Solo nosotros sabemos lo que realmente ocurre tras vestidores —que es lo que estamos haciendo en realidad. Esto nos da una gran herramienta que podemos utilizar a nuestro favor. Nos permite comparar todo lo que decimos que hemos hecho y lo que prometemos que vamos a hacer versus lo que en efecto hacemos. Nuestro porcentaje de efectividad.
Imaginemos, solo por unos momentos, la vida que tendríamos si tan solo cumpliéramos con el 50% de lo que decimos que vamos hacer. ¿Y con el 30% de lo que le decimos a los demás que ya hemos logrado hacer?
El secreto para tener una vida mejor no está en hablar más o hacer más promesas que el viento se llevará. El secreto está en cumplir con un porcentaje más alto de lo que ofrecemos hacer y reducir la brecha entre lo que decimos que hemos hecho y lo que realmente estamos pudiendo hacer.
Hablemos ⬇️ y hagamos ⬆️.