Motivación y aprendizaje

Van de la mano. Aprendizaje es lo que sucede cuando la persona tratando de adquirir nuevos conocimientos logra comprender. Para que una persona logré aprender debe estar motivada. El aprendizaje es un proceso interno que no se puede lograr por medio de la obligación. El aprendiz debe querer aprender.

Aprender no es lo mismo que tener éxito dentro del sistema educativo. Aprender va más allá de simplemente recitar, sin un entendimiento claro, el contenido de un libro, video o lección. Lograr cumplir con un estándar de acreditación (ganar un examen u obtener un título) se puede lograr sin aprender. Para lograr esto no se necesita motivación.

Esto no es cierto para el verdadero aprendizaje. El verdadero aprendizaje requiere de pasión y curiosidad. Necesita que haya motivación y un fuerte deseo de comprender lo que se está estudiando. El aprendizaje es incómodo y exige cambiar la forma en que se piensa y en que se ve el mundo. Esto es muy difícil y si la motivación no compensa la dificultad, el aprendizaje no será muy efectivo.

Esto no quiere decir que aprender no sea divertido. De hecho, al hacerse de la manera correcta, aprender es una de las actividades que más disfrutan los seres humanos. Ojo, que algo pueda ser divertido y que se pueda disfrutar no quiere decir que por momentos no sea difícil y frustrante. Al contrario, es justamente la dificultad y la frustración lo que lo hace divertido. Y donde hay dificultad y frustración se requiere de un poco de motivación para perseverar.

Aprender no puede ser impuesto. Deba nacer desde adentro y todo lo que nace desde adentro necesita motivación para crecer. La motivación y el aprendizaje van de la mano.

Alguien está soñando con tener tu vida

De experiencia personal puedo afirmar que muchas veces he soñado con tener la vida de alguien más. Algunas veces he soñado con tener la vida de un famoso deportista y otras veces con tener la vida de algún exitoso emprendedor.

Invertimos tanto tiempo queriendo que nuestra vida sea “mejor” —justo como la de alguien más. Como la vida de alguien “que lo tiene todo”.

Este es un ejercicio mental muy nocivo. Es una práctica desgastante que únicamente nos llena de envidia, avaricia e inconformidad. Estar deseando tener la vida de alguien más es un acto de violencia en contra de lo más sagrado que cada uno de nosotros tiene: nuestro tiempo en este mundo.

Hay una variación de esta compulsión de transportarnos a querer vivir la vida de alguien más que resulta ser mucho más gratificante y productiva. Es una reflexión que los estoicos vienen practicando desde ya hace más de 2,000 años. Es muy simple y puede inundar la vida de cualquiera con agradecimiento y felicidad en cuestión de solo unos minutos.

La práctica consiste en visualizar que en este preciso instante, sin importar que dificultades estes atravesando, seguro hay muchísimas personas que están soñando con tener tu vida. Cuando digo muchísimas me refiero a millones, quizás billones de personas.

Tal vez estás solo en tu casa y acabas de perder un millón de dólares. Seguro que alguien sin casa, sentado bajo la lluvia y llorando la muerte de su hijo está soñando con tener tu vida. Estás vomitando y con altas fiebres por que te enfermaste y llevas así una semana. Sin duda alguna alguien en su tercer año de quimioterapia está soñando con tener tu vida. Te acaba de dejar tu pareja y estás llorando con tus amigos después de unos cuantos tragos de más. Te puedo asegurar que alguien que vive con dos dólares al día y está solo en una finca en la mitad de la nada sin haber visto a su familia en un año está soñando con tener tu vida.

Es cierto que todos experimentaremos momentos difíciles en nuestras vidas. Muy difíciles. Pero cambiar nuestros sueños de querer tener una mejor vida, la vida de alguien más no nos ayuda en nada. Por eso los invito a recordar diariamente que en este preciso momento alguien está soñando con estar en la situación en que estamos ahora. Hacer esto durante 5 minutos todos los días hace toda la diferencia en como afrontaremos esos momentos difíciles.

Herido, pero no de muerte

No es una mala posición en la cual estar. Si alguien está herido pero no de muerte, seguro hay algo que puede aprender porque está herido y también tiene oportunidad de volverlo a intentar porque no ha muerto. ¡Lo mejor de ambos mundos!

Estar herido, implica que algo no salió bien. Algo sucedió que no se esperaba y de cierta manera hizo algún tipo de daño. Estar herido no se siente bien y muchas veces trae consigo dolor (físico o emocional). Sea como sea, estar herido siempre es una oportunidad para aprender y no volver a llegar a la misma situación y experimentar el mismo dolor. Es una puerta al cambio positivo.

