Compromisos visibles

Cada cita, llamada o reunión que agendamos es un compromiso. Consideramos que algunos de ellos son más importantes que otros. Es por esto que algunas reuniones simplemente se nos olvidan y otras no. Lo único que aquí es innegable es que los compromisos que son visibles son los únicos que tienen oportunidad de cumplirse.

Tener algo presente es garantía de que al menos se intentará hacer algo por cumplirlo. Ojos que no ven, corazón que no siente. Aquello que no podemos ver no puede obtener nuestra atención. Lo que no tiene nuestra atención, no sucede.

No importa el método, tecnología o proceso que se escoja utilizar pero por favor, más de algo hay que usar para darle constante visibilidad a nuestros compromisos. De lo contrario estos compromisos no serán más que cartas al viento que nadie jamás llegará a leer.

Los compromisos visibles se hacen realidad. Los compromisos visibles hacen que nos sintamos dueños de ellos y de su cumplimiento. Los compromisos visibles nos ponen presión. Los compromisos visibles nos recuerdan qué ahí están. Los compromisos visibles mueven los proyectos hacia adelante.

Los compromisos visibles son el único tipo de compromiso que en realidad existe. Todo lo demás son puros deseos sin oportunidad de jamás volverse realidad.

Las metas cambian comportamientos

A principio de año definí una meta de leer 37 libros durante el año. También hice un compromiso serio conmigo de cumplirla. Para efectos prácticos si leo 3 libros al mes voy a cumplir mi meta.

Hoy por la mañana que terminé mi sesión de lectura me di cuenta que me faltaba 11% para terminar el libro que actualmente estoy leyendo. En ese momento tuve muy presente que este es el libro número 21 que estoy leyendo y que hoy termina el séptimo mes del año. Ah, el poder de las metas. Aunque fácilmente podía haber leído ese 11% que me faltaba mañana y estar tan solo un día atrás de mi meta de leer 3 libros al mes, el no cumplir con tener 21 libros leídos al terminar Julio no me dejó en paz. Me senté otros 40 minutos y terminé el libro hoy. Ya estoy al día.

Esta es la maravilla de las metas. Nos empujan, no nos dejan bajar la guardia hasta que las cumplimos. Cambian nuestros comportamientos. Hay algo muy profundo en cada ser humano que, cuando libremente se compromete a lograr una meta, sale a relucir para llevarlo al siguiente nivel. Las metas cambian nuestros comportamientos para bien. Son herramientas de crecimiento. Usémoslas más seguido.

Un miedo al día

Mientras más lo pienso y reflexiono se me hace tan evidente que la razón por la que mi vida no es todo lo que pudiera ser es por el miedo. Y solo para ser un poco más honesto y responsable —porque yo aún no he aprendido a manejar mis miedos.

Soy una persona que tiene todas sus facultades y ha tenido una cantidad infinita de privilegios a lo largo de su vida. Siempre he tenido todo a mi favor. Y aún así me he quedado corto de alcanzar todo mi potencial tantas veces. No me han hecho falta ni oportunidades, ni capacidad ni, conocimiento. Tan solo me ha hecho falta valor.

También debo reconocer que soy una persona altamente responsable, perseverante y que rara vez se da por vencida. Hoy hago este compromiso público y conmigo mismo de enfrentar por lo menos una cosa que me dé miedo todos los días. Estoy seguro que retar un miedo al día me dará la vida que siempre he querido tener.

Quemar los barcos

“Quemar los barcos” es una frase que se le atribuye a Hernán Cortez quién en 1,519 le propuso a sus hombres quemar sus naves durante la conquista de México. De esta manera no habría marcha atrás, el único camino sería hacia adelante.

La idea de decidir ponerse voluntariamente en una situación en donde no haya otra opción más que enfrentar lo que más se teme me llama la atención. Me aterra, pero me llama la atención.

Los seres humanos siempre hacemos lo que no resulta más fácil o cómodo. Mientras los barcos estén ahí, en cualquier momento nos daremos la vuelta y correremos hacia ellos. Si de verdad queremos abrir brecha tierra adentro, lo mejor que podemos hacer es destruir cualquier ruta de escape posible.

