen extinguiendo pero la plenitud de existir es cada vez más real.

Este lugar lejano tiene una peculiaridad, se siente tan distante porque las personas insisten en buscarlo afuera. Pero hay un punto en la vida de cada ser humano en el cual hay un chispazo que prende una llama que ilumina el camino interior. Cuando se sigue este camino la verdad se revela: el lugar lejano está mucho más cerca de lo que jamás nos imaginamos. Está dentro de cada uno de nosotros.

Nueva información, somos nosotros los del problema

Todo el tiempo estamos recibiendo nueva información. Con cada instante que pasa aprendemos algo nuevo. Nada se queda igual y todo cambio que percibimos enriquece nuestra percepción de la realidad. Con cada segundo tenemos más elementos para armar el rompecabezas.

Ahora, con eso dicho viene una pregunta muy importante, ¿Qué estamos cuándo tenemos nueva información? ¿La ignoramos? ¿Pretendemos que no está ahí? ¿Tratamos de aprender de ella? ¿Nos enberrinchamos? ¿La tratamos de entender? ¿La desvalidamos? ¿Tratamos de aprender?

Muy a menudo escucho a muchas personas decir que están “estancadas”. Creo que estar “estancado” es una decisión más que una situación de vida. Si todo en este mundo constantemente está cambiando y todo el tiempo tenemos nueva información, es obvio que si estamos estancados somos nosotros los que no queremos mejorar.

Cualquier otra cosa es mejor

Cuando hay una tarea enfrente que no se quiere hacer, cualquier otra cosa es mejor. En esos momentos puliremos los zapatos blancos, ordenaremos la oficina, haremos despechadas e incluso veremos Betty la Fea por tercera vez con tal de no hacer lo que tenemos que hacer.

Idealmente lo correcto es llevarnos a hacer lo que hay que hacer, ahora. Pero todos estamos hechos de carne y hueso. Hay veces que simplemente la fuerza de voluntad está en escasez. No puedo hablar por los demás, pero al menos el resultado que yo obtengo en esos momentos es que paso horas a la vez castigándome por no estar haciendo nada; mientras sigo ahí sentado sin hacer nada.

Después de hablar al respecto con varias personas me estoy dando cuenta que esto es mucho más común de lo que antes creía. Le pasa a muchas personas.

Varias de ellas me han sugerido que reconocer que en ese momento no vamos a hacer nada es un buen primer paso. Luego de eso, salir a caminar y estar afuera para despejarse puede ser una buena idea. Es importante tomarse el tiempo que sea necesario para entrar en un estado productivo. No tiene sentido regresar antes de estar listos para volver a sentarnos a no hacer nada.

En los momentos en que las cosas no se están dando y estamos atorados, hacer cualquier otra cosa es mejor.

El beneficio de tener un buen proceso

Los procesos son fenomenales. Estos infinitos círculos de actividades cuidadosamente seleccionadas pueden cambiar los resultados que una persona obtiene en cualquier área de su vida.

Construir un buen proceso debe ser el principal enfoque de alguien que quiere mejorar sus resultados. Tristemente de niños a todos nos dijeron que lo único que importa son los resultados (¿Recuerdan la presión por sacar buenas notas en el colegio sin importar cómo?) Es por esto que nos cuesta tanto dejar los resultados temporales a un lado para enfocarnos en desarrollar un buen proceso.

Un proceso efectivo eventualmente dará buenos resultados. Los buenos resultados sin un proceso que los sostenga tan solo es tener buena suerte. Es preferible tener un mal resultado generado por un buen proceso que lograr el mejor de los resultados sin un proceso que haga que ese resultado sea replicable.

Cada vez que haya una elección entre usar el tiempo para mejorar un proceso o lograr un resultado inmediato el recurso se debe invertir en mejorar el proceso. La gran mayoría de las veces los buenos resultados pueden esperar pero un mal proceso que se convierte en mal hábito puede destruir el futuro.

Sé que es difícil de aceptar pero para poder tener una vida exitosa hay que quitar la mirada del premio y enfocarse en el camino. Si el camino es el correcto, eventualmente la tierra prometida llegará.

