Inventario de experiencias

Al final de nuestras vidas, en ese momento en donde no hay marcha atrás, lo único que nos podrá reconfortar será la calidad de vida que hayamos tenido. No haya nada más.

Hay algo que yo le llamo inventario de experiencias. Es el conjunto de memorias y recuerdos que voy recopilando a lo largo de mi vida. ¿Qué determina la calidad de mi inventario? Pues las acciones que tomo en cada momento, claro.

Para mí es importante frecuentemente recordar que algún día voy a morir. Realmente espero que no vaya a ser pronto pero eso no significa que no lo tenga presente. ¿Por qué? Porque recordar esto y saber que cuando ese momento llegue lo único que tendré será mi inventario de experiencias me hace una mejor persona hoy.

Sé que de alguna manera la experiencia que tenga en esa despedida, ese momento final, será importante. No sé que pase después —y tampoco me importa mucho— pero poder experimentar ese momento sin remordimiento alguno es vital para mi.

“El verdadero infierno”, me dijo una vez un buen amigo, “es cuando el yo que pude haber sido se encuentra al yo que soy en el lecho de muerte”. La verdad que esa idea del infierno no me llama mucho la atención. Prefiero seguir trabajando en un buen inventario de experiencias.

Los ojos pesados

Los ojos pesados muchas veces son sinónimo de un trabajo bien hecho. Cuando el trabajo ha sido bastante y el cansancio es la única recompensa que busca el cuerpo, es momento de finalmente descansar.

Los ojos pesados son la insignia de honor de los valientes, de aquellos que nunca dejaron de luchar. Los ojos pesados no solo se dan por el cansancio. También llegan con el dolor. Por momentos no sólo debemos descansar del cansancio. A veces es necesario descansar del infinito dolor.

Tener los ojos pesados no es para nada malo. Es tan solo el efecto de haber vivido bien y de haber aguantado demasiado. Así que ahora ve y descansa. Cierra para siempre esos ojos pesados y sigue tu camino hacia el sueño infinito.

Costumbre

Costumbre es algo que hacemos con frecuencia. Es aquello que no nos damos cuenta qué hacemos y que tampoco cuestionamos. Costumbre es el piloto automático.

La costumbre nos hace sentir a gusto y nos mantiene cómodos, nos impide crecer. La costumbre evita que podamos aprender y adormece nuestros sentidos. Costumbre es quedarnos en el mismo lugar.

Muchos buscamos cambiar nuestras vidas desarrollando nuevos hábitos pero a veces el cambio que estamos buscando está en dejar de hacer algo a lo que ya estamos acostumbrados.

Apreciamos lo que cuesta

Ayer Checo Pérez ganó, después de 10 años de estar corriendo, su primer carrera en la F1. Puede ser que sea por qué hace tan solo una semana, después de hacer una gran carrera, el motor le estalló y perdió un podio. O puede ser por qué muchos lo hemos visto luchar, durante ya más de 10 años, por lograr el sueño de ganar su primer carrera. No importa cuál sea la razón pero la victoria de ayer fue especial, incluso para los fans de otros equipos y corredores.

Como seres humanos nos gusta apoyar al que viene de atrás. Hay algo especial en ver a alguien poder dar más de lo que creemos posible. Cuando una persona logra lo imposible nos inspira, nos lo hace posible a todos los demás. Humaniza la excelencia. Nos eleva a todos.

Apreciamos lo que cuesta y es por eso que a todos nos gusta tener héroes de “vida real”. Ellos nos enseñan que aquello que queremos lograr no es imposible. En ellos vemos que el esfuerzo y la lucha realmente valen la pena. De alguna manera nos vemos reflejados en sus acciones y por momentos creemos. Si tan solo siguiéramos sus pasos todos el tiempo, nosotros también pudiéramos ser héroes algún día.

Sombra y luz

¿Qué es una sombra? No es nada más que la ausencia de luz. ¿Cómo puede ser que algo sea la ausencia de algo más? Es imposible para la sombra existir sin que primero nazca una luz. Y aún así, es la sombra la que le permite a la luz relucir sobre el contraste de colores que solo ella puede generar.

