Ninguna tendencia es para siempre

Cuando las cosas van bien creemos que seguirán estando bien para siempre. Cuando las cosas van mal nos resulta imposible creer que en algún momento darán la vuelta. Por alguna razón creemos que las tendencias continuan su trayectoria hasta el final de los tiempos.

Esta manera de pensar, aunque sea subconsciente, afecta de manera dramática la manera en que tomamos decisiones. Y no solo afecta nuestras decisiones, también impacta fuertemente nuestros estados emocionales. Cuando todo está ok nos sentimos invencibles y cuando el mundo se está desmoronando sentimos que nos queremos morir.

La realidad es que las tendencias cambian. Nada en este mundo es permanente. Para que exista una montaña debe haber un valle a su alrededor. No hay luz sin obscuridad. Hay momentos difíciles y momentos maravillosos. Si de algo podemos estar seguros es que lo que estamos viviendo ahora en algún momento cambiará.

Ninguna tenencia es para siempre. Especialmente si ejercemos nuestra fuerza de voluntad y trabajamos duro para cambiarla. Al mismo tiempo, no hay fuerza en este mundo que mantenga las cosas viajando en la misma dirección permanentemente. El cambio es la única constante.

Todo cambia. El mal eventualmente cede sus tinieblas a la luz del bien. El bien tampoco es infinito. Se cansa y sucumbe ante las obscuridad del mal.

Ninguna tendencia es para siempre.

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