El arte de debatir

Me parece increíble lo rápido que muchas conversaciones se convierten en competencias para ver quién puede gritar más recio y perder el control más rápido. Cuando dos personas tienen puntos de vista diferentes, especialmente alrededor de temas que les son importantes, la apertura a la postura de la otra persona es prácticamente nula.

Escuchar, debatir educadamente y tratar de buscar una postura más sensata a la que ya se tiene. Ese es el objetivo al que se aspira al momento de tener un debate con otra persona. Nunca se debe perseguir tener la razón o buscar validar lo que ya se asume que es cierto. Nada de esto. La meta siempre es buscar aprender uno del otro. Descubrir algo nuevo. Cambiar la manera en que se piensa.

Debatir es un arte —y requiere de mucha práctica. También necesita de mucha humildad. Las personas arrogantes, inseguras y llenas de ego no pueden debatir. Su inclinación es pelear. No tienen otra opción. Siempre se están tratando de defender.

El arte de debatir:

  • Aprender es más importante que tener la razón
  • Reconocer que todos saben algo que nosotros no es seña de fortaleza
  • Sentirse herido cuando se descubre que algo que se creía cierto es, en realidad falso, solo es querer seguir viviendo engañado
  • No importa cuan recio se grite, la realidad sigue siendo la realidad
  • Escapar de un debate sobre algo importante solo es restarle importancia. Es decir, “mi comodidad emocional es más importante que lo que se está debatiendo”.

Nada saldrá como lo esperas (3 consejos para estar preparado)

Un emprendedor solo puede contar con una cosa: Que nada saldrá como lo espera. Todo lo demás es un juego de ruleta en donde cualquier cosa puede pasar. Hay que estar preparados.

Acá tres consejos que aunque suenan simples, llevan el proceso de emprender al siguiente nivel.

  1. Identificar tendencias: Lo primero que hay que hacer es hablar con clientes potenciales y actuales para poder ver patrones escondidos. Estos patrones son los cimientos que sostienen las tendencias futuras que generarán los cambios en tu industria.
  2. Tomar en cuenta márgenes de error generosos para todos los proyectos: Ya sea cuanto dinero levantar, el tiempo para salir al mercado, la taza de respuesta de los clientes o cualquier otra cosa, hay que asumir un margen de error de hasta 3 veces el estimado inicial. Es la única manera de tener suficiente holgura para poder responder a los imprevistos que inevitablemente saldrán.
  3. Alinear expectativas: Si uno entra a este proceso esperando una camino recto hacia el éxito, está perdido. Se deben esperar cientos de iteraciones antes de poder llegar al éxito. El fracaso será parte del camino. Habrá que cambiar procesos, personal e incluso propuestas de valor. Tener esto claro desde el principio es vital. Permite manejar la montaña rusa que es emprender.

Empezar un emprendimiento es algo maravilloso. También es algo incierto y emocionalmente desgastante. Tener muy claro cómo es la naturaleza del proceso desde el principio ayuda, y ayuda mucho.

Con tan solo tener en cuenta estas tres acciones que son vitales para lidiar con lo que estás por enfrentar te ayudará a estar preparado para cuando nada salga como lo esperas.

¡Suerte!

Nadie se quiere perder una muy buena ensalada de pollo (el secreto para empezar a recibir más)

La habilidad de pedirle a los demás lo que queremos es un tipo de músculo. Mientras más lo utilizamos, más fuerte se pone. Las cosas que podemos o no obtener están muy correlacionadas con nuestra capacidad de pedir.

Por alguna extraña razón muchas personas crecen con una connotación negativa alrededor del verbo “pedir”. Dependiendo de la situación en que se encuentren, las sensaciones que experimentan al momento de pedir algo pueden ir desde no existentes hasta llegar a una fuerte ansiedad.

Experimentar emociones negativas al momento de querer pedir algo puede limitar severamente nuestra experiencia de vida. Aún así, asumimos que estas emociones están justificadas y llegamos a la conclusión de que es mejor quedarnos callados y ni siquiera preguntamos si lo que queremos pudiera ser posible. Perdemos sin siquiera haber jugado.

Por ejemplo, hace unos días estaba compartiendo con el equipo de Ubiquo y llegó la hora de almuerzo. Todos nos pusimos de acuerdo en a donde ir a comer. Yo lo único que quería era ir a un lugareño donde hubieran ensaladas. Pues resulta ser que en donde paramos NO habían ensaladas en el menú 😠.