Fuera de proporción (no seas hiperbólico)

Si no se tiene cuidado, la mente humana puede ser el más grande amplificador que existe en este planeta. Puede tomar cualquier cosa y multiplicarla 100 veces hasta convertirla en una quimera indomable. En otras palabras, uno de los pasatiempos favoritos de la mente es sacar las cosas de proporción.

Desafortunadamente, no hay mente humana que pueda percibir la realidad tal y como es. Todos tenemos mecanismos de percepción personales que toman los estímulos externos y los “traducen” en experiencias internas. Son estas experiencias lo único a lo que le podemos llamar realidad. Es en base a estas experiencias que reaccionamos. En realidad, estas experiencias son lo único que podemos percibir.

Ah, la mente, fiel ángel guardián cuyo único trabajo durante millones de años ha sido mantenernos a salvo. ¿Cómo no ser hiperbólica cuando su razón de ser es protegernos? Es algo tan natural. Pero todo esto no quiere decir que sacar las cosas de proporción siempre sea la mejor opción.

La mente es maravillosa, se puede autoregular. Con un poco de práctica la mente aprende a observar sus propios pensamientos. Cuando la mente llega a este punto, la multiplicación, el ruido y la distorsión se hacen evidentes a el “observador”. Lo único que queda es claridad y paz. El mundo se percibe tal y cómo es y las situaciones se pueden atender por lo que son, no por lo que la mente hiperbólica las pinta ser.

Esto hace toda la diferencia del mundo. En este estado de lucidez hasta las situaciones de vida o muerte que se pudieran llegar a afrontar se perciben de una manera más serena, cristalina. Es irrefutable, todo lo que sucede tiene consecuencias. Algunas son buenas, otras malas. Lidiar con ellas frenéticamente nunca ayudo a alguien.

Percibir cualquier evento tal y como es no es lo mismo que restarle importancia. Manejar una situación de peligro o riesgo con calma no quiere decir que seamos indiferentes a lo que está pasando. Mantenernos centrados no quiere decir que no vayamos a resolver.

Recuerda, reaccionar con miedo, ansiedad y premura porque nos “vamos con la finta” de la historia exponencial que nos está contando nuestra mente NO quiere decir que estemos lidiando con la situación en una manera efectiva. Tan solo quiere decir que estamos reaccionando en una manera muy similar a la que lo pudiera hacer un pequeño animalito.

Compromisos visibles

Cada cita, llamada o reunión que agendamos es un compromiso. Consideramos que algunos de ellos son más importantes que otros. Es por esto que algunas reuniones simplemente se nos olvidan y otras no. Lo único que aquí es innegable es que los compromisos que son visibles son los únicos que tienen oportunidad de cumplirse.

Tener algo presente es garantía de que al menos se intentará hacer algo por cumplirlo. Ojos que no ven, corazón que no siente. Aquello que no podemos ver no puede obtener nuestra atención. Lo que no tiene nuestra atención, no sucede.

No importa el método, tecnología o proceso que se escoja utilizar pero por favor, más de algo hay que usar para darle constante visibilidad a nuestros compromisos. De lo contrario estos compromisos no serán más que cartas al viento que nadie jamás llegará a leer.

Los compromisos visibles se hacen realidad. Los compromisos visibles hacen que nos sintamos dueños de ellos y de su cumplimiento. Los compromisos visibles nos ponen presión. Los compromisos visibles nos recuerdan qué ahí están. Los compromisos visibles mueven los proyectos hacia adelante.

Los compromisos visibles son el único tipo de compromiso que en realidad existe. Todo lo demás son puros deseos sin oportunidad de jamás volverse realidad.

Escoge bien quienes te rodean

De todos los factores que influencian la calidad de nuestras vidas, las personas que nos rodean, probablemente sea el más importante. Gracias a las personas que están a nuestro alrededor cuando nacemos adoptamos nuestros primeros puntos de vista sociales, políticos y religiosos. A través de ellos formamos nuestros paradigmas fundamentales de vida.

La adopción, y hasta cierto punto la programación, inicia desde que damos nuestros primeros respiros. Sin embargo, la influencia sigue, y no en menor intensidad, durante el resto de la vida. Está presente en la adolescencia y en la vejez. Nuestra naturaleza social nos invita constantemente a modelar los comportamientos de aquellos que nos rodean.

