Un lugar de encuentro

Bajo una cortina de niebla, en una montaña fría por donde el viento helado corre hay un lugar caluroso y muy acogedor. Por estos lejanos pueblos a este místico lugar se le conoce como “la pérgola”. Es un lugar que nunca se puede olvidar.

Para los forasteros de este recóndito pero mágico lugar la pérgola, a través de los años, se ha convertido en un santuario de amistad. Es una lugar en donde los amigos se reúnen a reír y llorar. A veces se cuentan chistes y otros días son las historias de dolor y los llantos los que se apoderan de la conversación.

Realmente no importa si el día fue bueno o malo, finalmente llegar a la pérgola es un alivio que todos sus visitantes pueden apreciar. No hay ninguna otra manera de poderlo describir pero cruzar las puertas de la pérgola es como entrar a un paraíso terrenal. Todas las preocupaciones desaparecen y solo prevalece la amistad. Pareciera ser magia, aunque todos sabemos que no lo es. Por fantástico que parezca ser este místico lugar en el fondo todos sabemos que solo es la pérgola en donde todos nos juntamos a disfrutar.

Conversaciones que cambian vidas

Hoy por la mañana tuve una larga conversación con una gran amiga. Esta amiga es una de esas personas que inspiran a cualquiera con tan solo dirigirle un par de palabras. Es una guerrera que en todo momento mantiene su humildad y genuino interés por el bienestar de los demás. No tengo más palabras para describirles todo lo que ella es. Es casi sobrenatural.

¿Saben? De vez en cuando uno se topa a la persona correcta, en el momento adecuado y se tiene conversación que cambia todo en un instante. En estos casos no se necesita tener una agenda, una lista de cosas por hacer o un problema en particular que resolver. Todo lo que hace falta es tener las ganas de conectar con la otra persona y compartir. Realmente no se necesita de nada más.

Par mi las conversaciones son más que un intercambio de palabras. Son entendimiento, comprensión y una oportunidad de mostrar empatía. Una conversación profunda puede cambiar para siempre la vida de todos los participantes. Las conversaciones cambian el estado de ánimo y las perspectivas sobre las cuales construimos nuestras vidas.

A veces resulta muy difícil describir aquellas cosas que ocurren en nuestro interior pero en este caso lo voy a intentar.

En este momento siento un sentido de posibilidad casi infinito. Siento que puedo hacer cualquier cosa que me proponga. También creo que hay un valor infinito en muchas cosas que he venido haciendo con mi vida que hasta hace unas cuantas horas creía que eran una pérdida de tiempo. Siento que mi tiempo en esta tierra está valiendo la pena y que todo lo que hago, bueno y malo, es mío y me está ayudando construir la historia de mi vida.

Amigos, ese es el poder de las conversaciones.

Cooperación

Cooperación

Todos somos diferentes. Eso hace que cada uno de nosotros sea único. Todos tenemos nuestras fortalezas y debilidades. Para trascender más allá de lo que físicamente podemos hacer es necesario cooperar con otras personas que nos complementen.

¿Porqué estoy pensando en esto? Porque este lunes pasado el disco duro de mi iMac murió. Hoy viernes, tan solo 4 días después, la máquina ya está restaurando el backup de Time Machine y pronto estará lista de nuevo. El disco HDD fue reemplazado por un SSD de 2TB. La máquina ahora es mucho más rápida y tiene el doble de almacenamiento. Todo gracias a la cooperación de dos muy buenos amigos.

Uno de ellos estaba en Miami el lunes y me hizo el favor de pedir el SSD en amazon con su cuenta Prime. Él vino ayer y hoy me entregó el SSD. El otro, un mago con las computadoras y el software, me hizo el favor de abrir la computadora y reemplazar el disco en cuestión de un par de horas.

Gracias a la cooperación de estos dos amigos pude resolver el problema en un tiempo mucho menor de lo que lo hubiera podido hacer yo solo. El costo también fue significativamente menor. Las cosas funcionan mejor cuando hay cooperación.