Bueno, pues después de revisar el menú varias veces me convencí, “acá no hay ensaladas”. Mientras tanto, el mesero diligentemente iba tomando las ordenes de todos y rápidamente se acercaba a mí. Y yo, sin saber qué jodidos pedir.

Bueno, finalmente llegó mi turno. Todavía no sé porque las siguientes palabras salieron de mi boca pero eso es lo que salió. “Disculpe, ¿Sé que en el menú no hay pero quisiera saber si tendrán algún tipo de ensalada?”

“Sí tenemos, el chef prepara una muy buena ensalada de pollo.”, llegó la inesperada respuesta. —“¿Quisiera ordenar una?”. ¿Que si quería ordenar una? ¡Por supuesto que sí!

En fin, la ensalada que llegó estuvo muy, muy buena. De hecho, he regresado 3 veces a ese restaurante a pedir una ensalada que ni siquiera está en el menú. ¿Quién lo diría?

La moraleja es que si los demás no saben qué es lo que realmente queremos, no nos lo pueden dar. Muchas veces decidimos callar y conformarnos con cosas que no queremos o nos acomodamos con algo que no es lo que consideramos ideal.

Esto nos sucede en el trabajo, en la casa y con nuestras familias y amigos. Al final del día estamos limitando nuestra experiencia de vida por permanecer callados. Creo que esto es vendernos barato.

Los invito a hacer un inventario de todo lo que han dejado de recibir por simplemente no pedirlo. Es cierto, no todo lo que se pide se obtiene pero también es cierto que nada de lo que se deja de pedir se recibe.

¿Se animan a hacer un listado de todo lo que se han perdido por no pedir? Seguro que tan solo leer este listado les fortalecerá el músculo de “pedir”.

Al fin, a nadie le gusta perderse las mejoras cosas en la vida, como las muy buenas ensaladas de pollo que no están en el menú.

Cómo manejar los cambios de ritmo que viven los CEOs

Los cambios de ritmo son necesarios. Nadie puede aguantar un sprint que dure toda una maratón. La capacidad de adecuar el ritmo a las circunstancias es una habilidad importante de aprender.

Hay momentos que requieren de mucha intensidad. Mientras duren hay que entregarlo todo, hay que dar el 110%. Y también hay que estar preparados para quitar el pie del acelerador en el instante que se puede iniciar la recuperación.

Es esta capacidad de poder accesar bajo demanda al estado anímico necesario a lo que me refiero. No es fácil poder ir de 0 a 100 en 6 segundos. Tampoco es fácil frenar de 100 a 0 en tan solo 5 metros. Pero esto es lo que se necesita del CEO que lidera una empresa de alto rendimiento.

Todo empieza con poder identificar qué estado requiere la actual situación que se está presentando. ¿Requiere de intensidad o de calma? ¿Cuánto tiempo durará esta situación que se está evaluando? ¿Cómo se sabrá que la situación ha llegado a su fin a y así poder accesar un nuevo cambio de estado?

Luego, una vez que se identifica y accesa el estado necesario, se debe hacer un compromiso de sostenerlo hasta que la situación termine. Ya se sabe qué es lo que debe ocurrir para que termine. Hasta que eso no suceda, se debe mantener el estado deseado.

Hay un asterisco a esta última recomendación. Supongamos que el estado que se necesita mantener es de pura intensidad y que sabemos que la situación durará varias semanas. Es imposible sostener este estado 24/7 durante varias semanas. Es importante poder apagar dicho estado al final de cada día para poderse recuperar y seguir al día siguiente. Esta es otra habilidad que hay que poder desarrollar —la desconexión.

Finalmente se debe poder reconocer, inmediatamente, el instante en que se requiere un nuevo cambio de estado y tener la presencia suficiente para poder realizar el cambio.

Manejar los cambios de ritmo es tan importante como poderse comportar de acuerdo a lo que cada situación necesita. No es suficiente poder mantener la calma o accesar un estado de intensidad. También se necesita poder accesar estos estados en los momentos precisos.

Un poco de luz en medio del bosque (la historia del emprendedor perdido)

Definitivamente que emprender a veces se siente como estar perdido en medio de un bosque. Todos los posibles caminos parecen ser iguales. No hay una ruta clara que lleve hacia la salida. La luz es escasa y no se puede ver nada más allá de lo que se encuentra unos cuantos metros enfrente. Hay días en que simplemente no se sabe qué hacer.

