Antes es mejor que después

Hace unos minutos estaba revisando las actualizaciones en mi teléfono. ¿Qué vi en la página principal del App Store? “Black Widow ya disponible en Disney Premiere Access. ¿Quieres abrir la aplicación?”

Sin tener acceso a los números de Disney tengo la leve sospecha de que cientos de miles de personas van a pagar los $30 en Estados Unidos ($13 en Guatemala) para ver la película en primicia a partir de hoy, 9 de Julio. La película estará disponible para todos los suscriptores de Disney sin este pago adicional después el 25 de Agosto del 2021. 6 semanas después.

¿Porque creo que tantas personas van a pagar extra para ver la película en primicia? Porque yo mismo estoy en el borde de hacerlo. Ver que hay algo que quieres y que está a tu alcance, justo ahí, a un click de distancia, es muy tentador. Y muchas veces pagamos para tenerlo.

Los seres humanos nos contamos historias acerca de todo y son estas historias las que determinan lo que hacemos. Tener algo exclusivo sé siente mejor que tener algo que todos pueden tener. Tener acceso a algo antes que los demás nos permite contarnos historias acerca de nosotros mismos que nos hacen sentirnos bien.

Esta es una realidad innegable y es algo que como emprendedores tenemos que tener muy presente. La sensación de exclusividad e inmediatez que podamos ofrecerle a nuestros clientes o usuarios es un diferenciado muy importante. Si queremos acelerar el crecimiento de nuestras empresas debemos recordar la lección que hoy nos está dando Black Widow: antes es mejor que después.

Actualización: Le fue bien el fin de semana a la película.

Shares of Disney, meanwhile, outperformed every other stock in the Dow, climbing more than 4% after the company’s spy thriller Black Widow set a pandemic record with movie-theater earnings of $80 million and streaming earnings of $60 million over the weekend.

— Forbes

Un ambiente colaborativo, la importancia de la confianza

Un ambiente colaborativo no solo es más agradable, también es más productivo. Cuando la mayoría de las personas que están trabajando por un objetivo en común aportan algo al proceso, las cosas salen mejor. El peso que cada uno de los participantes tiene que cargar es menor y todos tienen la oportunidad de dar todo en su particular área de experticia.

En mi experiencia, crear un ambiente colaborativo empieza con la confianza. Un equipo en el que no hay confianza no puede colaborar. La ausencia de confianza crea inseguridad, egoísmo y temor. El objetivo principal deja de ser la colaboración grupal y se convierte en la supervivencia del más fuerte. Todo mundo empieza a velar por sus propios huesos.

Ah, pero que diferencia hace la confianza. Cuando hay confianza cada miembro del equipo sabe que todos están empujando por el mismo objetivo: el éxito de la misión grupal. Los deseos, necesidades y ambiciones personales pasan a un segundo plano que está muy por atrás de lo que el grupo necesita para alcanzar el éxito. También, nadie cuestiona las decisiones y acciones de los demás. Todos asumen que cada movimiento se ejecuta buscando los principales intereses del grupo.

La confianza asume intención positiva y requiere de mucha comunicación. La transparencia es casi que un sinónimo de confianza y se debe mantener siempre, incluso en los más difíciles momentos que sin duda se tendrán que afrontar. Cuando hay confianza los ambientes colaborativos pueden nacer y cuando existe un ambiente colaborativo cada miembro del equipo puede empezar a brillar!

El proceso evolutivo del emprendimiento

El mundo es complejo. Los negocios son aún más complejos. El mercado es grande, competitivo y a veces puede ser muy confuso. Y aún así, los emprendedores nos sentamos a planear una nueva empresa o un nuevo proyecto y esperamos que todo salga como queremos, inmediatamente. Ah! Y cómo que si esto fuera poco, también queremos que todo salga como queremos Y de acuerdo a nuestro plan original. No nos gusta tener que ajustar el “plan maestro”.

Pero el emprendimiento es un proceso evolutivo. Requiere de mucha prueba y error. El aprendizaje también es un componente fundamental del emprendimiento y aprender lleva tiempo. Aprender es un proceso gradual. Aprender requiere uno que otro fracaso y fracasar para luego poder corregir requiere tiempo.

Sí, entiendo que ningún mercado va a darle al emprendedor todo el tiempo que quiere. Para tener éxito se requiere de velocidad y agilidad. Pero nunca a costillas de la evolución natural del proceso. Cuando hay pasos importantes del proceso que se obvian por acelerar demasiado, la probabilidad de tener que regresar a empezar de cero crece.

Entender esto alivia la presión y ansiedad que muchas veces experimentamos como emprendedores. Reconocer que nuestro plan va a cambiar y que todo el tiempo estaremos recibiendo señales de ajuste que el mercado nos enviará es reconfortante. Nos permite dejar por un momento la frustración y ansiedad y nos deja enfocarnos en lo que como emprendedores debemos hacer: evolucionar y aprender.

El proceso de conocer

No hay otra manera de conocer algo que teniendo contacto directo con ello. Si quiero conocer cómo están respondiendo mis clientes ante la nueva funcionalidad de mi producto, tengo que tener contacto con ellos. Si quiero conocer como el mercado está recibiendo mi nueva propuesta de valor, tengo que tener contacto con ese mercado. No hay otra manera.