P.D. Si alguno de ustedes llega a leer esto, gracias de nuevo.

Dejar ir

Aprender más. Tener más. Conocer más. Viajar más. Controlar más. Ganar más. Nuestra cultura está fuertemente sesgada a creer que más es mejor. ¿Y si estamos equivocados?

La mayor parte de nuestro tiempo se invierte aprendiendo habilidades y conocimiento que eventualmente está destinado a producir más. Un mejor trabajo, un mejor salario. Un mejor carro y una casa más grande. Recién estoy terminando una plática con un muy buen amigo que me hizo cuestionarme esta manera de vivir más que nunca.

Hablamos durante más de una hora sobre lo valioso que es aprender a dejar ir las cosas. Profundizamos sobre lo importante que es cambiar nuestra manera de pensar al respecto de nuestra relación con el mundo “material”. A través de sus experiencias e historias pude conectar de nuevo con lo valioso que es dejar ir.

Mientras más podemos dejar ir, más libres somos. Mientras más podemos dejar ir, menos cárceles nos pueden encerrar. Mientras más podemos dejar ir, más gozo tendremos en nuestras vidas. Mientras más podemos dejar ir, más podremos sentir. Mientras más podemos dejar ir, más felices seremos.

La amistad escondida

Siempre vemos el mundo a travez de los únicos ojos que tenemos —los nuestros. La experiencia de vida que tenemos está determinada por las creencias y filtros a través de los cuales procesamos la realidad.

Si vemos el mundo como una amenaza, viviremos con miedo. Si vemos el mundo como una oportunidad, viviremos llenos de ilusión. Algo muy similar sucede con nuestras relaciones personales.

Si vemos a las personas como fundamentalmente malas, nos cerraremos y mantendremos la distancia. Si vemos las personas como fundamentalmente buenas confiaremos en ellas y nos abriremos a relaciones estrechas y gratificantes. Está en nosotros escoger cómo queremos ver el mundo y así determinaremos el tipo de relaciones que queremos tener.

Esto es especialmente importante en el ámbito de la amistad. Muchas veces podemos estar rodeados de personas que nos extienden una mano en gesto de amistad pero no lo podemos ver por estar perdidos dentro de nuestras propias inseguridades.

Resulta ser que pagamos un precio extremadamente alto debido a estas inseguridades. La incapacidad de abrirnos a otras personas muchas veces no nos deja ver las genuinas intenciones de amistad que otros nos están extendiendo. Y así es que seguimos nuestro solitario camino buscando el siguiente refugio en donde escondernos.

Pero este camino de soledad que escogemos seguir es tan miserable solo por qué nuestras propias inseguridades no nos dejan ver la amistad escondida que está todo el tiempo a nuestro alrededor.

Amistad

La amistad no es algo que se impone o recibe al azar. La amistad nace del regalo mas preciado que tiene el ser humano: el libre albedrío. La amistad se escoge desde lo más profundo del alma y es esto lo que la hace inquebrantable.

Muchas personas, a mi parecer, pasan por el camino de la vida sin encontrar lo que es la verdadera amistad. En realidad encontrarla no es tan difícil. Lo que sucede es que no saben en dónde buscar. Creen que es imposible encontrar algo tan maravilloso en la compañía de una persona que están tan acostumbrados a ignorar.

La amistad no es más que estar sentados juntos escuchando música hasta el amanecer; es compartir los miedos más profundos que esconde el alma para poderte sentir protegido por alguien que tal vez pudiera entender. La amistad no es mas que buscar el sentido de la vida junto a alguien que muchas veces está más confundido que tú.

Amistad es descubrir y crear juntos. Es acompañarse y no dejarse caer. Es decir la verdad aunque duela y luego reírse juntos de ese dolor. Es poner los intereses del otro por delante de los tuyos sin considerar que en algún momento tuviste que sacrificar algo.

Amistad es una elección y un privilegio. Amistad es algo que está al alcance de todos si tan solo sabemos en dónde buscar: en la compañía de esa persona que está sentada justo frente a ti.