“Todo lo que es rico hace mal” dice la gente por ahí. La verdad es que usualmente lo placentero y lo fácil en el momento resulta, de alguna manera u otra, dañino en el mediano y largo plazo.
Lo contrario también es cierto. Lo que en el momento es incómodo, requiere de esfuerzo y es difícil de hacer pagará dividendos en el futuro.
Esta realidad nos pone en un predicamento muy complicado. Lo único que podemos experimentar en nuestros cuerpos es lo que está ocurriendo ahora (ya sea algo placentero o algo incómodo). Por el otro lado, el efecto futuro de lo que estamos experimentando ahora tan solo los podemos imaginar. No es tan real y no lo podemos “sentir”.
Por ejemplo, quiero mejorar mi salud y decido ponerme a dieta. Pero ahora estoy en una fiesta de cumpleaños y tengo un delicioso pedazo de pastel de chocolate enfrente. El olor del pastel y la reacción de todos mis sentidos entran en competencia con el ideal intangible de querer estar saludable. Usualmente ganan los impulsos físicos del momento —la comodidad y el placer. Me como el pedazo de pastel.
Es por esto que es extremadamente importante que logremos construir un compromiso muy fuerte con los ideales que queremos sostener en nuestras vidas. Es vital poder cristalizar esa visión de el tipo de personas que queremos de ser. En el momento que el compromiso con esos ideales pesa más que los impulsos físicos del momento, hemos ganado. Entonces, y solo entonces, lo correcto se volverá lo fácil de hacer.