Los que de verdad quieren encontrarán opciones, los que no encontrarán excusas

Como ya he escrito antes, la voluntad es un poderoso aliado. La voluntad también determina, en gran parte, el comportamiento de los seres humanos. ¿Y qué hace la voluntad para determinar los comportamientos de las personas? Pues les ayuda a ver las cosas de una manera distinta. El punto de vista con que se percibe una situación es el más grande determinante de cómo una persona responderá.

Cuando la voluntad de una persona es fuerte, los obstáculos más grandes solo son retos a sobrepasar. Cuando la voluntad es débil, el más pequeño obstáculo significa el fin del camino. Cuando la voluntad es fuerte, la idea de darse por vencido no es algo que se considere. Cuando la voluntad es débil, no se puede dejar de pensar en “cuando va esto a terminar”. Cuando la voluntad es fuerte, todo resulta más fácil de lo que realmente es. Cuando la voluntad es débil hasta la más simple tarea se siente como una balacera adentro de un elevador.

El mundo está lleno de logros maravillosos que parecieran ser imposibles de alcanzar. Pero estos logros sen han hecho realidad gracias a la voluntad de personas que realmente querían alcanzarlos. Estas personas, gracias a su voluntad, encontraron opciones de cómo hacer sus sueños realidad y nunca pensaron en poner excusas.

Si siempre encuentras una excusa de porqué no estás avanzando en ese sueño del que tanto hablas, tal vez no lo deseas tanto como crees. Recuerda, los que de verdad quieren encontrarán opciones, los que no, encontrarán excusas.

Antes de poder alcanzar cualquier meta hay que estar dispuestos…

La mayoría de personas alcanzan sus metas solo después de que están dispuestas a hacer lo que haga falta para lograrlas. ¿Por qué es esto? Porque para cumplir la mayoría de metas se requiere sobrepasar obstáculos, algo que por naturaleza requiere de convicción, es decir, esa fortaleza interna que permite a los seres humanos no darse por vencidos hasta lograr su cometido.

Todos los grandes logros de la humanidad tienen como origen un breve instante en el cual alguien, en algún lugar, tomó la decisión de terminar el trabajo sin importar que adversidades pudieran surgir en el camino. En ese momento decisivo, al inicio del camino, créanlo o no, es cuando ocurre toda la magia. El resto del camino es extremadamente importante pero es una travesía que es imposible de recorrer si no se tiene una sólida convicción desde el inicio.

Todos hemos estado ahí. Mañana, muy temprano, tenemos una reunión muy importante. Ponemos el despertador y desde el momento en que nos acostamos sabemos (estamos convencidos) de que en el segundo en qué suene el despertador nos vamos a levantar. Ahora bien, usualmente esto no funciona así cuando ponemos el despertador para hacer ejercicio el fin de semana. A veces nos despertamos y a veces no. ¿Por qué? Porque la mayoría de veces cuando nos vamos a acostar no estamos 100% convencidos de que nos vamos a levantar independientemente de cómo nos sintamos cuando suene el despertador.

Este trivial ejemplo ejemplifica el poder de la convicción, de ese casi olvidado arte de estar dispuestos a terminar el trabajo. En realidad no importa el tamaño de la meta que se esté persiguiendo. Todo empieza con la disposición de hacer lo que se requiera. Si un ser humano está convencido de que puede hacer algo, usualmente lo logra.

Un ritmo lento sin parar

Hay días en que el cuerpo no está en condiciones óptimas para trabajar. Tal vez se está enfermo, desvelado o la presión que se siente está diluyendo el enfoque mental. Las reservas de energía están bajas, el cansancio apremia y la velocidad con qué se pueden hacer las cosas es lenta. Aunque esto no es ideal, es mucho mejor que detenerse por completo. En estas condiciones, bajar el ritmo de trabajo sin llegar a detenerse, lejos de ser una forma de mediocridad, es una señal de fortaleza, perseverancia y compromiso.

Como lo he dicho ya en otras ocasiones, hacer lo que se tiene que hacer cuando se tienen ganas es fácil. Las personas que pueden hacer lo que deben hacer cuando ni las condiciones ni los resultados son los óptimos son las que se llegan a destacar. Las personas promedio simplemente se detienen cuando el viento no sopla a su favor.

La excelencia es una virtud que fuertemente recomiendo desarrollar. También reconozco que ser perfecto y hacer todo lo que se hace con excelencia todo el tiempo es una utopía que ninguna persona puede cumplir. Lo que sí se puede hacer es mantener un alto grado de excelencia cuando es posible y durante los momentos adversos y difíciles lo mejor que se puede hacer es llevar un ritmo lento pero sin nunca llegar a detenerse por completo.