Es una danza hermosa, esta entre la sombra y la luz. Por momentos pareciera ser que son uno mismo. Por momentos son tan distantes que no resulta difícil pensar que uno de ellos viene de un mundo lejano y remoto. Sin importar cómo se perciba en un momento dado, lo que es innegable, es que uno no puede existir sin el otro.

Este tema de la sombra y la luz es algo así como el resto del mundo natural que nos rodea. Estamos inmersos en un mundo lleno dude fenómenos totalmente distintos que juegan entre sí para crear experiencias verdaderamente únicas. Nos movemos entre un océano de personas totalmente diferentes que con sus distintos puntos de vista y contrastantes convenciones culturales nos enseñan lo que es ser un ser humano. La montaña no puede existir sin el valle al igual que la luz no puede existir sin la sombra al igual que yo no puedo definirme sin tenerte a ti.

Uno de los beneficios de escribir

Acabo de borrar un artículo que recién escribí. Lo tiré a la basura digital sin remordimiento alguno. Al momento de sentarme a escribir estaba convencido de que mi reflexión era 100% correcta. Cuando terminé el artículo y me puse a revisar las conjeturas y argumentos que estaba haciendo me di cuenta de que estaba totalmente equivocado y que mi manera de ver el problema no hacía sentido alguno.

Fue un momento de iluminación muy poderoso cuando el proceso de ordenar mi ideas y revisar lo que estaba tratando de decir me dijo “esto no es así”. En ese momento recapacité, aprendí y corregí mi manera de pensar. Pude ver la falta de lógica en mi pensamiento y ahora nunca más volveré a pensar igual.

El proceso de tomar un torrente de ideas, conceptos y pensamientos para ordenarlo en un secuencia lógica de palabras que transmiten le representación interna de lo que queremos comunicar (esto es lo que es escribir) no es fácil. Y por el mismo hecho de que no es fácil es tan poderoso. Si lo hacemos bien nos obliga a pensar, evaluar, simplificar y razonar. Desafortunadamente esto no es algo que hagamos muy seguido.

Es por esto que me gusta escribir todos los días. Ejercito mi proceso de pensamiento. Clarifico mi manera de ver el mundo y poco a poco voy desarrollando mi capacidad lógica de razonar.

El tiempo es corto

Al final del día lo único que realmente tenemos es tiempo. ¿Y qué es eso tan preciado que nos da el tiempo? Un espacio en el cual experimentar la vida. Nuestras vidas no son los planes que tenemos para el futuro. Tampoco son la suma de los recuerdos de lo que ya hemos vivido. Nuestra vida es ahora.

Y aún así repetidamente tenemos malas experiencias y pasamos malos momentos por qué olvidamos que podemos escoger cómo y con quién queremos pasar este instante. Por qué sentimos pena de dañar los sentimientos de alguien con quien no queremos estar tiramos meses de nuestras vidas en relaciones que no nos llenan. Por miedo a lo desconocido pasamos años en trabajos que no nos motivan aguantando jefes que no aprecian nuestro trabajo. Por miedo al que dirán nuestros conocidos insistimos en no poner a descansar proyectos que sabemos que ya han llegado a su fin.

El tiempo que tenemos es corto. Hoy no se volverá a repetir. Esta semana tampoco. Es momento de subir los estándares de la experiencia de vida que queremos tener antes de que sea muy tarde para recapacitar.

Aceptación no es indiferencia

El mundo siempre seguirá su camino y los eventos seguirán ocurriendo. La historia se desenvolverá sin tomar en cuenta los intereses personales de nadie. Entonces, ¿Por qué insistimos en poner resistencia?

Resistirnos a que las cosas sean como son nos genera ansiedad y muchas veces enojo. Esta sensación de que el mundo está mal y nosotros estamos bien es muy desgastante. Hay una manera mucho más efectiva de lidiar con aquello que no está alineado con lo que queremos —aceptarlo.

Aceptar las cosas como son es tan difícil porque estamos programados para creer que aceptar algo es lo mismo que ser indiferentes ante ello y que por ende no haremos nada para cambiarlo. Esto no es cierto.

