Un poco de luz en medio del bosque (la historia del emprendedor perdido)

Definitivamente que emprender a veces se siente como estar perdido en medio de un bosque. Todos los posibles caminos parecen ser iguales. No hay una ruta clara que lleve hacia la salida. La luz es escasa y no se puede ver nada más allá de lo que se encuentra unos cuantos metros enfrente. Hay días en que simplemente no se sabe qué hacer.

Esta situación puede fácilmente generar ansiedad e incertidumbre en cualquiera. Es muy fácil entrar en un circulo vicioso de reacciones emocionales que nublan el pensamiento. Una cabeza nublada por la neblina de la ansiedad no puede tener claridad de pensamiento. La ausencia de claridad de pensamiento a su vez genera más ansiedad. Es la de nunca terminar.

Pero este ciclo, al igual que todos los demás ciclos de la mente humana, se puede detener. Tan solo hace falta interrumpir el patrón que se está corriendo. Muchas veces una simple pausa de unos cuantos minutos hace el truco. Otras veces se requiere de un poco más de tiempo y distancia para sacar la cabeza del agua. No importa qué sea, lo importante es romper el patrón que se está corriendo. Solo hay que dar ese primer paso.

Ahora, volviendo de regreso al bosque en el que a veces nos perdemos los emprendedores. Todo lo que hace falta para encontrar la salida es ver ese primer rayo de luz. Es todo lo que se necesita. No es necesario construir una autopista de 5 carriles que vaya directo hacia la salida.

Con poder ver un poco de luz en medio del bosque se puede empezar a construir, poco a poco, la vereda que un paso a la vez llegará hasta la salida. Eso es lo que hacen los buenos emprendedores. Toman un poco de luz y de alguna manera la transforman en un mundo mucho mejor para todos los demás.

Psicología y emprendimiento, libros recomendados

Estas dos disciplinas van muy de la mano. En ciertos aspectos la psicología es el cimiento del emprendimiento. Un emprendedor que no entiende, aunque sea intuitivamente la psicología, estará en desventaja versus uno que sí.

Entender los fundamentos de la psicodinámica humana abre una gran cantidad de posibilidades a lo largo del ciclo de vida de un emprendimiento. Al final del día, ser emprendedor no es más que estar constantemente trabajando con personas.

Todo empieza con el reclutamiento y la selección de personal. Acá, sin dudarlo, podemos incluir la selección de un posible socio o cofundador para el proyecto. Un emprendedor que tiene un entendimiento de por qué las personas se comportan cómo se comportan podrá seleccionar a las personas que invita a su empresa con una mejor taza de efectividad. Lo mismo aplica para todas las futuras contrataciones que realizará.

Luego de tener a las personas correctas a su lado, el emprendedor debe ayudarlas a mantenerse motivadas y alineadas con la misión de la organización. ¿Qué mejor manera de hacer esto que entendiendo cómo piensan y que es lo que mueve a los seres humanos?

Ah, y no podemos olvidar las ventas y clientes. Acá es donde más evidente se hace el infinito valor que tiene la psicología para el emprendedor. Entender realmente, a un nivel muy profundo, que mueve a las personas a escoger un producto sobre otro es elemental para lograr vender.

También, comprender qué trabajo están tratando de realizar los clientes y que es lo más importante para ellos en términos de funcionalidades y precios es la piedra angular del diseño de cualquier producto que tiene la posibilidad de ser exitoso.

Como queda evidenciado, la psicología y la capacidad de entender el comportamiento humano es la navaja suiza que todo emprendedor necesita para poder aspirar a lograr sus metas.

Así que con esto les recomiendo los siguientes dos libros para que puedan complementar sus destrezas empresariales con un poco psicología aplicada. Leerlos les dará las herramientas necesarias para lograr mucho mejores resultados.

Intereses comunes, 5 pasos para crear comunidad

Nunca dudes que un pequeño grupo de personas comprometidas puede cambiar el mundo. De hecho, es lo único que lo ha logrado.

Margaret Mead.

El deseo de pertenecer es muy fuerte en el ser humano. Las ganas de formar parte de algo que sea más grande que nosotros mismos son muy intensas. Encontrar un grupo de personas que comparten nuestros mismos intereses es lo que se podría llamar una “bendición”. Sin duda alguna, compartir un set de intereses comunes con un grupo de pares es algo muy especial.

