Un buen ritmo de vida para el 2022

Una buena vida es más maratón que sprint. Nadie sabe cuánto tiempo tendrá para vivir y vivir corriendo porque es “lo que toca” no tiene sentido alguno. Si la vida que estamos viviendo es la nuestra, ¿Por qué vivirla al ritmo que alguien más nos impone? Hoy es un buen momento para sentarnos a reflexionar sobre el factor más determinante en la calidad de vida que experimentamos, el ritmo al que vivimos.

“La gran pausa” le llaman muchos a esa extraña sensación que todos tuvimos en el momento más crítico de la pandemia. A esa agridulce experiencia que todos vivimos de estar secretamente agradecidos de estar encerrados por qué finalmente pudimos respirar. A esa confusión de sentir tanto miedo por no saber qué iba a pasar pero al mismo tiempo estar eternamente agradecidos de tener más tiempo para pasar con nuestras familias.

Cada persona en este planeta es única y esto significa que cada quién tiene su propio ritmo. No hay dos personas que se sientan igual de cómodas de llevar el mismo paso. Es por esto que hoy, en este último día del año, los exhorto a sentarse a reflexionar sobre cuál es el ritmo de vida que quieren llevar en este 2022. Independientemente de qué pase con la pandemia, sus trabajos y presiones externas es importante que encuentren el ritmo que ustedes quieren llevar.

Si quieren correr, corran. Si quieren pausar, pausen. Si quieren parar, paren. Pero por favor, háganlo porque es lo que ustedes quieren y no porque es lo que alguien o algo más espera de ustedes. ¡Feliz 2022 a todos!

Falta de costumbre

Hace tan solo dos años salir en un viaje de trabajo era lo más normal del mundo. Hoy que estoy por salir a dar una consultoría a El Salvador todo el asunto parece extraño y distante. Sé que el viaje es de tan solo un día y pronto estaré de regreso. La cosa es que simplemente no se siente así.

Y creo que toda esta sensación extraña es por la falta de costumbre. Los seres humanos somos bastante más apegados a las rutinas de lo que nos gustaría admitir. La primera vez que hacemos algo nos parece novedoso, extraño y en algunos casos hasta un poco peligroso. Algo similar ocurre cuando dejamos de hacer algo que ya hacíamos rutinariamente. Volverlo a hacer es de nuevo como estar empezando de cero nuevamente.

Es por esto que creo que los cambios para regresar de dónde estamos ahora en la pandemia van a ser mucho más lentos de lo que muchos creen. Regresar va a requerir una cantidad de esfuerzo muy similar a la que requirió llegar hasta acá ya que hoy estamos acostumbrados a la situación que día a día vivimos. La dificultad no está en ir o venir. La dificultad stá en cambiar.

Entender nuevos procesos, pruebas de COVID en Estados Unidos

Es fácil ejecutar un proceso cuando se está familiarizado con él. En el momento que el proceso cambia el esfuerzo cognitivo y emocional que se requiere para adaptarse es grande, muy grande.

Esta es precisamente la situación en que estoy ahora. ¿Cuál es el proceso que ha cambiado? La generación de documentos de viaje internacionales. Hasta la última vez que viajé, el proceso de requerimientos de viaje había cambiado muy poco. Sí, los pases de abordar se movieron de ser impresos a estar en el teléfono pero fuera de eso muy poco había cambiado. Hasta ahora.

En estos últimos días he estado dedicando una buena parte de mi tiempo a encontrar un lugar para generar el nuevo documento que está de moda para poder viajar, la prueba del COVID. Para poder salir de Guatemala hacia Estados Unidos el proceso fue fácil. Ahora que estoy por regresar parece ser que está un poco más complicada la cosa.

En realidad no hay mucha complejidad pero en Estado Unidos hay varias cosas que cambian. Para empezar casi todos los formularios para solicitar las pruebas requieren información de seguro y el costo sin seguro de la pruebas no queda claro (aunque aparenta ser bastante caro). Luego, el tipo de pruebas que muchos lugares ofrecen no son las que se aceptan para entrar a Guatemala. En fin, espero ya mañana terminar de entender este nuevo proceso y poder tener todo listo para regresar a Guatemala.

Entender nuevos procesos es cansado.

Movilidad, no esclavitud

La combinación de los avances tecnológicos y los cambios de paradigma que ha traído la pandemia nos han permitido trabajar en maneras que tan solo hace un año hubiéramos considerado imposibles.

A su vez, mucha de la narrativa alrededor de la nueva manera de trabajar ha girado alrededor de el concepto de trabajo en casa. “Trabajo remoto”, es como muchos le llaman a esta nueva modalidad de trabajo. Esto nos ha llevado a asumir que el trabajo remoto es lo mismo que trabajar en casa. Nada podría estar más lejos de la realidad. Trabajar remoto es mucho más que simplemente mover la oficina a una habitación en la casa.

