La única manera de talar un bosque es un árbol a la vez

Y acá estoy una vez más, sentado frente a el monitor viendo las horas pasar. Sé que hay mucho por hacer pero no se por donde empezar. La sensación de estar abrumado se va apoderando poco a poco de mí. Es imposible arrancar.

Realmente quiero avanzar pero se siente como si estuviera tratando de nadar en arena movediza. Hay una fuerza invisible que paraliza cada fibra de mi ser. Resulta imposible dar el primer paso y empezar a trabajar.

Momentos como estos son muy difíciles y estoy seguro que muchas personas más, al igual que yo, los han tenido que afrontar. Es muy difícil identificar qué es esa fuerza que no me deja arrancar. Estoy seguro que cada caso es diferente y que cada persona tiene su propia lucha interior pero les procedo a compartir lo que estoy identificando en mí.

Soy una persona a la que le gusta enfocarse y soy más eficiente trabajando en una sola cosa a la vez. Cuando comparto mi atención entre varias cosas soy mucho menos efectivo. En las situaciones que tengo bastante que hacer en poco tiempo mi impulso es querer trabajar en todo al mismo tiempo y simplemente no soy bueno para trabajar así. Debo dar un paso a la vez.

Y es acá donde empieza la parálisis. Tengo esta sensación de que si dejo algo sin atender estoy fallando. Es por esto que me empujo a trabajar en todo al mismo tiempo. Pero sé que esto no me funciona. Entonces nunca empiezo y el trabajo se empieza a acumular empeorando el problema. Es un tipo extraño de análisis parálisis.

Aunque no lo parezca, esto ha sido un gran aprendizaje para mí. Por lo menos estoy empezando a reconocer qué es lo que pasa y cómo me siento al respecto. Era imposible que tratara de resolver algo que todavía no había podido ver. Esto es un gran avance.

Ahora que finalmente lo puedo ver, lo voy a resolver. Lo voy a hacer honrando mi manera de trabajar y la fortaleza que tengo de poderme enfocar una cosa a la vez. Voy a construir la posible solución sobre mis fortalezas.

Cuando me esté sintiendo abrumado y la parálisis empiece a descender sobre mí me voy a detener, voy a cerrar los ojos y voy a respirar. Voy a accesar un estado positivo y voy a trabajar en el primer paso que tengo que dar: Crear una simple lista ordenando todo lo que tengo que hacer por orden de prioridad. ¿Cuál será el resultado de tener esta lista? Una serie de pasos en los que me puedo enfocar uno a la vez hasta completar la lista.

Cuando tenga mucho qué hacer voy a recordar que la única manera de talar un bosque es cortando un árbol a la vez.

Incentivos y resultados (Vacuna COVID-19)

Un incentivo es aquello que motiva a una persona. Un resultado es un cambio que se da en el mundo externo. Uno no necesariamente lleva al otro. Un resultado puede ser logrado gracias a cualquier cantidad de diferentes incentivos.

Viene a la mente la carrera por el desarrollo de la vacuna en contra del COVID-19. ¿El resultado? Crear una vacuna para combatir la enfermedad. ¿Algunos posibles incentivos? Generar un gran ingreso monetario para la empresa que lo logre primero, salvar millones de vidas, lograr regresar al mundo a algún tipo de “normalidad”, reconocimiento dentro de la comunidad científica, etc.

Se hace obvio que aunque el resultado se cumpla, la manera en que se cumpla será muy distinta en base al incentivo que esté motivando el esfuerzo. El equipo que esté motivado por salvar millones de vidas muy probablemente correrá pruebas más exhaustivas que el equipo que está buscando principalmente ingresos monetarios. De igual manera, los resultados financieros probablemente llevarán a que el resultados se logré más rápido. Un incentivo no es mejor que el otro, tan solo son diferentes.

Y es por este tipo de discrepancias que se necesitan, para ciertos tipos de industrias y proyectos, entes reguladores. Esto es especialmente importante en el ámbito de la medicina y la salud. Es importante que alguien esté velando que se sostenga de alguna manera “ética” el interés de la mayor cantidad de personas posibles.

Pero incluso la presencia de un ente regulador, ya sea en el ámbito médico, tecnológico, gubernamental, etc., también se está regido por la ley de los incentivos. Toda regulación también está sujeta a obedecer a algún tipo de incentivo. ¿Por qué se debe regular hacia un lado o hacia el otro? ¿Qué valores debe defender el ente regulador? Los intereses por los que se debe velar, ¿a qué grupo de personas pertenecen?

