El momento perfecto

El momento perfecto no tiene nada que ver con el momento. Todo lo que puede estar pasando o no a nuestro alrededor pasará o no pasará independiente de nuestros deseos. No tiene nada que ver con nosotros. La experiencia de este momento es nuestra y solo nuestra. No es de nadie más. Ni siquiera de lo que está pasando.

Todo momento es perfecto, si lo dejamos ser. A este preciso instante que estamos viviendo no le hace falta nada para ser perfecto. Puede ser que nosotros queramos que sea diferente pero eso dice más acerca de nuestras expectativas que de la perfección del momento.

Cada segundo de nuestras vidas es perfecto. No importa que tan difícil o doloroso sea, cada momento es perfecto. La historia del tiempo se desenvolverá en la manera que está destinada a desenvolverse. No podemos hacer nada para cambiarla. Si estamos experimentando resistencia a lo que está ocurriendo en este preciso instante nos debemos responsabilizar de ser nosotros los que ponemos resistencia a lo que debe ser y no juzgar lo que está ocurriendo como imperfecto. ¿Quienes somos nosotros para decidir qué debe y que no debe ser?

Este momento es perfecto al igual que lo fue el momento anterior. No hay momento imperfecto que pueda llegar a nuestro corazón si nos logramos convencer que así debe ser. Aprendamos a ver nuestras vidas con los ojos de agradecimiento que solo la aceptación nos puede llegar a dar y entonces, y solo entonces, cada momento será perfecto.

El proceso creativo

El proceso creativo, si así lo deseamos, puede estar presente en todo lo que hacemos. Una actividad nunca debe ser catalogada como creativa o no creativa. Lo que realmente determina si una actividad es creativa o no es nuestra actitud hacia ella.

Muchas veces incorrectamente asociamos el proceso creativo exclusivamente con el arte (pinturas, escritura, películas, fotografía, etc). Esto es un error. ¿Por qué? Porque, al menos para mí, la definición de creatividad es “el uso de la imaginación y/o ideas originales para producir un resultado o lograr un cambio”.

No hay nada en este mundo a lo que no le podamos aplicar la creatividad. Podemos ser creativos en cómo preparamos nuestro desayuno y podemos ser creativos para resolver el problema del hambre a nivel mundial. Los emprendedores pueden ser creativos y los deportistas también. Hay creatividad en el Louvre de Paris y hay creatividad en los Slums de Calcutta.

Si así lo deseamos el proceso creativo puede regir nuestras vidas. Podemos utilizar nuestra imaginación y nuestras ideas para nunca más hacer algo dos veces de la misma manera. Podemos experimentar todos los días e imaginar un nuevo mundo en donde probamos algo diferente en cada momento. Nos podemos sorprender a nosotros mismos si tan solo le damos rienda suelta a nuestra creatividad.

Claro, ser creativos nos puede llevar a fracasar o tener contratiempos por qué ser creativo por naturaleza es riesgoso. Probar algo nuevo e imaginarnos una nueva manera de hacer las cosas por definición puede fallar. Nunca nadie antes lo ha hecho y por eso no podemos saber si funcionará. La pregunta importante a estarnos haciendo todo el tiempo es ¿y que si sí funciona?

Las dos maravillas de recordar

Cuando nuestros pensamientos viajan hacia el pasado, muchas veces algunos experimentamos remordimiento. Pareciera ser que nuestro pasatiempo favorito es analizar nuestras vidas con el único propósito de querer que fueran diferentes. También pasamos demasiado tiempo queriendo que nuestras vidas actuales fueran como fueron antes o queremos haber tomado decisiones diferentes para que nuestras vidas hoy fueran mejores. Si jugamos a este juego, no hay cómo ganar.

Pero hay otra manera de experimentar nuestro pasado. Hay formas de poder utilizar nuestro paso por la vida constructivamente. Aunque no nos resulte fácil, podemos utilizar nuestro pasado para mejorar tanto nuestro presente como nuestro futuro. Podemos visitar los rincones de nuestro pasado con la intención de aprender y agradecer.

