Soy el campeón del mundo…

… para ser como era ayer. Aunque no nos demos cuenta, aunque creamos lo contrario, somos los campeones del mundo en hoy ser iguales a como éramos ayer. ¿Por qué? Porque la gran mayoría del tiempo reaccionamos emocionalmente a los eventos que suceden en nuestras vidas sin siquiera saber qué es lo que está pasando.

Cada vez que experimentamos una emoción estamos reaccionando a algo que pasó “allá afuera”. Estas reacciones normalmente ocurren de una manera espontánea y totalmente automatizada. Se pinchó la llanta de mi carro, entonces me enojo. Me despidieron, entonces siento miedo. Me gritaron, entonces me siento indignado. Siempre que esto pasa, reaccionamos de la misma manera. Somos iguales que ayer.

Estas emociones no son más que respuestas predeterminadas construidas en base a una programación invisible. Cada uno de nosotros tiene su propia programación que es a su vez la que determina nuestras respuestas ante las situaciones que enfrentamos.

Estimulo, respuesta. Estimulo, respuesta. Soy el campeón del mundo para ser como era ayer. Estimulo respuesta. Hasta que no cambie la programación seguiré siendo el mismo que era ayer.

Ladrillos y catedrales

Cuenta una conocida historia de un rey que en un soleado y caluroso día decidió cruzar su reinado para dirigirse a lo que todos consideraban el proyecto más importante de todo el reinado, la majestuosa catedral que estaba en plena construcción.

Luego de una larga cabalgata y un par de horas de cortesías el rey finalmente pudo hacer lo que tanto deseaba, hablar con los hombres que con sus propias manos estaban edificando la gran catedral.

El rey se acercó al primer trabajador que vio y le pregunto, “y tú, ¿qué estás haciendo acá?” La respuesta llegó rápida y sin titubeo alguno, “estoy poniendo ladrillos señor.”

El rey siguió con su recorrido y volvió a hacer la misma pregunta al siguiente hombre que vio. De nuevo, una respuesta inmediata, “estoy poniendo ladrillos señor.”

Esto sucedió una y otra vez. Cada vez el resultado fue él mismo, nuestro rey solo encontraba trabajadores que ponían los ladrillos. Y así pasaron varias horas hasta que finalmente el rey identificó a un hombre que se miraba mucho más feliz que los demás. De hecho, este hombre no solo se miraba de mejor ánimo, también parecía estar poniendo los ladrillos diez veces más rápido que los demás y transmitía una energía completamente diferente.

Muy interesado por lo distinta que se miraba esta persona, el rey se acercó con infinita curiosidad y le preguntó, “y tú, ¿qué estás haciendo acá?” La respuesta una vez más llegó de inmediato pero esta vez la respuesta fue diferente y en ella se encontraba toda la felicidad que este hombre irradiaba: “¡Estoy construyendo nuestra catedral!”

La única pregunta que me queda por hacerte es, en cada uno de tus proyectos, ¿estás poniendo ladrillos o construyendo catedrales?

“Pricing”: La ciencia de los paquetes

Estamos tan acostumbrados a decidir entre este paquete y aquel que cómo consumidores ya ni nos damos cuenta cuando estamos eligiendo. El diseño de paquetes se ha convertido en una ciencia y parte fundamental del mercadeo. También, el arte de entender que lleva a alguien a escoger un paquete sobre otro es vital para el éxito de cualquier emprendimiento con un modelo de negocio moderno.

El libro “Monetizing Innovation” de Madhavan Ramanujam hace un excelente trabajo de detallar un marco de referencia muy práctico para la construcción de lo que pudieran ser los paquetes ideales de tu startup. Vale la pena resaltar que el libro no se limita a la construcción de paquetes, también cubre el resto de aspectos de la construcción de una estrategia de “pricing” exitosa. Su lectura es muy recomendada.

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La solución está frente a tus narices. La historia del cable de red

El problema de los problemas es que rara vez entendemos cuál es el verdadero problema. Hay algo que resolver y ahí vamos, cuales aves de presa tras la solución. No pensamos con claridad y lo único que importa es hacer algo, lo qué sea, para así poder sentir que estamos siendo productivos. Déjenme les cuento como esto me acaba de suceder.

Ayer el cable operador incrementó la velocidad de mi servicio de Internet a 150 MBPS. ¡Bien! En cuanto recibí la notificación lo primero que hice fue hacer las pruebas de velocidad respectivas. Resultado, 95 MBPS. Exactamente lo mismo que tenía antes de que se hiciera el supuesto incremento. Bueno, hay que hacer algo, ¿no?