Al final del día esto esto no solo es un tema de compromiso y convicción. Es un tema de naturaleza y fragilidad humana. Si el compromiso es lo suficientemente fuerte, no necesitas quemar los barcos por qué bajo ninguna circunstancia saldrías corriendo para escapar en ellos. Pero, si este es el caso y nunca más usarías los barcos, ¿por qué los dejarías sin quemar?

Sentido de pertenencia

El proyecto en que se está trabajando es extremadamente importante. Es más, los líderes la empresa desarrollandolo consideran que que este proyecto puede cambiar el mundo. La energía y compromiso de los fundadores es altísima. Pero el resto del equipo no comparte el entusiasmo. ¿Por qué?

Para que un proyecto alcance todo su potencial se requiere del compromiso total de todos los involucrados. Cualquier esfuerzo con un nivel de compromiso inferior se quedará corto. Es vital contar con el corazón de cada miembro del equipo.

El corazón se entrega a un proyecto cuando hay un sentido de pertenencia. Es imposible que una persona entregue todo lo que tiene hacia un proyecto del cual no se siente parte de —primero pertenezco, luego me entrego.

Es de esta realidad que nace el concepto de comunidad. Ese grupo de personas que comparten un objetivo en común y luchan juntos por llegar a cumplir un mismo sueño. La comunidad es un tipo de hogar. Un lugar en donde siempre sientes que eres bienvenido.

Es por esto que una de las actividades principales que el líder de un proyecto debe realizar es crear un sentido de pertenencia en todas el equipo. Esta es la actividad principal que hará que el resto del trabajo sea mucho más fácil.

Crea un sentido de pertenencia y una verdadera comunidad alrededor del proyecto. Lo demás caerá por su propio peso.

El futuro será lo que tu quieres

Hoy eres libre de escoger lo qué quieres hacer. Las decisiones que tomes en este momento determinarán en gran parte el futuro que tendrás mañana. Decisiones difíciles, vida fácil. Decisiones fáciles, vida difícil.

Recuerda, puedes tener el futuro que quieres. Tan solo debes cumplir con dos requisitos:

  1. Tienes que estar dispuesto a pagar el precio completo de lo que quieres lograr para tu futuro y
  2. Tienes que estar dispuesto a pagarlo por anticipado

Si cumples con estos dos requisitos, puedes estar seguro de que tendrás el futuro que quieres. Puede ser que hayan piedras en el camino o que el precio final de tu compra sea un poco más alto de lo que inicialmente creíste. Pero si estás dispuesto a hacer el trabajo, el futuro será lo que tu quieres.

El momento de comprar es ahora. No puedes comprar algo que está en el pasado. Para tener el futuro que quieres no te puedes perder en lo que ya pasó. Tan solo debes voltear a ver hacía atrás para aprender de tus errores y fracasos.

Hoy es el momento de decidir. Hoy es el momento de construir el futuro que quieres tener. Hoy, no mañana, no ayer; hoy. Recuerda que si hoy no tienes ganas de hacer nada, también estás construyendo el futuro que quieres. No hay a dónde escapar.

¿Cuánto tiempo vas a esperar?

La vida es el único lienzo que se nos regala en donde podemos pintar nuestros sueños. Es el único terreno de juego que tenemos. Pero en muchas ocasiones lo único que hacemos por años a la vez es sentarnos a ver cómo las hojas del calendario caen sin cesar.

Despierta! Esto algún día va a terminar. No sabes cuánto tiempo más tienes en realidad. Pero de algo sí puedes estar seguro: cada segundo que pasa es un segundo que no regresará.

Puedo comprender que quieres que las cosas sigan como están. El cambio trae riesgos que tomar. ¿Pero es así como realmente quieres vivir? Entiendo que hay miedo en tu corazón. ¿Pero debiera ser eso suficiente para no vivir todo lo que quieres vivir? No olvides las sabías palabras de Marco Aurelio: “Un hombre no debería tener miedo a morir, debería tener miedo a nunca empezar a vivir.”

Hay otra expresión que tengo tiempo de no escuchar pero hoy no ha dejado de merodear en mi cabeza. “Una posible definición de infierno es: el yo que soy se encuentra al yo que pude haber sido en el lecho de muerte”. En realidad no sé a quien atribuirla pero no hay duda que deja mucho en que pensar.