Es totalmente válido querer cambiar cualquier aspecto de nuestras vidas en cualquier momento. Para realizar cambios necesitamos más información, necesitamos aprender. Si viajamos hacia el pasado no con remordimiento pero con la intención de aprender y entender que podemos hacer mejor podremos ver nuestro pasado como un eterno maestro que está siempre disponible para enseñarnos algo.

Para poder recordar nuestro pasado primero tenemos que estar vivos y luego debemos tener tiempo disponible para voltear a ver hacia atrás. Aunque no lo parezca, hay tanto que agradecer en cada momento. En especial hay mucho que agradecer respecto a las vidas que hemos tenido. Después de todo, es este camino lo que nos ha hecho las personas que somos hoy. Y si por alguna razón no nos gusta la persona que somos hoy, siempre podemos cambiar aprendiendo de la persona que fuimos ayer (nuestro pasado).

Nuestro pasado es un regalo que siempre podemos escoger aceptar o no. Tenemos la opción de tomar este regalo, abrirlo y utilizarlo para construir el resto de nuestras vidas. No lo sigamos desperdiciando.

Que lo correcto se vuelva fácil

“Todo lo que es rico hace mal” dice la gente por ahí. La verdad es que usualmente lo placentero y lo fácil en el momento resulta, de alguna manera u otra, dañino en el mediano y largo plazo.

Lo contrario también es cierto. Lo que en el momento es incómodo, requiere de esfuerzo y es difícil de hacer pagará dividendos en el futuro.

Esta realidad nos pone en un predicamento muy complicado. Lo único que podemos experimentar en nuestros cuerpos es lo que está ocurriendo ahora (ya sea algo placentero o algo incómodo). Por el otro lado, el efecto futuro de lo que estamos experimentando ahora tan solo los podemos imaginar. No es tan real y no lo podemos “sentir”.

Por ejemplo, quiero mejorar mi salud y decido ponerme a dieta. Pero ahora estoy en una fiesta de cumpleaños y tengo un delicioso pedazo de pastel de chocolate enfrente. El olor del pastel y la reacción de todos mis sentidos entran en competencia con el ideal intangible de querer estar saludable. Usualmente ganan los impulsos físicos del momento —la comodidad y el placer. Me como el pedazo de pastel.

Es por esto que es extremadamente importante que logremos construir un compromiso muy fuerte con los ideales que queremos sostener en nuestras vidas. Es vital poder cristalizar esa visión de el tipo de personas que queremos de ser. En el momento que el compromiso con esos ideales pesa más que los impulsos físicos del momento, hemos ganado. Entonces, y solo entonces, lo correcto se volverá lo fácil de hacer.

El uso del tiempo y la tecnología

Sin duda alguna, la tecnología es algo que, durante todo el trayecto de la historia humana, nos ha ayudado a utilizar mejor nuestro tiempo. La tecnología es la principal razón que nos permite disfrutar las vidas que hoy tenemos. Es el motor detrás de la prosperidad de nuestra civilización.

Y aún así, la tecnología tan solo es una herramienta que amplifica los más profundos deseos humanos. Son estos deseos, lo que determinará no solo el tipo de tecnologías que crearemos, sino que como utilizamos la tecnología que ya tenemos disponible.

Y con esto vuelvo al uso de nuestro tiempo que, para el propósito de este post, es lo mismo que el uso que le damos a la tecnología. En este mundo hiper-conectado en que vivimos hoy nuestra calidad de vida, más que nunca antes, depende de cómo decidimos usar la tecnología y por ende como usamos nuestro tiempo.

Por ejemplo, estamos afuera y tenemos 10 minutos que esperar. ¿Qué escogemos hacer con nuestra conexión a toda la información del mundo? ¿Nos endormecemos con el scroll infinito de las redes sociales o leemos un articulo que nos ayude a crecer?

Nos sentimos quemados de tanto trabajar. ¿Dejamos que nuestra adicción a la pantalla nos mantenga pegados al email del trabajo hasta las 3:00am o streameamos una meditación que nos ayude a dormir mejor? Estamos aburridos y no hay nadie alrededor. ¿Vemos vídeos que se burlan de personas que tuvieron accidentes en YouTube o buscamos un tutorial que nos ayude a desarrollar alguna habilidad para crecer nuestros ingresos? Estamos con sobre peso. ¿Celebramos que ahora es prácticamente inmediato pedir comida chatarra por el teléfono o creamos y seguimos un plan de perdida de peso con una de las más de 1,000 aplicaciones gratuitas que existen?