Mi primer acción fue llamar al cable operador para confirmar que las configuraciones realmente estuvieran aplicadas. Después de muchas pruebas se comprobó que estaban correctamente aplicadas.

Al final de la larga llamada se concluyó que el Router del cable operador probablemente estaba mal y que un técnico tendría que venir en un par de días para revisarlo. Lo más seguro es que tendrían que cambiarlo para poder alcanzar la nueva velocidad.

Así que un poco desilusionado me fui a tratar de dormir. Ya un poco más tranquilo sin la “necesidad” de tener que hacer algo de inmediato seguí pensando en qué podría estar pasando.

Al cabo de unos minutos se me “prendió el foco”. Algo pasa con las redes al llegar a los 100 MBPS. Este es el tope de velocidad de muchos switches y cables. Rápidamente pensé en que mi router WiFi (Eero) soporta Gigabit Ethernet (hasta 1,000 MBPS). Eso está bien, ese no es el problema.

“Pero el Eero está conectado por cable al router del cable operador”, pensé inmediatamente después. Ajá! Ese cable ha de ser el problema, tan solo ha de soportar hasta 100 MBPS. Abrí una vez más la aplicación del Eero en donde rápidamente vi que la velocidad de conexión del cable era de 100 MBPS.

Me dirigí al closet en dónde están todas las cajas de la tecnología que está rondando por acá en la casa. Abrí la caja del Eero y confirmé mi sospecha de que ahí había un cable de red, probablemente uno que si soportará 1,000 MBPS.

Tomé el cable original que venía con el Eero y lo cambié por el que estaba puesto. Un vistazo más a la aplicación del Eero y la velocidad de conexión cableada: 1,000 MBPS. Otra prueba de velocidad, resultado: 162 MBPS.

¡Problema resuelto! Pronto llamé al cable operador a cancelar la visita del técnico. Ya no era necesaria, el router está bien. La solución estaba frente a mis narices. Tan solo tenía que cambiar un cable de red.

La grata sorpresa de probar algo nuevo

Este fin de semana probé hacer algo nuevo, algo que nunca antes había hecho. Ahora que llevo dos días haciéndolo me he llevado una grata sorpresa. Aunque nunca antes había considerado hacerlo, lo estoy disfrutando bastante.

El viernes por la mañana terminé de leer “Think Again” de Adam Grant, un fenomenal libro acerca de cómo podemos cambiar nuestra forma de pensar. Al día siguiente, temprano por la mañana, estaba sentado pensando en qué empezar a leer en ese momento. Posiblemente influenciado por Grant decidí leer un libro sobre un tema que nunca antes había leído. Algo que para ser honesto, creí que no me interesaba.

En ese momento decidí tomar el riesgo, leería un libro que alguien me había recomendado pero que para nada me había llamado la atención. Así fue como busqué el libro “The Wizard and the Prophet” de Charles C. Mann y con algo de incertidumbre presioné el botón “Buy Now”. Unos segundos después el libro estaba en mi Kindle, listo para ser leído. Aunque el precio a pagar por el posible error es relativamente bajo ($9.99) la ansiedad era muy grande.

Pero como suele suceder cuando se toman riesgos calculados, las cosas encuentran una manera de salir bien. Quince minutos después estaba cautivado por una novela muy bien escrita sobre el futuro de nuestra especie y la importancia de las decisiones que todo tenemos que tomar sobre cómo queremos que evolucione nuestro planeta.

El conflicto central del libro se da entre los “Wizards” quienes creen que la mejor manera de tener un mundo futuro sostenible es el avance tecnológico y los “Prophets” quienes creen que la única manera de movernos hacia adelante sin perecer es reducir la velocidad de nuestro crecimiento y consumo de recursos.

Aún es muy temprano para decir cómo va a terminar este experimento pero por el momento estoy gratamente sorprendido.

¿Tienes enfrente algo nuevo que quisieras probar? Puede ser que tengas una grata sorpresa esperándote más cerca de lo que crees.

¿De qué somos responsables y de qué no?

El concepto de responsabilidad es fascinante: es el factor determinante en la calidad de vida que una persona llevará. Todo lo demás cae en un distante y lejano segundo lugar. Aún así, la responsabilidad es un concepto que es constantemente malinterpretado. Veamos por qué.

La primer confusión que se da alrededor del concepto de responsabilidad es la creencia de que una persona puede ser responsable por la decisiones y acciones de alguien más. Por ejemplo, muchos padres de familia creen que las decisiones que ellos toman cuando crían a sus hijos determinan la calidad de vida de sus hijos. Aunque es imposible negar que lo que los padres de alguien hagan o no por él o ella influenciará su vida, nadie más que uno mismo puede determinar la dirección de su propia vida.

