La simple matemática de la motivación

Motivación es una palabra compuesta por dos partes: motivo y acción. Es decir que motivación significa tener un motivo para actuar.
La matemática de la motivación es simple. Si el motivo que nos mueve actuar es mayor que el esfuerzo que requiere la acción, nos sentimos motivados. Si el precio de la acción es más grande que el motivo que nos mueve no nos moveremos.
No querer pagar el precio

Todos tenemos muchas cosas que queremos. Muy pocos estamos dispuestos a pagar el precio que esas cosas cuestan. Esto causa una situación de descontento pues cuando pensamos así creemos que el mundo es injusto y que nos está privando de lo que queremos cuando en realidad lo que está pasando es que somos nosotros mismos los que estamos escogiendo no poner el esfuerzo necesario para aprovechar las oportunidades que el mundo no está dando todos los días.
No todas las derrotas son iguales

Creo que las derrotas que más duelen no son aquellas en las que casi se gana, son aquellas en las que se sabe que no se entregó todo lo que uno tiene para dar. Son aquellas en las que nos rendimos antes de tiempo. Son aquellas en las que nos reusamos a pelear. Son aquellas en las que nos entregamos antes de siquiera haber empezado. Son aquellas en las que culpamos y no reconocemos nuestra propia responsabilidad.
La fuerza que corre por nuestras venas

¿Qué mejor día que hoy para recordar la infinita fuerza que corre por nuestras venas y honrar lo que nuestros antepasados hicieron por nosotros al decidir ser valientes? Es momento de seguir su ejemplo. El valor que tanto admiramos en las acciones e historias que nos contaron sobre ellos cuando éramos pequeños vive en nuestro corazón. Somos igual o más valientes y temerarios que ellos. Tenemos que serlo, sus genes están en cada fibra de nuestro cuerpo.
Vivir sin complicaciones es mejor

La vida no es complicada. El trabajo no es complicado. Las relaciones no son complicadas. Somos nosotros los que complicamos las cosas. Si tenemos la elección, creo que vivir sin complicaciones es mejor.
La vida no tiene intencionalidad y fluye siguiendo su camino natural. Cuando escogemos poner resistencia a este flujo perfecto, las cosas se complican. En cada momento tenemos la elección de resistir o aceptar. Las complicaciones vienen cada vez que elegimos resistir.
Todos estamos en el mismo barco

Es infinita la soledad y desesperación que podemos llegar a sentir. Cuando nos ensimismamos con alguna situación que no sabemos manejar nos aislamos de los demás y entramos en un abismo en donde creemos que somos los únicos en toda la historia de la humanidad que se ha sentido así.
Las emociones que experimentamos en estas situaciones son varias. Algunas de las más comunes que sentimos son el miedo, la ansiedad, el enojo y la tristeza. Estas emociones llegan a ser tan intensas que olvidamos que somos nosotros los que las generamos y llegamos a creer que nosotros somos la emoción. Se nos hace imposible distinguir entre nuestra identidad y lo que estamos sintiendo. He de ahí que nacen expresiones como “estoy triste” o “me muero del miedo”.
El momento perfecto no existe

La excusa más popular que usan las personas para posponer las decisiones más importantes en sus vidas es: este no es el momento correcto. Claro está que en nuestras mentes este realmente no es el momento correcto y NO lo vemos como una excusa. Una y otra vez experimentamos esta excusa como una narrativa que nos parece tan real como el latido de nuestro corazón.
La prisión que no se puede ver

La palabra prisión convoca muchas imágenes. Puede ser que un persona al escuchar esta palabra visualice a una pantera rondando en una jaula en el zoológico. Otra persona puede imaginarse a Martin Luther King Jr. o a Gandhi escribiendo en su celda. Alguien más puede pensar en Malcolm X. Y otra persona más puede derramar una lágrima al recordar a un ser querido que está tras las rejas.
Todas estas imágenes son fáciles de visualizar. Son muy poderosas. Generan emociones muy fuertes. No conozco a nadie que no le tema a estar en prisión. La idea de perder nuestra libertad es aterradora. Visualizar un prisión no es difícil pero aún así la prisión más maquiavélica de todas, en la que todos estamos prisioneros, simplemente no es visible.
Una mejor pregunta

¿Qué me va a pasar? es una pregunta que está llena de miedo. Asume que no tenemos injerencia sobre lo qué va a pasar y que de alguna manera somos víctimas de lo que está ocurriendo. Niega la ley de causa-efecto y crea mucho temor.
¿Qué puedo hacer? es una mejor pregunta porque está llena de posibilidades. Nos pone en el centro de la acción y nos fuerza a buscar una solución.
Como evitar volver a tener un día aburrido en tu vida

Nadie se mueve solo por qué sí. Ya sea cuando nos levantamos por una dona o cuando crecemos para obtener un mejor trabajo, siempre hay un incentivo detrás de cada cosa que decidimos hacer.
No sé por qué sea pero los incentivos muchas veces tienen una connotación negativa. Definitivamente muchas personas los ven como algo malo. Cuando el incentivo esta a plena vista la creencia popular tiende a ser algo como “Esa persona es una interesada porque solo está haciendo X para obtener Y”.