Esta situación puede fácilmente generar ansiedad e incertidumbre en cualquiera. Es muy fácil entrar en un circulo vicioso de reacciones emocionales que nublan el pensamiento. Una cabeza nublada por la neblina de la ansiedad no puede tener claridad de pensamiento. La ausencia de claridad de pensamiento a su vez genera más ansiedad. Es la de nunca terminar.

Pero este ciclo, al igual que todos los demás ciclos de la mente humana, se puede detener. Tan solo hace falta interrumpir el patrón que se está corriendo. Muchas veces una simple pausa de unos cuantos minutos hace el truco. Otras veces se requiere de un poco más de tiempo y distancia para sacar la cabeza del agua. No importa qué sea, lo importante es romper el patrón que se está corriendo. Solo hay que dar ese primer paso.

Ahora, volviendo de regreso al bosque en el que a veces nos perdemos los emprendedores. Todo lo que hace falta para encontrar la salida es ver ese primer rayo de luz. Es todo lo que se necesita. No es necesario construir una autopista de 5 carriles que vaya directo hacia la salida.

Con poder ver un poco de luz en medio del bosque se puede empezar a construir, poco a poco, la vereda que un paso a la vez llegará hasta la salida. Eso es lo que hacen los buenos emprendedores. Toman un poco de luz y de alguna manera la transforman en un mundo mucho mejor para todos los demás.

Emprender quiere huevos, y romperlos también

Es imposible siquiera tratar de estimar la cantidad de libros de emprendimiento que hay en circulación. ¿Cientos de miles? ¿Millones? No sé. Lo que sí sé es que han de haber por lo menos 5 libros publicados por cada habilidad técnica que un emprendedor debe llegar a desarrollar.

Pues bien, hoy acá sentado en la “silla de los acusados” les puedo decir que todos estos libros juntos no pueden empezar a preparar a un emprendedor para la destreza más compleja que debe desarrollar: el manejo emocional. Esa es la habilidad que forja el acero que sostiene a los emprendedores de verdad.

Muchas veces aprender qué hay que hacer es más fácil que tener la fortaleza emocional para hacerlo. Muchas de las decisiones que definen el futuro de una empresa no son fáciles de tomar. Requieren de agallas. Hacer lo correcto no siempre es lo más popular. Para seguir en este camino hay que aprender a vivir con eso.

Emprender es emocionalmente difícil. Un buen emprendedor no solo debe ser inteligente, debe poder manejar sus emociones. Debe saber seguir sus instintos y superar sus miedos. Debe poder hacer lo que se requiere, incluso cuando hacerlo no se siente bien. Saber qué hay que hacer para luego no hacerlo no le ayuda a nadie.

Ser emprendedor es una de las vocaciones más nobles que hay. Millones de empleos son creados gracias al esfuerzo y a los riesgos que toman miles de emprendedores alrededor del mundo. Al mismo tiempo, los efectos que tienen las decisiones que estos mismos emprendedores toman son grandes. Muchas vidas se ven impactadas.

¿Por qué emprender es emocionalmente difícil? Bueno, para empezar, porque para hacer un omelette, antes hay que romper algunos huevos.

Soy el campeón del mundo…

… para ser como era ayer. Aunque no nos demos cuenta, aunque creamos lo contrario, somos los campeones del mundo en hoy ser iguales a como éramos ayer. ¿Por qué? Porque la gran mayoría del tiempo reaccionamos emocionalmente a los eventos que suceden en nuestras vidas sin siquiera saber qué es lo que está pasando.

Cada vez que experimentamos una emoción estamos reaccionando a algo que pasó “allá afuera”. Estas reacciones normalmente ocurren de una manera espontánea y totalmente automatizada. Se pinchó la llanta de mi carro, entonces me enojo. Me despidieron, entonces siento miedo. Me gritaron, entonces me siento indignado. Siempre que esto pasa, reaccionamos de la misma manera. Somos iguales que ayer.

Estas emociones no son más que respuestas predeterminadas construidas en base a una programación invisible. Cada uno de nosotros tiene su propia programación que es a su vez la que determina nuestras respuestas ante las situaciones que enfrentamos.