A veces la herida es tan grande que puede causar la muerte. Una vez más, como en el caso del dolor, la muerte puede ser física o emocional. En cualquier de los dos casos, la oportunidad de intentarlo una vez más deja de existir. El aprendizaje estuvo ahí pero ya no hay nada que se pueda hacer para corregir rumbo.

Otras veces la herida es fuerte pero no es de muerte. El aprendizaje es grande y las lecciones que llegan pueden cambiar una vida para siempre. Es este punto medio en donde, si se va a experimentar una herida, se quiere estar porque al seguir viviendo la persona puede aplicar el aprendizaje y salir aún más fuerte del otro lado de su lesión.

Como cambiar el tamaño de un partición de Boot Camp sin perder data

Boot Camp es la solución de Apple que permite correr Windows de manera nativa en una iMac o Macbook.

Nota importante: En estos días en que ya contamos con dos modelos MacBook que corren sobre los SOC (System on a chip) propietarios de Apple M1, Boot Camp solo funciona en Macs que aún tienen procesadores Intel.

A continuación describo el proceso que acabo de utilizar para crecer mi partición de Boot Camp en una iMac de 27″ con un Fusion drive de 1TB. Este proceso, como mencioné antes, debiera correr sin problemas en cualquier Mac con procesador Intel.

Pasos a seguir

  1. Abre la aplicación Disk Utility estando en tu sistema operativo Mac OS
  2. Busca el disco duro que contiene la partición en donde está instalado tu sistema operativo Mac OS. La partición usualmente se llama Macintosh HD
  3. Oprime el botón de Partition
  4. Selecciona la partición Macintosh HD
  5. Redúcela en el tamaño que quieres agrandar tu partición de Boot Camp. Esto creará una partición nueva del tamaño exacto en que se redujo la partición Macintosh HD. La partición nueva se llamará Untitled
  6. Cuando el proceso termine, reinicia tu computadora e ingresa a tu sistema operativo Windows
  7. Descarga la aplicación MiniTool Partition Wizard Free de manera gratuita. La versión más reciente al momento que escribí esto era la 12.3
  8. Arranca el programa. Selecciona la partición Untitled que creo Disk Utility en el paso 5. Formatéala con formato NTFS.
  9. Selecciona la partición Boot Camp, debiera estar justo al lado derecho de la partición Untitled que acabas de formatear. Presiona el botón de Extend.
  1. Selecciona el tamaño de la partición que quieres utilizar para agrandar tu partición de Boot Camp (Windows) y presiona ok.
  2. Es posible que el software te de un error y te pida que reinicies la máquina. Reinicia la computadora y asegúrate de presionar la tecla de option para poder seleccionar ir a Windows durante el proceso de arranque.
  1. La computadora se reiniciar sola una vez más. Asegurate entrar a Windows durante este reinicio.
  2. Listo!

Fronteras y etiquetas

Las fronteras realmente no existen. Son una construcción artificial de la mente humana. Lo mismo ocurre con el concepto de país. Sin la presencia de la inteligencia humana, también deja de existir. No existen en el mundo natural. ¿Quién de nosotros, si despierta de la nada en un avión, podría decir sobre que país está volando con tan solo ver el paisaje?

Y aún así, estos conceptos que se utilizan como etiquetas limitan tanto lo que las personas pueden o no hacer. Si alguno recuerda los DVDs tendrá presente el dolor que fue el tema de las famosas regiones. Region 1, Estados Unidos, Región 4, Latinoamérica, etc. Si la región de el DVD no hace match con la del Player, no puedes ver la película —¡no estás en la latitud y longitud correcta para ver esta función!

Por alguna razón las personas insisten en diferenciar, incluso a su propio detrimento, el trato y privilegios que los demás pueden tener en base a tantas etiquetas arbitrariamente establecidas, limitando así, el desarrollo y progreso de nuestra sociedad.

Por ejemplo, hace unos minutos Epic no me permitió darle dinero a cambio de un juego que están vendiendo porque cuando mi hijo creo su cuenta dejó Estados Unidos (país seleccionado por omisión) como nuestro país de residencia. Mi método de pago es de Guatemala y obviamente las etiquetas de País no concuerdan y por ende el juego no se puede comprar.

Dada la gravedad de la situación (que quiero actualizar mi dirección en una cuenta de juegos digital), no puedo simplemente cambiar mi país en el sitio de Epic. Debo escribir un ticket a soporte y esperar que me autoricen el cambio. ¡Nos van a verificar! En fin, tristemente vivimos en un mundo donde etiquetamos todo y es la conformidad con estas etiquetas lo que determina, en gran parte, la fortuna que muchos tendremos. Lastimosamente esto ocurre en situaciones realmente más serias —incluso de vida o muerte— que no poder comprar un videojuego.

El deseo es…

“… Un contrato que haces contigo mismo de no ser feliz hasta que obtengas lo que quieras.” — Naval Ravikant.

