Nos han enseñado que ganar se debe sentir mejor que perder. Y cuando perdemos nos dicen que debemos aprender a ser buenos perdedores. Realmente pareciera ser que perder es algo que nos debiera doler.
Pero perder en sí no es algo que nos debiera hacer sentir mal. Simplemente es un resultado distinto al que esperábamos, una oportunidad de hacerlo mejor la próxima vez. Es no lograr nuestro objetivo, no cumplir con la expectativa que teníamos.
No siempre se gana. Mejor bien dicho, la mayoría de veces se pierde. Así es este mundo en el que vivimos. Y eso está bien porque en el 100% de las veces que se pierde más de algo se puede aprender.