Las herramientas sin duda alguna están ya disponibles. La más grande pregunta que afrontamos cómo especie es que vamos a hacer con ellas. Los invito a escoger sabiamente.

Es más fácil después de decidir

Tomar una decisión significa descartar todas las demás opciones y comprometerse con la elegida. Es también alinear todas las acciones subsiguientes con la opción elegida. Es decir, decisión = seleccionar una opción + actuar de acuerdo a esa elección.

Una vez se ha pasado por el proceso de tomar una decisión, todo se vuelve más fácil. Por ejemplo, he decidido que voy a escribir un post todos los días. Ya está decidido. Ya no me tengo que preguntar si voy a escribir hoy o no. ¿Escribo aunque sea tarde? ¿Escribo aunque me cueste pensar sobre que escribir? ¿Escribo aunque no tenga ganas? ¿Escribo a pesar del cansancio? Todas estás preguntas son absurdas. Las respondí todas hace más de 200 días cuando decidí escribir todos los días.

Una nueva etapa

Una nueva etapa, ya sea en el mundo profesional o personal, es usualmente detonada por un cambio en la manera de pensar. Algo hace “click” y no hay marcha atrás. Las excusas se desvanecen y con una convicción inquebrantable nos lanzamos hacia el gran vacío de lo desconocido.

La siguiente etapa de tu vida te está esperando. Bueno, está más bien esperando que cambies tu manera de pensar. Mientras sigas viendo el mundo con los mismo ojos, seguirás defendiendo que las cosas sigan como están. No podrás hacer los cambios fundamentales que son necesarios para arrancar la nueva etapa de tu vida.

En términos prácticos, arrancar una nueva etapa tan solo requiere de una decisión. La decisión tan solo se puede tomar después de haber cambiado tu manera de pensar. Muchas veces basta con decir “suficiente” o “ya no más”. Otras veces se necesita un “quiero más de mi vida” o “sé que hay algo más para mi”. Sea la situación que sea, la nueva etapa que te está esperando está justo al otro lado de ese miedo que no te está dejando cambiar.

Aprender versus hacer

Si lees algo en un libro que te serviría y no lo estás aplicando, ¿realmente estás aprendiendo? Esto es algo que me he estado preguntando mucho en los últimos días. Si aplicara un 10% de todo lo que he leído en mi vida, sé que estaría totalmente en otro nivel. Definitivamente he leído bastante más de lo que estoy aplicando —y definitivamente no es por qué lo esté olvidado.

Saber cómo hacer algo y entender por qué funcionan las cosas de cierta manera nunca es suficiente. Tan solo es el comienzo. En realidad existen dos razones principales por las que no llevamos nuestras vidas de mejor manera:

  1. Desconocemos cómo hacerlo mejor. No sabemos.
  2. Conocemos una mejor manera de cómo hacerlo pero no tenemos la fortaleza emocional para poner en práctica lo que sabemos. Nos resulta demasiado incómodo aplicar lo que hemos aprendido. No queremos.

La primer barrera al crecimiento y la superación (el desconocimiento) es fácil de remediar y la gran mayoría de personas la logramos superar. Basta con dedicarle tiempo y cerebro a un tema y, en la gran mayoría de casos, lo lograremos entender. Aprender a nivel intelectual es relativamente fácil.

¿Pero qué pasa con todas esas cosas que ya hemos aprendido y aún así no podemos aplicar? Digamos por ejemplo que, he aprendido todas las técnicas para responsabilizar de manera firme y efectiva a otra persona pero cuando llega el momento de hacerlo, simplemente no lo puedo hacer. No se siente bien hacerlo. Hay una fuerza invisible que me detiene. Tengo el conocimiento pero no la convicción emocional para actuar. Es acá en donde la gran mayoría de personas topamos.

