Mientras haya tiempo

Mientras haya tiempo hay que usarlo bien. El único tiempo que realmente perdemos es el que se escapa de nuestras manos cuando ya no podemos dar marcha atrás. Mientras tanto, el tiempo que aún tenemos por vivir tan solo lo podemos perder si así lo decidimos hacer.

Mientras haya tiempo hay esperanza. Mientras haya tiempo podemos mejorar. Mientras haya tiempo podemos cambiar las cosas que queremos que sean diferentes y apreciar las que ya son parte de nuestro ser. Mientras haya tiempo podemos escoger ser felices. Mientras haya tiempo podemos soñar. Y también hacer nuestros sueños realidad.

Mientras si quiera haya un poco de tiempo que aún podamos aprovechar todo lo que queremos lograr sigue siendo totalmente posible de alcanzar. ¡Mientras aún haya tiempo, no hay nada que no podamos conquistar!

Siempre habrá algo mejor

Es indudable. No importa qué sea lo que estemos evaluando, siempre habrá algo mejor. Ya sea que estemos evaluando nuestro rendimiento, la calidad de nuestro carro, la modernidad de nuestra computadora o nuestros resultados, la realidad es que si nos comparamos contra el futuro, siempre habrá algo mejor.

Claramente esta no es un receta efectiva para encontrar felicidad. Después de todo, si constantemente estamos evaluando todo contra “lo que pudiera ser” nunca estaremos satisfechos. Siempre habrá algo que haga falta. Esta no es una manera sana de vivir.

Se me ocurre que una manera más efectiva de vivir puede ser estar constantemente evaluando lo que hoy somos contra lo que alguna vez fuimos. Si hoy evalúo lo que sé hoy contra lo que sabía hace 10 años obviamente me sentiré bien al ver todo el progreso que he realizado. Si comparo el carro que hoy tengo contra el primer carro que pude comprar la diferencia es abismal. Etc., etc.

La realidad es que siempre habrá algo mejor. Lo único que podemos hacer es dejar de mantenernos atados a esa sensación de carencia por no tenerlo y empezar a sentir una profunda gratitud de haber podido llegar hasta donde estamos hoy. En el momento que enfocamos nuestra atención en lo mucho que ya hemos logrado y nos dejamos de enfocar en lo que aún no tenemos nuestra experiencia cambia y liberamos energía infinita que nos permitirá hacer el trabajo necesario para llegar al siguiente nivel.

Sí, siempre habrá algo mejor y si hoy hacemos lo que nos toca hacer, mañana nosotros también seremos mejores.

Termina el trabajo

Hoy recuerdo el mensaje que le dieron al grupo de niños que entrenó con Christian en Elmhurst, Illinois hace tres años. Recuerdo que aunque era una campamento de baseball mucho del trabajo que se hizo fue psicológico. Recuerdo que Chris tenía solo 9 años y sé que al día de hoy todo lo que vivió le sigue dando forma al hombre en que se está empezando a transformar.

Cada entreno tuvo un tema que se reforzaba durante todo el día. Uno de los temas que más me gustó fue el del segundo día: termina el trabajo. ¿Qué es esa idea de terminar el trabajo?

Es no dar nada por sentado hasta que lo que sea que se esté haciendo se haya completado. Es mantener la intensidad y concentración hasta lograr la victoria. Es no divagar y saber mantenerse enfocado hasta que suene la campana final. Es tener siempre presente que las cosas pueden cambiar en cualquier momento y que no se puede bajar la guardia hasta cruzar la meta. Es aprender a luchar por los sueños y nunca dejar de creer en ellos. Es comprometerse con un plan sabiendo que se hará hasta lo imposible por lograrlo.

Tres palabras sobre las cuales se puede construir una vida llena de logros. Simples. Poderosas. Directas. Termina el trabajo.

La experticia es arte

No sé cuantos de ustedes han tenido la oportunidad de ver a alguien hacer algo a un nivel que pareciera estar fuera de este mundo. Me imagino que la gran mayoría de ustedes ha tenido esa oportunidad. Es algo realmente inspirador.

Cuando alguien hace algo con gran experticia, sin importar lo que sea, lo percibimos como arte. Un gol de Pelé, una empresa de Elon Musk, un libro de Hemingway o la retórica de Platón. Todo expertos. Todos artistas. Todos maravillosos.

