Nada es imposible, solo hay algunas cosas que son menos probables que otras

Desde que tengo uso de razón he vivido mi vida bajo este lema. Realmente creo que nada es imposible, solo hay cosas que son menos probables que otras. Ver el mundo a través de este lente me ha permitido construir una vida que era muy poco probable para mí.

Creo que el secreto para vivir en un mundo en donde todo es posible está en interpretar los golpes que indudablemente llegarán como aprendizajes. Las barreras con que nos encontramos y nos derriban sin piedad solo son pruebas que nos invitan a aprender y salir mejores personas al otro lado de la tormenta.

Si entendemos esta realidad los fracasos eventualmente dejan de doler. Poco a poco se empiezan a transformar en aliados, en maestros que nos van enseñando el camino a seguir. Con un poco de tiempo y práctica, incluso los podemos llegar a desear. Después de todo, son lo único que nos lleva a crecer.

Las personas ven algo cómo imposible cuando se rinden. Cuando lo dejan de intentar. Cuando no pueden tolerar el fracaso. Cuando ondean la bandera blanca. Ese no es el tipo de persona que soy. Para mí, nada es imposible porque no importa cuántas veces lo tenga que intentar, siempre tendré un “otra vez más” bajo la manga.

Sí, hay cosas que son muy poco probables. Estás son las que más trabajo requieren. Pero aún así, ninguna de ellas es imposible. Solo requieren de un poco más de fuerza de voluntad.

Avanti.

La importancia de presentarse, podrías pegar tu primer Home Run

Antes de hacer algo, cualquier cosa, primero hay que presentarse. Si no se está en el lugar correcto, en el momento indicado, no se puede actuar. Todo empieza diciendo “estoy aquí, presente”.

Hay días en que las ganas simplemente no están ahí. Otras veces podemos estar cansados o incluso enfermos —como hoy. La lista de razones por las cuales no presentarse es realmente infinita. Presentarse todos los días requiere de determinación.

Hacer las cosas cuando se tienen ganas es fácil. Pero las personas que realmente hacen la diferencia hacen lo que tienen hacer, incluso cuando no tienen las ganas de hacerlo. La valentía de decir “presente” incluso cuando es incómodo es lo que mueve al mundo hacia adelante.

Es imposible tomar ventaja de una oportunidad cuando no se está “ahí” para aprovecharla. No se puede ganar una batalla en la que no se está presente. Las cimas de las montañas que nunca se llegan a visitar no pueden ser conquistadas.

Es importante presentarse, todos los días. Al estar presente es cuando la magia ocurre. No deben existir excusas para ausentarse. Sí, habrán momentos en los que simplemente no podemos decir “presente” pero deben ser muy pocos.

Cuando tengas dudas, siempre elige presentarte. Nunca sabrás qué es lo que puede pasar. Incluso, podrías llegar a pegar tu primer Home Run.

Felicidades Chris, buen trabajo.

Cuando perder no es una opción

Como las noticias que nos bombardean constantemente en estos lúgubres días no nos dejan olvidar, hay momentos difíciles en los que parece que todo está perdido. No importa a dónde se voltee a ver, las dificultades y el dolor están a la orden del día.

Muchas de estas dificultades ponen a las personas contra la pared. Son situaciones de vida o muerte. No son juegos y tienen consecuencias muy reales. El miedo apremia y la reacción natural es paralizarse o simplemente huir.

Pero esto no siempre es lo que pasa. Porque hay personas que deciden que perder no es una opción con la que pueden vivir. Al igual que un animal acorralado que no tiene a dónde ir, estas personas lucharán hasta el final. Encontrarán una manera de no solo de sobrevivir sino que de triunfar más allá de lo esperado.

Cuando perder no es una opción el cansancio no existe. Cuando perder no es una opción la determinación encuentra caminos que la vista no puede ver. Cuando perder no es una opción se superan los miedos. Cuando perder no es una opción la creatividad manda. Cuando perder no es una opción los equipos se unen. Cuando perder no es una opción se hace el mejor trabajo posible.

Cuando perder no es una opción, ¡Se gana!

Perseguir lo importante

Hay mil y un distracciones en el camino hacia lo que más queremos. Es nuestra responsabilidad ignorarlas. Está en nuestra fuerza de voluntad saber decir “no” y seguir con nuestro camino. Nadie más que nosotros mismos es el encargado de mantener la firmeza y seguir en el rumbo correcto.