En otras palabras, la calidad de vida que cada uno de nosotros llegue a tener tan solo dependerá de lo que nosotros decidamos hacer, no de lo que nuestros padres decidieron hacer por nosotros. Es decir, ninguno de nosotros puede ser responsable por las acciones de alguien más.

Otra confusión común es la falsa creencia de que la responsabilidad está de alguna manera vinculada a las circunstancias. ¿A qué me refiero con esto? A que hay ciertas decisiones que no tomamos bajo un set de circunstancias, pero que sí tomamos bajo otras. Por ejemplo, me rehuso a mentir hasta que mi trabajo está en juego. Es casi como que si la responsabilidad de decir la verdad cambiara de alguna manera solo porque el precio de ser honesto ha cambiado; sin embargo, se mantiene intacta independientemente de las circunstancias.

Hay cientos de miles de páginas que se pueden escribir acerca de la responsabilidad. Hoy no hay tiempo para eso porque también quiero atender la responsabilidad de compartir con las personas que están por acá. Decido dejar eso para otro día.

Y tú, ¿de qué vas a responsabilizarte hoy?

Tips para CEOs: Estar en el camino correcto no es suficiente

¿Cuánto tiempo puede pasar hasta que se encuentre el camino correcto? Pueden ser años, sino es que décadas. Encontrar el camino correcto es lo primero, pero definitivamente no es lo único.

Incluso, aunque vayas por el camino correcto, la competencia siempre te puede destrozar si vas a un ritmo lento. El destino de tu empresa puede ser aún peor si lo único que estás haciendo es sentarte a contemplar lo maravilloso que es el camino que crees que solo tu has encontrado.

Estar en el camino correcto no es suficiente, también se necesita llevar un buen ritmo. Especialmente cuando se es líder y se está abriendo brecha en un nuevo mercado. La competencia siempre está atrás viendo lo que haces y cada paso qué das les trae más visibilidad de lo que estás haciendo. La única manera de escapar es ir más rápido que ellos.

Sí, encontrar el camino correcto es muy importante. Nadie quiere caminar para donde no es. Esto es a lo que muchos le llaman estrategia. Es necesario tener una buena estrategia pero debo recalcar una vez más, una buena estrategia no es suficiente. También se debe recorrer el camino correcto a un ritmo mas acelerado que el de la competencia. Esto es a lo que mucho le llaman capacidad de ejecución.

Como CEO es muy importante que tengas un ojo puesto en que la empresa vaya por el camino correcto (estrategia) y el otro en que la empresa vaya más rápido que la competencia (capacidad de ejecución). Solo así podrás estar seguro que llegarás de primero a donde quieres llegar.

Las expectativas pasan de moda

Cada generación crece con la tecnología y expectativas que se respiran a su alrededor. El mundo evoluciona y rápidamente deja atrás generación tras generación. El paso de la tecnología marcha hacia adelante y al cabo de unos años una generación ya no entiende a las que vienen atrás.

La tecnología que tenemos disponible a nuestro alrededor determina en gran parte las expectativas que tenemos de cómo “debieran” ser las cosas a nuestro alrededor. Por ejemplo, para mi es obvio que yo debiera poder ir al otro lado de mi país en mi propio carro en cuestión de unas cuantas horas. Esta es una expectativa que ni siquiera se le hubiera ocurrido a una persona de hace unas cuantas generaciones.

Lo mismo ocurre con las nuevas generaciones. Hay veces que simplemente no entendemos sus expectativas. El hecho de que ellos hayan crecido con otras tecnologías y por ende, otras expectativas, a veces los hace parecer Aliens de otro planeta. Simplemente no los podemos entender.

Para la nueva generación el e-mail es demasiado lento y ya no lo usan. Un párrafo es demasiado texto y 5 minutos es demasiado tiempo para un video. Estas son las expectativas de la nueva generación y si no las entendemos nunca nos podremos comunicar con ellos.

Las brechas entre generaciones existen por la diferencia en expectativas que hay entre una generación y la otra. Para poder trabajar juntos de mejor manera es importante sentarnos a evaluar dónde nuestras propias expectativas pudieran estar “fuera de moda”.

Confianza a distancia: Por qué vender por chats es un poco más fácil

Las transacciones entre una persona y otra se han dado en persona por millones de años. Desde tiempos inmemoriales el intercambio de bienes o servicios (comercio) se ha realizado de manera fisicamente presencial. Esta milenaria tradición empezó a cambiar hace un poco más de 20 años y el cambio se aceleró exponencialmente desde marzo del 2020, mes en que la pandemia del COVID empezó a cerrar negocios. Ya no hay vuelta atrás.