Estimulo, respuesta. Estimulo, respuesta. Soy el campeón del mundo para ser como era ayer. Estimulo respuesta. Hasta que no cambie la programación seguiré siendo el mismo que era ayer.

Todo va a pasar

A veces es dolor y sufrimiento. Otras veces es placer y felicidad. No importa. Todo va a pasar. Nada es para siempre. El tiempo fluye y no se puede detener. No tiene sentido aferrarnos a que las cosas sigan siendo como son. Tampoco tiene sentido ahogarnos en ansiedad deseando que las cosas cambien antes de que llegue su hora de cambiar.

Todo va a pasar. Mañana nada será igual. El universo está en constante cambio y, nos guste o no, esta es una ley universal que ninguno de nosotros puede cambiar. Lo que sí podemos cambiar es nuestro entendimiento de la impermanencia de las cosas. Tenemos que tener muy claro que si estamos a gusto en este momento, esa grata sensación pasará. También tenemos que tener claro que si estamos experimentando dolor, eso también pasará.

Cuando lo tenemos presente, esto es lo más obvio del mundo. Pero la gran parte del tiempo lo olvidamos y creemos que el sufrimiento que hoy no nos deja dormir estará ahí para siempre. También creemos que la felicidad que ahora alegra nuestra corazón nunca se extinguirá. Ambas son falsas expectativas que nacen en nuestro ser por la falta de conciencia con que vivimos.

Todo va a pasar y eso es algo bueno. El universo está en constante expansión. Nuestro planeta gira y se mueve por el espacio. La sangre en nuestros cuerpos fluye. La vida es movimiento, es cambio. Y si la vida es movimiento y cambio, entonces estar vivos significa que todo esto, bueno y malo, eventualmente pasará.

Algo más grande que tu y yo

Las personas experimentamos muchas emociones. El abanico emocional a nuestra disposición es muy amplio. La intensidad con que podemos experimentar cada emoción también es muy extensa. Mi percepción es que las emociones más hermosas e intensas que podemos experimentar despiertan cuando logramos una conexión con algo más grande que nosotros mismos.

En este punto los invito a recordar y pensar en aquellos momentos en que ustedes mismos han vivido estas intensas emociones. ¿Hay algún atardecer espectacular que recuerden por ahí? ¿La sonrisa de alguna persona? ¿Un acto de generosidad? ¿Gratitud por algo? ¿La inocencia de un niño? ¿Un instante de conexión con un desconocido?

¿Qué tienen todos estos momentos en común? Que todos se sostienen sobre algo que va más allá de nuestro propio ser. Trascienden nuestra identidad. Nos invitan a sentir que somos parte de algo más grande. Nos recuerdan que aunque siempre somos nosotros los que generamos nuestras emociones, es la grandeza de la naturaleza y la maravilla de la conexión con otras personas lo que usualmente detona las sensaciones más satisfactorias de nuestras vidas.

Los beneficios de un poco de adrenalina

Los beneficios de un poco de adrenalina

La adrenalina es fantástica. Reconozco que no estoy ni cerca de estar capacitado para dar una descripción bioquímica de cómo funciona. Lo único que sé es que es una sustancia que libera el cuerpo humano en ciertas condiciones de estrés o emoción que le dan un “boost” a todo el cuerpo.

Un poco de adrenalina dilata las pupilas, sube la frecuencia cardiaca, sube la presión sanguínea, expande el paso de aire por los pulmones y direcciona la sangre a los músculos incrementando así la fuerza. Todas estas reacciones nos permiten lograr más. Mientras no haya una constante exposición a la adrenalina, sus efectos nos pueden ayudar a tener un mejor rendimiento.

Usualmente el cuerpo produce adrenalina en respuesta a algún estímulo externo que se interpreta como miedo, ansiedad o euforia. Considero que optimizar nuestras respuestas a estos estímulos es una buena habilidad a desarrollar. Principalmente me refiero a poder experimentar estos estímulos sin tener reacciones emocionales negativas y así poder gozar de los beneficios físicos de la adrenalina sin tener las desventajas que nos traen las malas reacciones emocionales.

Un poco de adrenalina en los momentos que necesitamos dar un poco más es un diferenciador muy importante. Nos permite ejecutar sprints cortos de alto rendimiento en los momentos que más lo necesitamos. Un poco de adrenalina nos convierte en Super Man y nos da las fuerzas necesarias para a veces hacer lo imposible.