Mas allá de basar las decisiones en resultados únicamente, es elemental entender los incentivos que motivan a la personas que están detrás de los logros. Esto siempre ayuda a hacer una evaluación más objetiva de la situación. Identificar y entender los incentivos revela mucho acerca de por qué algo es como es.

Finalmente, no está de mas evaluar los incentivos que cada uno de nosotros tiene. Volviendo al ejemplo de la vacuna del COVID-19 es importante hacerse las preguntas necesarias para entender el incentivo detrás de aplicarte la vacuna o no cuando el momento sea correcto. ¿Por que te la pondrías o por qué no?

No eres lo que haces

Hola, soy el Ingeniero Álvarez. Este tipo de introducciones son un tipo de ventana a una confusión muy grande que tenemos la mayoría de personas. La confusión es que de alguna manera u otra somos lo que hacemos. Esto no es cierto. No soy el Ingeniero Álvarez, simplemente estudié ingeniería.

Este problema empieza desde que somos pequeños. ¿Qué se le dice a un niño pequeño que obtiene buenas calificaciones en el colegio? Usualmente es algo muy parecido a “Felicitaciones, ERES muy inteligente!”.

Para empezar, hay una implicación escondida en este tipo de frase. El mensaje sugiere que la inteligencia del niño está directamente correlacionada con la nota. Cómo sacó buenas notas ENTONCES ES inteligente. ¿Cómo creen que reaccionará este niño cuando tenga dificultad con una materia y sus notas no sean tan buenas? Exacto.

Para simplificar el tema, sigamos con el mismo ejemplo de la inteligencia. Si el mensaje se repite varias veces, será natural que el niño empiece a crear una identidad de persona “inteligente”. Pronto dejará de verse como una persona que TIENE una característica particular que es la inteligencia y la inteligencia pasará a formar parte de quién el cree ser.

Soy mamá, soy hermano, soy músico, soy médico, soy emprendedor. Todo esto no tiene sentido alguno. Tengo un muy buen amigo que práctica medicina y tiene grandes habilidades para la música. Si digo que es doctor, ¿entonces no es músico? Si digo que es las dos cosas, ¿Qué porcentaje de él es doctor y qué porcentaje es músico? Cuando está a media crujía, ¿sigue siendo músico en ese momento? Si hoy es doctor, ¿quién era antes de estudiar medicina? Cuando está componiendo una canción, ¿está dejando de ser doctor?

Creo que cuando sus hijos logren buenas notas en el colegio será mejor decirles algo como “Hiciste un buen trabajo! Estamos orgullosos. ¿Ves que estás desarrollando habilidad para estudiar?”.

No puedes saber

Creo que todas las personas fundamentalmente operan en base a buenas intenciones. Considero que la gran mayoría de personas están tratando de hacer lo mejor que pueden en todo momento. Claro, todos cometemos errores pero creo que rara vez los cometemos de mala fe. Esta manera de ver el mundo me ha dado mejores relaciones interpersonales y una buena dosis de paz interior.

La verdad es que no puedes saber qué está atravesando una persona en un momento dado. No puedes saber cuál es su verdadero estado mental o emocional. Es imposible saber qué es lo que en el fondo esta motivando sus acciones. Dado que no no puedes saber, ¿por qué no asumir intención positiva? Sin duda alguna, esto te hará sentir mejor.

Asumamos que alguien te tira el carro cuando vas en camino al trabajo. Tu reacción inicial es enojarte mucho porque asumes que la otra persona no te respeta y que te quiere poner en riesgo. ¿Cuál es su verdadera intención? No puedes saber. A lo mejor su intención es llevar a su hijo que está sangrando al hospital lo antes posible. ¿Cambia tu reacción? Seguro que sí. Siempre reaccionas en base a la intencionalidad que asumes que la otra persona tiene. Pero una vez más, no puedes saber.

Finalmente, recuerda ver hacia adentro. ¿Cuantas veces te levantas por la mañana pensando en ir a destruir la vida de alguien más? ¿Cuántos días a la semana tienes el objetivo de salir y lastimar alguien adrede? La mayoría de personas no actuamos así. Si tú no lo haces, ¿por qué piensas que los demás sí?

Así que la próxima vez que estes molesto con alguien recuerda que no puedes saber por qué hizo lo que hizo. Muy probablemente no fue malintencionadamente. Esto te hará sentir mejor.

Nada mas que recuerdos

La única manera que tiene una persona de poder evaluar la calidad de su vida es través de los recuerdos que tiene almacenados en su memoria. La memoria no es perfecta y los recuerdos que se almacenan son tan solo versiones distorsionadas de los eventos que realmente ocurrieron.