A prueba

De vez en cuando las cosas cambian. Y estos cambios nos ponen a prueba. Ponen a prueba nuestra determinación y la capacidad que tenemos de seguir haciendo lo que nos prometimos que íbamos a hacer.

Estas pruebas son momentos importantes en nuestras vidas. Nos revelan de qué estamos hechos. Nos muestran sin sutileza alguna la cruda realidad de qué podemos y que no podemos hacer.

Muchas personas pasan sus vidas tratando de evitar estas pruebas. Pero no debemos olvidar que Seneca dijo “no hay nombre más infeliz que aquel que nunca afronta adversidad pues nunca se le permite probarse a sí mismo.”

En el fondo todos queremos ser mejores. Todos queremos saber quienes somos y cuales son nuestros límites. La única manera de saberlo es poniéndonos a prueba.

Por hoy, otra prueba ha sido superada exitosamente.

Indestructible

Las personas indestructibles no están hechas de acero. No son super héroes o fenómenos de la naturaleza. Simplemente son extremadamente determinadas.

Para mí, la determinación es la habilidad de poder fijarse un objetivo y hacer todo lo posible por alcanzarlo sin en los momentos difíciles perder la convicción de que eventualmente el éxito llegará. Aunque parezca ilusorio, conozco varias personas que se comportan así. Incluso, yo mismo a veces puedo ser determinado. Ser indestructible es algo ue se puede hacer todos los días.

Ser indestructible no es nada más que reusarse a perder. Es no considerar darse por vencido, incluso cuando ha sonado la campana final. Es levantarse cuando los demás escogen quedarse en el piso. Ser indestructible es no detenerse hasta terminar lo que se empezó. Ser indestructible es decir “esto va a suceder porque yo decido que suceda.” Ser indestructible es cuestión de actitud.

Perderlo por no querer pagar el precio

Hay muchas veces que me siento en soledad a quejarme de algo que pasa a mi alrededor. La gran mayoría de veces me quejo de cosas que yo mismo podría cambiar —si tan solo quisiera pagar el precio.

Mi lógica de pensamiento va a algo así. Hay algo que sucede que no me gusta. Lo evalúo y decido que esto no debiera ser así y que el mundo de alguna manera está siendo injusto conmigo. Una voz dentro de mi insistentemente repite que “este problema no me debiera pasar a mí.” Me siento indefenso y empiezo a buscar una salida, un escape. Si esto va a ser así de difícil, pues mejor lo dejo. No quiero nada que ver con esto.

Ahora que lo escribo me doy cuenta de lo ridículo que suena. No tiene ningún sentido y si le hubiera hecho caso a este dialogo interno no hubiera logrado ni un cuarto de las cosas que he logrado en mi vida. Lo que sí es cierto es que ese dialogo es real y me genera muchísima incomodidad y ansiedad. Me resta motivación y hace que las cosas sean mucho más difíciles de lo que en realidad son.

Creo que el antídoto perfecto para contrarrestar esta manera tan precaria de pensar empieza con recordar que nadie me debe nada. Que si quiero que un problema que está enfrente de mi desaparezca soy yo el que debe hacer el trabajo de desvanecerlo. Nadie lo tiene que hacer por mí. Si quiero la recompensa y poderla disfrutar plenamente tengo que estar dispuesto a pagar el precio que vale. Me tengo que adueñar de mi vida.

¡Claro! Ahora lo veo con tanta claridad. Cada vez que me empiezo a quejar y me dan ganas de dejar de luchar por algo es porque no estoy dispuesto a pagar el precio de lo que cuesta. No es que el mundo esté siendo injusto conmigo. Nadie me deba nada.

Viéndolo así tengo dos opciones, pagar el precio necesario y obtener lo que quiero o ser sincero conmigo mismo y reconocer que me perderé de lo que quiero por no querer pagar el precio.

Realmente, ¿cuánto lo quieres?

Mientras más queremos algo más estamos dispuestos a pagar por ello. Lo podemos ver en la historia de la proverbial botella de Coca-Cola en el desierto que se utiliza como ejemplo todo el tiempo.

Lo interesante es que este fenómeno de querer pagar bastante por algo que se quiere no sólo está sujeto a transacciones comerciales de compra y venta. Está presente en muchas otras áreas de nuestras vidas.

Por ejemplo, mientras más queremos que un proyecto tenga éxito, más corazón y esfuerzo le ponemos. Es decir que estamos dispuestos a pagar más por ver que ese proyecto tenga éxito.

