Esta es la historia de un comerciante de camellos que estaba cruzando el Sahara con sus esclavos y 20 camellos que estaban por comercializar. Al caer la noche los esclavos empezaron a martillar unas estacas al piso con las cuales luego amarrarían los lazos para atar a los camellos.
Unos minutos después de que los esclavos terminaran de martillar las estacas uno de ellos se acercó al comerciante y le dijo:
— “Señor, tengo un problema. Tan solo tengo 19 estacas y son 20 los camellos que debo amarrar. No sé que hacer”.
— “Es fácil”, le respondió el comerciante. “Estos animales son muy simples y no les gusta pensar. Ata a los primeros 19 y luego solo acércate al que hace falta y simula que lo estás amarrando y creerá que está atado. Hazlo así y ya vamos a dormir”.
Y así fue. El esclavo hizo lo que el comerciante le ordenó y todos se fueron a dormir mientras que un camello quedó suelto sin lazo alguno que lo sujetara. A la mañana siguiente, para la sorpresa de todos exceptuando el comerciante, los 20 camellos estaban ahí, esperando seguir el viaje. Incluso el camello que no estaba amarrado.
Así que después del desayuno los miembros de la caravana empacaron todo, desamarraron los camellos y se prepararon para salir. La caminata inició y una larga fila de camellos empezó a desfilar por el desierto.
Tan solo habían pasado unos minutos cuando el mismo esclavo que la noche anterior se había acercado al comerciante se le volvió a acercar y le dijo:
— “Señor, todo está muy bien pero tengo un pequeño problema. Todos los camellos ya se están moviendo exceptuando el que pasó la noche suelto. Ese no se quiere mover por nada.”
— “¡Ah!”, le contestó el comerciante. “Es que seguro se te olvidó desamarrarlo. Ve a su lado y haz como que lo desamarras. ¡Ya vámonos de acá!”
Así es como el esclavo fue y “desamarró” al camello y todos siguieron felizmente su camino.
Esta historia ilustra muy bien la condición humana en la que la gran mayoría de personas viven. Estas personas experimentan muchas ansiedad. La experimentan todo el tiempo y viven con miedo a situaciones que simplemente no son reales.
Al igual que los camellos de la historia estas personas limitan sus vidas amarrándose a miedos (lazos) que simplemente no están ahí. El poder de la mente es inmenso y lo que la mente quiere creer se vuelve real en nuestras vidas.
Hoy es un excelente día para sentarte a pensar un buen rato a que lazos invisibles crees que estás amarrado. Si los decides cortar encontrarás la libertad y felicidad que has estado buscando toda tu vida.
Crédito: Basado en una anécdota contada por Anthony de Mello