Esto quiere decir que la evaluación que una persona hace constantemente respecto a la vida que ha llevado está fuertemente influenciada por sus recuerdos y la forma en que recuerda su pasado.

Los seres humanos experimentan su vida en base a los pensamientos y recuerdos en los que se están enfocando en el momento. La experiencia que se está teniendo en cualquier momento está determinada por los pensamientos que están presentes. No hay nada más en nuestro mundo que aquello en lo que estamos pensando en ese momento.

Una manera muy fácil de probarlo es simplemente responder las siguientes preguntas en orden:

¿Que tanto te gusta tu carro?

¿Que tanto te gusta tu carro cuando no estás pensando en él?

Lo más probable es que tu respuesta a la primer pregunta fue algo como mucho, un poco, me gustaba más antes o algo similar. La segunda pregunta fue un poco más difícil de responder y te detuvo a pensar. La mayoría de personas, después de un tiempo de pensamiento, llegan a la conclusión de que su carro simplemente no les puede gustar o no gustar cuando no están pensando en él.

Exactamente lo mismo ocurre cuando se evalúa ¿Qué tanto me gusta mi trabajo? ¿Qué tanto me gusta mi familia? ¿Qué tanto disfruto de mi vida? Etc.

Lo único que se tiene disponible para evaluar qué tanto nos gusta algo son los recuerdos que tenemos de lo que estamos evaluando.

Toda nuestra vida no es nada más que la suma de los recuerdos que tenemos presentes en un preciso momento.

En medio de todo

El soplar de los vientos ha cambiado y la dirección del mundo ahora va en otra dirección. Arriba ahora es abajo y toda esa luz que antes iluminaba el camino ha sido absorbida por obscuridad.

Y en medio de todo esto ahí estás. Sigues siendo el personaje principal. Con tus fortalezas y debilidades deberás seguir escribiendo la historia de tu vida. Nadie jamás podrá tomar tu lugar.

No tiene sentido tratar de escapar. A donde quiera que vayas siempre estarás ahí, en medio de todo. Estás peleando una lucha sin sentido. No es lo que te rodea el problema. Es tu manera de ver las cosas lo que te tiene así.

El universo completo se pudiera empezar a derrumbar y puede ser que nada más vuelva a ser igual. Y ahí estarás, en medio de todo. Observando con serenidad y compasión. Viéndolo todo ocurrir desde lo más profundo de tu ser. Y así es la única manera en que podrás estar bien. Cuando finalmente entiendas que lo único que puedes controlar es a aquel que está luchando por ser feliz —en medio de todo.

El peso de la libertad

No se puede hablar de libertad sin hablar de responsabilidad. Mientras mayor sea la libertad, más son las opciones disponibles que se pueden seleccionar. Escoger entre estas opciones implica responsabilidad y esto muchas veces no nos gusta —¿A dónde vamos a comer? a donde ustedes quieran suele ser la respuesta más común.

Escoger qué hacer o que no hacer siempre conlleva un riesgo, una responsabilidad. Es inevitable. Por esto es que tantas veces la comodidad de que alguien más decida por nosotros resulta ser tan atractiva. Si no somos nosotros los que estamos decidiendo, sentimos que no hay nada que podamos hacer y por ende que no somos los responsables.

Esto crea una paradoja muy interesante. Queremos ser libres de decidir pero al mismo tiempo no queremos ser responsables de los efectos de nuestras decisiones. No queremos que alguien más dirija la dirección de nuestras vidas pero a la vez nosotros mismos no queremos la responsabilidad de dirigirlas.

Otra disyuntiva que veo con frecuencia es que las personas queremos libertad pero no queremos que “los demás” la tengan también. De alguna manera se nos olvida que “los otros” también tienen libre albedrío. Si yo tengo la libertad de pedir vainilla, otros también tienen la libertad de pedir chocolate. El precio de mi libertad siempre es la libertad de los demás.

Finalmente, tener la libertad de hacer algo es muy diferente a estar obligado a hacerlo. No es la misma cosa. Solo por qué pueda hacer algo no significa que lo tenga que hacer. Lo que sí es cierto es que tener la opción de poder hacer algo pone toda la responsabilidad de hacerlo o no sobre mi. Esto a veces no se siente tan bien.

La aceleración del tiempo

Tengo 44 años. Parece ser que con cada minuto que pasa el tiempo se escapa de mis manos con mayor velocidad. Aún puedo recordar las vacaciones del colegio cuando era un pequeño niño haciendo travesuras en la casa de mis papás. Eran eternas.