El privilegio más grande que tiene el ser humano es ser libre. Y esta libertad incluye la libertad de decidir. Y tener libertad de poder decidir incluye poder decidir bajo qué circunstancias se quiere ser feliz.

Cada instante que una persona no es feliz es por decisión propia. Nunca es por las circunstancias que está viviendo. Es por qué ha agregado su toque personal a la realidad y este toque personal no encaja con la realidad.

Supongamos que el Real Madrid le gana un partido de Champions al Barcelona. Los aficionados del Madrid están felices con el mismísimo resultado por el cual los aficionados del Barcelona están tristes. Lo único que ha cambiado es la decisión que cada uno ha tomado sobre qué quiere que ocurra para ser feliz —en este caso, que gane su equipo.

No creo que haya programación alguna en el ADN humano que dicte que el equipo al que se le va debe ganar para que la persona pueda ser feliz. Me rehuso a creerlo. Mas creo que esto es un comportamiento aprendido. Y todo lo que se aprende se puede desaprender. La misma situación ocurre con todo lo demás que nos “previene” ser felices.

Otro ejemplo. Digamos ahora que tu pareja te deja. Ya no puedes ser feliz. ¡Jamás lo podrás volver a ser! ¿Pero qué ocurre con el paso del tiempo? El deseo por recuperar esa relación se desvanece y decides que ya no necesitas a esa persona para ser feliz. Dejas tu apego. La capacidad de poder ser feliz sin la relación regresa a tu ser. Incluso a lo mejor hasta encuentras otra pareja. Nunca necesitaste la relación para ser feliz. Tan sólo te convenciste que la necesitabas para ser feliz.

Así que ser feliz es una decisión. Es cuestión de decidir qué “necesitas” para ser feliz. Mientras más corta sea la lista de cosas que crees que debes tener para ser feliz, más probabilidades tendrás de tener una vida feliz. Es hora de empezar quitar ítems de tu lista.

El trabajo como expresión personal

En la sociedad moderna la mayoría de personas adultas pasan alrededor de un 70% a 75% de su tiempo trabajando. Sin duda alguna, el trabajo es en donde más tiempo estamos pasando.

Esta es una realidad del mundo moderno en que vivimos y no es malo. Solo es como estamos estructurados en la sociedad en que vivimos. El problema surge cuando esta gran cantidad de tiempo que se pasa trabajando no es un canal para la expresión personal.

Creo que una empresa puede ser un canal de expresión para cada uno de sus colaboradores. Ser este canal es la única manera en que cada una de las personas que trabajan en la empresa pueden dar su máximo aporte. También es la única manera en que la empresa puede esperar que sus colaboradores pasen un tiempo prolongado trabajando en ella.

Trabajar para una empresa es la manera dominante en que las personas sustentan sus vidas y en muchos casos, las de sus familias. Mi percepción es que acá es dónde casi todos dejan de exigirle a las empresas en donde trabajan. “Intercambio mi tiempo por dinero y así estoy bien”. Esta pareciera ser la postura general. Creo que no es suficiente.

El trabajo puede ser un vehículo maravilloso para usar el tiempo de una persona para construir algo que le es importante. La capacidad de poder colaborar con otras personas que están comprometidas con lograr los mismos objetivos que uno es el mejor camino para lograr grandes proyectos que son importantes para el individuo.

Cuando una persona puede dejar su huella en un proyecto que está alineado con su propósito, la recompensa que recibe va mucho mas allá de un salario devengado o utilidades recibidas. En este caso el trabajo no solo es un medio de sustento. Es un vehículo para la expresión personal.

El trabajo de cambiar

El trabajo de cambiar siempre es nuestro, no de los demás. Un día nos despertamos y nos damos cuenta que no soportamos a una persona con quien interactuamos todos los días. ¡Qué pena! Es en este momento cuando empieza la batalla campal de ver quién va a cambiar a quien.

Pero al igual que muchas otras, esta es una batalla sin sentido. Para empezar, es imposible que una persona logre cambiar a otra. ¡Qué fácil se nos olvida que los otros también tienen libre albedrío!

Un mejor camino es reconocer que el problema está en nosotros y no en la otra persona. ¿Acaso no es cierto que hay otros que interactúan con esta persona y no tienen el mismo problema que tenemos nosotros con ella? De hecho, hay personas a quienes les fascina compartir con las personas que nosotros aborrecemos. Algo anda mal.

Esto no es fácil de digerir. Es difícil reconocer que esas abominables reacciones que tenemos ante otras personas son responsabilidad nuestra, solo nuestra. No tienen nada que ver con la otra persona. Si la otra persona realmente fuera “defectuosa” de alguna manera todos reaccionarían igual que nosotros en su presencia. Esto simplemente no es así. Sí, somos nosotros.

