Jugar es la manera más barata de aprender

Cuando se piensa en niños, ¿Qué es una de las primeras cosas que viene a la mente? Para muchas personas la respuesta es “jugar”. Y no se equivocan.

Jugando es como los niños empiezan a entender el mundo que los rodea. Es como aprenden. Jugar, más que una fuente de diversión, es un mecanismo de supervivencia. Jugar es la herramienta con que todos empezamos a desarrollar nuestras habilidades cognitivas.

El juego es un tipo de abstracción que permite entender las leyes de causa y efecto sin tener que pagar las consecuencias que fuera del juego pudieran llegar a ser desastrosas.

Cuando jugamos a las “peleitas” aprendemos a dominar nuestros cuerpo y desarrollamos nuestras habilidades motrices peleando con alguien más sin el riesgo de golpearnos seriamente o ser fuertemente agredidos.

Más adelante aprendemos a jugar Monopoly y entendemos cómo funcionan el dinero y las inversiones sin perder o ganar dinero real. También, aquellos niños que empiezan a jugar algún deporte aprenden que la constancia y dedicación, poco a poco, va dando sus resultados. También, algunos hasta aprenden a ganar y perder.

El mundo es un lugar complejo y los errores que se cometen muchas veces son extremadamente caros. Que a todos los niños les guste jugar no es una casualidad. Tan solo quieren entender cómo es que todo esto funciona cuando aún no hay mucho que sus pequeñitos cerebros puedan procesar.

Afortunadamente, jugar les permite aprender sin tener que pagar por los errores que inevitablemente todos tenemos que cometer para poder aprender.

Jugar es la manera más barata de aprender.

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