Al recordar otras etapas de mi vida como la adolescencia, mis 20s y mis 30s no me queda duda alguna de que cada una parece haber pasado más rápido que la anterior. La universidad pasó más rápido que secundaria que a su vez se fue más rápido que la primaria. Parece haber un patrón. Mientras la vida inevitablemente avanza, más rápido experimentamos el paso del tiempo.

Después de un poco de investigación no solo descubrí que mi percepción es correcta, también aprendí que este fenómeno no se detendrá y que cada minuto que pase, más rápido se irá. Como muchas otras cosas en la naturaleza, el fenómeno se puede explicar con un poco de matemática muy básica.

Conforme la vida de una persona avanza, las experiencias vividas se van acumulando como memorias y recuerdos en el cerebro. Mientras más tiempo está viva la persona, mayor es el contenido acumulado de recuerdos que tiene almacenados.

Imaginemos a un niño de 10 años de edad que experimenta 1 año de colegio (los 365 días completos). En ese momento, ese año representa un 10% ((1/10)100) de todo el tiempo que ha vivido. Ese año se experimenta como un tiempo muy largo. Es un 10% de la vida del niño.100) de mi vida. Con razón lo sentí tan rápido. Cuando cumpla 50 años, si sigo con vida, ese año representará solo 2% ((1/50)*100) del tiempo que llevaré vivo. Lo experimentaré aún más rápido que la experiencia que tuve hoy y que me invitó a escribir este post.

El tiempo no se detendrá y cada vez lo experimentaremos como más corto. Esto no quiere decidir que no nos podamos detener a estar más presentes con todo lo que pasa a nuestro alrededor. Esto no quiere decir que no podamos apreciar con toda la intensidad de nuestro ser cada segundo que nos queda por vivir.

Mas que un juego

132 días después de que el baseball hubiera empezado normalmente, hoy finalmente llega el día. Esta noche regresa la MLB.

Los últimos meses han sido difíciles para todo mundo. Y esto es pintar la cosa de color rosa. La gran mayoría de personas hemos estado batallando con dificultades económicas, cambios fuertes de rutina, problemas de salud, cambios laborales, aislamiento y tantas cosas más.

Pero a partir de hoy, por un breve momento cada día, podremos dejar toda esta carga tan pesada por un lado y volver a soñar con que nuestro equipo llegue a jugar en el “clásico de otoño”.

Hoy los adultos veremos jugar de nuevo a nuestros jugadores favoritos. Hoy nuestros hijos volverán a tener la oportunidad de ver a sus super héroes en acción.

Y hoy no solo tendremos la alegría de ver baseball. Hoy podemos soñar con pronto volver a jugar nosotros mismos. Soñar con una vez más ver a nuestros hijos jugar también. El baseball es mas que un juego.

También hoy es momento de agradecer. El baseball nos ha dado tanto en nuestras vidas. Nos ha dado alegrías, tristezas, emociones, salud, fortaleza física, disciplina y constancia. Particularmente en nuestra familia, durante estos últimos 4 meses, el baseball nos ha regalado un refugio y una chispa de alegría en los ojos de nuestro hijo. Gracias baseball!

Sí, el baseball es mas que un juego. Es una tradición. Es una manera de vivir la vida. Es nuestra forma de compartir. Es familia, amigos y nuestra gran ilusión. Es el deporte amado que siempre llevamos en el corazón.

Un experimento como ningún otro

Los científicos muchas veces quieren probar teorías que requieren experimentos de escalas muy grandes o que no son viables financieramente para poderse probar.

Hay experimentos que son tan osados que ni siquiera se le ocurrirían a los científicos más desquiciados. Hay ciertos elementos del mundo en que vivimos que simplemente no queremos cuestionar y jamás quisiéramos correr un experimento para encontrar otras maneras de operar.

¿Qué pasaría si nos diéramos permiso para hacer un experimento tan atrevido que seguramente fuera ilegal? 1) Probablemente nos arrestarían y 2) Obtendríamos resultados tan maravillosos que cambiarían nuestras vidas para siempre.

Y justamente es acá donde estamos hoy. Tenemos ese permiso. ¿Cuándo imaginaste qué tendrías permiso de trabajar desde tu casa durante 3 meses seguidos? ¿Algún día imaginaste que sabrías lo que es pasar tanto tiempo seguido comiendo saludable en casa? ¿Permiso para bajar el ritmo? Concedido. ¿Permiso para participar activamente en la educación de tus hijos todos los días? Hecho. Y así otro millón de cambios que tan solo unos meses atrás era inconcebible poder considerar.

Definitivamente que lo que estamos haciendo es viviendo un experimento como ningún otro en la historia. Aprovechemos.