Las primeras son las que más cuestan (lo único que nos puede quitar la libertad)

El día más difícil de gimnasio es el primero. El momento más incómodo de la dieta es ese primer pedazo de pastel que se queda adentro de la caja. El día más largo de trabajo es el primer día que se trabaja sin estar “baboseando” cada 15 minutos.

Cambiar un hábito ya instalado es difícil. Es difícil porque cambiar es difícil, no porque empezar a hacer las cosas de mejor manera haga que la vida sea más difícil.

El problema es que estas primeras veces son tan incómodas que la gran mayoría de personas se dan por vencidas al topar con ellas. Pero una vez más, la incomodidad no viene de lo que se está empezando a hacer o de lo que se está dejando de hacer. Viene del cambio en sí.

Ah, que importante es poder estar cómodo con los cambios. Realmente es la llave al cielo acá en la tierra. Poder manejar los infinitos cambios que la vida tiene guardados para cada quien es un verdadero super poder.

Cambiarse a un nuevo camino cuando por el que se va está bloqueado es libertad. Elegir comer saludable cuando hay “veneno” disponible en la mesa es libertad. Elegir ejercitar el cuerpo cuando todos en la casa lo están entumeciendo es libertad.

Lo único que puede privar a una persona de su libertad es la incapacidad de querer cambiar cuando las situaciones ameritan un cambio de verdad.

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