Tendencias

Las pequeñas acciones que tomamos todos los días nos mueven, poco a poco, en una dirección determinada. Si hay constancia en estas acciones, ya sean buenas o malas, muy pronto empezaremos a ver tendencias de hacia dónde vamos. Poder identificar estas tendencias temprano ayuda a corregir o reforzar el rumbo en el que vamos.

Podemos considerar una tendencia como buena cuando esta se va acercando a lo que queremos. Por el contrario, si la tendencia se va a alejando de nuestro objetivo decimos que la tendencia es mala.

Como podemos ver, para que podamos identificar una tendencia como buena o mala se necesita de una línea base u objetivo contra que compararla. Si no hay un punto de referencia, la tendencia existe pero para el observador esta será una tendencia totalmente irrelevante. No estará interesado en cambiarla en una u otra dirección.

Consideremos el ejemplo de una persona que se pesa todos los días. Al tener los datos diarios de su peso de unas tres semanas completas ya podrá identificar si su tendencia es hacia subir o bajar de peso. La categorización de la tendencia como buena o mala dependerá de la línea base de la persona (quiere subir o bajar de peso). Mientras antes pueda identificar la tendencia respecto a su peso y compararla contra su objetivo, antes podrá cambiar su estilo de vida para corregir rumbo de acuerdo a lo que busca.

En resumen, las tendencias no son más que patrones que permiten identificar hacia dónde va algo. Ese algo puede ir acercando o alejando de lo que queremos.

Primero es importante saber hacia donde queremos ir y luego es vital que si algo no va en la dirección que queremos que estemos dispuestos a hacer lo que haga falta para darle la vuelta lo antes posible.

Movilidad, no esclavitud

La combinación de los avances tecnológicos y los cambios de paradigma que ha traído la pandemia nos han permitido trabajar en maneras que tan solo hace un año hubiéramos considerado imposibles.

A su vez, mucha de la narrativa alrededor de la nueva manera de trabajar ha girado alrededor de el concepto de trabajo en casa. “Trabajo remoto”, es como muchos le llaman a esta nueva modalidad de trabajo. Esto nos ha llevado a asumir que el trabajo remoto es lo mismo que trabajar en casa. Nada podría estar más lejos de la realidad. Trabajar remoto es mucho más que simplemente mover la oficina a una habitación en la casa.

Creo que la tecnología disponible y el avance que hemos tenido en políticas empresariales nos debiera dar más movilidad, no esclavizarnos. Por movilidad me refiero a la libertad de poder trabajar donde más a gusto nos sintamos. Si es en la oficina, genial. Si quiero trabajar en casa que bien. Si quiero estar en un café, cómo lo estoy ahora que estoy escribiendo esto, bienvenido. Me voy de viaje y voy a trabajar en otro país, fenomenal. Trabajo remoto es movilidad. No es estar en casa pendiente 24/7 de todo lo que la empresa o mi supervisor necesite de mí en cada instante. Esto pudiera llegar a considerarse esclavitud.

Lo que sucede es que estamos utilizando la capacidad de conexión tecnológica como una línea directa que está siempre abierta. Esta línea nos da acceso inmediato a cada persona que trabaja en la empresa sin importar en dónde está y que está haciendo.

Esta línea invisible nos da un poder mucho más grande de lo que nos imaginamos —nos da control sobre la vida de otras personas. Y como dijera Peter Parker, con un gran poder viene una gran responsabilidad. Es muy importante que aprendamos a utilizar el poder de contactar a cualquier persona de manera instantánea en cualquier momento responsablemente. De lo contrario estaremos convirtiendo la movilidad en esclavitud. Mucho cuidado con eso.

P.D. Hoy cumplo 400 días seguidos de compartir mis ideas y pensamientos en Internet!

Diseño de vida

Según Wikipedia “diseño” es un plan o especificación para la construcción de un objeto, proceso, actividad o sistema. ¡Qué poderoso concepto! Imaginen todo lo que podríamos hacer si en todo momento tuviéramos un plan o especificación en mente antes de que llegue el momento de actuar. Tendríamos un mapa a la mano para poder construir todo lo que más queremos.

El proceso de diseñar se puede aplicar a prácticamente cualquier cosa: una empresa, un negocio, un viaje, un gobierno, una relación, el sistema educativo y hasta a nuestras propias vidas. Todo lo que el humano crea, puede crearse siendo antes diseñado.

Y aún así la gran mayoría de actividades alrededor de nuestras vidas, lejos de ser diseñadas, no son más que improvisadas reacciones a eventos que suceden a nuestro alrededor. Esta es la causa principal de por qué la mayoría de personas llevan vidas reactivas y sus acciones diarias carecen de intencionalidad alguna —no han diseñado sus vidas.

La parte que más me gustó de la definición de diseño fue la que menciona que puede ser una especificación. Cuando yo diseño mi vida inmediatamente tengo a la mano un set de especificaciones de cómo quiero que sea. Habrá en todo momento una visión clara en mi cabeza, un diseño, que me servirá de guía para tomar mejores decisiones que sean coherentes con la vida que deseo construir.