A todos nos gustan las personas que operan con profesionalismo y son expertos en lo que hacen. Ya sea que estemos trabajando en el mismo equipo que ellos o que tengamos el privilegio de disfrutar los frutos de su trabajo, la experiencia siempre es la misma: es un deleite ver a un artista trabajar.

Todas estas personas que dedican día tras día y hora tras hora a constantemente pulir sus habilidades hasta llegar a ser los mejores del mundo en lo que sea que hacen son los artistas que cambian el mundo. Son los héroes que nos muestran a los demás hasta dónde se puede llegar. Son los líderes que definen los nuevos estándares e inspiran a los demás a alcanzarlos también.

La experticia es arte y creo que todos tenemos algo de artista en nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es encontrar algo que realmente nos apasiones y dedicarle el tiempo y energía necesarios para dominarlo. Después de un tiempo nos convertiremos en expertos y en ese momento podremos empezarle a regalar al mundo el arte que tanto necesita para convertirse en un mucho mejor lugar.

¿Cómo sería vivir sin aquello de lo que te quejas?

Hay tantas cosas de las que nos quejamos. Personas, situaciones, eventos, resultados. En un buen día casi que nos podríamos quejar de todas estas cosas.

En esos momentos de frustración, negatividad y francamente, de berrinche, estamos dispuestos a hacer casi cualquier cosa para eliminar aquello de lo que tanto nos estamos quejando.

Detesto a mi jefe. Ya no aguanto a mi esposa. Mi trabajo es una porquería. Me vuelven loco mis hijos. Mi carro es una basura. Ya saben cómo es.

Pues hoy los quiero invitar a reflexionar brevemente en lo siguiente.

Si nos detenemos por un momento a contemplar cómo serían nuestras vidas sin tener aquello de lo que nos quejamos podemos empezar a apreciarlas y a cambiar todas esas quejas por un profundo sentido de gratitud. Algunos ejemplos:

¿Cómo sería su vida si no tuvieras ese trabajo de porquería? Tal vez no podrías pagar tus cuentas y estarías endeudado. A lo mejor no hubieras construido tu curriculum y no tendrías la experiencia necesaria para saltar a tu siguiente trabajo.

¿Cómo sería tu vida si nunca hubieras conocido a tu esposa? Esos niños que tanto quieres nunca hubieran nacido. Todos esos maravillosos recuerdos que tal vez no quieres revivir por despecho desaparecerían para siempre.

¿Cómo sería tu vida sin esa basura de carro? Seguro te mojarías de vez en cuando cuando llueve y tienes que caminar desde el bus hasta a tu casa. También tendrías que salir una hora antes para llegar al trabajo y regresarías una hora después todos los días.

Sí, vivir sin aquello de todo aquello de lo que te quejas sería peor. Mucho peor. Una de las decisiones fundamentales que todos tenemos que tomar es cómo vemos cada situación. Podemos escoger ver lo que le hace falta a lo que ya tenemos o podemos escoger ver cómo lo que tenemos es mucho más que nada.

Cómo una vez dijo un caballero templario en Indiana Jones: “Escoge sabiamente o morirás una muerte terrible”.

Pequeñas mejoras

En algunos deportes una pulgada hace la diferencia entre ganar el campeonato o hundirse en la derrota. En otros es el segundo el que determina si se alcanza la gloria o si se aprende de la derrota. Las diferencias son mínimas, el impacto es infinito.

Lo mismo ocurre en los negocios. Y en las relaciones. Y en nuestras vidas privadas. Siempre hay pequeñas variaciones que hacen toda la diferencia. Sin embargo nos empeñamos en creer que son las grandes ocurrencias lo que cambia la historia de nuestras vidas y empresas. No, no, no.

Lo que cambia la trayectoria de empresas y vidas son las pequeñas pero constantes mejoras. Una persona que mejora 1% a la semana será 52% mejor al cabo de un año. ¡Esta persona podrá duplicar su rendimiento cada dos años! Todo lo que tiene que hacer es mejorar 1% cada semana. De nuevo, lo mismo aplica para las empresas: mejorar 1% a la semana equivale a duplicar el rendimiento cada dos años. Ojo, no me refiero a duplicar la facturación cada dos años. Esto puede ocurrir mucho más rápido conforme el rendimiento operativo mejora.

