La importancia de presentarse, podrías pegar tu primer Home Run

Antes de hacer algo, cualquier cosa, primero hay que presentarse. Si no se está en el lugar correcto, en el momento indicado, no se puede actuar. Todo empieza diciendo “estoy aquí, presente”.

Hay días en que las ganas simplemente no están ahí. Otras veces podemos estar cansados o incluso enfermos —como hoy. La lista de razones por las cuales no presentarse es realmente infinita. Presentarse todos los días requiere de determinación.

Hacer las cosas cuando se tienen ganas es fácil. Pero las personas que realmente hacen la diferencia hacen lo que tienen hacer, incluso cuando no tienen las ganas de hacerlo. La valentía de decir “presente” incluso cuando es incómodo es lo que mueve al mundo hacia adelante.

Es imposible tomar ventaja de una oportunidad cuando no se está “ahí” para aprovecharla. No se puede ganar una batalla en la que no se está presente. Las cimas de las montañas que nunca se llegan a visitar no pueden ser conquistadas.

Es importante presentarse, todos los días. Al estar presente es cuando la magia ocurre. No deben existir excusas para ausentarse. Sí, habrán momentos en los que simplemente no podemos decir “presente” pero deben ser muy pocos.

Cuando tengas dudas, siempre elige presentarte. Nunca sabrás qué es lo que puede pasar. Incluso, podrías llegar a pegar tu primer Home Run.

Felicidades Chris, buen trabajo.

En las buenas y en las malas

En la parte más importante de la ceremonia Católica del matrimonio se menciona “estar ahí para la otra persona, en las buenas y en las malas, hasta que la muerte los separe”.

Cuánta sabiduría hay en esta pequeña frase. Sé que cada quien la interpreta como desea (esto es una característica de la gran mayoría de escrituras religiosas), quedan ampliamente abiertas a la interpretación personal. Para mí es un mensaje acerca de cómo vivir la vida. Significa hacer lo que hay que hacer, incluso cuando no es conveniente.

Todos eventualmente moriremos y eso no es algo malo. Es el curso natural de todas las cosas. Entre hoy y el final de nuestros días habrán “buenas” y “malas”. Qué importante es no bajar la guardia y hacer lo que tenemos que hacer todos los días sin importar cómo nos estamos sintiendo o si es conveniente o no. Haz lo que debes, en las buenas y en las malas.

Pequeñas mejoras

En algunos deportes una pulgada hace la diferencia entre ganar el campeonato o hundirse en la derrota. En otros es el segundo el que determina si se alcanza la gloria o si se aprende de la derrota. Las diferencias son mínimas, el impacto es infinito.

Lo mismo ocurre en los negocios. Y en las relaciones. Y en nuestras vidas privadas. Siempre hay pequeñas variaciones que hacen toda la diferencia. Sin embargo nos empeñamos en creer que son las grandes ocurrencias lo que cambia la historia de nuestras vidas y empresas. No, no, no.

Lo que cambia la trayectoria de empresas y vidas son las pequeñas pero constantes mejoras. Una persona que mejora 1% a la semana será 52% mejor al cabo de un año. ¡Esta persona podrá duplicar su rendimiento cada dos años! Todo lo que tiene que hacer es mejorar 1% cada semana. De nuevo, lo mismo aplica para las empresas: mejorar 1% a la semana equivale a duplicar el rendimiento cada dos años. Ojo, no me refiero a duplicar la facturación cada dos años. Esto puede ocurrir mucho más rápido conforme el rendimiento operativo mejora.

Sí, yo sé. Para muchos de ustedes duplicar el rendimiento cada dos años no es suficiente. Es más, sé que para algunos de ustedes esto puede ser una broma. Lo comprendo ¿Pero entonces por qué conformarse con un 1% a la semana? Esto es lo mínimo que se puede esperar. ¿Qué tal 2% a la semana para duplicar el rendimiento en un año? ¿O 4% para duplicar cada 6 meses?

A menos que se saquen la lotería el cambio no vendrá repentinamente. El cambio vendrá de la constante repetición y mejoras increméntales. Es acá en donde hay que enfocarse: en cuanto hemos mejorado en los últimos días. Todo lo demás es simplemente una distracción.

Incluso cuando no tienes ganas

Las personas que logran lo que quieren en sus vidas son aquellas personas que hacen lo que deben hacer incluso cuando no tienen ganas de hacerlo. Hacer lo que hay que hacer es fácil cuando se tienen ganas de hacerlo. El secreto es actuar en los momentos difíciles cuando cada fibra de nuestro cuerpo grita “¡No más!”.

Debemos reconocer que la experiencia de perseguir nuestros sueños no será igual todos los días. Habrán días más difíciles que otros. Es en estos días es que las personas que de verdad queremos nuestros sueños nos distinguimos de aquellos que meramente aparentan quererlos. Los que realmente los queremos hacemos el trabajo aunque no tengamos ganas.

Construir una vida de la que podamos estar orgullosos requiere que estemos dispuestos a subirnos a la montaña rusa emocional que es enfrentar a la realidad día tras día. Este es un camino que no tiene ni descansos ni escondites. En este camino cada día trae nuevas sorpresas y retos que superar. No importa que cartas nos tenga preparadas el destino, si queremos llegar a triunfar, debemos dejar la comodidad y las excusas a un lado para así poder llegar hasta el final.