Una vida sin diseño ira hacia donde el viento la lleve al azar. Una vida bien diseñada gozará de dirección e intencionalidad. ¿Y lo mejor de todo? Que diseñar nuestra propia vida no requiere más de un par de horas a la semana para pensar realmente en como es la vida que queremos construir.

Un café de más

El café es una de mis cosas favoritas en este mundo. Tanto así que hace un poco más de un año por temas de salud tuve que disminuir mi consumo y tuve que pasar por un proceso de desintoxicación de cafeína.

Desde ese entonces decidí hacer con el café lo mismo que ya he logrado hacer con muchas otras cosas en mi vida: cortar la dependencia y moderar mi consumo. Ha sido algo maravilloso, Debo detenerme un momento a agradecer en parte mis destrezas de moderación al libro Siddhartha de Herman Hesse.

Para no hacer larga la historia les cuento que hoy me tomé 3 cafés, uno más de lo que normalmente estoy tomando. Cuando el cuerpo está acostumbrado a no tener estimulantes dentro es impresionante el poder que tiene una taza de más de café. Mi corazón late fuerte y mi pulso es más rápido de lo normal. Mis hombros están tensos y mi espalda cosquillea. Mi respiración está acelerada y mi mente corre a mil por hora. De verdad que esta sensación no me gusta para nada. Incluso siento un tipo de “malestar” general en el cuerpo —casi como que si estuviera en medio de algún tipo de intoxicación.

No es tan tarde pero desde ya puedo ver venir una larga noche. No creo que hoy vaya a poder dormir muy bien. Es una buena lección a aprender: un café de más ya es demasiado para mí.

Productividad antes que felicidad

En algunos casos es fácil confundir la causa y el efecto de un evento. Es parte de la limitada capacidad humana. Es imposible para una persona comprender todas las causalidades del universo.

Por ejemplo, al ver que muchas personas que toman café también son flacas, erróneamente concluimos que el café causa perdida de peso. La realidad es que es más probable que a las personas flacas les guste el café.

Una confusión extremadamente común de causa-efecto es la creencia de que las personas felices son productivas. La realidad es que las personas productivas son felices. Esto es un aprendizaje extremadamente importante de asimilar. Especialmente en las empresas en donde la motivación del personal es baja.

La gran mayoría de personas saludables en el entorno laboral buscan un sentido de cumplimiento que es natural al ser humano. ¿Quién de nosotros no se ha sentido genial al terminar un proyecto? Productividad -> Felicidad.

¿Por qué esto es tan importante? Porque entender esta causalidad puede cambiar radicalmente las inversiones que una empresa decida hacer respecto a sus instalaciones y desarrollo de personal.

Si la empresa equivocadamente cree que las personas felices serán productivas la empresa invertirá en cosas como mesas de pingo pong, comida gratis y áreas de recreación dentro de la oficina. Por el contrario, si la empresa cree, correctamente, que la productividad contribuye a la felicidad de sus colaboradores se invertirá en capacitación, herramientas de trabajo y un agradable ambiente de trabajo que sea altamente productivo.

Esto no quiere decir que la distracción y otros aspectos importantes que contribuyen a la felicidad de las personas deben ser ignorados en la empresa. Son importantes. Lo que no se debe olvidar es que estas cosas NO son la causa de la productividad.

Indudablemente, para subir la motivación y felicidad de un equipo de trabajo la mejor inversión que se puede hacer es crear un ambiente productivo de trabajo. Y cuidado, esto no funciona al revés.

Encuentren al culpable

Cuando algo sale mal en un equipo deportivo o en una empresa el impulso inicial, en la mayoría de casos, es buscar a el culpable. Esto no tiene beneficio alguno y tan solo es un gasto innecesario de energía para todos los involucrados.

La única razón por la cual puede tener sentido querer buscar a un “culpable” es para pedirle información relevante para solventar el problema —pedirle que ayuda a rectificar la situación. Fuera de esto, culpar a alguien tan solo es una evasión de responsabilidad y una perdida de tiempo.

Del otro lado dela moneda lo que sucede es que la persona responsable de la falla, debido a la cultura opresiva en que opera, esconde su falla y no la comparte con el resto del equipo. Esto previene que la organización pueda encontrar una solución inmediata al problema y los efectos de la falla se multiplican.

Como es obvio, una cultura que le gusta estar buscando culpables crea un circulo vicioso que perpetua la mediocridad y previene la solución efectiva de problemas. El costo de culpar es extremadamente caro y hay un sin fin de empresas y equipos que han llegado a su fin por estar adictos a la caserías de brujas.

El camino es largo

Cualquier persona que quiera cambiar debe saber que el camino que va a enfrentar es largo, especialmente si los cambios que está buscando hacer son profundos. Cuando lo que se quiere cambiar está muy adentro, el trabajo por hacer es arduo.