¿Cuánto tiempo más va a esperar para sentarte y definir los 4 proyectos más importantes que quieres lograr en tu vida en el próximo año? ¿En los próximos 5 años? ¿Cuánto tiempo más vas a esperar para hacer un compromiso contigo y con la vida que se te ha regalado para empezar a materializar esos 4 proyectos?

¿Cuánto tiempo más vas a esperar para dejar de hacer todo lo que te distrae y te quita hoy lo más preciado que tienes —tiempo— y entregarte de lleno a lo que realmente quieres hacer? ¿Cuánto tiempo más vas a esperar para empezar a vivir? ¿Cuánto tiempo más vas a esperar para abrir los ojos y despertar?

No tengas miedo. Lo peor que puede pasar es que mueras. Pero eso siempre es mejor que nunca haber empezado a vivir.

Fecha de entrega, simplemente no puedo existir sin ti. Atentamente, la productividad

Hoy si! Me acabo de “cachar” crucificando la productividad. Tan solo hace unos minutos estaba en un chat coordinando una reunión muy importante. Extremadamente importante. En la reunión se evaluarán varias opciones de trabajo que yo voy a preparar.

“Cuando es lo más alejado que puedo agendar esta reunión?”, me escuché preguntar, “así tendré todo el tiempo que quiera para trabajar.” Estos no son los pensamientos más productivos del mundo. En mi defensa, reaccioné de inmediato y puse la reunión lo antes posible para todos.

No me siento orgulloso de lo que acabo de hacer pero creo que algo puedo rescatar y utilizarlo para enfatizar la importancia de las fechas de entrega.

La reacción que estaba teniendo es normal. Una vez que fijamos una fecha de entrega -un compromiso público de cuándo algo debe estar listo- nos sentimos responsables de cumplir. Esta sensación de responsabilidad muchas veces no es cómoda. Pero es esta sensación de responsabilidad uno de los mas fuertes motivadores que existen para lograr nuestros objetivos.

Cuando no tenemos una fecha de entrega es cuándo postergamos. Es cuando somos ineficientes y vemos nuestros sueños y metas escaparse por las ventanas de nuestras oficinas. Es cuando las redes sociales se vuelven más importantes que las tareas que algún día nos dijimos que queríamos hacer.

Así que no le tengamos miedo a comprometernos y dar una fecha de entrega. Tampoco tengamos miedo a ser conscientemente agresivos con las fechas de entrega. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Que trabajemos un poco más duro y logremos lo que queríamos un poco antes de lo que esperábamos.

Obligación o Compromiso

Todos nos hemos sentido “obligados” a hacer algo. Al mismo tiempo, todos nos hemos sentido “comprometidos” a hacer algo. Incluso pudiésemos estar hablando de la misma cosa. Por ejemplo, un día me puedo sentir “obligado” de ir al trabajo y otro día me puedo sentir “comprometido” con ir al trabajo.
He estado pensando mucho en cuál es la diferencia entre compromiso y obligación y que enfoque nos puede ayudar generar mejores resultados en nuestras vidas.

La voluntad humana, alimentada por un compromiso real hacia un objetivo es lo que ha movido a la especie humana hacia sus más grandes logros a lo largo de la historia.

La obligación siempre es hacia afuera

Esta idea de que la obligación viene de afuera es un punto que pareciese ser obvio pero rara vez lo vemos así.
Si tomamos como cierta la idea de que la obligación siempre es hacia algo externo, entonces la preguntas obvia que nos debemos hacer respecto al sentido de obligación es:
Sí me estoy sintiendo obligado, ¿es esto algo que realmente yo quiero hacer por mi propia convicción?
Naturalmente esta pregunta desencadena una serie de reflexiones que son muy importantes de tener al momento de experimentar un sentido de obligación.
El primer paso siempre va a estar en poder estar consientes de que nos estamos sintiendo obligados a hacer algo. Si ni siquiera nos podemos dar cuenta de que nos estamos sintiendo obligados, no hay mucho acerca de lo que podamos reflexionar.
Así que una vez que estamos conscientes de esta sensación de obligación, podemos empezar a reflexionar sobre las siguientes preguntas:

  • Esto que estoy por hacer, ¿está alineado con mis valores?

Este pregunta es extremadamente importante ya que el sentido de obligación nos puede llevar, en muchos casos, a hacer cosas que normalmente no haríamos en otras circunstancias. En algunos casos incluso podemos llegar a bailar con la ilegalidad con tal de satisfacer nuestro sentido de obligación.