Si tenemos una relación con una persona que queremos que sea de gran calidad sin duda alguna invertiremos una cantidad desproporcionada de tiempo a conocer mejor a la otra persona con la esperanza de llevar la relación al nivel que anhelamos que tenga. El precio que estamos dispuestos a pagar por esa relación es alto.

Cuando nos enfrentamos a una situación difícil en nuestras vidas pero queremos superarla, crecer y salir más fuertes del otro lado nos encontramos dispuestos a hacer lo que haga falta para darle vuelta a lo que sea que estamos enfrentando. No hay nada que no haríamos por salir adelante.

Creo que lo que estoy tratando de decir es que sí de verdad lo queremos con suficientes ganas y estamos dispuestos a pagar el precio “de mercado”, podemos lograr prácticamente cualquier cosa que queramos en la vida.

Cuando el cuerpo aprende a obedecer

“La carne es débil”. Esto no es cierto. El cuerpo es lo que es. Siempre está buscando comodidad y sentirse bien. Su único interés es encontrar el camino más fácil y no entiende nada sobre las posibles consecuencias de sus acciones. Lo que a veces es débil es la fuerza de voluntad, la mente.

Afortunadamente la mente es parte del cuerpo y, una vez bien entrenada, puede guiar al cuerpo por el “camino del bien”. No es algo fácil de lograr pero sin duda alguna se puede alcanzar.

Desde un punto de vista evolutivo el cuerpo humano está construido para experimentar sensaciones físicas y la mente está diseñada para responder a estas sensaciones. Siento hambre, debo buscar comida. Veo un león y siento miedo, entonces debo escapar. Tengo sueño, hay que dormir. Y todo esto estuvo muy bien por millones de años cuando el ambiente en el cual vivió el ser humano ofrecía un balance natural al cuerpo. Pero hoy en día este ya no es el caso.

Hace 10,000 años caía el sol, salían las estrellas y el mundo estaba en silencio. Era hora de dormir en el piso bajo la luz de la luna y sin excepción alguna el sol hacía su trabajo día tras día y despertaba a todos los seres humanos a la hora correcta para que pudieran empezar a buscar sus alimentos. No existían tales cosas como los desvelos por fiestas o demasiadas series de Netflix. Tampoco existía el famoso “solo 5 minutos más”. El cuerpo simplemente respondía a su entrono natural y todo estaba bien.

Pero el cuerpo humano no ha alcanzado al mundo moderno de hoy y la evolución tecnológica le lleva una ventaja abismal a la evolución biológica. Hoy en día ya nadie tiene que caminar 30 kilómetros para encontrar un panal y luchar contra las abejas para obtener un poco de miel y conseguir la energía necesaria para cazar el siguiente tiempo de comida. Simplemente se camina 2 metros a la cocina y se exprime un lindo oso de plástico y ¡voila! Se tiene miel. Es por esta discrepancia entre el cuerpo y la privilegiada vida moderna de hoy que el cuerpo debe aprender a obedecer. El entorno simplemente no le exige igual que antes.

Es importante recordar que el cuerpo no manda. Nunca ha mandado. Las acciones del ser humano están dictadas por su voluntad y nada más. Lo que sucede es que a veces la voluntad le sede el paso a la comodidad y le hace caso a los berrinches del cuerpo. El problema no es que el cuerpo sea débil. El problema es la falta de fuerza de voluntad. Todo cambia cuando el cuerpo aprende a obedecer.

Que lo correcto se vuelva fácil

“Todo lo que es rico hace mal” dice la gente por ahí. La verdad es que usualmente lo placentero y lo fácil en el momento resulta, de alguna manera u otra, dañino en el mediano y largo plazo.

Lo contrario también es cierto. Lo que en el momento es incómodo, requiere de esfuerzo y es difícil de hacer pagará dividendos en el futuro.

Esta realidad nos pone en un predicamento muy complicado. Lo único que podemos experimentar en nuestros cuerpos es lo que está ocurriendo ahora (ya sea algo placentero o algo incómodo). Por el otro lado, el efecto futuro de lo que estamos experimentando ahora tan solo los podemos imaginar. No es tan real y no lo podemos “sentir”.

Por ejemplo, quiero mejorar mi salud y decido ponerme a dieta. Pero ahora estoy en una fiesta de cumpleaños y tengo un delicioso pedazo de pastel de chocolate enfrente. El olor del pastel y la reacción de todos mis sentidos entran en competencia con el ideal intangible de querer estar saludable. Usualmente ganan los impulsos físicos del momento —la comodidad y el placer. Me como el pedazo de pastel.