Aceptar las cosas como son es reconocer que algo está pasando y que es independiente de nuestros intereses o expectativas. El evento que ocurre es siempre ajeno a nosotros y a lo que queremos que ocurra. Esta es la naturaleza del mundo en que vivimos.

Si lo que está ocurriendo no nos agrada siempre podemos decidir querer cambiarlo. Y para cambiarlo no tenemos que resistirlo ni luchar en contra de ello. Lo debemos aceptar tal y como es, entenderlo y estudiarlo. Verlo como algo perfecto que simplemente no encaja con lo que queremos. Solo entonces podremos encontrar como participamos en la situación que queremos cambiar y trabajar para dirigirla un poco más cerca hacia donde queremos que vaya.

Un semana sin AirPods Pro

Sí, sé que el título no suena para nada bien. De hecho, este es un post que fácilmente se podría clasificar como un “clásico problema de primer mundo”. Estoy ok con eso.

La semana pasada llevé mis AirPods Pro a Ishop para que los reemplazaran. Ambos auriculares padecían de un problema de fábrica ya ampliamente reconocido por Apple.

Hoy por la mañana recibí una actualización del ticket de soporte notificando que los nuevos auriculares nuevos ya estaban listos y que los podía pasar a traer. Fui a la tienda y 10 minutos después estaba de regreso en mi carro en camino a casa.

Regresé a la hora de almuerzo y lo primero que hice al terminar de comer fue sentarme a meditar utilizando los AirPods. En ese preciso instante me di cuenta de lo mucho que los extrañé durante la semana que llevó el reemplazo —no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

No solo es la calidad del audio que producen o la excelente función de cancelación de sonido. Es la practica conexión inalámbrica al teléfono, lo cómodo que quedan en los oídos y la larga duración de la batería. De verdad que son el paquete completo.

Durante la semana que no los tuve estuve utilizando otro par de audífonos inalámbricos que tengo (Power Beats Pro) y me funcionaron muy bien. Les puedo decir que durante esa semana no extrañé para nada los AirPods y estuve muy satisfecho con los audífonos que estuve usando.

Pero wow, de verdad que el nivel de satisfacción que dan los AirPods Pro al momento de tener contacto con ellos es de otro mundo.

Mi semana sin AirPods no estuvo para nada mal pero hoy que regresaron no puedo evitar sentir una pequeña dosis de felicidad al tenerlos de vuelta. Son un producto 5 estrellas.

Lectura y estudio

Este año, por mucho, he leído más que nunca antes. Entre la cuarentena activada por la pandemia y una sed insaciable de querer descubrir más, la cantidad de páginas que he leído a crecido sin parar.

Este año ha sido muy especial respecto a mi proceso de lectura. Y esto no es sólo por la gran cantidad de libros que he leído. Es porque este año he escogido varios libros y los he leído más de 4 veces cada uno (nunca antes había hecho esto en mi vida). Puedo decir que no solo los he leído, los he estudiado. ¡Y qué diferencia ha hecho!

Mi relación con estos libros ha sido muy íntima. Las lecciones que me han dejado son muy poderosas. Los cambios que están provocando en mí son muy profundos. Cada vez que los leos descubro algo que simplemente no pude ver la vez anterior. Es como que si cada vez que termino de leer el libro me convierto en una persona diferente y cuando esa persona lo empieza a leer de nuevo, lo hace con ojos totalmente frescos que encuentran algo nuevo cada vez.

Durante este proceso he podido ver cómo los libros y sus conceptos parecieran ser cebollas. Puedes llegar entender en un primer nivel pero si tan solo sigues escarbando, siempre habrá otra capa abajo esperando enseñarte algo más. Cuanto puedes aprender de un libro tiene que ver más con la actitud con que lo estudies que con el contenido del libro mismo.

Claro que no todos los libros se deben leer así. Hay libros que se leen por el simple placer de disfrutarlos y poderse transportar a un mundo totalmente ajeno a nuestra realidad en donde podemos pasear por la mente de un autor con que nos hemos llegado a identificar. No hay nada malo con esto y es justo lo que estoy por hacer al leer la serie de Foundation de Isaac Asimov.