Sé que estamos viviendo tiempos difíciles. Pero en ningún lugar está escrito que no poder salir y estar afrontando una pandemia global prohíbe imaginar la mejor versión del mundo que quisiéramos tener cuando todo esto termine.
Nada nos prohíbe imaginarnos un mundo mucho más verde y limpio por qué hemos optimizado nuestra forma de transportarnos, hacemos más actividades en línea y adecuamos nuestros horarios laborales y escolares. Todo esto gracias a lo que estamos aprendiendo en estas recientes semanas sobre el teletrabajo.
Por qué no imaginar un mundo donde la prosperidad, el avance tecnológico y la productividad van todavía 10 veces más rápido que hoy gracias a que ahora todos nos estamos viendo “motivados” a colaborar a distancia, no guste o no.
Que bonito imaginar un mundo donde todos somos mucho más solidarios y empáticos con el prójimo por qué gracias a esta pandemia estamos aprendiendo que hay cosas (la gran mayoría de ellas) que no podemos controlar y que todos estamos en el mismo barco. Hay situaciones que nos afectan a todos y necesitamos de algo más grande que nosotros para poderlas superar. Estamos aprendiendo el valor de la interdependencia.
No puedo dejar de imaginarme viviendo en un mundo agradecido por el simple hecho de existir. Un mundo en donde todos volvemos a estar maravillados por la vida, por los problemas, por sus soluciones, por la naturaleza y por la humanidad. Un mundo en donde vemos la majestuosidad de toda la eternidad en cada persona con que nos topamos cada día.
Hoy imagino ese mundo de sueños en donde todos comprendemos que nuestro tiempo acá es tan limitando que la única verdadera opción que tenemos es día a día construir la mejor vida que nos podamos imaginar a partir de hoy.
¿Que te estás imaginando tú?