Saber a nivel racional qué cierta acción o decisión dará los mejores resultados no es lo mismo que sentir que eso es el mejor curso de acción. Al final del día los seres humanos, siempre escogemos lo que se siente mejor a nivel emocional. ¿Alguna vez has hecho algo que sabías que seguro no te iba a convenir pero aún así te convenciste de hacerlo? Sí, yo también.

Aprender algo y “saber” tan solo son el principio y nunca son suficientes. Adicionalmente debemos programarnos emocionalmente para actuar en base a lo que hemos aprendido que es mejor. Es la única manera de darle vida y honrar el conocimiento. De lo contrario tan solo estamos haciendo ejercicios inútiles de clonación de información.

Cuando no es fácil, vale más

Hacer lo que se debe hacer cuando se tienen las ganas de hacerlo es fácil. Los verdaderos profesionales hacen lo que deben hacer incluso cuando no tienen las ganas de hacerlo. En ellos no pueden nacer las excusas. Esto es lo que hace los hace únicos. Los hace de cierta manera, mejores.

La constancia y compromiso con cumplir, independiente de el nivel de motivación que se pueda tener, es lo que diferencia a las personas exitosas de los demás. Son estas personas, aquellas que logran vencer la comodidad, las que logran llegar más lejos en el camino de la vida.

De cierta manera todo lo bueno que tenemos hoy a nuestro alrededor se ha construido gracias a la perseverancia y tenacidad de unos cuantos. Para poder haber llegado a donde estamos, sin duda alguna, muchas personas hicieron miles de cosas aun cuando no tenían las ganas de hacerlo. ¿Qué mejor manera de honrarlas que nosotros haciendo lo mismo?

Lo más difícil de aceptar

Lo más difícil de aceptar también resulta ser lo más cercano que tenemos. No, no es nuestra familia ni nuestra forma de caminar. Es algo que es aún mucho más personal que eso. Es algo tan íntimo que nos causa mucha ansiedad y sufrimiento las 24 horas de cada día.

Es algo que es más sólido que el titanio pero a la vez más maleable que la plasticina. Esto es algo que no se puede poner en palabras y en su ausencia no podemos estar realmente en paz.

Cada mañana luchamos por esconder a este prisionero ya que si logrará salir nos condenaría a morir. Constantemente cuidamos nuestras espaldas ante el hecho de que pudiera escapar. Nos aterra que pudiera salir y nos llegara a desnudar.

Estoy hablando de nuestro auténtico ser. De ese ser humano único, vulnerable y maravilloso que se esconde detrás de la falsa construcción mental que hemos desarrollado para poder sentir seguridad. De esa alma eterna que está muerta en vida por qué queremos fingir ante los demás que somos algo mejor. De acá es que nace el impulso a dedicar todo nuestro tiempo a fingir ser aquello que creemos que los demás quieren admirar.

Por alguna razón nos cuesta tanto aceptarnos tal y como somos. Es algo tan incómodo que dedicamos la mayoría de nuestro tiempo y energía a construir y presentarnos como alguien más. Alguien que consideramos que es suficiente para los demás. Si tan solo nos detenemos a pensar cómo vivimos en realidad nos daremos cuenta de lo ridícula que es la situación.

Nos despertamos y estamos preocupados que pensarán los demás de como está nuestro pelo hoy. Manchamos nuestra camisa antes de una reunión y el mundo se acabó. Viene el verano y o nos matamos por vernos bien en traje de baño (por qué eso es lo que realmente queremos, nunca queremos bajar de peso) o empezamos a hacer planes para noaparecernos en la piscina. Alguien nos pregunta algo y mentimos antes de decir no sé por qué queremos aparentar ser más inteligentes o capaces. La verdad que es una mentira tras otra todo el bendito día.

¡Esto no tiene por qué ser así!

Aquello que es lo más difícil de aceptar es a su vez el regalo más grande que tendremos en todas nuestras vidas. Soltemos el miedo y abramos ese regalo que está clamando por dejarse mostrar.

ps. Un muy buen amigo que me ha ayudado en este camino de aceptación me envió hoy la foto que acompaña este post. ¡Gracias por ayudarme llegar hasta acá y poder escribir sobre el tema!