  • ¿Hacia quién o que me estoy sintiendo obligado?

Como ya lo mencionamos, la obligación siempre es hacia afuera. Es muy importante poder identificar hacia qué estamos generando el sentido de obligación. Esto usualmente es hacia una persona u organización que identificamos como teniendo autoridad sobre nosotros. Otras veces puede ser una regla impuesta con la que no estamos de acuerdo o simplemente seguimos por conformar con alguien más.

El Compromiso siempre es Interno

Personalmente yo experimento el compromiso como algo mucho más potente e inspirador que la obligación. Creo que esto se debe a que el compromiso nace de una convicción interna de que lo que se está haciendo está alineado con nuestras más profundas creencias de lo que consideramos que es bueno. Esto genera un sentido de propósito muy poderoso.
El compromiso también es algo más poderoso ya que necesariamente está acompañado de un sentido muy fuerte de autonomía. ¿A qué me refiero con esto? Simplemente a que al momento de comprometernos cada uno de nosotros toma la decisión íntimamente personal sostener algo que es importante para nosotros.
Para que un compromiso sea real, el motivador principal que nos lleva a querer hacer todo lo que haga falta para cumplir el cometido no puede ser miedo u obligación.
Este tipo de compromiso es inquebrantable y la fuerza más poderosa en este mundo. La voluntad humana, alimentada por un compromiso real hacia un objetivo es lo que ha movido a la especie humana hacia sus más grandes logros a lo largo de la historia.
Así que, ¿cuales son algunas preguntas clave que nos podemos hacer para evaluar si realmente estamos comprometidos con algo?

  • ¿Pasa mi comodidad personal a segundo plano respecto a el compromiso?
  • ¿Estoy dispuesto a hacer esto independientemente de que piensan otros de mí?
  • ¿Puedo dormir tranquilo en las noches si esto que quiero lograr nunca sucede?
  • ¿Me siento obligado hacia alguien o algo?

Buscando mas responsabilidad

Hasta hace poco siempre me consideré una persona responsable. Hoy veo que esto no es cierto. Resulta ser qué en muchas áreas de mi vida la responsabilidad para mi significaba hacer  “lo que alguien mas espera de mi”.  Con esto quiero decir que me consideraba responsable por qué iba al colegio (lo que mis papás esperaban de mi), tenía éxito en el trabajo ( lo que mis socios y clientes esperan de mi), cuidaba a mi familia (lo que mi esposa y mi hijo esperan de mi), etc.  En pocas palabras, para mi ser responsable era cumplir con las expectativas de los demás. Cumplir con mis tareas.

Es impresionante verlo en retrospectiva, pero que poca responsabilidad he tenido al no tomar en cuenta todo aquello que personalmente escogía o no hacer y el impacto que eso tenía a mi alrededor. Durante tanto tiempo ignoré todo lo que pasaba a mi alrededor y tan solo tomé en cuenta si estaba llenando las expectativas de los demás. Que manera mas limitada de vivir mi vida! Pero no me arrepiento, a mi propia manera, todas estas experiencias me han llevado a donde estoy y poder tener el entendimiento que hoy por hoy me puede llevar al siguiente nivel.

Hoy quiero ser mas responsable. Y con esto me refiero a tomar control de mi vida y con eso todo lo bueno y malo que hago en el mundo. Quiero darme cuenta y disfrutar de todos los logros que tengo. Y lo mismo va para los fracasos. Quiero ser dueño de mi propia vida y saborear el efecto que tengo en las personas y el mundo que me rodea.

Es extraño, pero tomar las riendas de mi vida da miedo.  No tiene mucho sentido por qué estar a la deriva, a la merced de lo que los demás esperan de mi y no reconociendo todo lo que hago debiera ser mas espeluznante. Al mismo tiempo, la recompensa de adueñarme de todo lo que soy y todo lo que creo que puedo llegar a ser, supera cualquier miedo que pudiera llegar a existir. Poniendo todo esto en la balanza estoy convencido que la responsabilidad de vivir mi propia vida con todo lo bueno y malo que va a traer vale mas que la comodidad de sentirme “seguro” tratando de llenar las expectativas de los demás.