Hay un punto en el cual la teoría, los planes y las ideas dejan de ser suficientes. Este es el momento en el cual se debe iniciar el proceso de conocer. De salir de la fábrica, el laboratorio o el centro de datos e ir a hablar, probar y tener experiencias directas —ir a conocer.

El proceso de conocer es vivencial. Es visceral. Es muy difícil definirlo con palabras porque el proceso de conocer no tiene una estructura definida. Es muy espontáneo y poco predecible. Puede ser por esta razón que tantos de nosotros preferimos la comodidad interna de nuestras empresas que el roce con los clientes y el mercado.

Los invito a dejar por un momento a un lado esas inseguridades e incomodidades para salir y conocer.Tener conversaciones honestas con aquellos clientes que están molestos con tu empresa. Tomar un café con ese proveedor con el que puedes no estar del todo alineado. Estrechar la relación con ese “partner” con el que pueden llegar a dominar la industria donde trabajan. A profundizar en el sentir del mercado que quieres liderar.

El proceso de conocer no es cómodo al principio pero siempre es efectivo. Con suficiente práctica y evidencia tangible de los excelentes resultados que da no tardarás mucho tiempo en querer conocer mejor todo lo que te rodea.

Qué y quien

Las dos cosas principales que se deben tomar en cuenta a la hora de decidir dedicar una buena parte de tu vida a un nuevo proyecto son: qué vas a hacer y con quién los vas a hacer.

Qué vas a hacer es importante porque si no crees en lo que estás a punto de empezar y no es algo que te apasiona no tendrás la persistencia necesaria para llevarlo a su compleción. Habrán, sin duda alguna, momentos muy difíciles. Si no tienes un compromiso real hacia lo que estás haciendo, lo abandonarás cuando las cosas se pongan color de hormiga. Si el qué no te importa, mejor buscar algo más que hacer.

Con quien lo vas a hacer es importante por varias razones. Primero que nada es importante porque si con quienes están trabajando no comparten tu mismo entusiasmo por el qué, ellos dejarán tirado el proyecto por las razones que ya mencioné en el párrafo anterior.

Luego, dedicar una parte de la vida a un proyecto es un compromiso grande que no se debe tomar a la ligera. Habrán largas horas y momentos tensos. El intercambio es grande y si se está trabajando con personas con las que uno no disfruta compartir el intercambio no vale la pena. Disfrutar el camino es tan importante como llegar victoriosos a la meta. Si no te gozas el tiempo que pasas con las personas con quienes trabajas puede ser que estés perdiendo el tiempo y es hora de buscar otro grupo con quien trabajar.

Así que antes de empezar tu siguiente emprendimiento dedícale una buena cantidad de tiempo a pensar en el qué y con quién.

Las ganas de construir

Hay algo muy poderoso que yace en lo más profundo de cada persona. Es algo maravilloso que, aunque muchos lo logran extinguir, otros lo llegan a utilizar para hacer de este mundo en que vivimos, un mejor lugar.

Me refiero a las ganas de construir. Esa sensación que muchas veces no nos deja dormir. A esa ráfaga incesante de pensamientos que buscan materializar un sin fin de ideas imposibles. A esas horas fantasmas que pasan sin dejar rastro alguno porque todo lo que importa es mantener el enfoque en lo que se quiere construir.

Estas ganas de construir viven en todo tipo de personas y dan a luz todo tipo de proyectos. Son la razón por la cual se fundan empresas, se desarrollan nuevas tecnologías, parejas empiezan nuevas familias, orfanatos iluminan los rincones mas obscuros en áreas desoladas y obras de arte pueden llegar a inspirar nuestros corazones. Las ganas de construir son la fuente de donde todo lo que la humanidad a construido viene.

Los hospitales y colegios que tenemos, los juegos que tanto nos divierten y la infraestructura que todos utilizamos para tener una mejor calidad de vida existen porque alguien en algún momento tuvo las ganas de construir.

La próxima vez que tengas ganas de construir algo no las dejes al lado solo porque el camino hacia adelantes parece difícil. Si te detienes, el mundo no podrá ser mejor.

El más fuerte no siempre gana

Muchas veces, particularmente en el mundo de los negocios, se cree que el más grande o el más fuerte siempre gana. Nos gusta olvidar que David le ganó a Goliath.

El mundo está lleno de ejemplos en donde el más grande o fuerte no gana. Por ejemplo, un estudio estadístico de cientos de peleas en la MMA y UFC encontró que el hombre más grande gana solo la mitad de las peleas. Es decir, el tamaño del peleador no tiene nada que ver con quién gana la pelea. Simplemente no es un factor determinante.

Lo mismo ocurre en el mundo de los negocios. La pequeña “startup”, muchas veces sin recursos o mayor experiencia, pone a temblar al gorila de 900 libra que es el líder de su industria.

Southwest Airlines vs Eastern y Pan American. Amazon vs Borders y Barnes and Noble. Netflix vs Blockbuster. Dell vs IBM. Los ejemplos son infinitos. El más fuerte no siempre gana.