Todos nosotros somos seres humanos. Esto significa que, oh sorpresa, por naturaleza tenemos muchas debilidades. Pero también tenemos el uso de la razón y la fuerza de voluntad. Contamos con las herramientas necesarias para lograr lo que queremos. Tan solo las tenemos que aprender a utilizar.

Ya es momento de dejar de contarnos cuentos y pasar tanto tiempo distraídos. Es hora de enfocarnos y dejar las distracciones para los que no quieran llegar. Ahora mismo hay que desechar todo lo que no nos sirve y fijar la mirada en aquello que es importante para nosotros.

Nadie más nos puede decir qué es importante y qué es distracción en nuestras vidas. Esa es una tarea personal que no se puede delegar.

Habrán fuertes intercambios qué hacer en el camino. Cada uno de ellos valdrá la pena y al final de la historia tan solo los recordaremos como pequeños inconvenientes que se encontraron en el camino.

¡Vamos! A perseguir lo importante.

Cuándo importa

Importa. Qué palabra tan especial. Cuando algo es importante para nosotros lo tratamos de una manera especial. No lo dejamos al olvido y lo cuidamos para que esté bien. Cuando algo nos importa nos sentamos a su lado hasta verlo florecer. Nos desvelamos para no dejar que jamás se marchite y con gusto nos incomodamos para que esté bien.

Luchar por algo que nos importa es fácil. Cuando algo nos importa el sacrificio no existe pues se tiene plena conciencia de que lo qué se está haciendo no tiene desventaja alguna. Cualquier cosa que se pudiera perder es simplemente el precio a pagar por ver qué aquello que nos importa esté bien.

Si algo es lo suficientemente importante se puede llegar a intercambiar la misma vida por defenderlo. Se llega a una situación en la que vivir en un mundo en donde no existe lo que nos importa no es una opción que se quiera tomar. Esto explica tantos actos heroicos que podemos citar a través de la gran historia de la humanidad.

Cuando algo nos importa nos elevamos a ser mejores personas. Cuando algo nos importa damos todo lo que tenemos. Cuando algo nos importa nada nos puede detener. Cuando algo nos importa lo imposible se vuelve realidad. Cuando algo nos importa la vida se llena de color.

¿Cuándo fue la última vez que algo te importó?

En las buenas y en las malas

En la parte más importante de la ceremonia Católica del matrimonio se menciona “estar ahí para la otra persona, en las buenas y en las malas, hasta que la muerte los separe”.

Cuánta sabiduría hay en esta pequeña frase. Sé que cada quien la interpreta como desea (esto es una característica de la gran mayoría de escrituras religiosas), quedan ampliamente abiertas a la interpretación personal. Para mí es un mensaje acerca de cómo vivir la vida. Significa hacer lo que hay que hacer, incluso cuando no es conveniente.

Todos eventualmente moriremos y eso no es algo malo. Es el curso natural de todas las cosas. Entre hoy y el final de nuestros días habrán “buenas” y “malas”. Qué importante es no bajar la guardia y hacer lo que tenemos que hacer todos los días sin importar cómo nos estamos sintiendo o si es conveniente o no. Haz lo que debes, en las buenas y en las malas.

Creer lo hace real

Digamos que estás a la orilla de un precipicio. Quieres saltar para llegar al otro lado. La caída es muy grande y la distancia entre un lado y el otro está justo en el límite de lo que puedes saltar. ¿Qué hará que el salto sea real? La voluntad de creer.

Te retiras de la orilla para agarrar aviada. Tomas un profundo respiro y cierras los ojos. Sientes tu corazón latir y tus piernas temblar. Es momento de arrancar.

En este instante, mas allá de lo que tu cuerpo pueda hacer o no, es lo que suceda en tu mente lo que determinará si llegaras con vida al otro lado. Si crees que lo lograrás esa confianza se traducirá en más fuerza y velocidad. La duda desaparecerá y el salto será exitoso. Creer lo hace real.

Ahora bien, si crees que caerás al fondo del abismo y morirás, la incertidumbre se apoderará de cada fibra de tu cuerpo. La indecisión te frenará y tus pasos serán más cortos. Titubearas a la hora del salto y te quedarás corto. En este caso una vez más comprobamos que creer lo hace real.

Es increíble Lo poderosa que es la mente humana. Es tan poderosa que puede materializar cosas en el mundo físico. No lo menciono como un acto de magia a lo “El Secreto” pero creer que algo puede suceder acompañado de una ejecución apegada a las leyes de la física lo puede hacer real.

Si alguien quiere leer a profundidad sobre este tema y sus implicaciones filosóficas le recomiendo leer el ensayo “La voluntad de creer” de William James escrito en 1897.

