Hace dos semanas que se pidió que se use mascarilla para salir decidí -sin nunca haber corrido con mascarilla- que NO iba a correr hasta que esto cambiara por qué “es imposible correr con mascarilla”. Entré en un estado de negación tremendo, un tipo de berrinche que ni siquiera me di cuenta que estaba haciendo hasta hoy.
Hoy por la mañana, por pura desesperación, salí a correr. “Esto no está tan mal”, me escuché decir, “que bien que salí hoy”. Y fue en ese momento durante el tercer kilómetro de mi ruta que me di cuenta que tengo un muy mal hábito que debo romper. No podía entender cómo era posible que estaba disfrutando correr con mascarilla.
Ahora les cuento otra historia muy parecida para terminar de ilustrar el punto. Hace 3 semanas se acabaron los suplementos que toma mi hijo. Los compro normalmente en Amazon. “Bueno, el courier no está funcionando, voy a ver si los consigo acá en Guatemala”, me dije, “y si no los pido cuando termine la cuarentena”. Otro estado de negación, otro berrinche.
Hace una semana, por alguna razón que no puedo identificar, llamé al courier para preguntar si estaban trabajando. “Por supuesto que si señor”, escuché del otro lado de la línea, “tenemos uno o dos días de retraso pero si estamos operando”. Vaya sorpresa la que me llevé! Los suplementos vinieron ayer.
Y así he estado identificando muchas otras situaciones en donde reacciono de la misma manera: asumo que algo es de cierta manera que no me va a permitir lograr lo que quiero sin ni siquiera tomarme la molestia de validar si es cierto o no.
¿Cual es el mal hábito que tengo que debo romper? A veces darme por vencido antes de tiempo sin por lo menos evaluar si la batalla se puede ganar.
Moraleja de la historia, no te des por vencido antes de tiempo. Primero entiende ante que estás luchando y nunca asumas que algo no se puede hacer, especialmente cuando ya has logrado tantas cosas imposibles en tu vida.