Aunque pareciera ser que con cada segundo que pasa vivimos en un mundo más dividido que nunca, creo que el deseo de pertenecer sigue latiendo fuerte en el corazón de las mujeres, hombres y niños.

Ayer lo pude experimentar de manera muy directa. Cuando hay un interés en común todo lo que hace falta es una pequeña chispa para reunir a un grupo, en este caso de niños, alrededor de algo que les es importante a todos. No se necesita de mucho y el vínculo que se forja es más fuerte que el metal más duro de este planeta.

La alegría, entusiasmo e ilusión de participar con otras personas que comparten nuestra pasión en algo que nos interesa puede cambiar el mundo —aunque sea por unas cuantas horas. Realmente, es una experiencia maravillosa de la cual hay mucho que aprender.

Entender esta primitiva necesidad humana puede mejorar la manera en que funcionan los colegios, las empresas y las comunidades. No debemos olvidar que en ellos se encuentra el motor de nuestra civilización.

A mi manera de verlo, la receta no es muy complicada:

  1. Una persona identifica algo que realmente le apasiona, lo quiere compartir con otros.
  2. Esta persona encuentra, a través de todas las maravillosas tecnologías que tenemos disponibles, una comunidad de personas que comparten su interés.
  3. Si no encuentra la comunidad, la crea utilizando las mismas herramientas tecnológicas.
  4. La comunidad crece, al igual que el interés por lo que sea que se esté haciendo.
  5. La comunidad atrae más miembros interesados creando así, un circulo virtuoso.

pd. Qué alegre estuvo el Fantasy draft anoche.

Cuando me cuesta escribir, días aburridos

Desde ya hace casi dos años he estado escribiendo todos los días. Hay unos días en que las ideas vienen fácil, en otros, no tanto. A estas alturas ya empecé a distinguir un patrón. Que me cueste escribir quiere decir algo acerca de la calidad de día que tuve.

Ya que no tengo una agenda editorial ni estoy predispuesto a escribir sobre algo en particular, decido sobre qué voy a escribir hasta que me siento enfrente de la computadora. Mi proceso es muy orgánico.

Lo que este proceso me ha ayudado a notar es qué en los días que aprendo algo interesante, hago algo de consecuencia o experimento un evento que me impresiona, las ideas vienen fácilmente. Cuando el día es interesante o productivo, escribir es fácil. En los días “aburridos”, escribir es un parto.

Por esto es que he empezado a evaluar mis últimas 24 horas en aquellos días en los que paso 25 minutos y no encuentro sobre qué escribir. Es cierto, algunas veces esto me ocurre por puro cansancio pero la gran mayoría de veces es porque pasé el día en blanco. O no estuve presente o no hubo mayor actividad relevante en mi día.

Creo que todos debiéramos tener una buena historia que contar al final de cada día. Sino, probablemente el día no fue todo lo que pudo ser. Nos quedamos cortos. O tuvimos un día de impacto y simplemente no estuvimos atentos a lo que pasó a nuestro alrededor o, decidimos no hacer nada grandioso con el tiempo que se nos ha regalado. Cualquiera de estos dos escenarios no es para nada bueno.

Sí, cuando me cuesta escribir, más de algo le hizo falta a mi día. No quiero seguir teniendo muchos días así.

Distracciones

Una distracción es algo que puede captar la atención de una persona cuando esa persona se está tratando de enfocar en algo más. Ahora bien, distraerse es algo que una persona elige hacer cuando se topa con una distracción. No todas las distracciones distraen a las personas. Distraerse es una elección.

Yo todas las distracciones son iguales. Algunas son más intensas que otras. Es decir, llaman la atención con mayor fuerza que las demás. Poder resistir estas fuertes distracciones requiere un poco más de fuerza de voluntad. La capacidad de enfoque debe ser mayor para poderlas descartar.

Así que el antídoto para las distracciones no es construir una burbuja en la que nada ajeno a lo que se está trabajando pueda entrar. La solución es aprenderse a concentrar. El éxito está en desarrollar una mente disciplinada. En poder ignorar las distracciones.

Al mismo tiempo, el enfoque requiere energía. Poder ignorar distracciones es cansado. Aunque toda distracción puede ser vencida, hacerlo requiere de esfuerzo. Así es que un ambiente libre de distracciones es más productivo que uno que no.

