No es una mala posición en la cual estar. Si alguien está herido pero no de muerte, seguro hay algo que puede aprender porque está herido y también tiene oportunidad de volverlo a intentar porque no ha muerto. ¡Lo mejor de ambos mundos!
Estar herido, implica que algo no salió bien. Algo sucedió que no se esperaba y de cierta manera hizo algún tipo de daño. Estar herido no se siente bien y muchas veces trae consigo dolor (físico o emocional). Sea como sea, estar herido siempre es una oportunidad para aprender y no volver a llegar a la misma situación y experimentar el mismo dolor. Es una puerta al cambio positivo.
A veces la herida es tan grande que puede causar la muerte. Una vez más, como en el caso del dolor, la muerte puede ser física o emocional. En cualquier de los dos casos, la oportunidad de intentarlo una vez más deja de existir. El aprendizaje estuvo ahí pero ya no hay nada que se pueda hacer para corregir rumbo.
Otras veces la herida es fuerte pero no es de muerte. El aprendizaje es grande y las lecciones que llegan pueden cambiar una vida para siempre. Es este punto medio en donde, si se va a experimentar una herida, se quiere estar porque al seguir viviendo la persona puede aplicar el aprendizaje y salir aún más fuerte del otro lado de su lesión.