Hoy es el Super Bowl LVI. Millones de personas alrededor del mundo se reunirán a pasar el día juntos, culminando la jornada viendo el juego. Aparte de los fenomenales anuncios que se pueden ver durante el partido, la oportunidad de ver a los mejores atletas del mundo batallar entre sí para saber quién ganará uno de los campeonatos más importantes del mundo es una experiencia sin igual.
Realmente no importa si se es fan de los deportes o de el futbol americano, ver a los mejores del mundo competir al más alto nivel es algo fuera de este mundo. Todavía no conozco a alguien que no aprecie y se llene de inspiración cuando ve a otra persona competir al más alto nivel.
Esta admiración, claro está, no es exclusiva a los deportes. Ocurre en otras facetas de la vida. ¿Cómo no sentirse inspirado al ver a un papá que es de los mejores del mundo para guiar a sus hijos? ¿O cuándo se ve a un emprendedor cambiar el mundo con su empresa? ¿O cuándo se tiene la oportunidad de aprender de un profesor que nos despierta pasión por una materia en particular?
Ver a los mejores del mundo es inspirador. Estar rodeado por ellos es aún mejor. Pero intentar a jugar a ese nivel es algo que todos podemos hacer para inspirar a alguien que sin que lo sepamos está siguiendo cada movimiento que hacemos.