Creo que la tecnología disponible y el avance que hemos tenido en políticas empresariales nos debiera dar más movilidad, no esclavizarnos. Por movilidad me refiero a la libertad de poder trabajar donde más a gusto nos sintamos. Si es en la oficina, genial. Si quiero trabajar en casa que bien. Si quiero estar en un café, cómo lo estoy ahora que estoy escribiendo esto, bienvenido. Me voy de viaje y voy a trabajar en otro país, fenomenal. Trabajo remoto es movilidad. No es estar en casa pendiente 24/7 de todo lo que la empresa o mi supervisor necesite de mí en cada instante. Esto pudiera llegar a considerarse esclavitud.

Lo que sucede es que estamos utilizando la capacidad de conexión tecnológica como una línea directa que está siempre abierta. Esta línea nos da acceso inmediato a cada persona que trabaja en la empresa sin importar en dónde está y que está haciendo.

Esta línea invisible nos da un poder mucho más grande de lo que nos imaginamos —nos da control sobre la vida de otras personas. Y como dijera Peter Parker, con un gran poder viene una gran responsabilidad. Es muy importante que aprendamos a utilizar el poder de contactar a cualquier persona de manera instantánea en cualquier momento responsablemente. De lo contrario estaremos convirtiendo la movilidad en esclavitud. Mucho cuidado con eso.

P.D. Hoy cumplo 400 días seguidos de compartir mis ideas y pensamientos en Internet!

El segundo primer día de clases

Cuando yo era niño el primer día de clases del año era algo especial. Nunca pude tener dos en un mismo año. Aunque la resistencia de querer ir día tras día al colegio era grande, las ganas de volver a ver a los amigos después da las vacaciones de fin de año siempre ganaban. Volver al colegio dolía, pero al menos estaríamos ahí en buena compañía, eso era lo especial.

Hoy fue el segundo primer día de clases en el año para mi hijo —espero que ya no tenga más. El brillo en sus ojos, la alegría en su voz y la ilusión en su corazón me dicen que para él regresar a clases hoy fue más dulce de lo que jamás lo fue para mí.

La mano invisible dicta que la escasez es lo que hace que algo sea valioso. Pareciera ser que los niños que no han podido asistir regularmente a clases valorarán su privilegio de ir al colegio mucho más que cualquier generación anterior a ellos. Y esto es algo maravilloso.

Muchas personas que me conocen dicen que soy un optimista perdido y que a todo le veo algo positivo. ¡Acá voy otra vez!

El impacto que el último año ha tenido en nuestro hijos no se podrá cuantificar hasta dentro de algunos años. Lo que si sé es que estos niños valorarán infinitamente a sus amigos, profesores y oportunidades académicas. Después de todo, lo que cuesta vale y para ellos la pandemia convirtió al colegio en un lingote de oro que siempre querrán cuidar.

¡Feliz regreso a clases Chris!

Los emprendedores son inspiración

Siempre he sido de la opinión que los emprendedores son las piedras angulares de nuestra civilización. ¿A dónde iríamos a comer o en dónde estudiarán nuestra hijos sin ellos? ¿Quienes desarrollarían los medicamentos que nos mantienen vivos y quienes harían los vehículos que nos llevan de acá para allá si no ellos? ¿Quienes entrenarían a los atletas del futuro si ellos no creyeran en luchar por mantener el amor por el deporte vivo?

Sin los riesgos que ellos toman todos los días, la gran mayoría de empleos que sirven de sustento para millones de familias, desaparecerían. El progreso en el mundo se detendría y nuestra calidad de vida no estaría ni cerca de lo que hoy es.

Y mi admiración hacia los emprendedores solo ha crecido en estos últimos meses de reactivación económica. Es realmente inspirador ver como muchos de ellos van encontrado la manera de salir de un abismo sin fondo que fácilmente haría temblar al mas valiente de los caballeros de la mesa redonda.

No se detengan. Sigan adelante. No importa en que industria estén —música, hospitalidad, restaurantes, deporte, o lo que sea—, sepan que el mundo los necesita y su valentía y esfuerzo serán recompensados a su debido tiempo. Están haciendo lo imposible y son una inspiración para los millones de personas que nos beneficiamos de su trabajo. Gracias por inspirarnos!

La velocidad del mercado

Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que las cosas pueden cambiar muy rápidamente. Y cuando las cosas cambian rápido, el mercado cambia más rápido aún.

Un consejo para los emprendedores tratando de sobrevivir en este agitado ambiente: sean hipersensibles a lo que ocurre a su alrededor. Esta hipersensibilidad les servirá para distinguir entre que es “moda” y que es aquello que está ocurriendo para quedarse a largo plazo.

Por moda me refiero a oportunidades que solo existen para saciar una necesidad del momento y que no son lo suficientemente perecederas para crear un negocio a largo plazo. Son aquellas oportunidades que después de tan solo unos meses se revelan como espejismos de algo que aparentaba ser el unicornio dorado que todo estamos buscando.

Es muy difícil poder etiquetar una necesidad urgente que el mercado está manifestando como una moda pasajera. Pero el mercado responde a la condiciones que se están dando en un momento dado y en este preciso momento el mundo cambia minuto a minuto. Algo que hoy parece la panacea puede ser el error más grande de el mundo tan solo unos días después. El mundo está cambiando mas rápido que nunca y el nivel de atención que se necesita para no perseguir falsas promesas es más grande que jamás antes en la historia de la humanidad.

