Cuando se sobrepasan los límites

El viernes por la noche me encontraba en el hospital. Todo está bien conmigo, estaba donando sangre para un familiar. El proceso se dio relativamente rápido y en menos de dos horas ya estaba de regreso en mi casa.

Dada mi avanzada edad de 45 años (😉) decidí, sin tener idea de cuál es el protocolo médico correcto, esperar que pasará un día después de la donación para salir a correr mi entreno de 13 kilómetros. No fue una buena idea hacerlo tan pronto.

Hoy por la mañana, alrededor de 35 horas después de haber estado en el hospital salí. Los primeros 5 kilómetros estuvieron bastante bien, todo parecía normal. Empezando el sexto kilómetro empecé a sentir que se me adormecía la mano izquierda. Cerca de llegar al séptimo kilómetro la sensación de “adormecimiento” se había esparcido a los pies. Decidí parar.

Afortunadamente en este punto de la ruta de hoy solo estaba a dos kilómetros de mi casa. Me detuve a agarrar un poco de aire y empecé a caminar lentamente de regreso a casa. Llegué sin mayor novedad, comí un poco y me hidraté bien. 30 minutos después salí con mi higo a un juego doble de Slowpitch. Tampoco fue una buena idea.

Ahora estoy acá sentado agradeciendo que es domingo y que tengo tiempo de recuperarme de las dos bobadas que hice hoy por la mañana. Me siento extremadamente cansado y con bastante sueño. En mi cabeza todo esto se debe a la donación del viernes. Espero que así sea. Supongo que debo seguir reponiendo hidratación y dormir un poco.

Bueno, pues en los últimos días he estado escribiendo acerca de cómo sobrellevar obstáculos y lo importante que es no darse por vencido. En cómo vivir esa noción estoica de siempre entregar el máximo que tenemos.

Pues hoy le quiero poner un asterisco a eso de no darse por vencido. Es importante reconocer los límites que tenemos. Nadie es omnipotente y todos tenemos un punto de quiebre. Es sabio saber escuchar y ser inteligentes. Hay cosas que simplemente no podemos hacer, al menos bajo un set de circunstancias dadas. Tenemos que entender que hay momentos para luchar y también hay momentos para descansar. Me voy a dormir un poco.

Correr como entrenamiento para la voluntad

Aunque en ningún momento me detuve por completo, desde que empezó la pandemia he reducido considerablemente la cantidad de kilómetros que corro a la semana. Y con esa reducción de kilómetros mi resistencia y fuerza también se han visto deteriorados.

Por ejemplo, hoy salí a correr 4 kilómetros. Hace año y medio esta distancia era solo un calentamiento. Hoy fue una lucha constante poder completar esa corta distancia. Y así es, lo que no se usa se pierde. Al mismo tiempo, construir resistencia física requiere de mucha constancia y voluntad. ¿Qué les puedo decir? La resistencia física se pierde en un abrir y cerrar de ojos.

Y así es como hoy llego a hechar de menos algo que ya daba por sentado, una excelente condición física. No me mal entiendan. Para nada estoy mal. Si tuviera que correr 10 ó 15 kilómetros creo que lo podría hacer. Lo único que estoy diciendo es que el precio que mi cuerpo está pagando por cada kilómetro que corre hoy está bastante caro.

Esto no está del todo mal. Creo que es una buena oportunidad para volver de nuevo al principio y no solo ejercitar mi cuerpo sino que también ejercitar mi voluntad. De volver a luchar contra esos pequeños dolores musculares e incomodidades que el cuerpo presenta cuando se le exige un poco más de lo normal. De sentir cómo a veces el aire hace falta y las piernas y la espalda por momentos se niegan a colaborar.

Sí, en estas siguientes semanas correr no sólo será un entrenamiento físico, será un entrenamiento de voluntad. Cuando logramos vencer al cuerpo, también podemos vencer cualquier otro obstáculo que se presente en nuestro camino.

Es momento de volver a trabajar la mente, el espíritu y el cuerpo como uno.

Música vs Podcasts

Desde los ya hace mas de 84 días que estamos en cuarentena, he corrido escuchando Podcasts. Como escribí en este artículo, he tenido que buscar tiempo para escuchar podcasts por qué ya no paso tiempo en el tráfico.