Reconocer que distraerse es una elección no quiere decir que configurar un lugar de trabajo libre de distracciones no sea una buena idea. Mientras menos distracciones hayan presentes, mayor energía mental habrá disponible para completar la tarea que se desea hacer. La productividad baja.

Siento que en estos últimos días he tenido que usar demasiada energía de más para poderme concentrar. Seguro tengo muchas distracciones a mi alrededor.

Voy a dedicar este fin de semana a revisar mi ambiente de trabajo (físico y digital) y eliminar cuantas distracciones me sea posible identificar.

Estar cerca, la mejor manera de aprender

Hay momentos en el trayecto de toda empresa en los cuales aprender es lo más importante que se puede hacer. En estas condiciones las prioridades deben cambiar. Los que están lejos se deben acercar y los que ya están cerca, se deben acercar más. Todos tienen que aprender.

Estar cerca es un compromiso grande de tiempo. Para estar de cerca en un lugar hay que dejar de estar en cualquier otro lugar. Claro que esta inversión vale la pena, cuando el objetivo es aprender. Entender lo que se tiene que entender no tiene precio. Págalo, siempre.

La mejor manera de entender algo es estando cerca. Observando. Solo así se pueden distinguir las sutilezas que nos llevan a la comprensión. Mientras más cerca se está, más información se puede recopilar. Ah, y ni mencionar que la información que se recolecta de cerca es la más fidedigna que se puede obtener.

Cada vez que una empresa cambia un proceso, lanza un nuevo producto o cambia un proceso es importante entender cómo está funcionando el cambio. Hay que aprender.

Si el cambio tiene que ver con ventas, es importante estar cerca del mercado. Si el cambio tiene que ver con el producto, hay que estar cerca de los clientes. Si el cambio tiene que ver con algún proceso, hay que estar cerca de los indicadores de eficiencia.

Aprender, aprender, aprender. Es la única manera de mejorar. Es imposible mejorar lo que no se puede cambiar y no se puede cambiar aquello que no se puede entender. Para entender y luego poder aprender hay que estar cerca.

Simplificando un poco, estar cerca es la mejor manera de aprender.

Sin darse cuenta, hay mi espalda

¿En cuántos problemas nos metemos y ni siquiera sabemos por qué? ¿Cuántas veces caemos una y otra vez sin tener la presencia para ver lo hoyos en que estamos cayendo? Justo esto me estuvo pasando durante los últimos meses. Y fue mi espalda la que pagó un precio infinito por ello. A ver les cuento.

Desde ya hace un buen tiempo vengo experimentando fuertes dolores de espalda baja. En algún momento escribí acerca del cambio de colchón que hice tratando de resolver. En fin, los dolores me han seguido molestando y hasta hace unas horas seguía sin saber por qué.

Durante las últimas semanas los dolores estaban siendo tan intensos que empecé a pensar en comprar una silla nueva. De hecho, los dolores eran tan fuertes que en algún momento de desesperación consideré una silla Herman Miller que vi en línea.

Bueno, pues ayer ya no aguanté. El dolor era tan fuerte que empecé a ver qué podía hacer para aliviarlo en lo que podía ir a comprar una silla nueva. En mi desesperación fui por una toalla para ponerla sobre el respaldo lumbar de la silla. Regresé con la toalla y en ese momento fue que pude ver el hoyo en el que he venido cayendo una y otra vez por meses. Nunca antes lo había podido ver.

Al momento de poner la toalla me di cuenta que el “mesh” completo del respaldo de la silla estaba totalmente desprendido del marco de la silla. ¡Sí! Tenía meses de pasar mi día completo trabajando en una silla prácticamente sin respaldo. Mi espalda baja estaba haciendo contacto directo con el marco de plástico del soporte lumbar. Eso es todo lo que tenía de apoyo. ¿Será que de ahí venían las molestias?

En mi defensa, al menos ya me había dado cuenta que el soporte lumbar era lo que me estaba causando tanto dolor. Sin siquiera haberme tomado la molestia de revisar la silla, llevaba semanas ajustando la altura del soporte para tratar de sentirme mejor. En algún momento decidí, incorrectamente, que la altura del soporte era el problema y en ningún momento pude ver más allá.

Pues en lugar de poner la toalla sobre el soporte lumbar todo lo que hice fue colocar el “mesh” de regreso en su lugar. La silla es buenísima, cómoda y hoy he pasado un muy buen día. Ese era todo el problema. Aún tengo dolor pero es residuo de las horas que pasé sentado contra un marco de plástico.