Diferentes posturas en la transición fuera de la pandemia

Mientras el mundo sigue su inevitable camino hacia la transición fuera de la pandemia, nuestra fibra social está por ser puesta a prueba.

El proceso de transición estará fundamentado en la libertad del individuo. Con esto quiero decir que conforme las autoridades en cada país restauren más libertades, la responsabilidad de cada persona será mayor. Que exista la libertad de hacer algo NO quiere decir que exista una obligación de TENERLO que hacer.

Y es sobre este punto que nos estaremos poniendo a prueba. Algunas personas se sentirán cómodas enviando a sus hijos al colegio, otras no. Algunos querrán ir a los cines, otros no. Algunos harán fiestas, otros no. Algunos viajarán, otros no. Algunos visitarán a sus familiares, otros no. Cada persona tendrá su propia postura sobre qué considera adecuado hacer y que no.

Desafortunadamente con esta situación, no habrán respuestas correctas. Cómo se puede ver en el párrafo anterior, cada persona tiene la libertad de participar en las actividades que considere apropiadas. No hay “bueno” y no hay “malo”.

Cada quien seguirá su propio camino y se le debe respetar. No importa cuánto miedo sintamos o que tan en desacuerdo estemos, la postura correcta debe ser no querer imponer nuestra manera de ver las cosas sobre los demás. La libertad de decidir en qué actividades se desea participar no da el derecho de decidir por otras personas en que debieran o no participar ellos.

Una aclaración final. Con cada decisión, sea cual sea, se debe considerar siempre la salud de las personas con las que se pudiera estar en contacto. La libertad debe ser respaldada por la responsabilidad de seguir los protocolos de seguridad necesarios para cuidar la salud del grupo. En ningún momento estoy abogando por irresponsabilidad.

Nuevos horizontes

Hoy, desde donde estoy parado, puedo ver nuevos horizontes. Nuevas maneras de hacer las cosas y cientos de posibilidades que nunca antes había contemplado. Estoy empezando a entender algunos de los cambios que se han dado en el ambiente.

Conforme empiezo a levantar la cabeza para planear mis siguientes pasos veo un mundo totalmente cambiado. Cambiado por el miedo, cambiado por la pobreza. Es doloroso ver el impacto que estos últimos meses han tenido a mi alrededor.

Pero con todo cambio nacen oportunidades. Y los que estamos aún de pie tenemos las responsabilidad de aprovecharlas para construir un mundo mejor. Un mundo nuevo donde la tecnología nos lleve a todos más lejos de lo que jamas creímos posible.

Nos es momento de olvidar a nadie. Todos estamos juntos en el mismo barco. Quien no lo vea así, está negando la realidad. Es momento de construir y cuestionar. Ha llegado la hora de encaminarnos hacia los nuevos horizontes.

Y en este nuevo camino debemos tener mucho cuidado de aprender de los errores que hemos cometido en el pasado y no volver a caer en las mismas trampas otra vez. Solo debemos llevar con nosotros aquello que nos sea de utilidad en el futuro que queremos construir. Todo aquello a lo que estamos apegados pero ya no sea relevante en el mundo que tenemos que construir, lo tenemos que descartar sin piedad.

Los nuevos horizontes se pueden empezar a ver. Llegar a ellos parece ser un reto sin igual. Sin duda alguna, nos espera mundo fenomenal. ¿Quién quiere ir para allá conmigo?

Emprender después de los dinosaurios

Hace 65 millones de años un asteroide le pegó a la tierra y con su impacto extinguió los dinosaurios. Era el período cretáceo y el emprendimiento aún no existía. Pero sabemos que la naturaleza es sabia y que no volvió a evolucionar dinosaurios una vez más. En su lugar evolucionó otro tipo de criaturas más resilientes que eran muy parecidas a los mamíferos y reptiles que conocemos hoy en día.

Aunque aúno tengo total claridad de cómo se va a ver el mundo del emprendimiento en uno año, si sé que va a ser muy diferente —imagino algo mucho más eficiente, flexible y próspero. No creo que después de un “evento de extinción masiva” económico como el que estamos viviendo, el ecosistema de emprendedores vaya a regresar a construir algo parecido a lo que existía antes. Al igual que la naturaleza, los emprendedores encontraremos algo mucho mejor que crear.

Lo tenemos que hacer para poder seguir ayudando al mundo a moverse hacia adelante. El mercado ya no es el mismo. Las personas ya no somos las mismas y nuestro comportamiento como consumidores ha cambiado para siempre. Al igual que la naturaleza hace 65 millones de años, tenemos que desarrollar la siguiente especie de empresas que dominará el mundo.

El reto no es fácil y claro que da miedo aceptarlo. Pero si no nosotros, ¿quién? La vida sigue y queramos o no seguiremos participando de ella. La única decisión que tenemos que tomar es cómo queremos participar: como espectadores o como protagonistas.

¿Qué vamos a emprender después de los dinosaurios?