Las reacciones que tenemos ante otras personas y todo lo que ocurre a nuestro alrededor son nuestras, solo nuestras. Es lo más sagrado y personal que tenemos. Es de acá de donde nace nuestra libertad. Con esta libertad también se origina una gran responsabilidad, la responsabilidad de decidir cómo queremos experimentar nuestras vidas pues nuestra experiencia de vida solo está determinada por cómo decidimos reaccionar ante las personas y eventos a nuestro alrededor.

Así que la invitación es la siguiente: deja de tratar de cambiar a las demás personas. Deja de tratar de cambiar todo lo que ocurre a tu alrededor. Eso es un proyecto imposible de lograr.

Empieza a ver hacia adentro y trata de entender. Trata de entender de dónde vienen tus reacciones y tus emociones. Aquí si hay tierra fértil pues son tus reacciones y emociones lo único que está bajo tu total control. Una vez que las logres entender muy pronto las podrás cambiar y con esto mágicamente habrás cambiado todo el mundo a tu alrededor.

Si quieres cambiar tu vida este año que está empezando, solo hay un camino. Hacer el trabajo de cambiar tú.

La chispa en los ojos

Hay ciertos momentos en la vida de cada persona cuando sus ojos brillan un poco más brillante de lo normal. Estos momentos son diferentes para cada quién y están vinculados a la pasión que se encuentra dentro de cada uno.

Hay algunas personas que dicen que es posible experimentar este tipo de conexión universal (esos momentos cuando los ojos brillan un poco más fuerte) en cualquier momento rutinario de la vida. No soy nadie para decir que eso no sea cierto pero sí sé que hay ciertas cosas que despiertan el corazón de cada quien en una manera muy especial.

Y es a hacer este tipo de cosas a lo que se debe dedicar la vida. Es ahí en donde se debe invertir el tiempo y la energía de una persona que quiere vivir apasionadamente su propósito de existir. Lo irónico de la situación es que aunque vivir así es tan especial es muy raro encontrar a una persona que encuentra y sigue su pasión.

Algunas personas nunca encuentran su pasión por seguir el camino de la comodidad y ni siquiera empezar a buscar. Otras, luego de encontrarla no la siguen por miedo a perder la vida que ya tenían antes de encontrar su verdadera pasión. Sea cual sea el caso, el resultado siempre es igual: una vida vacía que resulta difícil diferenciar de una vida que ya se extinguió.

No desperdicies la vida. Encuentra y atrapa la chispa en tus ojos. Deja que tus ojos brillen un poco más fuerte y que tu corazón palpite un poco más rápido. Tu alma te lo agradecerá.

Nuevos comienzos, 2021

En unas horas se estará terminando el 2020. Al detenerme y evaluar los últimos 365 días lo primero que me viene a la mente es agradecimiento. Creo importante empezar agradeciendo que sigo aquí para poder escribir este post y que en este momento estoy rodeado de toda mi familia. Nadie nos hace falta hoy.

Lo siguiente en lo que puedo pensar es en aprendizaje. Particularmente importante para mí fue aprender que puedo vivir con mucho menos de lo que creía necesario a principio de año. En las palabras de Siddhartha en la novela de Herman Hesse: “puedo pensar, puedo esperar y puedo ayunar”.

Pero suficiente acerca del 2020. Mañana empieza un nuevo año y debajo de su brazo vienen 365 nuevas oportunidades que aprovechar. ¿Exactamente cuales serán las oportunidades? Ni yo ni nadie lo puede saber. Lo que sí sé es que para yo aprovechar al máximo este año que está por comenzar requeriré hacer cambios profundos en mi manera de ser. Hay ideas y proyectos en mi mente que no me he atrevido a arrancar pero cuyo tiempo ha llegado. Ya no pueden esperar más.

Las dos grandes áreas en las que quiero trabajar son mi familia y mi crecimiento profesional. Estoy en una etapa en mi vida en la cual hay ciertas condiciones que puede ser que nunca más se vuelvan a repetir. Las quiero aprovechar. El 2021 será el año en donde potenciaré todo lo que sé que hay dentro de mí.

El reto en este nuevo comienzo, como todo gran reto que enfrentamos en nuestras vidas, es emocional. Cuando las habilidades se tienen, la falta de resultados tan solo se puede deber a limitantes emocionales. Pero en este caso sé que en mi interior que estoy preparado. Aunque sé que no será un año fácil (ni para mi ni para nadie más) sé que sin importar cuales sean las dificultades todo saldrá bien. El cambio siempre es para bien y no hay nuevo comienzo sin cambios que realizar.

Los vientos del cambio soplan a mi espalda y estoy por izar las velas. Un barco que tan solo prueba las mismas aguas traiciona su verdadera razón de ser. Los mejores tesoros se encuentran mar adentro en donde solo los más intrépidos marineros osan navegar. ¡Elevan anclas!