¿Cómo pude pasar tanto tiempo con tanto dolor y no darme cuenta que la silla estaba desarmada? No lo sé. Falta de presencia supongo. Al menos cada vez que me vuelva a doler la espalda podré recordar esta gran lección:

Para poder resolver un problema crónico, el primer paso es darse cuenta de que se tiene un problema que hay que resolver.

Altos estándares

Buen desempeño no es lo mismo que desempeño excepcional. Una empresa conformada por personas que logran buenos resultados jamás será una empresa líder en el mercado. Con suerte, estas empresas duran unos cuantos años hasta que la creciente presión de la competencia las alcanza. Los buenos resultados ya no son suficientes para sobrevivir.

Buen desempeño no es lo mismo que desempeño excepcional. Es por esto que un líder efectivo define altos estándares de rendimiento para su equipo. Es contra estos estándares que cada una de las personas del equipo se estará midiendo constantemente. Si las expectativas son bajas, los resultados serán pobres. Si las expectativas son altas, se fijarán altos estándares y se alcanzarán los mejores resultados posibles.

Es cierto que los seres humanos tenemos esta fuerte tendencia a apegarnos a “la ley del mínimo esfuerzo”. Pero con la motivación correcta y altos estándares claramente definidos esta ley se puede desobedecer. Es en estos ambientes de alto rendimiento que todos empezamos a buscar dar todo lo que tenemos. Y eso se siente bien, muy bien. No hay nadie que en las condiciones correctas no quiera ser la mejor versión de sí mismo.

Los altos estándares son exigentes. Al principio causan incomodidad. Pero con el tiempo y la costumbre también son fuente de motivación y generan excelentes resultados. ¿Y a quién no le gusta tener excelentes resultados en su vida?

Creo que el secreto del éxito está en acostumbrarnos a constantemente medirnos contra los más alto estándares que podamos encontrar.

La responsabilidad de crear

En este nuevo mundo interconectado en donde cada idea puede ser amplificada al infinito, el proceso de creación ha sido democratizado. Prácticamente cualquier persona con un teléfono / computadora y una conexión a Internet puede crear algo que cambie la dirección en que va el mundo.

Sé que esto puede sonar exagerado pero no lo es. Tan solo se siente así porque la gran mayoría de cosas que se están creando con la maravillosa tecnología que tentemos disponible son inconsecuentes. Muchos están creando, pocos están impactando. Compartir que es lo que almorcé hoy difícilmente va a cambiar el mundo.

No estoy diciendo que el uso casual de redes sociales y plataformas online esté mal. Tan solo creo que el poder que está a nuestra disposición es enorme y lo estamos subutilizando.

Todas las personas tienen algo importante que decir, algo único que compartir. No se necesita ser un genio, “influencer”, político o famoso para compartir algo que le pudiera cambiar la vida a alguien. Creanme, esto es algo que está al alcance de todos. Tan solo hay que tomar el riesgo de publicar contenido relacionado a las cosas importantes en que creemos.

Una canción, un post, una pintura. Tu manera de ver un tema en particular. Una idea de negocio o una reseña de de tu comercio favorito. Un podcast entrevistando a un amigo que sabe mucho sobre un tema en particular. No importa que sea. Ve, créalo y luego compártelo.

Todos tenemos la responsabilidad de crear material de calidad. El mundo nos necesita.

El miedo de no cumplir

A veces, el último recurso es lo único que nos puede salvar. Estamos a punto de caer. El borde del precipicio está justo abajo de nuestros pies. Todo lo que se necesita es tomar un paso más y puff, todo se acaba. Y luego, repentinamente despertamos, recordamos ese miedo de no cumplir, de fracasar. Y así nos levantamos a trabajar una vez más. El miedo de no cumplir gana una vez más.

La motivación es una fuente de energía muy grande. El miedo de no cumplir también. La primera es la más honorable de las dos pero en su ausencia la segunda también puede funcionar. El miedo de no cumplir no es la mejor opción pero a veces necesitamos tener una pistola contra la cabeza para reaccionar.

Puede ser que hoy no haya sido bonito. Puede ser que hoy no haya sido lo mejor. Pero al final del día se cumplió. Se puede seguir adelante porque no todo terminó. El miedo de no cumplir nos ha comprado seguir vivos un día más.