Y es esta tendencia a modelar el comportamiento de otros lo que hace que sea tan, tan importante cuidar con quienes nos rodeamos. Conforme la vida avanza la cantidad de personas con las que tenemos contacto va creciendo. Decidir con sabiduría con quienes pasamos nuestro tiempo es fundamental.

Un ejemplo trivial pero que creo que transmite muy claramente el mensaje es la historia de cómo años atrás adopté mi nuevo estilo de vida (un poco más saludable).

Hace alrededor de 13 años conocí a uno de mis actuales socios. Una persona extremadamente disciplinada con sus regímenes deportivos y alimenticios. Poco a poco, después de tanto escuchar su entusiasmo por el deporte, un día decidí probar salir a correr un kilómetro. Ya muchas medias maratones después y con más de cien libras menos les puedo decir que el resto es historia.

¿Hubiera yo cambiado mi estilo de vida sin haber conocido a estas personas? Quién sabe. Probablemente sí, o no. Lo que sí podemos afirmar con certeza es que gracias a la personas que me rodearon durante esa etapa de mi vida fui influenciado positivamente a hacer los cambios más grandes que he tenido hasta este momento en mi vida.

Desafortunadamente no todos los cambios e influencias son positivas. Hay miles de personas tras las rejas simplemente porque se involucraron con las personas equivocadas.

Finalmente, el estado de ánimo y niveles de energía que experimentamos también son fuertemente influenciables por las personas que no rodean. ¿Rodeado por pesimistas?, buen suerte sintiéndote empoderado y con ganas de comerte el mundo.
Sin duda alguna este es un muy buen momento para hacer un inventario y evaluar quienes son las personas que tienes a tu alrededor en tu vida. ¿Quienes forman parte de las organizaciones o equipos en donde más tiempo pasas? ¿Con quienes estás haciendo tus proyectos más importantes? ¿A quienes les pides consejos? ¿Con quienes está pasando tiempo tus hijos? Etc.

Escoge bien quienes te rodean.

Frio afuera, frío adentro

La temperatura afuera baja. Empiezo a sentir frío. El viento sopla y todo está obscuro. El aire gélido hace contacto con mi piel. La noche se abre paso y con cada minuto que pasa la baja temperatura me recuerda lo helado que puede ser el corazón.

Miro a mi alrededor y veo acciones que me cuestan tanto comprender. Hay mucho odio que nace sin razón de ser. Hay miles de oportunidades para ayudar a alguien más, y todas mueren antes de nacer. Hay niños que están creciendo sin amor en su corazón. Hay viejos que están muriendo sin nadie a su alrededor. Cuantas cosas que no están bien.

Realmente no solo hay frío allá afuera, también hay frío en el interior.

Nada es perfecto pero todo puede mejorar

No existe el producto perfecto. Tampoco debiéramos sentarnos a esperar escribir el post ideal. Estas cosas no existen. La naturaleza (realidad) está llena de fallas y su perfección tan solo radica en su capacidad de cometer error tras error.

Es increíble pero cada una de las más grandes maravillas de este mundo es producto de la constante experimentación, de la prueba y error; incluido el ser humano. ¿Cómo? Gracias a la evolución.

A muy grandes rasgos la evolución tan solo es una infinita iteración de cambios aleatorios (mutaciones) que se ponen a prueba contra el entorno y aquellos cambios que mejor resultan se quedan (adaptación). Los que no funcionan se descartan y perecen. Nada en la naturaleza es perfecto pero todo está en constante evolución. He ahí la verdadera magia.

Aplicar este mismo proceso al trabajo que todos los días hacemos puede resultar una muy buena idea. Claro, creo que los cambios que le hagamos a nuestro trabajo no deben ser aleatorios pero sí deben ser constantes, iterativos. También creo que estar constantemente poniendo estos cambios a prueba es necesario. Solo así sabremos si los cambios que realizamos mejoraron el trabajo, o no.

Nunca, ni en el mejor de los días nuestro trabajo será perfecto. Pero nuestro trabajo sí puede ser constantemente mejor día tras día. Y en seguir este proceso, al igual que lo hace la naturaleza, tal vez algún día nos acercaremos siquiera un poco a la perfección.

Es momento de empezar a iterar.