Es por esto que es extremadamente importante que logremos construir un compromiso muy fuerte con los ideales que queremos sostener en nuestras vidas. Es vital poder cristalizar esa visión de el tipo de personas que queremos de ser. En el momento que el compromiso con esos ideales pesa más que los impulsos físicos del momento, hemos ganado. Entonces, y solo entonces, lo correcto se volverá lo fácil de hacer.

La importancia de las metas en tu vida: Una guía práctica de 5 pasos para lograr todo lo que quieres


Recientemente estaba analizando los datos de la cantidad de kilómetros que he corrido en los últimos 5 años. Después de detenidamente buscar patrones he llegado a una contundente conclusión: Los 3 meses antes de que se vaya a dar una carrera a la que estoy inscrito son los meses en los que corro más lejos, más rápido y más frecuentemente. Me estaba preguntando por qué no corro de igual manera en los meses que no tengo carreras”. Creo que la respuesta es que tener una meta clara, en este caso una carrera a completar, nos ayuda dar lo mejor que tenemos.

¿Por qué es esto de las metas importante? Porque creo que dar o no dar lo mejor de nosotros mismos es algo que determina el éxito que tenemos en los distintos aspectos de nuestras vidas. Es decir, si no tenemos una meta clara y bien definida que nos motive a empujar los límites de nuestras capacidades, con mucha probabilidad estamos dejando algo que queremos sobre la mesa. Y creanme, esto es algo que no queremos hacer. Como un buen amigo me dijo unos meses atrás: “El infierno es el momento cuando el yo que soy se encuentra al yo que pude haber sido en el lecho de muerte”. Esto realmente no es algo que me llame la atención experimentar. Siempre quiero dar lo mejor de mi.

Así que jalando de mis experiencias con mi familia, emprendiendo, corriendo y practicando deportes a nivel competitivo, les comparto los 5 pasos que me han funcionado a mi para alcanzar varias  metas y obtener un incremento sustancial en mi calidad de vida.

1. Entiende que es una meta y como definirla

Una meta es un objetivo claro y bien definido que tiene una fecha de vencimiento para ser completado de manera satisfactoria.  Una meta bien definida debe ser muy específica y simple ya que mientas  mas clara sea la visión de lo que se quiere lograr, mas fácil es para el cerebro identificarse con el resultado final y trazar el mapa de lo que se debe hacer para lograr cumplir la meta.

No puedes pegarle a un blanco que no puedes ver.

Como primer paso tienes que definir una manera muy simple y clara de saber si has logrado cumplir tu meta o no. No puede existir ambigüedad, dudas o criterios subjetivos en relación a saber si la meta se cumplió o no. No es lo mismo ponerte una meta de “voy a ganar mas dinero este año” a decirte “a partir octubre de este año voy a estar generando $500 mas al mes”. En este caso para saber si lograste tu meta basta preguntar ¿estoy ganando $500 mas al mes en octubre, noviembre, etc.? Si el estado de cuenta del banco responde que si, haz logrado tu meta. De lo contrario, sigue intentándolo!

Una meta sin fecha de entrega no es mas que un deseo.

Es de extrema importancia que puedas definir para cuando quieres lograr tu meta. Las fechas de entrega cambian el comportamiento de los seres humanos. No se si te has dado cuenta pero cuando se acerca una fecha de entrega, el sentido de urgencia sube. Esta fecha de entrega debe ser realista y te debe empujar fuera de tu zona de confort. Para encontrar una fecha realista es importante reconocer en donde están tus habilidades actuales y entender a fondo que se requiere para lograr tu meta. Es imposible saber a priori que es todo lo que se requiere para lograr una meta compleja por lo que realizar ajustes en el camino y aprender lo más rápido posible es clave.

Esta fecha siempre será un estimado y conforme mas conozcas tus habilidades mejores estimados harás. Lo importante es que en todo momento empujes con todo lo que tienes para tratar de lograr la meta que te has fijado.

2. Define metas que sean importantes para ti

Vive tu vida para ti, no la vivas por nadie más

Los seres humanos naturalmente buscamos lograr objetivos y cumplir metas. Siempre lo estamos haciendo. La pregunta clave entonces es: si no estás trabajando en tus propias metas, ¿que metas estas trabajando en tu vida? La respuesta es que en este caso probablemente estés utilizando tu vida y tus talentos para cumplir las metas de alguien más.

Así que bien, es momento de conocerte un poco mejor y hacerte preguntas como las que listo a continuación para encontrar que es lo que realmente es importante para ti y así encontrar la determinación para trabajar en lo que realmente TU quieres lograr con tu vida:

¿Por qué cosas  estaría dispuesto a morir?

