Todos los días tienen 24 horas. Cada una de ellas es diferente y cada uno de nosotros rinde de distinta manera en diferentes momentos del día.
Este fin de semana viví esta realidad de una manera muy directa. Después de estar escribiendo de noche por más de 400 días este fin de semana escribí por la mañana. La diferencia fue sustancial.
Desde hace ya muchos años sé que soy una persona “mañanera”. Mis momentos de mayor energía y creatividad se me dan antes de las 9:00am. El período entre 5:00am y 9:00am es mi momento más productivo de todo el día. La realidad es que todos tenemos unas cuantas horas que son mejores que todas las demás.
Para ser honesto, el fin de semana no le puse mucha atención al cambio de hora en qué escribí. Simplemente escribí temprano por la mañana porque sabia que en la noche no iba a poder. El domingo, segundo día que lo hice, noté un mayor fluidez en el proceso pero no le puse mucha atención.
Hoy que estoy escribiendo de noche si estoy sintiendo una cambio grande. Realmente noto más dificultad para generar las ideas. Me cuesta mucho visualizar las frases. Incluso, el proceso de decidir sobre que escribir se sintió más pesado.
Obviamente las horas al final del día, después de estar trabajando todo el día, se van a ver afectadas. El cansancio es real y tiene un efecto en el rendimiento de cualquier persona. Las últimas horas de actividad por naturaleza serán menos productivas. Si a eso le sumamos que cada uno de nosotros tiene distintos momentos de energía y creatividad en el día nos damos cuanta de lo importante que es escoger las horas del día ideales para hacer nuestro mejor trabajo.