Los seres humanos estamos programados para confiar en personas que conocemos. El comercio se basa en confianza y el comercio electrónico se basa en confianza a distancia. Esta es la barrera más grande que una empresa debe superar para lograr tener éxito en el mundo del e-Commerce: generar confianza a distancia.

Adicional a la confianza que una marca debe generar para que los clientes le compren en sus tiendas físicas, una empresa debe ganar confianza adicional para lograr vender en línea. Los consumidores modernos, aunque cada día que pasa están más acostumbrados a comprar en línea, aún tienen muchas dudas y temores que deben ser manejados antes de que decidan “cerrar el negocio” en línea.

Las principales preocupaciones que tiene el consumidor promedio en nuestro mercado son:

  • ¿Está segura mi tarjeta de crédito con esta empresa y sus sistemas?
  • ¿Habrá alguien de parte de la empresa que me pueda apoyar si tengo algún problema durante este proceso que es nuevo para mí?
  • ¿Realmente me van a cobrar lo qué es?
  • Si cometo un error en la compra, ¿Podré recuperar mi dinero?
  • ¿Será que voy a recibir exactamente el producto que estoy pidiendo?
  • ¿Me cubrirá la garantía aunque estoy comprando en línea?
  • ¿Iré a recibir el producto en el tiempo que me están ofreciendo?
  • ¿Qué pasa si hay un error y no se si me cobraron o no?
  • ¿Tendrán lo que quiero en existencia?
  • etc.

Cómo podemos ver estas no son preocupaciones menores para un consumidor. Es extremadamente importante que como empresa que está empezando en el mundo del e-Commerce atendamos estas preocupaciones que nuestros clientes seguramente tienen. Ofrecer la opción de que los clientes compren mientras chatean con alguien alivia la mayoría de preocupaciones.

Es muy interesante ver el auge que hay en ventas realizadas por Facebook Messenger, Instagram y Whatsapp. Estoy seguro que la cantidad de ventas realizadas en esos canales de chat superan lo que se está vendiendo en páginas de comercio electrónico tradicionales. ¿Cómo lo sé? Porque estar chateando con alguien genera mucho mas confianza que simplemente meter la tarjeta de crédito en una página en donde no sé sabe si alguien podrá apoyar si se tiene algún problema.

Comprar por chat genera más confianza y se parece más al proceso de compra tradicional al que el mercado está acostumbrado. Es por esto que empezar a vender por chat es un paso fundamental para todas aquellas empresas que no se quieren quedar atrás durante esta acelerada migración hacia el e-Commerce.

Todos tenemos capacidad para más

“Muy pocas personas corren lo suficientemente lejos con su primer aire como para descubrir que tienen un segundo.”

William James.

Esta cita del gran psicólogo y filosofo estadounidense da mucho en qué pensar. Dependiendo de la situación actual y manera de pensar de cada uno, la cita tendrá un significado distinto. Vale la pena explorar lo que James probablemente quiso decir al escribirla hace ya más de 100 años.

¿Han sentido esa sensación de ya no querer nada más? ¿Han pasado por esos momentos dónde quieren dejar todo y ya no les importa nada? Es precisamente a esas situaciones a las que James se refiere cuando dice “… no corren lo suficientemente lejos”.

“Correr lo suficientemente lejos” significa empujar en los momentos difíciles sin dejar que esos momentos nos derriben. Es seguir adelante cuando el cuerpo cree que ya no puede dar un paso más. Es tomar un momento para calmarnos cuando creemos que ya perdimos la cabeza. Es no dejar que ese proyecto que ya está dando su último suspiro termine de morir. Es no rendirnos para inmediatamente después darnos cuenta que aún teníamos más por dar.

“Segundo aire” en este caso se refiere a esa fuerza interior que no sabemos que tenemos adentro. Es esa adrenalina que invade nuestro cuerpo cuando creemos que estamos acabados y nos permite llegar a la meta. Es esa onza extra de paciencia que nos permite guardar ese grito que tanto daño podría hacer si llegara a escapar. Es esa capacidad sobrehumana de los seres humano de dar un poco más de lo que creen que es posible.

Es imposible para mi entrar en la cabeza de James y saber con exactitud que quiso decir. Esta interpretación me hace sentido. Al fin y al cabo es mi propia es mi propia interpretación. Me tiene que hacer sentido.

En fin, esta es una poderosa cita que nos puede servir de motivación en aquellos momentos cuando creemos que el fin está por llegar.