Los impulsos a actuar en base a los cimientos de nuestra programación son extremadamente fuertes. No importa cuantas veces nos digamos que vamos a cambiar, si el impulso visceral es demasiado fuerte, volveremos a caer.

Yo mismo he estado ahí, en un torbellino de emociones que nublan el juicio y entorpecen la acción. Se sabe bien qué es lo que viene, el resultado de lo que se está por hacer es obvio, y aún así, el impulso a obedecer nuestra programación es tan fuerte que actuamos en contra de nuestros propios intereses. El camino es largo.

Ninguno de nosotros quiere actuar de una manera que dañe a los demás o que sea contraproducente para su propia vida. Pero aún así lo hacemos. A veces todos los días. Hasta que empezamos a avanzar en el camino nos damos cuenta de qué es lo que estamos haciendo. Hacer que la programación invisible se haga visible es el primer paso en un largo camino.

Creo que hay algo muy noble en querer ser una mejor persona. En querer cambiar la persona que somos por alguien mejor. Es un proceso difícil y a veces muy doloroso. Pero creo que vale la pena. El camino es largo y difícil pero esto no quiere decir que no valga la pena. Claro que lo vale. Liberarnos de las cadenas de nuestros impulsos invisibles es el camino a una vida más sana y racional. El premio al final del camino es tan grande que cuanto haya que caminar para llegar hasta allá realmente no importa.

Inspiración audiovisual

Vengo regresando de una reunión con un grupo de amigos. A pesar de que ya es muy tarde no sé cuánto tiempo me llevará lograr conciliar el sueño. Mi estado de ánimo está muy “acelerado” y mi mente viene a mil por hora.

Adicionalmente a la buena plática y poder compartir con amigos que no miraba ya en más de una año, el hecho de haber estado viendo videos de músicos que me gustan mucho en concierto me llevó a otro nivel. Ver estos conciertos que se grabaron décadas atrás me ayudó a accesar un idealismo y unas ganas de querer cambiar el mundo que no había experimentado en ya mucho tiempo.

Me gusta creer en la idea de que somos nosotros los que estamos en control de nuestro estado emocional todo el tiempo. En que no es el mundo externo el que determina cómo nos sentimos. Sin embargo creo que es ingenuo ignorar que existen ciertos detonadores que nos pueden ayudar a accesar estados emocionales que resultan ser útiles en cualquier momento.

Uno de estos detonadores es el material audiovisual. Las imágenes y los sonidos son dos de los más potentes estimulantes para el ser humano. Un canción puede ponernos a llorar o a dar de brincos de felicidad. Una película nos puede hacer reír o temblar del miedo. En mi caso que les comparto hoy, un concierto de Bon Jovi me puso de nuevo a soñar.

No hay nada mejor que tomar el control de nuestras propias emociones y la manera más fácil de hacerlo es encontrar los detonadores correctos que nos ayuden accesar lo estados emocionales que queremos experimentar. Cuando todo lo demás falle recuerda que un buen video te puede ayudar a sentirte tan ispirado como te quieras sentir,

Este momento

Es extraño como el corazón puede estar inundado de luz en medio de absoluta obscuridad. Todo lo que hace falta es el sonido familiar de mi respiración para poder centrarme y disfrutar plenamente de este momento.

Ya es tarde y el silencio impenetrable me invita a regresar del futuro. Lo ojos están cansados y me suplican no volver a viajar al pasado. Lo que trato de decir es qué tanto la obscuridad como el silencio quieren que no me pierda de este preciso momento. Los voy a escuchar.

No importa qué tan larga sea nuestra vida, lo único que tenemos es este preciso momento. ¿De qué sirve vivir una larga vida si no nos detenemos a vivirla? ¿Acaso una larga vida no es solo la sucesión de un momento tras otro? Y entonces, ¿Es una vida realmente larga si todos sus momentos pasan desapercibidos? Si en este instante no estamos presentes en el momento, lo mismo daría que alguien hubiera ya enterrado nuestros huesos.

La muerte nos une

Hoy tuve la oportunidad de donar sangre. Siempre que uno está en esas vueltas es porque hay algún problema de salud serio. Los problemas serios de salud siempre deambulan en la vecindad de la muerte. Y eso me puso a pensar.

Durante el tiempo que estuve hoy en el banco de sangre vi todo tipo de personas donando algo mu preciado, su misma sangre. Sin importar condición social, género o creencias religiosas todos estábamos ahí por una misma razón: prolongar la vida de alguien más.

Un alto porcentaje de las donaciones que pude identificar venían de personas conocidas del “paciente”. Pero esto no necesariamente tiene que ser así. Todo lo que se necesita es que la sangre sea compatible. Todas las diferencias a las que tanta atención le prestamos todos los días desaparecen cuando la muerte está a la vuelta de la esquina esperando asechar.

Creo que esto es así porque todos sabemos que tarde o temprano el momento de morir nos llegará y no hay nada que podamos hacer al respecto. Es algo que todos compartimos y cuando por una situación como donar sangre lo recordamos nos sentimos más cerca los unos de los otros. Sin duda alguna, la muerte nos une.