¿Que cosas en el mundo me causan dolor cuando las veo a suceder mi alrededor?

¿Cuando veo que cosas en el mundo siento alegría profunda?

¿Como es mi vida ideal?

Cuando nadie mas me está viendo, ¿que realmente es importante para mi? ¿Que cosas valoro independientemente de lo que los demás piensan de mi?

3. Has un compromiso real con tu meta

Para poderte comprometer con cualquier cosa en tu vida, antes es necesario construir una visión contundente de lo que quieres lograr (inciso 2). Una vez que has identificado que es lo que quieres lograr y por qué lograrlo es tan importante para ti,  ya puedes pensar en tomar una decisión de comprometerte con tu meta.

El compromiso es algo muy interesante. Para mi comprometerme con algo es casi como prender un “switch”. Es un todo o nada. Por ejemplo, tres años atrás decidía empezar a seguir una dieta baja en carbohidratos. Durante los primeros 2 meses estuve en medio, por momentos seguía la dieta y otros le entraba al pastel!

Esto siguió así hasta que un día decidí realmente comprometerme con la dieta. En ese instante todo cambió. Fue un momento de decisión y recuerdo claramente  decirme a mi mismo: “Esto es importante. Si lo ves a hacer hazlo bien. Deja de jugar y dale con todo.” Pasé 18 meses sin comer un solo carbohidrato, incluso no comiendo pastel para el cumpleaños de mi hijo. Al día de hoy he bajado 120 libras.

Así que una vez que determines que tu meta es suficientemente importante para ti, el siguiente paso es una promesa contigo: “Esto es importante para mi, por lo tanto haré todo lo que pueda para hacer que suceda”.

4. Cambia tu comportamiento respecto a la meta

Con este nuevo estado de compromiso y determinación es hora de poner las manos a la obra. Como la incansable hormiga que carga la migaja que pesa 10 veces lo que ella pesa hasta su hormiguero, es momento de que tomes acción. Que hagas las cosas que nunca antes has hecho para obtener las recompensas que tampoco nunca antes has disfrutado.

Nuestro comportamiento (todo lo hacemos) determina que metas logramos o no logramos. Hasta el inciso 3 te has enfocado en la parte ideológica e interna de la definición de tu meta. Aún no has trabajado, tan solo has preparado tu estado anímico y tu visión para ahora poder ejecutar. El inciso 4 es donde se ve realmente de que estás hecho. Es donde le enseñas a tu cuerpo quien manda.

Es donde cambias el comportamiento de despertarte a las 8:00am por el comportamiento de despertarte a las 5:00am para salir a hacer ejercicio. Es donde el grito de “azuuuucar” es silenciado con una ensalada o manzana. Es donde las conversaciones difíciles empiezan a darse y las relaciones se pueden empezara reconstruir. Es donde el riesgo de fracasar se ve pequeño comparado con la recompensa de innovar.

Es momento de ejercitar la determinación, de utilizar esa voluntad humana que ha permitido tantas hazañas que han dado lugar a todo lo que hoy tenemos como humanidad. Es la hora de contar cuantas veces te puedes levantar después de que la vida te bota. El objetivo acá es motivarte recordando las preguntas que respondiste en el inciso 2 y no olvidar el compromiso que hiciste en el inciso 3.

Acá todo depende de que tanto estás dispuesto a hacer para lograr tu meta. ¿Cuanto estás dispuesto a dar?

5. Disfruta de tu nueva vida!

Hay algo maravilloso que sucede cuando logras una meta que no habías logrado antes. Necesariamente te has convertido en otra persona. Por ejemplo: si nunca has corrido 5 Kms en tu vida, el día que los logras correr te conviertes en el tipo de persona que:

  1. Tiene suficiente condición física para poder correr 5 Kms
  2. Se puede proponer algo y trabajar duro hasta lograrlo
  3. Cumple las promesas que se hace a si misma

Ser este tipo de persona es realmente transformativo. Te da una sensación de logro y satisfacción muy electrizante. Adicionalmente experimentas ver las cosas de otra manera. Repentinamente empiezas a ver que otras cosas son posibles. Que puedes hacer mas. Que otras metas que antes te parecían imposibles ahora están a tu alcance. Ahora el mundo parece ser tuyo. ¿Y sabes que? Lo es!

Disfruta tu nueva vida como una persona que se propone constantemente metas cada vez mas ambiciosas y por medio de trabajo duro las va logrando una a la vez. Ahora puede tener la vida con que tanto has soñado.