Sí, yo sé. Para muchos de ustedes duplicar el rendimiento cada dos años no es suficiente. Es más, sé que para algunos de ustedes esto puede ser una broma. Lo comprendo ¿Pero entonces por qué conformarse con un 1% a la semana? Esto es lo mínimo que se puede esperar. ¿Qué tal 2% a la semana para duplicar el rendimiento en un año? ¿O 4% para duplicar cada 6 meses?

A menos que se saquen la lotería el cambio no vendrá repentinamente. El cambio vendrá de la constante repetición y mejoras increméntales. Es acá en donde hay que enfocarse: en cuanto hemos mejorado en los últimos días. Todo lo demás es simplemente una distracción.

El primer paso

Qué difícil resulta empezar, especialmente cuando se está empezando desde cero. Al igual que sucede con el mundo de la física, la mayor resistencia que experimentamos para lograr algo es justo en el momento de empezar a movernos. El primer paso es el más difícil.

Es importante tener esto siempre presente en aquellos momentos en que no queremos arrancar. Si podemos recordar que lo que estamos por hacer no es tan difícil como creemos las ganas de empezar serán mayores. Si podemos recordar que lo único que está pasando es que estamos experimentando la resistencia que naturalmente viene con dar el primer paso pronto estaremos bien encaminados.

Es sensato ver este primer paso como el mayor reto a sobrellevar. De todos los pasos que tendremos que dar el paso del 0 al 1 es el más difícil. En comparación todos los demás pasos serán muchos más fáciles de tomar. Después de dar ese primer paso el resto del camino será cuesta abajo.

Organizar antes de hacer

Hacer se siente bien. Nos da la sensación de que estamos siendo productivos. El problema es que a menudo estamos haciendo las cosas erróneas y la sensación de productividad se queda solo en eso, en un sensación.

Por el otro lado, organizar nuestros pensamientos y clarificar que es lo qué realmente queremos hacer es algo intangible y no se siente tan bien. La sensación no es tan agradable pero siempre que nos tomamos el tiempo para pensar y organizar qué es lo que vamos a hacer resultamos siendo bastante más productivos.

Creo que tomarse unos momentos de silencio a solas para organizar nuestros pensamientos siempre es algo que pagará muy buenos dividendos. Especialmente cuando estamos por empezar a trabajar en algo que es importante. La acción no siempre lo es todo. La acción bien dirigida a un plan debidamente organizado SÍ lo es todo.

Antes de empezar a trabajar en tu siguiente actividad te recomiendo que te tomes unos minutos para organizar tus pensamientos. El resultado final de tu proyecto te lo agradecerá, siempre.

Creer es lo primero

Todo lo que la humanidad ha construido nació en la mente de alguien antes de materializarse. Nada que el ser humano haya producido ha venido del éter. Todo empieza cuando alguien cree que algo es posible.

No importa si lo que creemos es que podemos cambiar nuestras vidas o inventar un carro eléctrico. No importa si creemos en que podemos vivir en un mundo sin violencia o si creemos que podemos colonizar Marte. Todo empieza con la creencia de que algo es posible.

Es esta capacidad de creer una de las mas potentes fuerzas que le dan forma al mundo en que vivimos. La capacidad de creer que las cosas pueden ser mejores ha sido la chispa que ha encendido el fuego en el corazón de los más grandes héroes de la historia. Al mismo tiempo, la capacidad que tienen las personas de creer que un ser humano puede ser Dios ha desatado las más grandes calamidades que ha tenido que vivir la humanidad.

Creer es lo primero. Creer es por donde todo empieza. Esos primeros pensamientos que nos convencen de que podemos cambiar el mundo que nos rodea son la gasolina del progreso y la innovación.

Ya que todos tenemos esta bella capacidad de poder creer en que las cosas pueden ser mejores, ¿Por qué limitarnos a creer en un mundo que sea tan solo un poco mejor? ¡Mejor dediquémonos a creer en algo que sea realmente mucho mejor!

La simple matemática de la motivación

Motivación es una palabra compuesta por dos partes: motivo y acción. Es decir que motivación significa tener un motivo para actuar.

La matemática de la motivación es simple. Si el motivo que nos mueve actuar es mayor que el esfuerzo que requiere la acción, nos sentimos motivados. Si el precio de la acción es más grande que el motivo que nos mueve no nos moveremos.

¿Así qué se requiere para estar motivados? Una de dos cosas. O fortalecemos el motivo que nos mueve o alivianamos el esfuerzo necesario para alcanzarlo.

Simple matemática.