Es temprano por la mañana. Te despiertas e inicia la rutina de prepararte y ayudar a tus hijos para salir al colegio. El tiempo avanza y de pronto te das cuenta que ya estás algo apretado para salir. Tienes un niño pequeño de unos 4 años de edad que está prendiendo a comer solo. Puede ser que sin darte cuenta de pronto te encuentres ayudándole a comer para poder salir a tiempo, que no se manche, etc, etc.
Ya que la rutina diaria se repite, en poco tiempo esto se puede volver una costumbre y de pronto estás ayudando a tu hijo a comer todos los días para poder seguir saliendo a tiempo. Si eres observador puede ser que un día te cuestiones por qué si tu hijo puede hacer tantas cosas aún no puede comer solo. La respuesta simple es por qué la premura, en este caso de llegar a tiempo al colegio y trabajo, detiene el aprendizaje.
Este fenómeno es muy interesante por qué se repite en todas las áreas de nuestras vidas. Debes entregar un proyecto, cerrar una venta o llegar a una meta. Eso es toda la excusa que necesitas para no dejar que alguien que trabaja en tu equipo pueda crecer. Le privas el aprendizaje por que hay premura. Tu lo puedes hacer mejor que el. Tu vas a lograr un mejor resultado.
Si quieres que las personas que están a tu alrededor de verdad puedan crecer, aprender y alcanzar todo su potencial es importante dejar que la premura interfiera en su aprendizaje.