El líder del equipo se sienta de nuevo en en su escritorio a pensar. “Quiero que algunos miembros de mi equipo empiecen a trabajar de manera remota”, se vuelve a decir ansiosamente, “pero no sé que hacer con las personas que no van a poder hacerlo. Seguramente esto va a ser un problema…”
Esta es un pensamiento común que no solo ocurre cuando se está evaluando trabajar de manera remota. Hay algo innato que lleva al ser humano a querer dar el mismo trato a todas las personas.
“El trabajo remoto no viene sin sus complicaciones ni sin sus intercambios”, nos dice Jason Fried en su libro Remote: Office not required. “El trabajo remoto tiene como objetivo mejorar la cosas para más personas la mayor cantidad del tiempo.”
La gran mayoría entiende que los requerimientos que existen para cada trabajo son diferentes de acuerdo a su naturaleza. Los requerimientos del guardia de seguridad de un Data Center son diferentes a los requerimientos del ingeniero de software que mantiene los servidores. El ingeniero puede trabajar remotamente. El guardia no. El equipo lo entenderá.
El miedo a la reacción de un equipo de trabajo muchas veces no está fundamentado. Las personas racionales —esperemos que tu proceso de selección haya sido bueno— entenderán por qué las políticas de trabajo remoto no son las mismas para todos.
Ahora, respecto al tema de los horarios. El trabajo remoto, al permitir colaboración asíncrona, fomenta que cada persona en la empresa encuentre el horario que más le convenga. Pero esto no puede aplicar para todos los puestos de trabajo. Hay funciones en la empresa que requieren que ciertas funciones se hagan en horarios predefinidos.
Esto tampoco debe causar preocupación. Es muy difícil que alguien no acepte un argumento como “Nuestros clientes necesitan soporte desde las 9:00am hasta las 5:00pm. A ellos no les importa a que hora trabajó el desarrollador en la nueva funcionalidad que tanto le está facilitando la vida.”
Recuerda, diferentes trabajos, diferentes requerimientos. Tu equipo lo entenderá.