El precio del éxito se paga por anticipado

Nada en este mundo es gratis. Recuerdo una frase que leí hace más de 20 años en un libro de Harvey Mackay que iba algo así “Puedes tener todo lo que quieras en la vida. Solo hay dos requisitos que tienes que cumplir. Uno, debes estar dispuesto a pagar el precio completo de lo que cuesta lo que quieres y dos, debes estar dispuesto a pagarlo por anticipado.”

Cuánta sabiduría en una sola frase. Las cosas cuestan y nadie nos las va a regalar. Ya sea dinero, tiempo, esfuerzo físico o adversidad emocional, todo tiene un precio. Si no cumplimos con pagar la factura completa, simplemente no obtendremos el resultado que buscamos.

Aunque sea obvio hay algo que muchos de nosotros ignoramos. El trabajo que nos lleva hasta donde queremos llegar se tiene que hacer antes de llegar. Es decir, el precio del éxito se paga por anticipado.

Porque yo lo digo

Porque yo lo digo

No se preocupen. No me refiero a la expresión favorita que usan muchos padres de familia cuando la paciencia es corta y la comodidad es mucha. Me refiero a la expresión interna de convicción que cada uno de nosotros puede utilizar para hacer que las cosas sucedan.

Conforme nos vamos dando cuenta que nuestra voluntad es mucho más fuerte de lo que creemos vamos descubriendo que nuestra capacidad de influenciar el mundo a nuestro alrededor es mayor. Con el tiempo desarrollamos la fortaleza de nuestro carácter y muestra capacidad de actuar ante cualquier adversidad.

“Porque yo lo digo” es algo que con la práctica se puede convertir en un mantra personal que prácticamente nos garantiza que lo que nos estamos proponiendo lograr va a suceder. No hay sensación más gratificante que saber que algo que nos estamos proponiendo, gracias a nuestra constancia y dedicación, eventualmente se hará realidad.

A quien más le mentimos es a nosotros mismos. Es hora de romper con ese destructivo hábito y de que volvamos creer en nosotros mismos. Tenemos que recuperar la honorabilidad de sostener nuestra palabra interna.

Empecemos con pequeños compromisos que cumpliremos llueva, truene o relampaguee. Poco a poco recuperaremos la confianza en nosotros mismos y muy pronto sabremos que cuando nos preguntemos ¿por qué sucederá esto? la respuesta siempre será “porque yo lo digo.”

Cuando no hay ganas

Hacer lo que debe hacer es fácil cuando se tienen las ganas de hacerlo. Todo es más fácil cuando el viento está a favor y el sol está brillando. Aunque actuar en estos momentos es necesario para mantener al mundo moviéndose, no es suficiente para lograr la excelencia.

La excelencia viene de hacer lo que se debe hacer incluso cuando no se tienen ganas de hacerlo. Viene de ir en contra de la corriente en un mundo en donde la gran mayoría escoge nadar solo cuando el camino es río abajo.

Esta es la diferencia fundamental entre las personas que logran grandes sueños en sus vidas y las que tienen vidas que se podrían considerar “normales”. Unas alcanzan todo su potencial constantemente cumpliendo mientras que otras cumplen solo cuando les resulta conveniente. Las grandes victorias vienen de actuar cuando no se tienen ganas de hacerlo.

Con esto dicho, no estoy proponiendo que la motivación y trabajar en condiciones positivas sea algo malo. El mensaje tampoco es que hay que buscar adversidad de “gratis” o ir tras luchas que son innecesarias para lograr lo que se quiere.

Simplemente estoy diciendo que habrán momentos en los que no habrán ganas de levantarse temprano. Habrán situaciones difíciles que no se querrán afrontar. Habrán momentos en los que probablemente desearemos nunca haber nacido. Es en estos momentos que se tiene la oportunidad de trascender.

Es acá, cuando no hay ganas, que el espíritu humano puede triunfar y hacer lo excepcional. Es acá, cuando no hay ganas, que se puede hacer lo que los demás no están dispuestos a hacer e inspirar con el ejemplo. Es acá, cuando no hay ganas, que una persona descubre de qué está hecho su corazón. Es acá, en esos momentos cuando no hay ganas, que se define el resto de la vida.

Que gran regalo son todos aquellos momentos cuando no hay ganas…

Consistencia, el camino mas directo a la productividad

Todo empieza con la la idea que tenemos  de que ser mas productivos es hacer mas cosas cada día. Este no es el caso. Ser ma productivos significa constantemente hacer las cosas mas importantes. Debemos recordar que en todo momento, sin importar que sea en lo que estamos trabajando, las cosas  realmente  importantes son pocas. Nos debemos entrenar para poderlas identificar.

Ser productivo implica mantener una velocidad promedio constante en unas cuantas cosas y no llevar mil cosas a toda velocidad.

Es por esto que la estrategia es importante. Si hacemos las cosas importantes a la primer hora del día, todos los días podremos terminar algo que es importante. No se ustedes, pero para mi la fuerza de voluntad es bastante mas fuerte por la mañana. Adicionalmente a esta hora del día aún no han salido tareas del “día a día” que deben ser atendidas dejando así bastante tiempo sin interrupciones para poder trabajar en nuestras prioridades.

Así que para ser mas productivos la clave esta en ser consistentes. Lograr terminar 2 a 3 tareas de las mas importante de una manera perseverante todos los días. La mejor manera de hacer esto es todos los días alocar de 1 a 2 horas (preferiblemente temprano por la mañana) para mantener un avances constante en lo que realmente nos importa.

Esta idea está tomada del artículo The Only Productivity Tip You’ll Ever Need de James Clear.