Todo vivimos dos vidas

La idea de llevar dos vidas al mismo tiempo usualmente tiene una connotación negativa. Muchas veces, cuando se habla de una persona que tiene dos vidas, se hace referencia a alguien que está escondiendo algo en su segunda vida que no quiere que sea conocido. Puede ser una infidelidad, un negocio ilegal o incluso algún tipo de actividad criminal aún más seria. Pero, ¿Y qué pasa si todos llevamos dos vidas y saberlo manejar es algo bueno?

En realidad, todos llevamos dos vidas. Una no tiene nada que ver con la otra aunque es la misma persona la que las está viviendo. Todos llevamos una vida externa y una vida interna. La vida externa se define por nuestras interacciones con el mundo externo. Esta vida esta compuesta por nuestras relaciones con otras personas, nuestros éxitos y fracasos, las cosas que nos suceden, nuestras posesiones materiales, etc. Realmente tenemos muy poco control sobre lo que ocurre en nuestra vida externa.

Por el otro lado, y aún más importante, está nuestra vida interna. Esta vida está definida por la experiencia interna que generamos respecto todo lo que está pasando “allá afuera”. Está vida está definida por el significado que le decidimos dar a todo lo que pasa en nuestra vida externa. Es como que sí nuestra vida interna es la vida de alguien más que está viviendo todo lo que ocurre en nuestra vida externa. Este “observador” puede realmente, si se desidentifica de la vida externa, tener una experiencia de vida interna magnifica todo el tiempo, independientemente de que esté ocurriendo “allá afuera”. Es esta vida interna la que está totalmente bajo nuestro control y al final del día la que determina el tipo de experiencia que tenemos en este planeta.

Con cada experiencia

Lo que hoy somos, en gran parte, es producto de las experiencias que hemos vivido en tiempos anteriores. Son estas experiencias que vivimos, fusionadas con las reacciones e interpretaciones que les vamos dando lo que poco a poco nos moldea en las personas que somos.

Cada experiencia que tenemos nos enseña algo —si así lo deseamos. Con el tiempo y las vivencias vamos haciendo nuevas conjeturas y nuestra comprensión de cómo funciona el mundo a nuestro alrededor crece. A veces los aprendizajes son certeros y otras veces las conclusiones a las que llegamos son falsas. Sin embargo, en ambos casos lo que vivimos se va volviendo parte de quienes somos.

Es por esto que creo que es tan importante poder vivir la mayor cantidad de experiencias posible. Al final del día no importa tanto si una experiencia en particular salió a nuestro favor o no. Lo que realmente importa es poder vivir y aprender, descubrir realmente quienes somos. Todas las experiencias que vivimos nos ayudan en este proceso de descubrimiento.

Muchas veces sentimos un fuerte empuje a sentirnos cómodos y seguir haciendo lo mismo. Aunque esto se siente bien limita nuestro crecimiento porque una misma experiencia vivida 100 veces nos da un solo aprendizaje. En cambio, 100 distintas nuevas experiencias nos dan 100 nuevos descubrimientos o aprendizajes. Las personas que más crecen son aquellas personas que a más experiencias desconocidas se exponen.

Para poder experimentar todo lo que la vida tiene por ofrecer tenemos que estar abiertos a vivir nuevas experiencias todos los días de nuestras vidas.

El maestro que no falla

No hay mejor maestro que la cruda realidad. Sin importar cómo se le quiera llamar, consecuencias o experiencia, afrontar los efectos directos de nuestras acciones es lo único que nos cambia de verdad. Comprender claramente cómo, lo que hicimos llevó la situación a donde ahora está, es la única manera de realmente aprender.

Nos es lo mismo que le diga yo a un niño “si comes muchos dulces te vas a enfermar” que dejarle comer hasta que se sienta mal. El malestar y la identificación de la causa / efecto de lo que hizo con como se está sintiendo será una mucho mejor lección que cualquier advertencia que se le pueda dar.

Sí, aprender a veces duele y muchas veces quisiéramos evitarle el dolor a los demás. ¿Pero qué pasa si por evitarle el dolor de fallar a alguien lo que estamos haciendo realmente es quitarle la oportunidad de aprender? ¿Será posible que lo único que estamos haciendo al protegerle es privarle de crecer?

La realidad es el maestro que no falla. Si me quemo con la hornilla caliente una vez, difícilmente la volveré a tocar después. A veces nos tenemos que quemar un dedo para después no morir en una llamarada que nosotros mismos decidimos prender.

La realidad a veces duele pero siempre enseña. Evitarle el dolor del contacto con la realidad a alguien es lo mismo que quitarle la oportunidad de aprender, incluso cuando se trata de nosotros mismos.

Prisión

Prisión no es un lugar al que alguien más te puede llevar para privarte de tu “libertad”. Prisión no es un lugar físico del que tu cuerpo no puede salir. Prisión no es a donde los “culpables” van a pagar por sus infracciones. No, nada de esto es una prisión.

Prisión es no poder escapar de los impulsos de tu cuerpo. Prisión es ser esclavo de una adicción. Prisión es la incapacidad de poder cambiar tu manera de pensar. Prisión es creer que tu manera de ver el mundo es lo mismo que la realidad. Prisión es sacrificar lo más sagrado una y otra vez por no poder vencer ese miedo que no te deja vivir.

La prisión nunca es algo que está allá afuera. La verdadera prisión siempre está dentro de ti.

La aceleración del tiempo

Tengo 44 años. Parece ser que con cada minuto que pasa el tiempo se escapa de mis manos con mayor velocidad. Aún puedo recordar las vacaciones del colegio cuando era un pequeño niño haciendo travesuras en la casa de mis papás. Eran eternas.

Al recordar otras etapas de mi vida como la adolescencia, mis 20s y mis 30s no me queda duda alguna de que cada una parece haber pasado más rápido que la anterior. La universidad pasó más rápido que secundaria que a su vez se fue más rápido que la primaria. Parece haber un patrón. Mientras la vida inevitablemente avanza, más rápido experimentamos el paso del tiempo.

Después de un poco de investigación no solo descubrí que mi percepción es correcta, también aprendí que este fenómeno no se detendrá y que cada minuto que pase, más rápido se irá. Como muchas otras cosas en la naturaleza, el fenómeno se puede explicar con un poco de matemática muy básica.

Conforme la vida de una persona avanza, las experiencias vividas se van acumulando como memorias y recuerdos en el cerebro. Mientras más tiempo está viva la persona, mayor es el contenido acumulado de recuerdos que tiene almacenados.

Imaginemos a un niño de 10 años de edad que experimenta 1 año de colegio (los 365 días completos). En ese momento, ese año representa un 10% ((1/10)100) de todo el tiempo que ha vivido. Ese año se experimenta como un tiempo muy largo. Es un 10% de la vida del niño.100) de mi vida. Con razón lo sentí tan rápido. Cuando cumpla 50 años, si sigo con vida, ese año representará solo 2% ((1/50)*100) del tiempo que llevaré vivo. Lo experimentaré aún más rápido que la experiencia que tuve hoy y que me invitó a escribir este post.

El tiempo no se detendrá y cada vez lo experimentaremos como más corto. Esto no quiere decidir que no nos podamos detener a estar más presentes con todo lo que pasa a nuestro alrededor. Esto no quiere decir que no podamos apreciar con toda la intensidad de nuestro ser cada segundo que nos queda por vivir.