Hoy, después de 7 días de no salir a correr debido a mal clima, me sentí sumamente motivado al ver que la tormenta finalmente terminó. Sobre un cielo azúl, un par de nubes blancas reemplazaban ese manto gris que ya se había vuelto inquilino permanente de la vecindad. Era hora de salir!

Unos momentos antes de empezar a correr, dudé. “¿Pongo podcasts o pongo música?”, me decía por dentro. Me estaba sintiendo muy energizado y sentía que los podcasts no harían justicia al estado de ánimo en el que estaba. No estaba equivocado.

Abrí mi teléfono, e inicié la aplicación de música. Busqué el play list que me ha acompañado ya por más de que 3,000 kilómetros y que no había escuchado desde hace 3 meses atrás. La anticipación creció en mí. Me gusta correr com la música en orden aleatorio y no sabía que canción iba a empezar. Empecé a correr y la música llenó todo mi ser.

Puedo decir que para hacer ejercicio, la música definitivamente le gana a los podcasts. Por lo menos para mí.Por lo menos el día de hoy.

La música fácilmente puede pasar a un segundo plano y permite que la mente pueda enfocarse y pensar en problemas que resolver. También nos invita a soñar. Al escuchar un podcast, la mente naturalmente se centra en tratar de hacer sentido de lo que se está diciendo en el programa que se esté escuchando. Se enfoca en entender.

El nivel de energía que se puede obtener gracias a un set de canciones bien seleccionadas que sirvan como detonador emocional es muy alto. Esto definitivamente hace una gran diferencia en el rendimiento que se obtiene. La experiencia de la rutina también se verá beneficiada.

Puede ser que esto solo sea una impresión que tengo gracias a la muy buena experiencia que tuve por la mañana. Pero no lo creo. Objetivamente mis resultados de hoy fueron bastante mejores. A pesar de que tenia mas de una semana de no hacer ejercicio, mi paso promedio por kilometro fue 22 segundos más rápido de lo que había estado promediando este último mes.

Definitivamente esto es un tema subjetivo y las experiencias de cada quién van a ser diferentes. Así que lo único que puedo afirmar es que dadas las condiciones de hoy, para mí, la música le pateo el trasero a los podcasts.

Un nuevo amigo en la media de Cobán

La semana pasada corría la 1/2 maratón de Cobán en su 40 edición. Debo confesar que aunque terminé la carrera mi cuerpo no estaba preparado. Debo entrenar mas. Con esa confesión fuera del camino,  paso a reconocer que el hecho de que la haya logrado terminar se lo debo a “Pocho”, una persona que conocí el kilómetro 11, saliendo de Carchá.

En este punto, con 10 kilómetros aún por correr ya estaba “reventado”. Pocho me vio, se me acercó y me dijo algo parecido a “no voy a dejar que te des por vencido, vas muy rápido y te voy a ayudar a encontrar tu paso. Viene una subida dura y la tenemos que subir mas despacio. Dejame escuchar tu respiración. No camines, te vas a enfriar. Seguí mi paso”.

El hecho de que alguien se haya detenido a ayudarme, que haya visto la importancia de que todos lográramos terminar la carrera me inspiró mucho. Así que decidí en ese momento que iba a agarrar el paso sugerido y que en forma de tributo a su apoyo iba a terminar la carrera fuera como fuera.

Bajé el paso, escuché mi respiración y empecé  a subir. Cada vez con mas calor y humedad cada kilómetros fue mas difícil que el otro. En el kilómetro 14 Pocho me dijo, “seguí con ese ritmo, ya vas bien, dale hasta el final”. Y con se apretó su ritmo y se fue a una velocidad impresionante. Había dedicado 3 kilómetros de su carrera a ayudarme. Donde quiera que estés en Carchá, Gracias Pocho!

7 kilómetros después entré con un profundo sentido de interdependencia al estadio Verapaz. Había llegado y no lo había hecho solo. Tuve un amigo anónimo que estuvo presencialmente conmigo 3 kilómetros y empujo mi determinación el resto del camino. Que bien se sintió.