Oportunidades

Las oportunidades son algo muy interesante. Las oportunidades se crean. Y las oportunidades también aparecen sin la intervención de alguien. Algunas oportunidades son más grandes que otras. Y al mismo tiempo algunas oportunidades requieren de mucho esfuerzo para concretarse mientras que otras prácticamente se regalan ante sus benefactores.

Las oportunidades nunca escasean. Lo que sí pasa es que usualmente pasan desapercibidas. ¿El remedio? Aprender a ver mejor. Aprender a escuchar. Aprender a identificar patrones. Ahora que lo pienso más a fondo caigo en cuenta de lo poco que se habla acerca del desarrollo de la habilidad de identificar oportunidades.

Una oportunidad que no se identifica no se puede aprovechar. Incluso cuando estamos hablando de una oportunidad que no requiere de ningún esfuerzo para concretarse. La oportunidad que no se ve se perderá. Y la única oportunidad que se aprovechará es aquella que primero se ve y luego se persigue con loca determinación.

Como bien lo dije antes, hay unas oportunidades que son más grandes que otras. Cuando una empresa identifica o crea una oportunidad grande es un imperativo moral perseguirla. Una vez que el trabajo de años ha creado la oportunidad que todos han estado esperando lo único que queda es actuar.

Termina el trabajo

Hoy recuerdo el mensaje que le dieron al grupo de niños que entrenó con Christian en Elmhurst, Illinois hace tres años. Recuerdo que aunque era una campamento de baseball mucho del trabajo que se hizo fue psicológico. Recuerdo que Chris tenía solo 9 años y sé que al día de hoy todo lo que vivió le sigue dando forma al hombre en que se está empezando a transformar.

Cada entreno tuvo un tema que se reforzaba durante todo el día. Uno de los temas que más me gustó fue el del segundo día: termina el trabajo. ¿Qué es esa idea de terminar el trabajo?

Es no dar nada por sentado hasta que lo que sea que se esté haciendo se haya completado. Es mantener la intensidad y concentración hasta lograr la victoria. Es no divagar y saber mantenerse enfocado hasta que suene la campana final. Es tener siempre presente que las cosas pueden cambiar en cualquier momento y que no se puede bajar la guardia hasta cruzar la meta. Es aprender a luchar por los sueños y nunca dejar de creer en ellos. Es comprometerse con un plan sabiendo que se hará hasta lo imposible por lograrlo.

Tres palabras sobre las cuales se puede construir una vida llena de logros. Simples. Poderosas. Directas. Termina el trabajo.

Cuando la tecnología nos confunde…

La tecnología nos permite pronosticar el clima por minuto, nos deja enviar mensajes instantáneamente a cualquier parte del mundo y ha extendido nuestra expectativa de vida promedio muchísimo. No es casualidad que en este mundo moderno estemos tan confundidos.

Sí, si no estuviéramos tan apantallados diríamos que la tecnología que hoy tenemos es magia de otro mundo y aunque no lo reconocemos a plena vista, en el fondo creemos que estamos rodeados de maravillas tecnológicas que todo lo pueden. He aquí de donde nace tanta confusión.

Déjenme elaborar. Desde que empieza el día, gracias a la tecnología, tenemos la impresión equivocada de que podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Tenemos calor? Prendemos al aire acondicionado. ¿Queremos conversar con nuestros familiares que están al otro lado del mundo? Presionamos un par de veces la pantalla de nuestros teléfonos. ¿Queremos ir al trabajo? Nos subimos al carro o prendemos la computadora. ¿Estamos escasos de comida? La pedimos por el celular. Todo esto es realmente maravilloso —pero debemos tener cuidado.

La falsa sensación de omnipotencia que hemos desarrollado nos está debilitando. Esta confusión (creemos que todo está bajo nuestro control) nos lleva a darnos por vencidos inmediatamente cuando algo no sale cómo queremos. Después de todo, el mundo debiera tirarse a nuestros pies. En lugar de luchar por sobrepasar el obstáculo nos sentamos a hacer berrinche (esto se debiera poder resolver con tan solo presionar un botón).

Cuando la tecnología nos confunde creemos que todo debiera salir como queremos. Cuando la tecnología nos confunde creemos que todo debiera ser fácil. Cuando la tecnología nos confunde nos rendimos y dejamos de luchar. Esto es un error. La tecnología es una gran herramienta pero nunca podrá reemplazar ni la perseverancia ni la voluntad de acero que solo un ser humano puede generar.