Movilidad, no esclavitud

La combinación de los avances tecnológicos y los cambios de paradigma que ha traído la pandemia nos han permitido trabajar en maneras que tan solo hace un año hubiéramos considerado imposibles.

A su vez, mucha de la narrativa alrededor de la nueva manera de trabajar ha girado alrededor de el concepto de trabajo en casa. “Trabajo remoto”, es como muchos le llaman a esta nueva modalidad de trabajo. Esto nos ha llevado a asumir que el trabajo remoto es lo mismo que trabajar en casa. Nada podría estar más lejos de la realidad. Trabajar remoto es mucho más que simplemente mover la oficina a una habitación en la casa.

Creo que la tecnología disponible y el avance que hemos tenido en políticas empresariales nos debiera dar más movilidad, no esclavizarnos. Por movilidad me refiero a la libertad de poder trabajar donde más a gusto nos sintamos. Si es en la oficina, genial. Si quiero trabajar en casa que bien. Si quiero estar en un café, cómo lo estoy ahora que estoy escribiendo esto, bienvenido. Me voy de viaje y voy a trabajar en otro país, fenomenal. Trabajo remoto es movilidad. No es estar en casa pendiente 24/7 de todo lo que la empresa o mi supervisor necesite de mí en cada instante. Esto pudiera llegar a considerarse esclavitud.

Lo que sucede es que estamos utilizando la capacidad de conexión tecnológica como una línea directa que está siempre abierta. Esta línea nos da acceso inmediato a cada persona que trabaja en la empresa sin importar en dónde está y que está haciendo.

Esta línea invisible nos da un poder mucho más grande de lo que nos imaginamos —nos da control sobre la vida de otras personas. Y como dijera Peter Parker, con un gran poder viene una gran responsabilidad. Es muy importante que aprendamos a utilizar el poder de contactar a cualquier persona de manera instantánea en cualquier momento responsablemente. De lo contrario estaremos convirtiendo la movilidad en esclavitud. Mucho cuidado con eso.

P.D. Hoy cumplo 400 días seguidos de compartir mis ideas y pensamientos en Internet!

Productividad antes que felicidad

En algunos casos es fácil confundir la causa y el efecto de un evento. Es parte de la limitada capacidad humana. Es imposible para una persona comprender todas las causalidades del universo.

Por ejemplo, al ver que muchas personas que toman café también son flacas, erróneamente concluimos que el café causa perdida de peso. La realidad es que es más probable que a las personas flacas les guste el café.

Una confusión extremadamente común de causa-efecto es la creencia de que las personas felices son productivas. La realidad es que las personas productivas son felices. Esto es un aprendizaje extremadamente importante de asimilar. Especialmente en las empresas en donde la motivación del personal es baja.

La gran mayoría de personas saludables en el entorno laboral buscan un sentido de cumplimiento que es natural al ser humano. ¿Quién de nosotros no se ha sentido genial al terminar un proyecto? Productividad -> Felicidad.

¿Por qué esto es tan importante? Porque entender esta causalidad puede cambiar radicalmente las inversiones que una empresa decida hacer respecto a sus instalaciones y desarrollo de personal.

Si la empresa equivocadamente cree que las personas felices serán productivas la empresa invertirá en cosas como mesas de pingo pong, comida gratis y áreas de recreación dentro de la oficina. Por el contrario, si la empresa cree, correctamente, que la productividad contribuye a la felicidad de sus colaboradores se invertirá en capacitación, herramientas de trabajo y un agradable ambiente de trabajo que sea altamente productivo.

Esto no quiere decir que la distracción y otros aspectos importantes que contribuyen a la felicidad de las personas deben ser ignorados en la empresa. Son importantes. Lo que no se debe olvidar es que estas cosas NO son la causa de la productividad.

Indudablemente, para subir la motivación y felicidad de un equipo de trabajo la mejor inversión que se puede hacer es crear un ambiente productivo de trabajo. Y cuidado, esto no funciona al revés.

Encuentren al culpable

Cuando algo sale mal en un equipo deportivo o en una empresa el impulso inicial, en la mayoría de casos, es buscar a el culpable. Esto no tiene beneficio alguno y tan solo es un gasto innecesario de energía para todos los involucrados.

La única razón por la cual puede tener sentido querer buscar a un “culpable” es para pedirle información relevante para solventar el problema —pedirle que ayuda a rectificar la situación. Fuera de esto, culpar a alguien tan solo es una evasión de responsabilidad y una perdida de tiempo.

Del otro lado dela moneda lo que sucede es que la persona responsable de la falla, debido a la cultura opresiva en que opera, esconde su falla y no la comparte con el resto del equipo. Esto previene que la organización pueda encontrar una solución inmediata al problema y los efectos de la falla se multiplican.

Como es obvio, una cultura que le gusta estar buscando culpables crea un circulo vicioso que perpetua la mediocridad y previene la solución efectiva de problemas. El costo de culpar es extremadamente caro y hay un sin fin de empresas y equipos que han llegado a su fin por estar adictos a la caserías de brujas.